El pianista
2002 

8.2
155,503
Drama
Wladyslaw Szpilman, un brillante pianista polaco de origen judío, vive con su familia en el ghetto de Varsovia. Cuando, en 1939, los alemanes invaden Polonia, consigue evitar la deportación gracias a la ayuda de algunos amigos. Pero tendrá que vivir escondido y completamente aislado durante mucho tiempo, y para sobrevivir tendrá que afrontar constantes peligros. (FILMAFFINITY)
30 de julio de 2015
30 de julio de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante la invasión nazi de Varsovia, un famoso pianista judío es confinado junto con su familia en un gueto. Pero el día en que van a ser exterminados consigue escapar, escondiéndose entre las ruinas de la ciudad.
Adaptación del libro autobiográfico de Wladyslaw Szpilman, mediante la cual Polanski recuerda su experiencia como superviviente de un campo de concentración. Aunque le sobra metraje y le falta brillantez, el film consigue trascender una temática muy vista en el cine, gracias al enfoque paranoico tan propio del autor. Cosechó un gran éxito internacional, amén de ganar tres Óscar y la Palma de Oro.
"Todavía no sé con seguridad en qué lado del muro estoy."
Adaptación del libro autobiográfico de Wladyslaw Szpilman, mediante la cual Polanski recuerda su experiencia como superviviente de un campo de concentración. Aunque le sobra metraje y le falta brillantez, el film consigue trascender una temática muy vista en el cine, gracias al enfoque paranoico tan propio del autor. Cosechó un gran éxito internacional, amén de ganar tres Óscar y la Palma de Oro.
"Todavía no sé con seguridad en qué lado del muro estoy."
1 de febrero de 2018
1 de febrero de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El Pianista" es un aclamado drama ambientado en los horrores del holocausto judío en la Segunda Guerra Mundial, dirigida por Roman Polanski y protagonizada por Adrien Brody. Wladyslaw Szpilman es un prestigioso pianista judío polaco, que va cómo todo su mundo se viene abajo tras la invasión nazi a Polonia y el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Violentado una y otra vez por los nazis, él y su familia intentarán sobrevivir hasta que llegará el inevitable momento en que se separen. Al escuchar el nombre de Polanski, lo primero que el espectador promedio pensará será en palabras como "controversia", en especial por su bullado caso de relaciones ilícitas con menores de edad con Samantha Geimer, y "fatalidad" por el asesinato de su esposa Sharon Tate, a manos del maniático Charles Manson y "La Familia", pero pocos relacionaran al director con "sufrimiento". Y éste se remonta a sus orígenes judíos y el horror que experimentó en carne propia siendo un niño, cuando perdió a su madre en el campo de exterminio de Auschwitz y la separación con su padre, quien sobrevivió al campo de exterminio de Mauthausen-Gusen, mientras sobrevivía al ghetto de Cracovia, pedía limosna en la calle y, finalmente, lograba escapar de los nazis haciéndose pasar por hijo de alemanes. Ciertamente, la pregunta que se viene a la mente es por qué Polanski no tocó este delicado y personal tema sino hasta principios de este siglo. Y la respuesta parece obvia, es probable que recién encontrara pasados los 60 años el momento idóneo, maduro y reflexivo para recrear en pantalla los horrores que al mismo le tocó vivir.
Basada en las memorias del verdadero pianista, escritas en 1945 bajo el nombre de "Śmierć Miasta" (Muerte De Una Ciudad) y publicadas recién en 1998, éstas fueron guionizadas por Ronald Harwood ("The Dresser", 1983), obteniendo el Óscar al mejor guión adaptado. Y desde un principio, Polanski y Harwood dejan en claro que la propuesta "europea" del drama del holocausto judío se diferenciaría de la "estadounidense" de Steven Spielberg desde el guión. Es cierto que las películas que recrean el drama de la guerra terminan por despertar la sensibilidad y la conmoción en el espectador, sin embargo, ello depende también de la habilidad del director no hacer un mero melodrama. Es el caso de "Schindler's List" (1993), pero mayormente "The Pianist" (2002). Y es que las comparaciones siempre son odiosas pero necesarias, al final de cuentas. El guión de Steven Zaillian ("Gangs Of New York", 2002) para "Schindler's List" (1993) propone una gran tragedia colectiva y el surgimiento de un milagro de supervivencia y en donde destacan en conjunto tres personajes, el amoral que toma consciencia progresivamente del horror y su rol en él, su contador judío que representa al grupo que él quiere ayudar y, finalmente, el monstruoso militar nazi cuya animalidad lo hace destacar de otros perversos como él. Y por su parte, Harwood propone un drama personal de un artista que de la noche a la mañana ve como su vida se convierte en un infierno, haciendo hincapié en su aterradora soledad y, al mismo tiempo, el riesgo constante de perder la vida en cualquier segundo. Así es, porque lo de la propuesta de Polanski radica en que la vida es algo tan volátil y susceptible a perderse que uno nunca sabrá qué pasará en los próximos dos o tres minutos.
