Wall Street: El dinero nunca duerme
2010 

5.6
20,388
Drama
Secuela de la popular cinta de 1987 "Wall Street", ambientada 20 años después. Una vez puesto en libertad, después de cumplir una prolongada condena en prisión, el implacable tiburón de las finanzas Gordon Gekko (Michael Douglas) se siente desorientado dentro del mundo que en tiempos dominó. Buscando rehacer sus arruinadas relaciones con su hija, Gekko conoce por casualidad a Jakob (Shia LaBeouf), su prometido. Juntos proyectan apoyarse ... [+]
8 de abril de 2018
8 de abril de 2018
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Esta película muestra la visión que se tiene para conseguir dinero y poder , compitiendo con los demás buscando siempre ser superiores a través de la manipulación . Sise tiene visión respecto a eso entonces se puedes lograr los beneficios buscados es poco probable que puedas cometer errores .
Las variables para mi en el proceso de la negociación fueron la preparación, claridad de los objetivos
y en la ultima parte se vio la estrategia de abordaje.
Las variables para mi en el proceso de la negociación fueron la preparación, claridad de los objetivos
y en la ultima parte se vio la estrategia de abordaje.
2 de marzo de 2021
2 de marzo de 2021
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La codicia, sinónimo de ambición, es un impulso incontenible de poseer dinero y cosas materiales en exceso, sin límites, y más que los demás. Se tiene la obsesiva idea de que, así, se es más grande y poderoso, más fuerte y respetado, más temido ¡y más querido! El codicioso, carece de escrúpulos y es capaz de jugarse sus sentimientos más profundos, privilegiando el placer que le produce llenar sus bolsillos o sus arcas de dinero por montones. Vende al que sea y hasta se vende a sí mismo con tal de salirse con la suya; rompe cualquier regla, viola cualquier ley, y pasa por encima de cualquier principio si hay una buena suma de por medio.
¿Es, entonces, buena la codicia? Sí, porque produce resultados: se logra conseguir mucho dinero, y se llega a poseer muchas cosas materiales… pero, ¡es terrible, porque asegura soledad y desconfianza; alimenta odios y deseos de venganza; y conduce a persecución judicial y, probablemente, cárcel o la pronta muerte… y con ello la deshonra!
Gordon Gekko, el especulador en el negocio de las acciones que conociéramos en, “Wall Street”, no solo es un codicioso sino un fomentador de la codicia. Tras salir de la cárcel -donde pasó 15 años por fraude y abuso de información privilegiada-, hasta un libro ha publicado, y como tantas otras necedades, ahora se vende como el pan. Ya no guarda ningún resentimiento con su viejo aliado y luego delator, Bud Fox, porque quedó convencido de que fue otro el que lo hundió con argumentos de más peso. Pero, llegado el año 2008, Gekko va a reencontrarse con deudas –propias y ajenas- y va a querer cerrar todos estos casos.
<<WALL STREET El dinero nunca duerme>>, se aleja en mucho de su predecesora, porque ya poco pesa aquí lo sociológico, y la historia -escrita por Allan Loeb y Stephen Schiff- prefiere centrarse, principalmente, en la historia de amor entre el nuevo zorrillo de las finanzas, Jacob Moore, y la hija de Gekko, Winnie, quien no quiere saber nada de su padre a quien no perdona cosas del pasado. Pero, contra todo, Gekko, es ahora un hombre distinto… y deseoso de salir de la terrible soledad en la que lo ha puesto la codicia, anhela recuperar a su hija, y ser padre, suegro, ¡y hasta abuelo!, para poder morir en paz.
Infortunadamente, la pareja protagonista carece de magnetismo, y la historia no les reclama mayores esfuerzos interpretativos que pudieran compensar esa carencia. El cuento con el nuevo lobo de Wall Street, Bretton James, tampoco tiene suficiente fuerza, y si exceptuamos el desenlace que sus actuaciones motivan en el presidente de la Keller Zabel, el resto resulta muy blando y el negocio con los chinos apenas podemos “aceptarlo”, pero no creerlo.
Recordando una vieja frase, Robby, el amigo de Jake, decía que, “la venganza es un plato que se sirve frío”, y lamentable es decirlo, pero, bien fría (y casi insulsa) es la manera como aquí se resuelve esta situación. Algo pasó con mi muy apreciado, Stone, pero, muy poco se preocupó por los detalles; no metió la mano en el guion para politizar un poco el asunto; y más parece como si hubiera querido ablandar o acabar esta producción de afán, confiado, quizás, en que el éxito de “Wall Street”, aseguraría la buena acogida para la secuela.
