Mad MenSerie
2007 

Matthew Weiner (Creador), Phil Abraham ...
7.9
34,899
Serie de TV. Drama
Serie de TV (2007-2015). 7 temporadas. 92 episodios. Aclamada serie dramática que narra los comienzos de una de las más prestigiosas agencias de publicidad de los años sesenta, y centrada en uno de los más misteriosos ejecutivos de la firma, Donald Draper, un hombre con un gran talento. "Mad Men" es la mirada a los hombres que dieron forma a las esperanzas y sueños diarios de los americanos de la época. En 1960 la publicidad era ... [+]
26 de noviembre de 2015
26 de noviembre de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Mad Men" es una serie que habla de otros tiempos, de aquel sueño americano que nunca fue pero parecía real. De una época sin complejos y donde el alcohol corría con la alegría de haber superado la Ley Seca y el contrabando mafioso. En política, Kennedy ganaba los debates en televisión y Nixon convencía a sus oyentes por la radio, quienes no podían ver su frente sudorosa.
Matthew Weiner y su equipo crean un programa que va aparte, o mejor dicho, un producto perfectamente envasado. Quizás la caja esté vacía, pero solamente la silueta de Christina Henricks ya nos hace querer sacar la tarjeta de crédito para comprarlo. El estandarte es Jon Hamm, magnífico actor, quien, con su Don Draper, se cuela en el panteón de los héroes de ese Panteón donde, entre otros, enseñorean Tony Soprano y Omar.
Tampoco podemos engañarnos, "Mad Men" es un culebrón. Más allá del análisis social de la época donde las secretarias más listas que muchos ejecutivos que ganaban el triple debían soportar que sus jefes les pellizcasen el trasero, mientras los paquetes de Lucky Strike campaban a sus anchas, esto es una soap opera de extraños compañeros de cama y líos de oficina.
De cualquier modo, como tantas otras veces, lo importante no es el género. Lo relevante es la forma de hacerlo.
Y esto es una marca registrada, una etiqueta negra imprescindible en nuestra videoteca.
Matthew Weiner y su equipo crean un programa que va aparte, o mejor dicho, un producto perfectamente envasado. Quizás la caja esté vacía, pero solamente la silueta de Christina Henricks ya nos hace querer sacar la tarjeta de crédito para comprarlo. El estandarte es Jon Hamm, magnífico actor, quien, con su Don Draper, se cuela en el panteón de los héroes de ese Panteón donde, entre otros, enseñorean Tony Soprano y Omar.
Tampoco podemos engañarnos, "Mad Men" es un culebrón. Más allá del análisis social de la época donde las secretarias más listas que muchos ejecutivos que ganaban el triple debían soportar que sus jefes les pellizcasen el trasero, mientras los paquetes de Lucky Strike campaban a sus anchas, esto es una soap opera de extraños compañeros de cama y líos de oficina.
De cualquier modo, como tantas otras veces, lo importante no es el género. Lo relevante es la forma de hacerlo.
Y esto es una marca registrada, una etiqueta negra imprescindible en nuestra videoteca.
8 de marzo de 2016
8 de marzo de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que me gustaría puntualizar es que esta serie no es para cualquier persona. Hay series que sí, que cualquier público puede entender y disfrutar. No es el caso.
Mad Men consigue empatizar con el espectador, mostrando miedos y frustraciones a varios niveles (ama de casa, secretaria, directivo...). Esta es una de las claves de su éxito, así como un argumento excelente y que no para de dar vueltas, hasta el punto de que el espectador se espera cualquier cosa.
Destaca por el apartado psicológico unido a los problemas personales, que es el ámbito en el que se mueve la trama. La violencia física, tan presente en series de éxito, no necesitará aparecer aquí para dar emoción o valor al argumento.
Mad Men consigue empatizar con el espectador, mostrando miedos y frustraciones a varios niveles (ama de casa, secretaria, directivo...). Esta es una de las claves de su éxito, así como un argumento excelente y que no para de dar vueltas, hasta el punto de que el espectador se espera cualquier cosa.
