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La vida de los otros

Drama. Thriller República Democrática Alemana, año 1984. El capitán Gerd Wiesler (Ulrich Mühe), un hombre solitario, es un competente oficial del servicio de inteligencia y espionaje de la Stasi, la todopoderosa policía secreta del régimen comunista de la RDA. Sin embargo, cuando le encomiendan que espíe a la pareja formada por un prestigioso escritor (Sebastian Koch) y una popular actriz (Martina Gedenk), no puede ni siquiera imaginar hasta qué punto ... [+]
Críticas 339
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8
21 de diciembre de 2011 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi nota en realidad es un 8,5. Para mi es una película que va en constante crecimiento. A los que les cueste un poco el cine lento al principio se les puede hacer un poco dura, pero la trama va creciendo hasta un final que a mí me deja la carne de gallina de la emoción y el cuerpo lleno de escalofríos. Si tuviera que elegir un final preferido esta película estaría entre las 10 mejores que he visto en mi vida. Todo lo que pueda decir sobre el retrato de los personajes y su evolución es poco. Hay películas que duran dos horas y cuando acaban a penas sabes nada de los personajes y la trama no ha llenado nada. En mi opinión de esta película se puede decir todo lo contrario. No tengo palabras para describir la calidad como actor de Ulrich Mühe (el protagonista). A parte de estar magnifico en toda la película, hay dos escenas que deberían pasar a la historia por su interpretación. Las comentaré en el Spoiler. Es una historia dura, pero bonita a la vez, que cuenta la vida de dos auténticos héroes. No vuelan ni trepan por las paredes, pero son dos personas de carne y hueso que lo arriesgan todo por una causa, desde la oscuridad, desde la sombra, no recibirán nunca un premio ni un reconocimiento, pero aun así continúan hasta el final. Como ya he dicho me emocionó como pocas, no le pongo un 10 porque creo que le falla un poco el ritmo y es un punto importante a la hora de hacer una película.
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spoiler:
Aquí van dos escenas que creo que deberían enmarcarse. Solo para quien haya visto la película.
La primera, cuando Wiesler (Ulrich Mühe), está interrogando Christa-Maria para intentar que desvele el escondite de la máquina de escribir, se adivina por su actitud que pretende presionar muy poco a la testigo y que así no pase nada, pero ella tiene tanto miedo que antes de recibir ni la mas mínima presión lo suelta todo con pelos y señales. Wiesler no puede mostrar su decepción pues está siendo observado por sus superiores, pero hay un mínimo cambio de expresión en sus ojos, en el que se puede ver que se ha quedado estupefacto (quizás pensando, ¡como hemos presionado a esta gente!, ¡cuanto miedo escondido tenían que ni los sabíamos!, ¡que rápido ha traicionado todo en lo que creía!). Con un pequeño cambio en sus ojos puede contar toda una historia. Eso es lo que hace un actor.
Otra, cuando Wiesler coincide en el ascensor con un niño, y este inocentemente hace un comentario que delata que su padre es contrario al régimen. El primer instinto de Wiesler es preguntarle cómo se llama su padre para aplicarle un buen correctivo, pero de repente se detiene, y se da cuenta de ahora él está del lado del padre. Su cara lo dice todo.
El final. Al principio pensé que perdían la oportunidad de dejar que el dramaturgo se acerque a Wiesler y le dé las gracias, por tirar su vida y todo en lo que creía para protegerle. En lugar de eso se marcha, y yo pensé, que pena, ¡que bonito final podría haber sido!. Luego cuando Wiesler pasea por la calle dos años después, trabajando como repartidor de publicidad, y entra en la librería y ve el libro del dramaturgo dedicado a él, me entro una emoción (y me entra ahora que lo escribo), que se me puso y se me pone la carne de gallina. Un simple acercarse y darle las gracias no era suficiente por todo lo que había hecho Wiesler. El agradecimiento no se podía resumir en unas pocas palabras. En lugar de eso, le dedico todo un libro…
9
14 de enero de 2012 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para empezar, quiero aclarar que tengo 15 años. Al principio, cuando vi esta película en filmaffinity pensé "mira, un drama/thriller con un 8.1 de media, no pinta mal, pero al ser de la guerra fría seguro que es demasiado política y demasiado lenta para mí", así que decidí dejarla pasar. Otra vez navegando por filmaffinity me volvió a salir por casualidades de la vida y volví a plantearme de verla, pero me dije a mí mismo "venga, tienes 15 años, te aburrirás y le pondrás un 6 por su alta nota", así que volví a dejarla correr. Y entonces un día vi que la ponían una noche en "la 2" (que no es por hacer publicidad gratuita, pero dan muy buenas películas en las noches de "la 2") y me puse en filmaffinity para volver a ver un par de críticas, la sinopsis, etc., y finalmente decidí darle una oportunidad y aquí me tenéis, alegre por haber dado una oportunidad a una obra de éste calibre, y ahora hablemos de ella.