El cameo que tiene aquí, Charlie Sheen, también luce desencantado, pues, aunque su personaje, Fox, habla de que le está yendo muy bien, su físico luce tan desgastado que más parece que le estuviera yendo muy mal… y no fue cuestión de maquillaje.
Se le abona al filme, un reparto de secundarios de primera línea: Susan Sarandon, Frank Langella, Eli Wallach, Sylvia Miles… y siempre es bueno cuando un individuo descubre por fin que, en realidad, hay cosas más valiosas que el dinero.
Si quieres irte al infierno, alimenta tu codicia... ¡te llevará sin desvío alguno!
Título para Latinoamérica: <<WALL STREET 2: El dinero nunca duerme>>
¿Es, entonces, buena la codicia? Sí, porque produce resultados: se logra conseguir mucho dinero, y se llega a poseer muchas cosas materiales… pero, ¡es terrible, porque asegura soledad y desconfianza; alimenta odios y deseos de venganza; y conduce a persecución judicial y, probablemente, cárcel o la pronta muerte… y con ello la deshonra!
Gordon Gekko, el especulador en el negocio de las acciones que conociéramos en, “Wall Street”, no solo es un codicioso sino un fomentador de la codicia. Tras salir de la cárcel -donde pasó 15 años por fraude y abuso de información privilegiada-, hasta un libro ha publicado, y como tantas otras necedades, ahora se vende como el pan. Ya no guarda ningún resentimiento con su viejo aliado y luego delator, Bud Fox, porque quedó convencido de que fue otro el que lo hundió con argumentos de más peso. Pero, llegado el año 2008, Gekko va a reencontrarse con deudas –propias y ajenas- y va a querer cerrar todos estos casos.
<<WALL STREET El dinero nunca duerme>>, se aleja en mucho de su predecesora, porque ya poco pesa aquí lo sociológico, y la historia -escrita por Allan Loeb y Stephen Schiff- prefiere centrarse, principalmente, en la historia de amor entre el nuevo zorrillo de las finanzas, Jacob Moore, y la hija de Gekko, Winnie, quien no quiere saber nada de su padre a quien no perdona cosas del pasado. Pero, contra todo, Gekko, es ahora un hombre distinto… y deseoso de salir de la terrible soledad en la que lo ha puesto la codicia, anhela recuperar a su hija, y ser padre, suegro, ¡y hasta abuelo!, para poder morir en paz.
Infortunadamente, la pareja protagonista carece de magnetismo, y la historia no les reclama mayores esfuerzos interpretativos que pudieran compensar esa carencia. El cuento con el nuevo lobo de Wall Street, Bretton James, tampoco tiene suficiente fuerza, y si exceptuamos el desenlace que sus actuaciones motivan en el presidente de la Keller Zabel, el resto resulta muy blando y el negocio con los chinos apenas podemos “aceptarlo”, pero no creerlo.
Recordando una vieja frase, Robby, el amigo de Jake, decía que, “la venganza es un plato que se sirve frío”, y lamentable es decirlo, pero, bien fría (y casi insulsa) es la manera como aquí se resuelve esta situación. Algo pasó con mi muy apreciado, Stone, pero, muy poco se preocupó por los detalles; no metió la mano en el guion para politizar un poco el asunto; y más parece como si hubiera querido ablandar o acabar esta producción de afán, confiado, quizás, en que el éxito de “Wall Street”, aseguraría la buena acogida para la secuela.
El cameo que tiene aquí, Charlie Sheen, también luce desencantado, pues, aunque su personaje, Fox, habla de que le está yendo muy bien, su físico luce tan desgastado que más parece que le estuviera yendo muy mal… y no fue cuestión de maquillaje.
Se le abona al filme, un reparto de secundarios de primera línea: Susan Sarandon, Frank Langella, Eli Wallach, Sylvia Miles… y siempre es bueno cuando un individuo descubre por fin que, en realidad, hay cosas más valiosas que el dinero.
Si quieres irte al infierno, alimenta tu codicia... ¡te llevará sin desvío alguno!
Título para Latinoamérica: <<WALL STREET 2: El dinero nunca duerme>>
29 de noviembre de 2021
29 de noviembre de 2021
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¿Es culpable Oliver Stone por este bodrio? ¿O son los productores de hoy en día, quienes mancillan todo lo que tocan, los auténticos responsables de este despropósito?
