La vida de los otros
2006 

8.0
77,346
Drama. Thriller
República Democrática Alemana, año 1984. El capitán Gerd Wiesler (Ulrich Mühe), un hombre solitario, es un competente oficial del servicio de inteligencia y espionaje de la Stasi, la todopoderosa policía secreta del régimen comunista de la RDA. Sin embargo, cuando le encomiendan que espíe a la pareja formada por un prestigioso escritor (Sebastian Koch) y una popular actriz (Martina Gedenk), no puede ni siquiera imaginar hasta qué punto ... [+]
5 de enero de 2014
5 de enero de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película más que recomendable, geniales actuaciones como la realizada por Ulrich Mühe, de los mejores pepeles que han visto mis ojos. Es apreciable el trabajo de documentación(e implicación social) de este proyecto en muchos detalles. Se respira una sociedad rota por un poder político represivo que estaba dando sus últimos coletazos.
Pero nuevamente el amor, las artes y la sensibilidad humana que los aprecia triunfarán sobre la tiranía. Esto que acabo de decir es el mensaje de este film realizado por Florian Henckel von Donnersmarck, y teniendo en cuenta que es su opera prima logra un trabajo muy destacable.
....que pena que Ulrich ya no esté entre nosotros.
Pero nuevamente el amor, las artes y la sensibilidad humana que los aprecia triunfarán sobre la tiranía. Esto que acabo de decir es el mensaje de este film realizado por Florian Henckel von Donnersmarck, y teniendo en cuenta que es su opera prima logra un trabajo muy destacable.
....que pena que Ulrich ya no esté entre nosotros.
7 de abril de 2021
7 de abril de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Toda dictadura es lamentable, la haya generado la oligarquía o el proletariado porque, en ambos casos, se dicta con dureza y, en consecuencia, se cometen desmanes y atropellos contra los derechos humanos. Siempre que se piense que, hasta el que se oponga con argumentos a lo que nosotros defendemos, debe ser agredido, aislado o quizás eliminado, estamos actuando impositiva e injustamente, pues, para que se produzcan cambios reales lo correcto es la persuasión y no la coerción, porque ésta inspira miedo e instintivo rechazo, y aquella convence y atrae para siempre.
La película de, Florian Henckel-Donnersmarck -quien también se hiciera responsable del guion-, es una inspirada representación de los sombríos y enfermizos caminos que, a veces, se trazan aún en las sociedades que se suponen más evolucionadas. Para defender la dictadura del proletariado, Alemania Democrática creó un Ministerio para la Seguridad del Estado (Ministerium für Staatssicherheit), de manera abreviada, Stasi, reconocido como uno de los servicios de inteligencia de más alta eficacia en el mundo, pero cuyo ejercicio terminó tras la reunificación de las dos Alemanias. Pero, también la Stasi cayó en acciones que, en ocasiones, se revestían del más improcedente trato a la respetabilidad humana, luciendo muy cercanas al patológico nazismo al que siempre enfrentaron política y militarmente.
También identificado por sus jefes como, HGW XX/7, el capitán Gerd Weisler, es un experto en confesiones de los considerados enemigos del socialismo. Sus métodos bordean la psicología científica aplicada con saña irrestricta hasta lograr sus cometidos, y siendo un hombre sin duda brillante, su inteligencia la ha puesto al servicio de propósitos represivos.
El Ministerio de la Defensa, viene preocupándose por la labor opositora de un grupo de escritores y, Weisler, es asignado para que lleve a cabo la “Operación Lazlo”, correspondiéndole instalar micrófonos y escuchar, durante las 24 horas del día, las conversaciones del escritor Georg Dreymer, y de su novia, la actriz de teatro Christa-Maria Sieland.
Aquel acercamiento a la vida íntima de dos personas limpias, brillantes, enamoradas y apenas comprometidas con el arte y con la dignidad humana, comienza a despertar la conciencia por fuerza adormecida, y un bellísimo ejercicio de transformación humana por el simple, pero imprescindible Ser, y de ejemplarizante compromiso por el dulce entender, tiene lugar, desde entonces, en esta memorable y muy significativa experiencia cinematográfica.
Como director, Henckel-Donnersmarck consigue una narración de gran fluidez, con una poderosa carga emocional y un inmejorable uso de los aspectos visuales (edición, espacio-tiempo, iluminación…). Las actuaciones son también altamente profesionales y el trío protagonista: Ulrich Mühe, Ulrich Tukur (solicitados, de seguro, por su magnífica aparición en “Amén.”, de Costa-Gavras) y Sebastian Koch, logra otras eficaces caracterizaciones de gran expresividad humana.