Destaca por el apartado psicológico unido a los problemas personales, que es el ámbito en el que se mueve la trama. La violencia física, tan presente en series de éxito, no necesitará aparecer aquí para dar emoción o valor al argumento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Si hay que destacar algo de Mad Men son los 3 siguientes aspectos:
1. Ambientación
Se trata de una obra maestra de la televisión, de una sutileza y perfección extremas.
La evolución a lo largo de la década de 1960 es uno de los aspectos mejor cuidados. Al principio aún predominan los 50, pero conforme van pasando los capítulos, los 60 aparecen y con ellos el movimiento hippie. Finalmente los 70 se hacen notar. Todo ello a través de las prendas de ropa, los automóviles, los decorados... Es sublime
Los personajes son increíblemente interesantes. Todos, sin excepción.
2. Profundización en Don Draper
El espectador puede conocer a Don Draper como a sí mismo. Pues si bien, en primer lugar todos pensamos que es quién dice ser, más adelante descubrimos que no, lo que crea un enganche irresistible por conocer su historia.
Los incontables flashbacks y viajes a California de Don nos permiten conocer su vida desde el día de su nacimiento, pasando por la niñez, adolescencia, servicio militar y primer matrimonio antes de conocer a Betty. Sin duda el capítulo en el que se narra cómo Don es "descubierto" por Roger (Este lo hace borracho y sin querer, aunque siempre presumirá de haber encontrado al genio) es una joya.
Conocer su historia nos permite entender el por qué de su personalidad:
Alcohólico, fumador, misogino y descontrolado. No cree que nadie pueda entenderle y tiene un vacío existencial imposible de llenar (Salvo con alcohol).
El amor es la gran cuenta pendiente del personaje. Con Betty el desastre estaba anunciado desde el principio, y con Megan simplemente no podía ser.
A Don solo le gusta el principio de las cosas. Solo le gusta conocer gente, no mantener relaciones. Es incapaz.
Sin embargo, a pesar de sus grandes defectos, que, muy a mi pesar le convierten en una horrible persona, es un genio. Es un hombre simplemente brillante. Es único en su trabajo. Su ingenio y su encanto le hacen destacar y ser pretendido por todas las empresas de publicidad.
3. Un argumento basado en la constante persecución infructuosa de la felicidad.
Todos los personajes se pasan la serie intentando ser felices, pero siempre fracasan. Resulta paradójico en un trabajo que trata de vender felicidad y el cual desarrollan con gran acierto.
A pesar de esto son incapaces de encontrar la felicidad para sí mismos, empezando por Don, la persona más infeliz del mundo que cree que con sexo vacío y alcohol puede llenar su miserable existencia.
El final es un alivio general de los personajes, que consiguen lo que quieren por una vez. Aunque si nos ceñimos a lo sucedido durante la serie, seguramente no les dure mucho.
1. Ambientación
Se trata de una obra maestra de la televisión, de una sutileza y perfección extremas.
La evolución a lo largo de la década de 1960 es uno de los aspectos mejor cuidados. Al principio aún predominan los 50, pero conforme van pasando los capítulos, los 60 aparecen y con ellos el movimiento hippie. Finalmente los 70 se hacen notar. Todo ello a través de las prendas de ropa, los automóviles, los decorados... Es sublime
Los personajes son increíblemente interesantes. Todos, sin excepción.
2. Profundización en Don Draper
El espectador puede conocer a Don Draper como a sí mismo. Pues si bien, en primer lugar todos pensamos que es quién dice ser, más adelante descubrimos que no, lo que crea un enganche irresistible por conocer su historia.
Los incontables flashbacks y viajes a California de Don nos permiten conocer su vida desde el día de su nacimiento, pasando por la niñez, adolescencia, servicio militar y primer matrimonio antes de conocer a Betty. Sin duda el capítulo en el que se narra cómo Don es "descubierto" por Roger (Este lo hace borracho y sin querer, aunque siempre presumirá de haber encontrado al genio) es una joya.
Conocer su historia nos permite entender el por qué de su personalidad:
Alcohólico, fumador, misogino y descontrolado. No cree que nadie pueda entenderle y tiene un vacío existencial imposible de llenar (Salvo con alcohol).