Y ésta sensación de fragilidad de la vida es lo que Polanski expone de forma dramática desde el inicio, y que le resta afortunadamente esa aura a Hollywood al film, cuando vemos a Szpilman interrumpido mientras toca el piano para la radio por explosiones y balazos y su familia posteriormente no tomando la seriedad de los hechos que empiezan a desencadenarse y que terminarán muy mal para ellos. Es esa insconsciente manera de ver la fragilidad de la vida, la que el director previene al espectador. Sin embargo, el film se centrará en un hombre, cuya descomposición racional y física, está brillantemente expuesta por Polanski, desde su burbuja personal, la música, hasta el instinto de supervivencia que aflorará al final. Al principio, el personaje de Szpilman parece un espectador de este horror tan inverosímil, de ahí que se note más que espantado, ausente más no indiferente, en especial cuando observa que los sucesivos decretos nazis van destruyendo limitando y degradando la unión de su familia, que termina enfrentándose, como por ejemplo, las discusiones entre su padre y su madre y su enfrentamiento con su hermano. Así, la limitación del dinero para gastar, la obligación de llevar brazaletes que los identifiquen y la obligación de tener un permiso para trabajar, se transforman en factores detonantes en una familia que ya está consciente del horror que empiezan a vivir.
Pero ya inmerso en el horror, del cual logra a penas sobrevivir por la ayuda de quienes lo admiran, Szpilman termina por darse cuenta que la música no le sirve para nada. La burbuja se rompe y el músico entiende que si quiere sobrevivir a este infierno tendrá que desvirtuarse como artista y buscar donde no hay nada. Aún así, se aferra a ella (la música) como fuente de una fuerza mental sobrehumana, reflejada en aquellas conmovedoras escenas en las que oculto en departamentos y casas y estando frente a un piano, imagina tocarlo, escapando unos meros segundos de ese horror quie no para y que durará casi 6 años. Otro de los elementos del guión dignos de destacar es la propuesta de Polanski de hacer del horror algo no especial, algo escalofriantemente cotidiano, que hace que en ningún momento el ritmo del film decaiga a pesar de su extensión, y que demuestra la maestría de Polanski para mantener al espectador en vilo, shockeado y enganchado, no así por el morbo que este tipo de films termina por levantar, sino por la posibilidad de ver un final relativamente feliz, una posibilidad honestamente remota, claro está.
Seguir abajo:
Basada en las memorias del verdadero pianista, escritas en 1945 bajo el nombre de "Śmierć Miasta" (Muerte De Una Ciudad) y publicadas recién en 1998, éstas fueron guionizadas por Ronald Harwood ("The Dresser", 1983), obteniendo el Óscar al mejor guión adaptado. Y desde un principio, Polanski y Harwood dejan en claro que la propuesta "europea" del drama del holocausto judío se diferenciaría de la "estadounidense" de Steven Spielberg desde el guión. Es cierto que las películas que recrean el drama de la guerra terminan por despertar la sensibilidad y la conmoción en el espectador, sin embargo, ello depende también de la habilidad del director no hacer un mero melodrama. Es el caso de "Schindler's List" (1993), pero mayormente "The Pianist" (2002). Y es que las comparaciones siempre son odiosas pero necesarias, al final de cuentas. El guión de Steven Zaillian ("Gangs Of New York", 2002) para "Schindler's List" (1993) propone una gran tragedia colectiva y el surgimiento de un milagro de supervivencia y en donde destacan en conjunto tres personajes, el amoral que toma consciencia progresivamente del horror y su rol en él, su contador judío que representa al grupo que él quiere ayudar y, finalmente, el monstruoso militar nazi cuya animalidad lo hace destacar de otros perversos como él. Y por su parte, Harwood propone un drama personal de un artista que de la noche a la mañana ve como su vida se convierte en un infierno, haciendo hincapié en su aterradora soledad y, al mismo tiempo, el riesgo constante de perder la vida en cualquier segundo. Así es, porque lo de la propuesta de Polanski radica en que la vida es algo tan volátil y susceptible a perderse que uno nunca sabrá qué pasará en los próximos dos o tres minutos.