Sólo una frase me resulta improcedente: “Usted no vale nada”. Se la dice Dreymer al ministro Kempf. Pero, Kempk si vale, porque son acciones como las suyas las que prueban la fortaleza o la liviandad, la maldad incorregible o el despertar de la conciencia. Pues, sólo en medio de la oscuridad pueden brillar las estrellas.
<<LA VIDA DE LOS OTROS>>, contiene reflexiones que también son necesarias.
La película de, Florian Henckel-Donnersmarck -quien también se hiciera responsable del guion-, es una inspirada representación de los sombríos y enfermizos caminos que, a veces, se trazan aún en las sociedades que se suponen más evolucionadas. Para defender la dictadura del proletariado, Alemania Democrática creó un Ministerio para la Seguridad del Estado (Ministerium für Staatssicherheit), de manera abreviada, Stasi, reconocido como uno de los servicios de inteligencia de más alta eficacia en el mundo, pero cuyo ejercicio terminó tras la reunificación de las dos Alemanias. Pero, también la Stasi cayó en acciones que, en ocasiones, se revestían del más improcedente trato a la respetabilidad humana, luciendo muy cercanas al patológico nazismo al que siempre enfrentaron política y militarmente.
También identificado por sus jefes como, HGW XX/7, el capitán Gerd Weisler, es un experto en confesiones de los considerados enemigos del socialismo. Sus métodos bordean la psicología científica aplicada con saña irrestricta hasta lograr sus cometidos, y siendo un hombre sin duda brillante, su inteligencia la ha puesto al servicio de propósitos represivos.
El Ministerio de la Defensa, viene preocupándose por la labor opositora de un grupo de escritores y, Weisler, es asignado para que lleve a cabo la “Operación Lazlo”, correspondiéndole instalar micrófonos y escuchar, durante las 24 horas del día, las conversaciones del escritor Georg Dreymer, y de su novia, la actriz de teatro Christa-Maria Sieland.
Aquel acercamiento a la vida íntima de dos personas limpias, brillantes, enamoradas y apenas comprometidas con el arte y con la dignidad humana, comienza a despertar la conciencia por fuerza adormecida, y un bellísimo ejercicio de transformación humana por el simple, pero imprescindible Ser, y de ejemplarizante compromiso por el dulce entender, tiene lugar, desde entonces, en esta memorable y muy significativa experiencia cinematográfica.
Como director, Henckel-Donnersmarck consigue una narración de gran fluidez, con una poderosa carga emocional y un inmejorable uso de los aspectos visuales (edición, espacio-tiempo, iluminación…). Las actuaciones son también altamente profesionales y el trío protagonista: Ulrich Mühe, Ulrich Tukur (solicitados, de seguro, por su magnífica aparición en “Amén.”, de Costa-Gavras) y Sebastian Koch, logra otras eficaces caracterizaciones de gran expresividad humana.
Sólo una frase me resulta improcedente: “Usted no vale nada”. Se la dice Dreymer al ministro Kempf. Pero, Kempk si vale, porque son acciones como las suyas las que prueban la fortaleza o la liviandad, la maldad incorregible o el despertar de la conciencia. Pues, sólo en medio de la oscuridad pueden brillar las estrellas.
<<LA VIDA DE LOS OTROS>>, contiene reflexiones que también son necesarias.
14 de junio de 2024
14 de junio de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Berlín Este 1984. Faltan todavía cinco años para la caída del Muro. La Stasi mientras tanto, "Escudo y espada del Partido Comunista", aspira a "Saberlo todo".
Cuenta para ello con cien mil funcionarios y doscientos mil confidentes. Todo un ejército ante el que poco pueden hacer unos cientos de intelectuales comprometidos con la libertad, "300 contra 300.000". Entre ellos Dreyman (Koch), autor teatral tolerado por el régimen que se acaba convirtiendo en una especie de Leónidas, "El León de Esparta" (Maté, 1962).
Pero cae en desgracia este "Poeta de los obreros" y premio nacional de literatura. No por sus devaneos ideológicos pues es prudente, sino porque el ministro del ramo se ha encaprichado de su mujer, Christa (Gedeck), y exige el derecho de pernada.