El amor es la gran cuenta pendiente del personaje. Con Betty el desastre estaba anunciado desde el principio, y con Megan simplemente no podía ser.
A Don solo le gusta el principio de las cosas. Solo le gusta conocer gente, no mantener relaciones. Es incapaz.
Sin embargo, a pesar de sus grandes defectos, que, muy a mi pesar le convierten en una horrible persona, es un genio. Es un hombre simplemente brillante. Es único en su trabajo. Su ingenio y su encanto le hacen destacar y ser pretendido por todas las empresas de publicidad.
3. Un argumento basado en la constante persecución infructuosa de la felicidad.
Todos los personajes se pasan la serie intentando ser felices, pero siempre fracasan. Resulta paradójico en un trabajo que trata de vender felicidad y el cual desarrollan con gran acierto.
A pesar de esto son incapaces de encontrar la felicidad para sí mismos, empezando por Don, la persona más infeliz del mundo que cree que con sexo vacío y alcohol puede llenar su miserable existencia.
El final es un alivio general de los personajes, que consiguen lo que quieren por una vez. Aunque si nos ceñimos a lo sucedido durante la serie, seguramente no les dure mucho.
10 de octubre de 2016
10 de octubre de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Treinta y nueve días después de la desaparición de Tony Soprano en “Made in America”, sino física al menos televisivamente, nace otro personaje, por fuera de cualquier ética, desbordante de carisma que iría a seducir y conquistar nuevamente a parte de la masa en la llamada era dorada de la televisión. Su nombre es Don Draper.
Terminada una de las mejores series de la historia, The Sopranos, precursora de esta era, que sentaba nuevos estándares en la pequeña pantalla, marcando algunos cánones cinéfilos a un ambiente empobrecido como era la televisión, se complejizan las tramas y mejores guiones permiten mejores direcciones, actuaciones, direcciones de fotografía y de arte, por lo tanto mejores productos. Así poco más de un mes después de terminada esta serie, Matthew Weiner, después de mil batallas con distintos estudios y jerarcas de la televisión, gana su lugar en la cadena AMC y así comienza un nuevo mito: Mad Men.
Pero mientras en el cine afloran los superhéroes, en la televisión lo hicieron en mayor medida los antihéroes, como Tony Soprano o Walter White. Pero Donald Draper escapa a estas dos categorizaciones, es un simple mortal, que se fue transformando a sí mismo más como pudo que como quiso, también convengamos que es producto de los tiempos en los que está basada la serie, los 60, una década completa de cambios radicales, el ascenso de Kennedy y su asesinato, la crisis de los misiles, la carrera espacial, la lucha por los derechos civiles, el asesinato de Martin Luther King y Malcom X, la guerra fría y la de Vietnam, el movimiento hippie, la beatlemanía y sobre todo, los movimientos de liberación de la mujer.
Cuando comienza la serie, las mujeres son personajes secundarios, simples mujeres objetos que sirven como amantes del protagonista, como esposa sumisa o como secretaria, pero a medida que los capítulos se van sucediendo vemos como varias de esas mujeres toman sus propias decisiones, cometen sus propios errores, pero sobre todo se van ganando un lugar dentro de ese mundo machista, que en el caso de esta serie es el mundo de la publicidad.
Mad men es un término que usaban en los años 50 para referirse a sí mismos los publicistas que trabajaban en Madison Avenue, pues con semejantes niveles de alcohol en sangre no es de extrañar que estuvieran un tanto locos, cuando toman el auto para volver a sus casas parece más probable que cometan un homicidio o que se estrellen contra un árbol a que lleguen a tiempo para la cena. El alcohol es tan protagonista en la serie que Jon Hamm asume la misma dependencia al alcohol que su propio personaje, por lo que vemos en pantalla la actuación le demanda toda su energía.