Y ésta sensación de fragilidad de la vida es lo que Polanski expone de forma dramática desde el inicio, y que le resta afortunadamente esa aura a Hollywood al film, cuando vemos a Szpilman interrumpido mientras toca el piano para la radio por explosiones y balazos y su familia posteriormente no tomando la seriedad de los hechos que empiezan a desencadenarse y que terminarán muy mal para ellos. Es esa insconsciente manera de ver la fragilidad de la vida, la que el director previene al espectador. Sin embargo, el film se centrará en un hombre, cuya descomposición racional y física, está brillantemente expuesta por Polanski, desde su burbuja personal, la música, hasta el instinto de supervivencia que aflorará al final. Al principio, el personaje de Szpilman parece un espectador de este horror tan inverosímil, de ahí que se note más que espantado, ausente más no indiferente, en especial cuando observa que los sucesivos decretos nazis van destruyendo limitando y degradando la unión de su familia, que termina enfrentándose, como por ejemplo, las discusiones entre su padre y su madre y su enfrentamiento con su hermano. Así, la limitación del dinero para gastar, la obligación de llevar brazaletes que los identifiquen y la obligación de tener un permiso para trabajar, se transforman en factores detonantes en una familia que ya está consciente del horror que empiezan a vivir.
Pero ya inmerso en el horror, del cual logra a penas sobrevivir por la ayuda de quienes lo admiran, Szpilman termina por darse cuenta que la música no le sirve para nada. La burbuja se rompe y el músico entiende que si quiere sobrevivir a este infierno tendrá que desvirtuarse como artista y buscar donde no hay nada. Aún así, se aferra a ella (la música) como fuente de una fuerza mental sobrehumana, reflejada en aquellas conmovedoras escenas en las que oculto en departamentos y casas y estando frente a un piano, imagina tocarlo, escapando unos meros segundos de ese horror quie no para y que durará casi 6 años. Otro de los elementos del guión dignos de destacar es la propuesta de Polanski de hacer del horror algo no especial, algo escalofriantemente cotidiano, que hace que en ningún momento el ritmo del film decaiga a pesar de su extensión, y que demuestra la maestría de Polanski para mantener al espectador en vilo, shockeado y enganchado, no así por el morbo que este tipo de films termina por levantar, sino por la posibilidad de ver un final relativamente feliz, una posibilidad honestamente remota, claro está.
Seguir abajo:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Finalmente, algo que ya había comentado, se agradece el enfoque polanskiano de presentar la misericordia y la solidaridad como algo universal, graficado evidentemente en quienes ayudan a Szpilman a esconderse y sobrevivir, como Janina y Andrezj, Marek, Dorotha y Michal, y Atek, pero aunque breve es potente la figura del Capitán nazi Hosenfield, cuya ayuda resultará vital para que Szpilman sobreviva. De esta forna, incluso en la monstruosidad ideológica del nazismo, habrá una mente racional que actuará de una manera inesperada.
Se debe mencionar también el esfuerzo técnico encabezado por Wieslawa Chojkowska y Gabriele Wolff para recrear el ghetto de Varsovia, en el barrio de Praga-Pólnoc de la ciudad. También, se utilizaron viejos barracones soviéticos para recrear la ciudad en ruinas, todo en los Estudios Babelsberg de Alemania, y cuyas conmovedoras escenas fueron capturadas por la belleza de la fotografía de Pawel Edelman, contrariándola con la desolación, el horror y la muerte. También se rodaron escenas en Potsdam, en una vieja casa, en la escena en la que Szpilman conoce al Capitán nazi Hosenfield, y un hospital abandonado del ejército soviético en Beeltiz, siempre en Alemania y en donde se supone que estuvo el mismísimo Hitler convaleciente en la Primera Guerra Mundial, en donde se filmaron las escenas en las que los nazis destruyen el hospital. Los acordes del inmortal Fryderyk Chopin y la conmovedora partitura de Wojciech Kilar ("Bram Stocker's Dracula", 1992), contextualizan la dramática historia de Szpilman, en donde el músico polaco hace gala de su habilidad para crear melodías románticas y nostálgicas en base a bajos y violonchelos.