Para cazarlo nadie como el gran especialista de la escucha, Wiesler (Mühe), un socialista convencido experto en escudriñar, en conocer "La vida de los otros". Un brillante funcionario de los "unos", de los "buenos", de la Stasi, de la Seguridad del Estado de Alemania Oriental. "Unos" que recuerdan a otros "Hunos", que también llegaron a Centroeuropa desde Oriente con Atila a la cabeza para acabar con la civilización romana.
"Hunos" y "otros".
Un soberbio guion y una soberbia realización nos brindan algo más que una gran cinta de espías, de las mejores que conocemos.
Es asimismo todo un drama con personajes de carne y hueso, corrientes, escasamente heroicos en condiciones normales, pero comprometidos con la libertad llegado el momento. A destacar sobre todo al funcionario HGW XX/7 (Wiesler) y a la evolución ideológica que experimenta al conocer las intimidades de los "hunos" y de los "otros". Maravilloso personaje y maravillosa interpretación.
Es por último una gran lección de historia, de esas que no conviene olvidar. Con un delicadísimo final.
Una obra maestra. No se la pierdan.
Cuenta para ello con cien mil funcionarios y doscientos mil confidentes. Todo un ejército ante el que poco pueden hacer unos cientos de intelectuales comprometidos con la libertad, "300 contra 300.000". Entre ellos Dreyman (Koch), autor teatral tolerado por el régimen que se acaba convirtiendo en una especie de Leónidas, "El León de Esparta" (Maté, 1962).
Pero cae en desgracia este "Poeta de los obreros" y premio nacional de literatura. No por sus devaneos ideológicos pues es prudente, sino porque el ministro del ramo se ha encaprichado de su mujer, Christa (Gedeck), y exige el derecho de pernada.
Para cazarlo nadie como el gran especialista de la escucha, Wiesler (Mühe), un socialista convencido experto en escudriñar, en conocer "La vida de los otros". Un brillante funcionario de los "unos", de los "buenos", de la Stasi, de la Seguridad del Estado de Alemania Oriental. "Unos" que recuerdan a otros "Hunos", que también llegaron a Centroeuropa desde Oriente con Atila a la cabeza para acabar con la civilización romana.
"Hunos" y "otros".
Un soberbio guion y una soberbia realización nos brindan algo más que una gran cinta de espías, de las mejores que conocemos.
Es asimismo todo un drama con personajes de carne y hueso, corrientes, escasamente heroicos en condiciones normales, pero comprometidos con la libertad llegado el momento. A destacar sobre todo al funcionario HGW XX/7 (Wiesler) y a la evolución ideológica que experimenta al conocer las intimidades de los "hunos" y de los "otros". Maravilloso personaje y maravillosa interpretación.
Es por último una gran lección de historia, de esas que no conviene olvidar. Con un delicadísimo final.
Una obra maestra. No se la pierdan.
15 de junio de 2024
15 de junio de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película "La vida de los otros" (2006), dirigida por Florian Henckel von Donnersmarck, se erige como una obra maestra cinematográfica que hilvana con precisión una narrativa potente y reveladora sobre la vida bajo el régimen de la Alemania Oriental. Este ensayo examina cómo el director, con un control absoluto de la historia, crea una denuncia política superlativa sobre la burocracia del estado y la distopía del control ciudadano.
Desde el primer fotograma, "La vida de los otros" establece una tensión palpable que no cesa hasta su culminación. La trama, centrada en la vida del capitán Gerd Wiesler (magistralmente interpretado por Ulrich Mühe), un agente de la Stasi encargado de espiar al dramaturgo Georg Dreyman (Sebastian Koch) y su pareja Christa-Maria Sieland (Martina Gedeck), está hilada a la perfección. Cada escena está diseñada con precisión quirúrgica, contribuyendo a una narrativa en la que nada sobra ni falta. El ritmo del metraje, cuidadosamente medido, permite que cada momento respire y se desarrolle con la intensidad requerida, manteniendo al espectador en un estado de constante expectativa.
