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Cold War

Romance. Drama Con la Guerra Fría como telón de fondo, “Cold War” presenta una apasionada historia de amor entre dos personas de diferente origen y temperamento que son totalmente incompatibles, pero cuyo destino les condena a estar juntos.
Críticas 161
Críticas ordenadas por utilidad
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9
8 de marzo de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al alcance de pocos realizadores está componer una película así de lírica, de profunda y de natural. Era reticente a verla, me la imaginaba lenta en el mal sentido, pero lo es en el buen sentido y, cuando esto pasa, las películas suelen ser obras maestras. Una obra maestra es esa película que sabes que aún te quedan visionados para "poseerla", pero sabes interior y perfectamente que eso será imposible y esa imposibilidad es la que la convierte en inalcanzable y por ello, atractiva. La fuerza de la melancolía se vive aquí.
9
18 de marzo de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dueña indiscutible de los European Film Awards, Cold War (2018) nos ubica en la Polonia de los 50. Marcada por las heridas sufridas en la segunda guerra mundial, las nuevas autoridades comunistas promocionarán la creación de un grupo de músicos que, a través del folklore local, intentarán llevar algo de alegría a los camaradas polacos, y de paso transmitir mensajes de alabanza sobre el Camarada Stalin. Wiktor (Tomasz Kot) pianista de este grupo coral, se enamora de Zula (Joana Kulig) cantante folklórica con un pasado truculento. Juntos vivirán un bello romance que irá yendo y viniendo a lo largo de más de una década entre Oriente y Occidente.

Apasionada historia de amor que termina por consumarse en otro plano existencial, Cold War es una síntesis cabal de lo que significó la supervivencia de la guerra: intolerancia, revancha, desesperanza. Historia ya contada y recontada en sin fin de films, pero que esta vez logra la conexión en un elemento emocionalmente universal: la música. Elemento concatenador de emociones, termina por ser el hilo conductor de los pensamientos, las fantasías, las ideologías, el progreso, el retroceso, el amor, el odio.

Su evolución desde las tradicionales y remotas melodías del pobre país polaco, hasta el elegante y fascinante jazz de París, nos lleva en un recorrido por casi toda una Europa consumada por las barreras ideológicas y físicas de la tan dañina guerra fría. Con una fotografía que se hilvana casi perfectamente con la banda sonora, construyen un discurso de blancos y negros muy bien remarcados e intensos (simbolismo del radicalismo) a través de lo que parece ser un amor imposible de consumarse. Un deseo, como muchos, que terminará igual que el país de origen: navegando sin rumbo y sin interés.

Pawel Pawlikowski vuelve a sorprendernos con su intima visión penetrante de las emociones. Su intensidad de siempre estar tan cerca de los personajes, continúa siendo su marca de dirección, pero que esta vez logra moldear con un contexto que es tan protagonista como sus personajes, creados juntos con el coguionista Janusz Glowacki. Apasionado por la intimidad, Pawel encuentra en la narración visual y vocal la conexión para que el espectador construya lo que muchos sintieron en la guerra: esperanza. Para luego arrebatarla, como siempre ha ocurrido. Con balas o con diplomacia.

Cold War es una exquisita obra fílmica que pasa por un detallado uso del espacio donde se cuenta la historia. El encuentro en espacios pequeños llenos de claustrofobia o apasionado encuentro carnal, o las grandes salas musicales y espaciosas calles de las metrópolis, son un inequívoco mensaje de la imposibilidad de encontrar el momento ideal para que en tiempo de fanatismos sea posible una aproximación sin que la rivalidad prevalezca. Es posible que sea en otro plano astral donde entenderemos que aún nos falta mucho por aprender de nuestros errores.

Sin duda, nuestros abuelos si lo saben.
7
21 de mayo de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuesta entrar en la historia porque comienza con un remedo de los coros y danzas que perpetraban los enlaces sindicales en el Bernabeu durante el franquismo. Las ideologías grotescas tienen bastantes cosas en común y requieren de un estómago a prueba de bombas para cantar una oda al camarada Stalin o a Carmen Polo cuando Rapahael aún no había casado a su hijo con el vástago de Bono (el politicastro, no el cantante de opereta bufa).

Pero luego la memoria del hijo posándose suavemente sobre las ideas que selecciona del romance de sus padres va calando como la nieve en alguna desolada estepa polaca, sacando partido al formato 4:3 y a un blanco y negro de buena textura. Ya se sabe que el blanco y negro impostado deja un poso de calidad en la retina del espectador, aunque cuente una sórdida historia de toros como la Blancanieves de Berger

Claro, la belleza de los protagonistas ayuda, el París apache de los garitos de jazz también y alguna canción alivia, así como la historia narrada según los cánones de una memoria arenosa.

Pero no deja de sorprender esa mezcla de pasión con incompatibilidad vital que se pergeña a través de toda una vida para perpetuar la especie.
alfonso
www.delgadalinearoja.com
9
22 de mayo de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto es cine bello, inteligente, además de un musical, donde se pasa del folklore ancestral al rock.
Eso por la música.
Después o antes es una historia de amor imposible, con giros a veces no bien explicados, pero siempre envueltos en una tristeza elemental, telúrica.
Genial la fotografía en un blanco y negro que no necesita para nada el color.Es más, con color hubiera sido casi un bodrio.
Otra cosa me interesa de esta película, que es un criterio de división entre los aficionados a según qué cine. Por eso algunos le dan un 10 y otros la suspenden y la califican de truño.
Así que, aviso para navegantes. No es un film de acción, ni de terror, ni de ciencias ficción. Es sencillamente una maravilla.
9
23 de mayo de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Zimna wojna" o "Cold War" es, sin duda, una de las películas mas bellas que he visto nunca.
La cinta, magistralmente dirigida por un Pawel Pawlikowski que en mi opinión, está en el mejor momento de su carrera, narra una historia de amor y pasión en el inflexible y politizado mundo de la posguerra en Europa del Este.

Desde la empobrecida Polonia hasta un París melancólico e intelectual, el color blanco y negro nos acompaña durante 20 años, ofreciéndonos un ambiente cuya elegancia y sutileza hacia tiempo que no veía en una pantalla. Todo acompañado por una música excepcional, que eleva la película a obra maestra: danzas y canciones típicas polacas, jazz, música de propaganda política...se mezclan con acierto para transportarnos a un mundo que ya no existe.

Tomasz Kot está excepcional, transmitiéndonos en todo momento ese sentimiento melancólico que emana el personaje, con un porte que nada tiene que envidiar a los catalogados como grandes del cine en blanco y negro.
Pero si algo destaca por encima de todo, es una Joanna Kulig que desde el primer momento llena la pantalla con una ternura y autenticidad desgarradoras, así como con una interpretación de "Dwa Serduszka" que pone la piel de gallina.

En definitiva "Cold War" es un cúmulo de aciertos que se mezclan de manera perfecta ofreciendo al espectador un hermoso viaje por una época y unos lugares perdidos en la memoria de otras generaciones.
9/10
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