Nada de lo que aparece en este filme es creíble. Todas las situaciones son absurdas y en absoluto lógicas. Después de aquella Wall Street de 1987 soberbia, con un Gordon Gekko capitalizando el mal en su grado máximo nos encontramos aquí unos personajes patéticos, que únicamente demuestran la falta de guiones sólidos hoy en día.
Película previsible hasta decir basta, con unas interpretaciones lamentables, y unas situaciones tan ridículas como bochornosas fotograma a fotograma. Cualquier parecido de este bodrio con el cine es mera anécdota.
Un apunte más: Si Oliver Stone es el defensor del Socialismo y la igualdad, el anit-capitalista por excelencia, ¿por qué ha rodado este filme? Cualquiera puede ver que el señor Stone solo pensaba en hacer caja y ganar mucho diner con esta secuela.
La interpretación peripatética de Labouef no tiene nombre, y la de su peripatética novia aún más. Estos dos personajes serían más útiles si estuvieran recogiendo heces de cerdo en una granja porcina.
Nada de lo que aparece en este filme es creíble. Todas las situaciones son absurdas y en absoluto lógicas. Después de aquella Wall Street de 1987 soberbia, con un Gordon Gekko capitalizando el mal en su grado máximo nos encontramos aquí unos personajes patéticos, que únicamente demuestran la falta de guiones sólidos hoy en día.
Película previsible hasta decir basta, con unas interpretaciones lamentables, y unas situaciones tan ridículas como bochornosas fotograma a fotograma. Cualquier parecido de este bodrio con el cine es mera anécdota.
Un apunte más: Si Oliver Stone es el defensor del Socialismo y la igualdad, el anit-capitalista por excelencia, ¿por qué ha rodado este filme? Cualquiera puede ver que el señor Stone solo pensaba en hacer caja y ganar mucho diner con esta secuela.
La interpretación peripatética de Labouef no tiene nombre, y la de su peripatética novia aún más. Estos dos personajes serían más útiles si estuvieran recogiendo heces de cerdo en una granja porcina.
19 de octubre de 2010
19 de octubre de 2010
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El dinero nunca duerme y nuestros personajes tampoco. Recuerdo las palabras de Michael Douglas a Charly Sheen en la primera parte cuando ya le ha contratado: "espero que seas inteligente".
El mundo de los brokers, de los locos adinerados que tienen como ambición la ambición. Los poderosos ricos de EEUU no son más que locos inteligentes fascinados por el poder del dinero, que es en lo único en lo que confían. Por eso están tan solos y necesitados. Y cuando necesitan rodearse de alguien, deben estar seguros de cuál es su credo, y sino es el dinero, entonces no se fiarán de ti. Brillantísima secuela de la anterior Wall street que da la talla, que no se achica y que compite. Con una perspectiva nueva. Una visión política y social de la economía y los problemas del mundo. La omnipresente burbuja, los mercados, el poder de la información, la avaricia, la generación nini, las negligencias políticas y judicales y la locura de los que sólo saben hablar en términos de unidades monetarias de curso legal. Perfectamente dirigida por Oliver Stone, esta secuela recupera los mitológicos personajes como Gordon Brown y pone caras nuevas al viejo guión. No verás a nadie trabajando ni haciendo nada productivo, todo es especulación. Obsesionados con el dinero y su poder, la sociedad tan sólo parece que vuelve a dar síntomas de humanización, en un guión remasterizado, recuperado y actualizado para las circunstancias del momento. Una lectura magistral sobre los verdaderos problemas del mundo y sus dilemas morales y personales que alumbra una nueva realidad: La nuestra. Donde millones de transferencias vuelan de un ordenador a otro del planeta engrosando cuentas corrientes sin aparente sentido. Una perfecta lectura de las cosas "inteligentes" pero que probablemente deje aburrido o indiferente a la gran mayoría y no vean más en ella que un pestiño insufrible envuelto en terminología aburrida y somnolienta. Aunque les advierto: Gordon Gekko ha vuelto. Así que no se duerman demasiado.