Desde el primer fotograma, "La vida de los otros" establece una tensión palpable que no cesa hasta su culminación. La trama, centrada en la vida del capitán Gerd Wiesler (magistralmente interpretado por Ulrich Mühe), un agente de la Stasi encargado de espiar al dramaturgo Georg Dreyman (Sebastian Koch) y su pareja Christa-Maria Sieland (Martina Gedeck), está hilada a la perfección. Cada escena está diseñada con precisión quirúrgica, contribuyendo a una narrativa en la que nada sobra ni falta. El ritmo del metraje, cuidadosamente medido, permite que cada momento respire y se desarrolle con la intensidad requerida, manteniendo al espectador en un estado de constante expectativa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Las actuaciones en "La vida de los otros" son, sin lugar a dudas, uno de los pilares que sostienen esta gran obra. Ulrich Mühe, en particular, ofrece una interpretación conmovedora y multifacética de Wiesler, un hombre cuya rigidez inicial se desmorona gradualmente al confrontar la humanidad de aquellos a quienes espía. Sebastian Koch y Martina Gedeck complementan esta actuación con una química encomiable y una profundidad emocional que humaniza a sus personajes, haciendo que sus luchas y sufrimientos resuenen profundamente con el público. Cada actor, en su papel, contribuye a la construcción de un universo donde la paranoia y la represión son cada vez más tangibles
Henckel von Donnersmarck demuestra un control absoluto sobre la narrativa de la película. Cada escena está meticulosamente planificada y ejecutada, con una atención al detalle que garantiza que cada elemento, desde la iluminación hasta el diálogo, sirva a la historia. Este control es evidente en cómo el director maneja el tiempo de metraje, evitando excesos y carencias, y asegurándose de que cada minuto de la película sea significativo y contribuya al desarrollo temático y emocional de la trama.
En su núcleo, "La vida de los otros" es una feroz denuncia de la burocracia del estado y del régimen de la RDA. La película expone la distopía absurda en la que la paranoia se apodera de las almas de los ciudadanos, mostrando cómo el miedo y la vigilancia constante deshumanizan a las personas. La poesía, simbolizada por la obra de Dreyman, emerge como el último respiro de libertad en un mundo opresivo. Este elemento no solo subraya la importancia del arte como resistencia, sino que también destaca la capacidad del espíritu humano para buscar la verdad y la belleza incluso en las circunstancias más adversas.
Un aspecto fundamental de la trama es el artículo periodístico que Dreyman escribe sobre la tasa de suicidios en la República Democrática Alemana. Este acto de rebelión intelectual revela el miedo a la información que permea el régimen. La censura se presenta como una herramienta para mitigar la libertad bajo la falsa premisa de seguridad. En realidad, esta censura sirve para mantener un statu quo en el que unos pocos privilegiados prosperan a costa de la libertad y el bienestar de la mayoría. La película ilustra cómo el control de la información es una forma de opresión que ahoga la verdad y perpetúa la injusticia.
Uno de los aspectos más devastadores de "La vida de los otros" es la impunidad con la que los perpetradores del régimen salen una vez cae el Muro de Berlín. La película no ofrece una justicia simplista; en lugar de ello, muestra la complejidad de la transición y la persistencia de la injusticia. Sin embargo, también destaca que el cambio real proviene de los gestos de individuos valientes y moralmente íntegros, como Wiesler, quienes, arriesgando sus vidas, actúan por un bien mayor. Este mensaje es tanto un reconocimiento del coraje humano como un recordatorio de la importancia de la resistencia individual frente a la opresión.
"La vida de los otros" es más que una película; es un poderoso testimonio de la capacidad del cine para reflejar y criticar la realidad sociopolítica. A través de su trama impecablemente hilvanada, actuaciones notables y una dirección magistral, la película de Henckel von Donnersmarck ofrece una profunda reflexión sobre el control, la libertad y la resistencia. Es una obra que no solo denuncia las atrocidades del pasado, sino que también inspira a valorar y defender la libertad en todas sus formas.
Henckel von Donnersmarck demuestra un control absoluto sobre la narrativa de la película. Cada escena está meticulosamente planificada y ejecutada, con una atención al detalle que garantiza que cada elemento, desde la iluminación hasta el diálogo, sirva a la historia. Este control es evidente en cómo el director maneja el tiempo de metraje, evitando excesos y carencias, y asegurándose de que cada minuto de la película sea significativo y contribuya al desarrollo temático y emocional de la trama.
En su núcleo, "La vida de los otros" es una feroz denuncia de la burocracia del estado y del régimen de la RDA. La película expone la distopía absurda en la que la paranoia se apodera de las almas de los ciudadanos, mostrando cómo el miedo y la vigilancia constante deshumanizan a las personas. La poesía, simbolizada por la obra de Dreyman, emerge como el último respiro de libertad en un mundo opresivo. Este elemento no solo subraya la importancia del arte como resistencia, sino que también destaca la capacidad del espíritu humano para buscar la verdad y la belleza incluso en las circunstancias más adversas.
