El pianista
2002 

8.2
155,499
Drama
Wladyslaw Szpilman, un brillante pianista polaco de origen judío, vive con su familia en el ghetto de Varsovia. Cuando, en 1939, los alemanes invaden Polonia, consigue evitar la deportación gracias a la ayuda de algunos amigos. Pero tendrá que vivir escondido y completamente aislado durante mucho tiempo, y para sobrevivir tendrá que afrontar constantes peligros. (FILMAFFINITY)
30 de julio de 2008
30 de julio de 2008
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Roman Polansky cumple con este film con esa “obligación” que tienen casi todos los directores de origen judío, a la hora de llevar a la pantalla un episodio del Holocausto.
En este caso, Polansky se centra en su tierra de origen, Polonia, para explicarnos la verídica historia del pianista Wladyslaw Szpilman (interpretado por Adrien Brody). El film comienza prácticamente cuando los nazis invaden el país polaco, y cuenta con todo detalle como la situación de los judios se fue degradando paulatinamente hasta que los nazis decidieron, al igual que hicieron en todas partes, deshacerse de los judios bien por la vía rápida o bien confinándolos en campos de concentración.
Lo mejor del film es su cierta distancia respecto a las brutalidades nazis. Aunque hay que matizar. Es innegable los hechos brutales (que abundan en la película), pero Polanksy rompe un poco (solo un poco) el maniqueísmo típico en estas películas, para mostrar a personas pro-nazis o incluso oficiales realizando actos más humanitarios.
Igualmente, los judios no son mostrados como una masa de víctima cual corderos en el matadero. Éstos también pecaron de desunión y realizaron algún que otro hecho reprobable. Aunque también es cierto que pese a que el director muestra en ocasiones una cierta distancia, la balanza está claramente desequilibrada a mostrar las penurias y los sacrificios que tuvieron que hacer los supervivientes. Personalizado en el personaje de Adrien Brody (magnífica interpretación), cuyas acciones, una vez despojado de absolutamente todo, están totalmente determinadas a conseguir salir con vida de aquel caos.
Sin duda el mensaje del film es que en situaciones extremas lo único que importa es sobrevivir al precio que sea. Polansky realiza un excelente trabajo de ambientación de la Polonia destruida por la guerra, así como una excelente dirección de actores, entre los que sobresale sin duda Adrien Brody, el cual es el protagonista absoluto de la historia. También es interesante el tratamiento de antihéroe que recibe, destinado no a engrandecer su figura sino a enseñarnos su particular odisea.
No es un film más sobre el Holocausto, y aunque de forma tímida esboza mayor profundidad en los personajes y sobretodo en los hechos. Sin duda un buen ejercicio de cine el que nos ofrece Polansky intentando alejarse de manipulaciones y excesivos maniqueismos.
En este caso, Polansky se centra en su tierra de origen, Polonia, para explicarnos la verídica historia del pianista Wladyslaw Szpilman (interpretado por Adrien Brody). El film comienza prácticamente cuando los nazis invaden el país polaco, y cuenta con todo detalle como la situación de los judios se fue degradando paulatinamente hasta que los nazis decidieron, al igual que hicieron en todas partes, deshacerse de los judios bien por la vía rápida o bien confinándolos en campos de concentración.
Lo mejor del film es su cierta distancia respecto a las brutalidades nazis. Aunque hay que matizar. Es innegable los hechos brutales (que abundan en la película), pero Polanksy rompe un poco (solo un poco) el maniqueísmo típico en estas películas, para mostrar a personas pro-nazis o incluso oficiales realizando actos más humanitarios.
Igualmente, los judios no son mostrados como una masa de víctima cual corderos en el matadero. Éstos también pecaron de desunión y realizaron algún que otro hecho reprobable. Aunque también es cierto que pese a que el director muestra en ocasiones una cierta distancia, la balanza está claramente desequilibrada a mostrar las penurias y los sacrificios que tuvieron que hacer los supervivientes. Personalizado en el personaje de Adrien Brody (magnífica interpretación), cuyas acciones, una vez despojado de absolutamente todo, están totalmente determinadas a conseguir salir con vida de aquel caos.
Sin duda el mensaje del film es que en situaciones extremas lo único que importa es sobrevivir al precio que sea. Polansky realiza un excelente trabajo de ambientación de la Polonia destruida por la guerra, así como una excelente dirección de actores, entre los que sobresale sin duda Adrien Brody, el cual es el protagonista absoluto de la historia. También es interesante el tratamiento de antihéroe que recibe, destinado no a engrandecer su figura sino a enseñarnos su particular odisea.
No es un film más sobre el Holocausto, y aunque de forma tímida esboza mayor profundidad en los personajes y sobretodo en los hechos. Sin duda un buen ejercicio de cine el que nos ofrece Polansky intentando alejarse de manipulaciones y excesivos maniqueismos.