"La vida de los otros" es un drama sobre la división de Alemania por el muro de Berlín representado por un hombre solitario que simboliza la soledad de cada parte de Alemania por verse separado de la otra mitad del país. Personalmente, yo he visto (no sé si son a propósito o no) varios simbolismos a lo largo de la película, lo que está muy bien hecho es el retrato de la soledad del protagonista (véase en el spoiler). Se desarrolla de forma algo lenta, pero no deja de entretener. Si te fijas la banda sonora está muy conseguida y tiene un buen final, además contiene varias escenas de alto grado de emotividad y que contienen diversas frases muy profundas (varios títulos de otras críticas). En definitiva, es una joya del cine Alemán.

PD: Para que lo sepáis, le puse un 9 al principio y por el momento aún lo conserva, pero tal vez cuando leáis ésta crítica la nota será de un 8, depende de como la recuerda los días consiguientes.
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*Por ejemplo cuando, después de ver lo que es estar junto con otra persona gracias a las escuchas de a los que espía haciendo el amor, por ejemplo, y como se ve en la siguiente escena como alquila una prostituta para sentir lo mismo, y cuando ella se va él dice "quédate un rato más conmigo", y eso deja claro que pretende simular lo que sienten aquellos a los que espía.
9
14 de noviembre de 2012 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todas las dictaduras se parecen y el elemento igualador no es tanto la crueldad como la ridiculez. No hay nada más cutre que un dictador. Por algo lo primero que se prohibe es la risa. Como muestra, esa escena en que un ministro salido se beneficia a la heroina en un coche oficial, mientras el chófer sigue conduciendo impertérrito.
Por lo demás la película es un prodigio de interpretación, de ambientación y de pulso narrativo. Por supuesto destacar el papel de Ulrich Mühe, pleno de contención en la piel de ese espía que trabaja plasmando en un papel lo que dicen y hacen los demás. Aparte de ser un documento sobre una época histórica concreta, la película nos habla de temas universales como la libertad y el amor. Pero la verdadera acción ocurre dentro de la mente del espía, ese ser de rostro inalterable cuyo fondo tiene el espectador que "espiar" a su vez. Todo un juego de espejos.
8
29 de noviembre de 2012 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez más, el cine alemán, nos vuelve a dejar otra joya para los que amamos el séptimo arte.
Me quito el sombrero con Florian Henckel, por el retrato que hace de la RDA durante la Guerra Fría. Los planos que toma son geniales, el guión es realmente bueno y los actores están fenomenal en el filme. Soy de los que piensa que donde esté un buen guión y notables interpretaciones que se quiten los efectos especiales y está película lo cumple.

El cine español ya podría tomar nota de otros países de habla no Inglesa como Alemania y Francia porque últimamente está de capa caída, y me gustaría que eso no fuera así.

Si los directores alemanes siguen por este camino, creo que veremos grandes largometrajes en los próximos años y espero no equivocarme.
10
16 de agosto de 2013 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Berlín, una de las ciudades europeas más multiculturales del momento. Decadente, capitalista, vanguardista, comunista, destruida y reconstruida, en permanente reinvención. Ciudad testigo de los vaivenes del siglo XX. Escenario dónde se iniciaron las dos Guerras Mundiales y epicentro de la Guerra Fría. Ciudad que se vio obligada a pagar un alto precio cuando un día de agosto de hace cincuenta y dos años se levantó un muro que separó familias, esperanzas y sueños. Un muro que sobrecogió al mundo durante 28 años. El Muro de la Vergüenza.