Un aspecto fundamental de la trama es el artículo periodístico que Dreyman escribe sobre la tasa de suicidios en la República Democrática Alemana. Este acto de rebelión intelectual revela el miedo a la información que permea el régimen. La censura se presenta como una herramienta para mitigar la libertad bajo la falsa premisa de seguridad. En realidad, esta censura sirve para mantener un statu quo en el que unos pocos privilegiados prosperan a costa de la libertad y el bienestar de la mayoría. La película ilustra cómo el control de la información es una forma de opresión que ahoga la verdad y perpetúa la injusticia.
Uno de los aspectos más devastadores de "La vida de los otros" es la impunidad con la que los perpetradores del régimen salen una vez cae el Muro de Berlín. La película no ofrece una justicia simplista; en lugar de ello, muestra la complejidad de la transición y la persistencia de la injusticia. Sin embargo, también destaca que el cambio real proviene de los gestos de individuos valientes y moralmente íntegros, como Wiesler, quienes, arriesgando sus vidas, actúan por un bien mayor. Este mensaje es tanto un reconocimiento del coraje humano como un recordatorio de la importancia de la resistencia individual frente a la opresión.
"La vida de los otros" es más que una película; es un poderoso testimonio de la capacidad del cine para reflejar y criticar la realidad sociopolítica. A través de su trama impecablemente hilvanada, actuaciones notables y una dirección magistral, la película de Henckel von Donnersmarck ofrece una profunda reflexión sobre el control, la libertad y la resistencia. Es una obra que no solo denuncia las atrocidades del pasado, sino que también inspira a valorar y defender la libertad en todas sus formas.
10 de diciembre de 2006
10 de diciembre de 2006
14 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine alemán esta muy de moda en la actualidad, con cineastas y películas que desde, principalmente, finales de los 90 están llegando al público mayoritario (No quiero decir que antes no hicieran buen cine, pero es desde entonces cuando la distribución esta siendo muy fuerte en el resto de países de Europa y América).
La vida de los otros es, por instantes, una joya del cine europeo. Podríamos reprocharle algún fallito de guión ( y lo hacemos), pero en líneas generales el guión juega con el espectador, que se convierte, al igual que el protagonista, en un personaje más, que lo ve y lo escucha todo.
El protagonista es un espía, que al principio no se involucra en la vida de los espiados (una pareja de artistas, no muy contrarios al sistema, pero por intereses personales de un ministro es deseable que se demuestre de que sí conspiran contra el sistema socialista), pero con el tiempo toma partidos por ellos y llega a convertirse en una especie de Dios, tratando de salvar su matrimonio y sus vidas. Es en esta segunda parte cuando la película vuela a cotas muy altas. Entonces llega un bajón considerable cuando apenas queda 10 minutos y uno cree que ya se han cargado la peli, pero asistimos a una maravillosa recuperación de la trama, llegando a un final poético (algo ñoño, pero bonito joder).
Muy buena. Recomendable en todos los sentidos.
La vida de los otros es, por instantes, una joya del cine europeo. Podríamos reprocharle algún fallito de guión ( y lo hacemos), pero en líneas generales el guión juega con el espectador, que se convierte, al igual que el protagonista, en un personaje más, que lo ve y lo escucha todo.
El protagonista es un espía, que al principio no se involucra en la vida de los espiados (una pareja de artistas, no muy contrarios al sistema, pero por intereses personales de un ministro es deseable que se demuestre de que sí conspiran contra el sistema socialista), pero con el tiempo toma partidos por ellos y llega a convertirse en una especie de Dios, tratando de salvar su matrimonio y sus vidas. Es en esta segunda parte cuando la película vuela a cotas muy altas. Entonces llega un bajón considerable cuando apenas queda 10 minutos y uno cree que ya se han cargado la peli, pero asistimos a una maravillosa recuperación de la trama, llegando a un final poético (algo ñoño, pero bonito joder).
Muy buena. Recomendable en todos los sentidos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La muerte de la mujer para hacer avanzar la trama me parece demasiado poco creíble y sobretodo, lo han metido con calzador para poder hacer ese final tan bueno.
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