18 de octubre de 2008
18 de octubre de 2008
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es lo que te causa esta experiencia imprescindible y que, a pesar de la dificultad del cine actual, ya ha pasado a clásico del cine: te envuelve tanto a nivel psíquico (es cada vez mas adictiva) como a nivel físico (pegado a la butaca congelado) con lo que es como aquella droga que se fabricó en no se que años y si la pruebas te mata...
Polanski muestra la crudeza de los ghettos con increíble realidad, directa, a pie de calle (sin que aparezcan secuencias de lo que ocurre en los grandes despachos de los generales...)
El sufrimiento mostrado hace que todos nos introduzcamos en la muerte, el espanto y la injusticia humana.
La fotografía conseguida es de lo mejor del cine de este siglo y las penumbras de Brody te asfixian y sus situaciones son de lo mas espectacular jamás visto (incluso tiene tiempo
para algunas que son cómicas).
El truco puede ser que se han apartado de las normas del cine americano.
Pena que a dia de hoy hayan llevado a este actor a películas de tercer nivel (por no hablar de su vida rosa...)
Polanski muestra la crudeza de los ghettos con increíble realidad, directa, a pie de calle (sin que aparezcan secuencias de lo que ocurre en los grandes despachos de los generales...)
El sufrimiento mostrado hace que todos nos introduzcamos en la muerte, el espanto y la injusticia humana.
La fotografía conseguida es de lo mejor del cine de este siglo y las penumbras de Brody te asfixian y sus situaciones son de lo mas espectacular jamás visto (incluso tiene tiempo
para algunas que son cómicas).
El truco puede ser que se han apartado de las normas del cine americano.
Pena que a dia de hoy hayan llevado a este actor a películas de tercer nivel (por no hablar de su vida rosa...)
19 de marzo de 2010
19 de marzo de 2010
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta adaptación a la gran pantalla de las memorias de un músico polaco de origen judío, no puede faltar en ningún comentario o análisis referido a las auténticas obras maestras del cine. Consiguió acaparar los premios en los Eagle, los César, los del Festival Internacional de Cannes y los Premios Oscar.
Roman Polanski consigue que cualquier persona amante de este género, visualice esta película cinco, seis e incluso más veces. Las primeras escenas fueron grabadas en los auténticos barracones soviéticos que fueron recreados para crear una ciudad arrasada.
Septiembre de 1939. Invasión de Polonia, donde ese pianista polaco llamado Wladyslaw Szpilman (Adrien Brody) ve como se va destruyendo su casa, su radio Varsovia, su entorno, su familia... Szpilman va sobreviviendo gracias a su pericia y a la ayuda del capitán alemán Hosenfeld.
Durante toda la película se puede escuchar la música de Beethoven y J. Sebastian Bach, pero al final de la misma, las piezas de Frederic Chopin hacen de esta adaptación una de las mejores películas que más me han llegado a impactar emocionalmente.
Roman Polanski consigue que cualquier persona amante de este género, visualice esta película cinco, seis e incluso más veces. Las primeras escenas fueron grabadas en los auténticos barracones soviéticos que fueron recreados para crear una ciudad arrasada.
Septiembre de 1939. Invasión de Polonia, donde ese pianista polaco llamado Wladyslaw Szpilman (Adrien Brody) ve como se va destruyendo su casa, su radio Varsovia, su entorno, su familia... Szpilman va sobreviviendo gracias a su pericia y a la ayuda del capitán alemán Hosenfeld.
Durante toda la película se puede escuchar la música de Beethoven y J. Sebastian Bach, pero al final de la misma, las piezas de Frederic Chopin hacen de esta adaptación una de las mejores películas que más me han llegado a impactar emocionalmente.
5 de noviembre de 2012
5 de noviembre de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un hermoso picado de la ciudad de Varsovia, en blanco y negro, inicia la película.
Wladyslaw Szpilman, pianista famoso del país, está tocando su piano en una estación de radio. En ese momento cae una bomba en el edificio, todos evacuan el lugar mientras van cayendo más bombas. Es señal de que los nazis están invadiendo Polonia. De esa manera inicia para este país, por un lado, lo que la historia recordaría como el Holocausto judío, y para Szpilman, por otro, lo que la historia recordaría como la odisea de un artista en medio de la guerra más cruenta de la humanidad. El drama de su vida durante la II Guerra Mundial es narrada por esta excelente película de Roman Polánski, que logra combinar el horror y la belleza de manera ejemplar.
La película es un elogio de la supervivencia. Cuenta la historia de este pianista judío que fue capaz de soportar la extrema vida a la que estos fueron sometidos por los beligerantes nazis, durante la II Guerra Mundial, un hombre que finalmente, gracias a un don que le dio la naturaleza, logró seducir a su verdugo alemán (con una escena final para la posteridad).