Las actuaciones son impecables, Adrien Brody ("Detachment", 2011) en el protagónico, como el pianista acomodado que pasa de la incredulidad a la ausencia mental en el infierno al que le ha tocado descender y donde será su música lo que evita que la demencia se apodere de él. No sólo con la apariencia física delgada y demacrada, fortalecida con el maquillaje de Didier Lavergne, sino con el cuadro psicológico en degradación que Brody regala en el film. En reparto secundario cuenta con actuaciones sólidas del alemán Thomas Kretschmann ("Stalingrad", 1993) como el Capitán nazi WIlm Hosenfeld. El experimentado Frank Finlay ("The Molly Maguires", 1970) como el padre de Szpilman. Y Maureen Lipman ("Educating Rita", 1983) como la madre del pianista. También, encontramos a Emilia Fox ("Prendimi l'anima", 2002) como Dorotha, una de las principales colaboradores del músico judío en sus peores momentos.
En definitiva, excelente, inteligente y cruda visión personalista de los horrores de la guerra según Roman Polanski, cuyo mayor mérito es la exposición de la desolación y la muerte rondando como algo tan normal y cotidiano que eriza la piel.
FilmeClub605426824.wordpress.com
Se debe mencionar también el esfuerzo técnico encabezado por Wieslawa Chojkowska y Gabriele Wolff para recrear el ghetto de Varsovia, en el barrio de Praga-Pólnoc de la ciudad. También, se utilizaron viejos barracones soviéticos para recrear la ciudad en ruinas, todo en los Estudios Babelsberg de Alemania, y cuyas conmovedoras escenas fueron capturadas por la belleza de la fotografía de Pawel Edelman, contrariándola con la desolación, el horror y la muerte. También se rodaron escenas en Potsdam, en una vieja casa, en la escena en la que Szpilman conoce al Capitán nazi Hosenfield, y un hospital abandonado del ejército soviético en Beeltiz, siempre en Alemania y en donde se supone que estuvo el mismísimo Hitler convaleciente en la Primera Guerra Mundial, en donde se filmaron las escenas en las que los nazis destruyen el hospital. Los acordes del inmortal Fryderyk Chopin y la conmovedora partitura de Wojciech Kilar ("Bram Stocker's Dracula", 1992), contextualizan la dramática historia de Szpilman, en donde el músico polaco hace gala de su habilidad para crear melodías románticas y nostálgicas en base a bajos y violonchelos.
Las actuaciones son impecables, Adrien Brody ("Detachment", 2011) en el protagónico, como el pianista acomodado que pasa de la incredulidad a la ausencia mental en el infierno al que le ha tocado descender y donde será su música lo que evita que la demencia se apodere de él. No sólo con la apariencia física delgada y demacrada, fortalecida con el maquillaje de Didier Lavergne, sino con el cuadro psicológico en degradación que Brody regala en el film. En reparto secundario cuenta con actuaciones sólidas del alemán Thomas Kretschmann ("Stalingrad", 1993) como el Capitán nazi WIlm Hosenfeld. El experimentado Frank Finlay ("The Molly Maguires", 1970) como el padre de Szpilman. Y Maureen Lipman ("Educating Rita", 1983) como la madre del pianista. También, encontramos a Emilia Fox ("Prendimi l'anima", 2002) como Dorotha, una de las principales colaboradores del músico judío en sus peores momentos.
En definitiva, excelente, inteligente y cruda visión personalista de los horrores de la guerra según Roman Polanski, cuyo mayor mérito es la exposición de la desolación y la muerte rondando como algo tan normal y cotidiano que eriza la piel.
FilmeClub605426824.wordpress.com
8 de agosto de 2019
8 de agosto de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mejor trabajo de Roman Polanski supone una gran maestría a la hora de empatizar con estos pobres judíos polacos.
Es imposible ver esta película y no sentir un profundo dolor en el alma por lo que pasó.
El hecho de que Spielberg sentara las bases de las historias sobre el Holocausto, no le resta mérito al relato de la vida de este pianista.
También es la mejor película que ha hecho Adrien Brody, sin ningún género de dudas. Su interpretación es magistral en los momentos de mayor sufrimiento.
