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Dos extraños amantes

Romance. Comedia Alvy Singer, un cuarentón bastante neurótico, trabaja como humorista en clubs nocturnos. Tras romper con Annie, reflexiona sobre su vida, rememorando sus amores, sus matrimonios, pero sobre todo su relación con Annie. Al final, llega a la conclusión de que son sus manías y obsesiones las que siempre acaban arruinando su relación con las mujeres. (FILMAFFINITY)
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10
8 de noviembre de 2010 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Del modo más simple y reduccionista que pudiera aplicarse a la descripción de esta película, se diría que “Annie Hall” es una historia de amor y desamor. Superficialmente, no tiene más. En cuanto a línea argumental principal, es esto lo que se cuenta, el tema más universal de la historia de las historias. Por supuesto, lo brillante de la propuesta es el cómo y los elementos enriquecedores que sazonan este primer plato de alta cocina de Woody Allen.

Podría decirse que todo el repertorio de inquietudes que desplegará el director en sus películas posteriores, se encuentra ya, tratado en mayor o menor medida, en la que se ha venido a llamar “su primera obra seria”. La extensa filmografía posterior de Woody Allen, reafirmará muchos de los pensamientos expresados en “Annie Hall” y casi todas sus películas en adelante consistirán en ahondar de forma más concreta en alguno de estas reflexiones concretas.

La frescura es la cualidad con la que mejor se puede definir a esta película y viene derivada de dos factores que el director conoce magníficamente, ya que provienen directamente de su tradición cómica. Allen se mueve como pez en el agua aplicando al relato cinematográfico un especial y efectivo tratamiento humorístico, ácido y crítico, además de un sistema de captación del espectador basado en la conversación directa con él. Esta compenetración con el espectador lo hace partícipe directo de los hechos, lo hace activo, el personaje habla con él. Ya no es un espectador, es un miembro (sin la capacidad de responder, eso sí) de una conversación personal con el propio Alvy, lo cual hace que la atención a lo contado sea plena.

Aunque en el cine de Allen, la fotografía y la música sean elementos fundamentales y destacados, incluso protagonistas, no es en “Annie Hall” donde se haga hincapié en estos elementos, ya que la fotografía ha quedado algo desfasada y la música apenas cobra protagonismo. Estos elementos los depurará, dos años más tarde, en “Manhattan”.

¿Por qué “Annie Hall” es brillante? Principalmente la sorpresa provocada, ya que Allén pasó, sin apenas una transición visible, de la locura de las sucesiones constantes de gags paródicos, a una obra madura, repleta de momentos para la reflexión, mágica por momentos y muy innovadora en cuanto al lenguaje cinematográfico desplegado.

Además tiene la particular virtud de ser una declaración cinematográfica de principios. Es difícil encontrar algo así en las primeras obras de un artista o, al menos, difícil que después de algo así se mantenga constante. El hecho de que año tras año Woody Allen haya venido ofreciendo obras que continúan esta misma senda –temática, formal en muchos casos también- marcada por “Annie Hall” afirma que esta película fue el arranque de algo imparable.

Fue inicio y a la vez consolidación de un estilo, sin que esto implique que el resto de sus películas, algunas con mayor acierto que otras, aunque todas de gran calidad, sean repetitivas.
10
13 de enero de 2011 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Increíble.
Ha cambiado mi vida, con eso lo digo todo. Woody Allen, el gran genio del siglo XX firma su mejor película y la más triste, junto a Manhattan. Sí, eso es: pese a ser muy divertida, ésta es una de las comedias más tristes que yo he visto.

Con un magnifico guión que rebosa genialidad en cada escena, cada diálogo, cada plano, se trata de una película al más puro estilo Woody Allen. Supone un gran paso en su filmografía y un cambio de talante hacia una comedia más profunda y menos absurda. Posee también un gran número de técnicas innovadoras de forma y contenido, como la división de la escena en dos pantallas, el protagonista hablando con gente de la calle desconocida como recurso, el uso de los dibujos animados, anacronismos, etc. Las actuaciones son geniales, tanto la de Woody Allen como la de Diane Keaton, como es habitual, pero también lo es la de Tony Roberts, un clásico en las películas del maestro judío como amigo del protagonista. El resultado es una película con unos personajes complejos, llenos de matices, que provocan humor, sin caer en el ridículo, sin que se dejen de tomar en serio.