Corre el año 1984, el Muro permanece impasible como un claro símbolo de la división de la RFA (República Federal Alemana) y la RDA (República Democrática Alemana). Todavía no se aprecian signos visibles de la decadencia en la que se vería inmerso el organigrama de la RDA tras la llegada al poder de Gorbachov, si bien se perciben muestras de malestar y críticas, a menudo por vías extraoficiales y provistas de toda clase de artimañas con el fin de exponer en Occidente el ambiente asfixiante que existía en Berlín Oriental. Como casi siempre ocurre en todo Régimen impuesto, la censura comienza fijando su vista en los intelectuales. Y en esta película, las papeletas le tocan al escritor Georg Dreyman y a su pareja, la actriz Christa-Maria Sieland. El capitán Wiesler, eficiente agente de la Stasi (la Policía Secreta del Estado) es el encargado de la operación denominada “Lazslo”. Lo que no sospecha Wiesler es que esta tarea lo llevará por derroteros insospechados. Todo apunta a que el escritor que va a ser espiado es el único intelectual realmente fiel al Estado, pero tras visionar en escena una de sus obras de teatro hay quienes creen que sería conveniente espiarlo por “si acaso”. Los motivos de dicha decisión son de diversa índole, por supuesto, y vienen a confirmar la sospecha de que la naturaleza de algunos seres humanos a menudo es corrompida por el poder, ya esté disfrazado de socialismo, capitalismo, fascismo o cualquier otro tipo de organización sociopolítica. Pero dicha película también habla de cómo a veces quienes creían tener su vida controlada pueden encontrar en un momento inesperado un atisbo de duda que los conduce a comportarse de manera realmente altruista. Si, altruismo, pero no del que algunos definen como portarse bien con otros sin más, sino que me refiero al altruismo que consiste en ayudar a alguien a sabiendas de que el apoyo que das probablemente te perjudicará.

Respecto a la ambientación de la película solo puedo decir que es fabulosa. Siempre he imaginado que Berlín en aquellos años sería como se muestra en esta producción. Esa fotografía decadente y gris, que nos muestra unas calles y unos personajes invadidos por el miedo, con la única idea de pasar desapercibidos. Pues llamar la atención era sinónimo de problemas. No me gustaría que esta crítica se interprete como un ataque total contra el sistema económico que propugnaba la RDA, mis intenciones van por otro sitio y critican otros aspectos de aquel Estado. No siempre el fin debe justificar los medios. Una sentencia que data de hace muchos siglos pero que muchos defienden en los días que vivimos. Esto pasa y pasará, sea cual sea el Sistema. Siempre he creído en ello. Volviendo otra vez a la historia, también he de decir que la recreación del organigrama de la Stasi está muy lograda, las extorsiones, los vecinos, amigos y familiares que se convertían en espías. Muchas veces obligados. Las estadísticas dicen que uno de cada cincuenta adultos de Berlín Este fueron colaboradores de la Stasi. Un dato aterrador. No es de extrañar que tras la caída del Muro algunos ciudadanos dudasen a la hora de acercarse a ver los archivos, más que nada por miedo a descubrir quién de su círculo cercano lo había vigilado, delatado y puede que hasta destruido humanamente. A nivel personal no puedo imaginar lo que debe significar haber vivido con ello.

Una película dura pero conmovedora al mismo tiempo, que trata de acercarnos al pasado cercano de una ciudad que merece la pena conocer. El “despertar” que brinda Berlín a quien se adentra en sus calles y su Historia es difícilmente igualable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Dicen que muchas veces el carácter de las personas está influido por el lugar dónde ha nacido y se ha criado. Nunca he creído mucho en tal afirmación, la cual serviría para establecer enormes diferencias personales, algo que no me parece muy cierto. Me inclino a creer en el ser humano, sin más. No me interesa especialmente a dónde o a qué pertenece, sino cómo es. Al fin y al cabo, el ser persona es algo universal, al igual que ocurre con la literatura de Tolstoi. Lo anteriormente expuesto puede servir para comprender al capitán Wiesler, quien seguramente habría colaborado en otras operaciones de la Stasi con posibles consecuencias nefastas para los objetivos de tales proyectos. Pero en esta historia, los actos de Wiesler no lo definen como un agente de la Stasi, sino como alguien humano. Y es una maravilla cómo vamos viviendo esa conversión sutilmente interpretada por el fallecido actor Ulrich Mühe. Uno de los indicios que me lleva a pensar por qué decide encubrir a Dreyman es el haber descubierto la fijación del ministro Bruno Hempf por Christa-Maria, lo que lo induce a cuestionar la validez moral de aquello que lleva tanto tiempo defendiendo. A veces un solo hecho puede desmoronar aquello que hemos construido con tanto esmero y fe.

Pero a pesar de todos los intentos, Wiesler no logra que Dreyman y Christa salgan victoriosos. El momento en el que Christa apenas puede mirar a Dreyman a los ojos debido a su traición impuesta, y la siguiente escena dónde la actriz pierde la vida implorando que haya algo que pueda perdonarle, es una de las que más me ha sobrecogido últimamente en el cine. Una tragedia en toda regla, pero que años más tarde llevarían a Georg Dreyman a comprender lo que su amigo Jerska le quiso decir. Y escribió "Sonata para un hombre bueno". Seguramente HGW XX/7 también sepa por qué.

Disfrútenla, no podemos hacer otra cosa.
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