El mundo de los brokers, de los locos adinerados que tienen como ambición la ambición. Los poderosos ricos de EEUU no son más que locos inteligentes fascinados por el poder del dinero, que es en lo único en lo que confían. Por eso están tan solos y necesitados. Y cuando necesitan rodearse de alguien, deben estar seguros de cuál es su credo, y sino es el dinero, entonces no se fiarán de ti. Brillantísima secuela de la anterior Wall street que da la talla, que no se achica y que compite. Con una perspectiva nueva. Una visión política y social de la economía y los problemas del mundo. La omnipresente burbuja, los mercados, el poder de la información, la avaricia, la generación nini, las negligencias políticas y judicales y la locura de los que sólo saben hablar en términos de unidades monetarias de curso legal. Perfectamente dirigida por Oliver Stone, esta secuela recupera los mitológicos personajes como Gordon Brown y pone caras nuevas al viejo guión. No verás a nadie trabajando ni haciendo nada productivo, todo es especulación. Obsesionados con el dinero y su poder, la sociedad tan sólo parece que vuelve a dar síntomas de humanización, en un guión remasterizado, recuperado y actualizado para las circunstancias del momento. Una lectura magistral sobre los verdaderos problemas del mundo y sus dilemas morales y personales que alumbra una nueva realidad: La nuestra. Donde millones de transferencias vuelan de un ordenador a otro del planeta engrosando cuentas corrientes sin aparente sentido. Una perfecta lectura de las cosas "inteligentes" pero que probablemente deje aburrido o indiferente a la gran mayoría y no vean más en ella que un pestiño insufrible envuelto en terminología aburrida y somnolienta. Aunque les advierto: Gordon Gekko ha vuelto. Así que no se duerman demasiado.
25 de noviembre de 2010
25 de noviembre de 2010
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algunas críticas que habia leído de la película, y los antecedentes cercanos de Oliver Stone, en particular su transformación en una especie de Leni Riefenstahl de izquierda con su impresentable documental de propaganda castro-chavista "South of the Border", y su panfletaria “W” para hacer campaña para el Partido Demócrata antes de las elecciones en EEUU, me hicieron ver esta película sin mayores expectativas, aunque tenía interés en verla por el muy buen recuerdo que tenía de su brillante primera parte.
Y me encontré con una película que supero mis expectativas previas, con un buen argumento, entretenida, muy bien contada y visualmente magistral, actualizando la esencia de la primera parte a los nuevos tiempos, y amalgamando el tema del mundo de los negocios financieros con temas relativos a las relaciones humanas y familiares.
Un brillante Michael Douglas le vuelve a dar vida a un Gordon Gekko, que por lo que leo en varias críticas decepcionó a algunos por ya no ser exactamente el mismo, pero es razonable que algo tenga que haber aprendido en tantos años y en algo tenga que haber cambiado su perspectiva de la vida, aunque mantiene buena parte de la esencia de aquel implacable tiburón de las finanzas. En esta segunda parte el equivalente en la actualidad de aquel Gordon Gekko de los 80 seria Bretton James, muy bien interpretado por Josh Brolin.
En cuanto a Shia LaBeouf y Carey Mulligan, apenas cumplen, creo que no eran los adecuados para interpretar a sus personajes.
En el balance, un producto de calidad, y un Oliver Stone que vuelve a mostrar algunas de sus mejores virtudes como director, dándole forma a una secuela planteada con inteligencia y oportunismo, que combina espectáculo y contenido.
Y me encontré con una película que supero mis expectativas previas, con un buen argumento, entretenida, muy bien contada y visualmente magistral, actualizando la esencia de la primera parte a los nuevos tiempos, y amalgamando el tema del mundo de los negocios financieros con temas relativos a las relaciones humanas y familiares.
Un brillante Michael Douglas le vuelve a dar vida a un Gordon Gekko, que por lo que leo en varias críticas decepcionó a algunos por ya no ser exactamente el mismo, pero es razonable que algo tenga que haber aprendido en tantos años y en algo tenga que haber cambiado su perspectiva de la vida, aunque mantiene buena parte de la esencia de aquel implacable tiburón de las finanzas. En esta segunda parte el equivalente en la actualidad de aquel Gordon Gekko de los 80 seria Bretton James, muy bien interpretado por Josh Brolin.
En cuanto a Shia LaBeouf y Carey Mulligan, apenas cumplen, creo que no eran los adecuados para interpretar a sus personajes.
En el balance, un producto de calidad, y un Oliver Stone que vuelve a mostrar algunas de sus mejores virtudes como director, dándole forma a una secuela planteada con inteligencia y oportunismo, que combina espectáculo y contenido.
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