Muy divertida, con ese humor inteligente propio de Woody Allen, esta vez con un punto nostálgico que te deja un sabor amargo al final. Trata sobre las relaciones en pareja, la evolución de los sentimientos, el pseudointelectualismo y el psicoanálisis, la mezquindad y la estupidez, el placer y el dolor. Cuando acaba tienes la sensación de haber visto, ni más ni menos que una gran película, con la que te sientes identificado porque, al fin y al cabo, Annie Hall trata sobre la vida.

No dejéis de verla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Analizar profundamente esta película seria una tarea harto compleja y daría lugar a ríos de tinta, pero creo que se pueden relacionar los temas principales de la película con los tres chistes que cuenta el narrador.

El primero, el de las señoras que dicen que la comida de un hotel es horrible, pero lo peor es que las raciones son muy pequeñas. Es como la vida misma: “llena de sufrimiento, soledad, infelicidad… y pasa todo tan deprisa” ¿Pesimista? ¿Optimista? El otro chiste del monólogo inicial, el de Groucho Marx, está relacionado y resume la visión que tiene el personaje (y por qué no decirlo, Woody Allen) sobre la vida. Es una visión pesimista del ser humano y de la vida, como un camino de maldad y un valle de lágrimas, que sin embargo tiene cosas preciosas que hacen que merezca la pena.

El tercer chiste es el del final, el del hombre que se cree gallina y su hermano no lo mete en un manicomio porque “necesita los huevos”. El narrador lo relaciona con su manera de ver las relaciones humanas, irracionales, locas, absurdas… pero que seguimos manteniendo porque necesitamos los huevos.
9
23 de mayo de 2011 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y Groucho Marx al fin encontraba a su heredero. Woody no quería pertenecer a un club que lo quisiera a él como miembro ni a un dormitorio donde fuera bien acogido entre las sábanas. Un inconformista de un siglo bastante tonto donde nos preocupamos de todo y nada. Annie Hall es una de las mejores piezas de su cine, y eso es decir mucho.

Allen habla de muchas cosas y de ninguna, de sí mismo y de sus monólogos, de su antigua escuela... y de Alvin, porque no es una biografía del todo, hay un extraño cóctel, desordenado hasta que llegó Annie (soberbia Diane Keaton) y le hizo creer que al fin existiría un para siempre.

En el elenco de secundarios de la cinta sobresale como casi siempre que colabora con él, un gran Tony Roberts, quien encarna el lado luminoso de cómo puede ser una persona con los dones de Woody, un guionista que puede firmar las paces con la vida si encuentra una casa respetable en California y puede pasar alguna noche con unas gemelas. Es un personaje que tiene mucho en común con el de Carlos Larrañaga en "Las verdes praderas".

Allen y sus personajes podrían terminar bebiendo una buena copa de algo o fumándose algún alucinógeno, pero, firmes herederos de Groucho, no dudarían en hacerlo no para parecer más interesantes, sino para lo que y quienes les rodean así se lo parezcan a ellos. Un ataque a la superficialidad.

"Annie Hall" funciona con la extraña magia de una muerte en Venecia, porque estaba en el momento justo y en el sitio oportuno. Porque solamente Woody la podía escribir en aquel entonces, teniendo más canas, lo hubiera enfocado de otra forma, mientras que sin Diane Keaton, Annie hubiera podido acabar siendo un cascarón vacío, una flor destinada a marchitarse ante el berbo de un heredero del marxista más locuaz de todos los tiempos.