La puesta en escena y la dirección de fotografía son sobresalientes. Casi parece que estamos pasando hambre con ellos y mirando por esa ventana las consecuencias de lo peor que puede dar de sí el ser humano.
Y a Vladek solo le queda la música como refugio espiritual, que además solo puede reproducirla en su cabeza. La misma especie repugnante que se deja llevar por el odio y el mal, es capaz de inspirar lo mejor a través de un instrumento musical.
Este contraste vital del protagonista me encanta. La dureza infinita de las secuencias en el ghetto, frente al sonido del piano como evasión mental.
La película es una absoluta maravilla, porque toca el alma y da mucho que pensar. ¿Cómo pudo la vieja Europa llegar a esto?
Todo el mundo debería verla.
Es imposible ver esta película y no sentir un profundo dolor en el alma por lo que pasó.
El hecho de que Spielberg sentara las bases de las historias sobre el Holocausto, no le resta mérito al relato de la vida de este pianista.
También es la mejor película que ha hecho Adrien Brody, sin ningún género de dudas. Su interpretación es magistral en los momentos de mayor sufrimiento.
La puesta en escena y la dirección de fotografía son sobresalientes. Casi parece que estamos pasando hambre con ellos y mirando por esa ventana las consecuencias de lo peor que puede dar de sí el ser humano.
Y a Vladek solo le queda la música como refugio espiritual, que además solo puede reproducirla en su cabeza. La misma especie repugnante que se deja llevar por el odio y el mal, es capaz de inspirar lo mejor a través de un instrumento musical.
Este contraste vital del protagonista me encanta. La dureza infinita de las secuencias en el ghetto, frente al sonido del piano como evasión mental.
La película es una absoluta maravilla, porque toca el alma y da mucho que pensar. ¿Cómo pudo la vieja Europa llegar a esto?
Todo el mundo debería verla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La pieza clásica que toca frente al alemán cerca del final, establece un vínculo humano de perdón y esperanza, representado además en ese rayo de luz que incide sobre el pianista. Habrá espectadores que piensen que no era necesario que tocara la obra completa, pero yo he disfrutado cada segundo. Además, está filmado de tal forma que parece que sea el propio Brody el que toca, y supongo que no será así.
¡Qué peliculón!
¡Qué peliculón!
25 de mayo de 2021
25 de mayo de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
De primeras, me ha encantado la ambientación, tiene un grandísimo cuidado y de verdad te mete en la época.
También me ha gustado cómo poco a poco los escenarios de la película se van destrozando. Esto, creo, que ayuda bastante a la ambientación que quiere dar.
La actuación de Adrien Brody me parece espectacular y te mete en el momento que vive el protagonista de una manera sin igual. Él es sin duda una de las mejores elecciones de casting dado que es difícil imaginarse a otro actor interpretando a un personaje que tiene que afrontar la soledad, el miedo y la cercanía a la muerte.
Las escenas impactantes que muestran el horror del holocausto me han parecido increíbles también y diría incluso originales porque no son escenas de violencia que ocurren en los campos de concentración, sino en las ciudades y, lo mejor de todo, es que lo vemos desde la perspectiva de Szpilman, planos picados, como si sólo fuéramos espectadores de los horrores de la ideología nazi y de la guerra. Al igual que el protagonista, somos incapaces de hacer nada más que ver.
Recomiendo esta película en gran medida.
También me ha gustado cómo poco a poco los escenarios de la película se van destrozando. Esto, creo, que ayuda bastante a la ambientación que quiere dar.
La actuación de Adrien Brody me parece espectacular y te mete en el momento que vive el protagonista de una manera sin igual. Él es sin duda una de las mejores elecciones de casting dado que es difícil imaginarse a otro actor interpretando a un personaje que tiene que afrontar la soledad, el miedo y la cercanía a la muerte.
Las escenas impactantes que muestran el horror del holocausto me han parecido increíbles también y diría incluso originales porque no son escenas de violencia que ocurren en los campos de concentración, sino en las ciudades y, lo mejor de todo, es que lo vemos desde la perspectiva de Szpilman, planos picados, como si sólo fuéramos espectadores de los horrores de la ideología nazi y de la guerra. Al igual que el protagonista, somos incapaces de hacer nada más que ver.