Es una historia donde la verdadera esperanza resulta ser la música (o el arte), la única capaz, al parecer, de redimir a los hombres de los gritos, las lágrimas o los lamentos. La música que es el lenguaje universal. Es un viaje en búsqueda de la belleza en tiempos del caos.
El arte es libertad. Libertad de la que no podrá privarnos enemigo alguno. El día en que la creatividad y la imaginación se puedan comprar, ese día acabará el arte como lo conocemos. Pero ese día, seguramente, nunca llegará. Esta película pone una tílde sobre esto.
Ario o semita. Rico o pobre. Judío o Alemán... La música (o el arte) no conoce razas, clases, ni fronteras, es un don y un patrimonio que le pertenece a toda la humanidad, y este podría residir tranquilamente en un pordiosero que duerme bajo un puente en la ciudad más pobre del mundo.
Wladyslaw Szpilman, pianista famoso del país, está tocando su piano en una estación de radio. En ese momento cae una bomba en el edificio, todos evacuan el lugar mientras van cayendo más bombas. Es señal de que los nazis están invadiendo Polonia. De esa manera inicia para este país, por un lado, lo que la historia recordaría como el Holocausto judío, y para Szpilman, por otro, lo que la historia recordaría como la odisea de un artista en medio de la guerra más cruenta de la humanidad. El drama de su vida durante la II Guerra Mundial es narrada por esta excelente película de Roman Polánski, que logra combinar el horror y la belleza de manera ejemplar.
La película es un elogio de la supervivencia. Cuenta la historia de este pianista judío que fue capaz de soportar la extrema vida a la que estos fueron sometidos por los beligerantes nazis, durante la II Guerra Mundial, un hombre que finalmente, gracias a un don que le dio la naturaleza, logró seducir a su verdugo alemán (con una escena final para la posteridad).
Es una historia donde la verdadera esperanza resulta ser la música (o el arte), la única capaz, al parecer, de redimir a los hombres de los gritos, las lágrimas o los lamentos. La música que es el lenguaje universal. Es un viaje en búsqueda de la belleza en tiempos del caos.
El arte es libertad. Libertad de la que no podrá privarnos enemigo alguno. El día en que la creatividad y la imaginación se puedan comprar, ese día acabará el arte como lo conocemos. Pero ese día, seguramente, nunca llegará. Esta película pone una tílde sobre esto.
Ario o semita. Rico o pobre. Judío o Alemán... La música (o el arte) no conoce razas, clases, ni fronteras, es un don y un patrimonio que le pertenece a toda la humanidad, y este podría residir tranquilamente en un pordiosero que duerme bajo un puente en la ciudad más pobre del mundo.
28 de marzo de 2007
28 de marzo de 2007
46 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace muchos años leí una novela, Mila18, que trataba precisamente de la persecución y masacre de los judíos en Varsovia. Era una historia terrible y realista de la que todavía recuerdo mucho, sobre todo la reflexión acerca de un oficial nazi que era un perfecto cabrón en su vida pública y un adorable y amante abuelito en su vida privada. Las personas somos así malos para unos, buenos para otros. La maldad que requiere inteligencia suele fascinar por sus facetas.
Lo que no me ha fascinado es la simpleza del protagonista. Si realmente fué así como ocurrió, no me parece en absoluto una historia edificante.
Lo que no me ha fascinado es la simpleza del protagonista. Si realmente fué así como ocurrió, no me parece en absoluto una historia edificante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El mérito del protagonista consiste en haber sobrevivido cuando otros más valientes o que se movieron más que él no lo consiguieron. ¿Y por qué lo consigue? porque los que le rodean actúan por él, le protegen, se arriesgan y en algunos casos pagan por ello.
Te tiras la mitad de la película pensando si es que la naturaleza judía consiste en dejarse llevar al matadero de la manera más mansa posible. Y en eso pienso que, como siempre, está la mano del lobby judío empeñado en demostrar que ellos siempre han sido y serán las víctimas. Por fin hay un momento en la historia en que, después de muchos meses de persecución y masacres, un grupo de rebeldes del gueto presenta batalla, breve y perdida de antemano, pero batalla al fin.
No entiendo la elección de la historia por parte de Polanski. Ya se que es judío polaco, pero podía haber contando alguna historia más interesante. ¿Qué tiene de admirable ver que sólo los cobardes sobreviven?
Te tiras la mitad de la película pensando si es que la naturaleza judía consiste en dejarse llevar al matadero de la manera más mansa posible. Y en eso pienso que, como siempre, está la mano del lobby judío empeñado en demostrar que ellos siempre han sido y serán las víctimas. Por fin hay un momento en la historia en que, después de muchos meses de persecución y masacres, un grupo de rebeldes del gueto presenta batalla, breve y perdida de antemano, pero batalla al fin.
No entiendo la elección de la historia por parte de Polanski. Ya se que es judío polaco, pero podía haber contando alguna historia más interesante. ¿Qué tiene de admirable ver que sólo los cobardes sobreviven?
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