A veces puede que no cojas el chiste. Pero necesitamos los huevos.
9
15 de diciembre de 2011 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alvy (Woody Allen) se planta delante de la cámara y nos cuenta dos chistes, que acaban funcionando como metáfora de la vida misma. Y con esta excusa, nos narra su particular historia de amor con Annie Hall (Diane Keaton). El es un cómico bastante consagrado y ella aspira a ser cantante. Annie admira la inteligencia y sagacidad de Alvy; ella es una chica moderna y extrovertida. Alvy es obsesivo e inseguro, adora New York y desprende cinismo por doquier.

Se conocen en una partida de tenis y durante toda la película vamos viendo distintas etapas de su historia, sin un orden cronológico fijo. Pero durante esta evolución, vemos que no somos los únicos espectadores: Annie y Alvy asisten ellos mismos a la historia de su propia relación, analizándola e ironizando sobre ella.

"Annie Hall" supuso la primera comedia "seria" de Woody Allen. Se trata de una comedia romántica excepcional, mucho más ácida, inteligente y melancólica que la mayoría de películas que se engloban en este género. Significó, además, una evolución en la carrera del cineasta, tanto en la técnica como en la temática. Allen juega a desdoblar la imagen, incluir dibujos animados y poner a los personajes como expectadores de su propia historia, y resalta los temas que serían una constante en su filmografía futura: las relaciones, el sexo, el psicoanálisis. El director cambia los gags que le caracterizaban por un humor mas adulto y sofisticado.

La pareja protagonista Allen-Keaton desprende una química sin parangón en el cine moderno. Son sin duda una de las parejas mas adorables del celuloide. Ellos nos hacen un recorrido por el laberinto de las relaciones humanas, un laberinto caótico en cuanto a su estructura cronológica, anárquico como las relaciones mismas. Y además, "Annie Hall" es un reflejo fiel de la época que retrata (finales de los 70), sobre todo en sus referencias a la política y las drogas.

Influencia de numerosos filmes posteriores, incluso en la obra del propio cineasta, la película es de una exquisitez enorme y dejó el listón muy alto para su mismo autor. Es, de hecho, una de sus mejores películas, lo cual es decir mucho. Una brillante Diane Keaton y un magnífico Woody Allen dan forma a esta creíble y absurda relación, que es como cualquier otra, y en la que cada chiste sirve para explicar la dinámica de los vínculos humanos, lo que da cuenta de lo ilógicos que estos resultan ser para el protagonista. Obra fundamental.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El chiste del final resume toda la idea del filme:

Un señor consulta con un psiquiatra. -Mi hermano se cree gallina- le dice.
El psiquiatra responde: -Tendriamos que internarlo en un manicomio-.
A lo que el señor contesta: -Eso no puede ser, necesitamos los huevos-.

Las relaciones humanas son absurdas, caóticas y carecen de sentido, pero infinitamente necesarias.
8
29 de diciembre de 2011 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debo admitirlo... me he sentido realmente identificado con "Annie Hall", parecería que fuese hecha por mi en algunos momentos: el carácter de Annie y la mala forma de Alvy me parece una descripción personalizada.
Dejemos el lado personal y vamos con lo de interés:

- Los monólogos breves de Allen me parecieron bastante divertidos, la forma de interrelacionarlos con la secuencia del film es genial.
- Hay muchas referencias culturales interesantes en la película, pero a veces darle tanta vuelta a algo simple te lleva a confundirte un poco.
- La misma confusión llega con los flashbacks y flashfoward alternados indiscrimidamente, al punto que el de a lado te puede llegar a decir "¿Eso es el presente, cierto?"
- Individualmente, Woody y Diane dan más fuerza a la película que en los momentos que conllevan reflexiones en aspecto de pareja.
- Hay muchos momentos cursis y graciosos que por lo menos te permitirán decir que no malgastate ochenta y nueve minutos de tu día.

"Annie Hall" es una historia emotiva que merece reconocimiento, pero también bastante atención, empatía y por qué no, un poquitín de conocimientos de cultura extra para poder decir "Me ha gustado bastante"
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