Recomiendo esta película en gran medida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Algo interesante que mencionaría del filme es la manera en las que somos mostrados los actos de violencia, habría que resaltar la escena en la que un anciano es tirado por una ventana, es la escena que me hizo saltar del sofá y casi gritar, la impotencia que genera la escena gracias al uso de la cámara para separarnos de los eventos que vemos pero al mismo tiempo acercarlos a nosotros como si estuvieran ocurriendo en nuestras calles. Todas estas escenas donde somos testigos de esos horrores sirven para convertirnos aun más en el espectador de la catástrofe que es el holocausto.
Ya por último, destacaría la escena donde Szpilman toca el piano en frente del general Hosenfeld en el edificio abandonado donde ni él ni el espectador saben si van a salir de esta, Szpilman por fin toca el piano después de tantos años de esconderse, de ver a todos los que alguna vez conoció morir o ser enviados a su muerte y ante este oportuno general, toca esta pieza que se te queda enmarcada en la cabeza no sólo por el sonido del piano sino por las imágenes, el pianista que da nombre a la película bañado en la luz de la luna tocando para el nazi sentado en las sombras sin poder decir una palabra ante la magia que está presenciando, una escena maravillosa.
Ya por último, destacaría la escena donde Szpilman toca el piano en frente del general Hosenfeld en el edificio abandonado donde ni él ni el espectador saben si van a salir de esta, Szpilman por fin toca el piano después de tantos años de esconderse, de ver a todos los que alguna vez conoció morir o ser enviados a su muerte y ante este oportuno general, toca esta pieza que se te queda enmarcada en la cabeza no sólo por el sonido del piano sino por las imágenes, el pianista que da nombre a la película bañado en la luz de la luna tocando para el nazi sentado en las sombras sin poder decir una palabra ante la magia que está presenciando, una escena maravillosa.
9 de junio de 2021
9 de junio de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impactante, dura, realista, cruda y sobre todo cruel. Si tuviera que definir El pianista usando pocas palabras, emplearía las que he indicado hace un momento. Madre mía, mira que mis propios padres me previnieron de lo que iba a ver, pues aun así me he quedado de piedra. Después de ver esta película, he podido conocer la peor y mejor cara de la humanidad. Todo el infierno provocado por la dichosa guerra da miedo y nos hace pensar en toda esa pobre gente que sufrió aquello. Tantísimas vidas que se perdieron y ¿para qué?, para nada. Realmente somos muy afortunados por no vivir esa época. El insoportable horror que supone vivir aterrorizado por no saber si llegarás con vida al día siguiente, solo de imaginármelo me dan escalofríos por todo el cuerpo. El film es tan real que nos hace pasarlo mal con cada situación que nos muestra, pocos momentos de respiro hay. En este impresionante metraje he visto las escenas más terribles que me ha ofrecido el cine en mis 27 años de edad, dichas escenas horrorizan a cualquier espectador por su grado de dureza, es imposible quedarse indiferente ante la crueldad que se está presenciando. No he parado de preguntarme mientras veía lo que ocurría el motivo de tanta violencia e injusticia. En fin, lo bueno que tiene mirar al pasado es poder visionar los errores para aprender de ellos y no cometerlos nuevamente, creo que eso debería ser nuestro objetivo y es que al dicho me remito: "Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla". Podría destacar la excelente fotografía, el gran vestuario o la sobresaliente ambientación, pero prefiero quedarme con la magnífica interpretación de un Adrien Brody que realiza aquí el mejor papel de su carrera. Tampoco hay que pasar por alto la inmaculada dirección de Roman Polanski, a quien he criticado anteriormente, pero en esta ocasión no me lo ha permitido. Opino que la que nos ocupa es su mejor obra. El poder visual de ciertas secuencias es desgarrador y si a esto le añadimos el sonido que acompaña tan bien a las imágenes, solo podemos aplaudir. Quiero dejar claro que he visto muchas películas basadas en relatos de la Segunda Guerra Mundial, pues es un tema explotado hasta la saciedad en el mundo del cine, pero ninguna me ha conmovido tanto como El pianista. Desde el primer minuto te sientes involucrado en la difícil situación y sufres por lo que le pueda ocurrir tanto al protagonista como a su familia. Una sobrecogedora historia que te hará partícipe de ella quieras o no. Durante 2 horas y media estarás al lado de Wladyslaw Szpilman en una Varsovia sumida en la oscuridad.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here