El personaje de Don Draper se basa en una unión de varios publicistas reales, tiene varias características de Draper Daniels, director creativo de la agencia Leo Burnett en Chicago en la década de 1950, quien fue el creador de la campaña Marlboro Man o de la figura controvertida del director de arte George Lois, conocido mayormente por las 92 portadas que realizó para la revista Esquire, como así también reconocen algunos logros realizados por Rosser Reeves, publicista de la agencia fundada por Ted Bates. Así podemos hacernos una idea bastante cercana a la realidad de cómo era la publicidad durante aquellos tiempos.
Es una serie sobre una agencia de publicidad, pero a pesar de ser un mundo desconocido para muchos televidentes, el drama de AMC se abre para todo tipo de espectador. Para adentrarse a lo que es la publicidad tan solo hace falta ver la escena con el diálogo de Don Draper con los directivos de Lucky Strike en el primer episodio: “Smoke gets in your eyes”, en una de las más famosas escenas de la serie donde da a conocer el slogan “It’s Toasted” para la marca tabacalera.
Para entender lo básico de la psicología del personaje tan solo hace falta treinta y siete segundos, más o menos el mismo tiempo que dura cualquiera de los spot televisivos creados por Don, eso es lo que dura la secuencia de títulos que sirve como presentación de la serie. En los años 50 sobre todo, se comenzó a dar importancia a estas secuencias iniciales como para dar a entender el alma de la obra en pocos fotogramas y compases musicales, así secuencias creadas por Saul Bass o Maurice Binder están entre los mejores ejemplos de ello, hoy en día las mejores secuencias definitivamente se encuentran en la televisión.
En el comienzo de la película francesa “La haine”, una voz en off nos introduce en la trama de la siguiente manera: “Es la historia de un hombre que cae de un edificio de 50 pisos. Para tranquilizarse mientras cae al vacio, no para de decirse: hasta ahora todo va bien, hasta ahora todo va bien, hasta ahora todo va bien… pero lo importante no es la caída, es el aterrizaje”. La secuencia inicial de Mad Men muestra esto mismo, vemos la silueta de Don caer desde lo alto de un edificio y vemos como va dejando atrás lo que podrían ser sus obras durante su vida publicitaria hasta caer a un cómodo sofá. Al ver la serie descubrimos que la vida del protagonista es circular, se hunde en su depresión y alcoholismo, abandona su trabajo y en algún momento vuelve a levantarse renovado con nuevas ideas para la agencia.
(Continua sin spoilers)
Terminada una de las mejores series de la historia, The Sopranos, precursora de esta era, que sentaba nuevos estándares en la pequeña pantalla, marcando algunos cánones cinéfilos a un ambiente empobrecido como era la televisión, se complejizan las tramas y mejores guiones permiten mejores direcciones, actuaciones, direcciones de fotografía y de arte, por lo tanto mejores productos. Así poco más de un mes después de terminada esta serie, Matthew Weiner, después de mil batallas con distintos estudios y jerarcas de la televisión, gana su lugar en la cadena AMC y así comienza un nuevo mito: Mad Men.
Pero mientras en el cine afloran los superhéroes, en la televisión lo hicieron en mayor medida los antihéroes, como Tony Soprano o Walter White. Pero Donald Draper escapa a estas dos categorizaciones, es un simple mortal, que se fue transformando a sí mismo más como pudo que como quiso, también convengamos que es producto de los tiempos en los que está basada la serie, los 60, una década completa de cambios radicales, el ascenso de Kennedy y su asesinato, la crisis de los misiles, la carrera espacial, la lucha por los derechos civiles, el asesinato de Martin Luther King y Malcom X, la guerra fría y la de Vietnam, el movimiento hippie, la beatlemanía y sobre todo, los movimientos de liberación de la mujer.
Cuando comienza la serie, las mujeres son personajes secundarios, simples mujeres objetos que sirven como amantes del protagonista, como esposa sumisa o como secretaria, pero a medida que los capítulos se van sucediendo vemos como varias de esas mujeres toman sus propias decisiones, cometen sus propios errores, pero sobre todo se van ganando un lugar dentro de ese mundo machista, que en el caso de esta serie es el mundo de la publicidad.
Mad men es un término que usaban en los años 50 para referirse a sí mismos los publicistas que trabajaban en Madison Avenue, pues con semejantes niveles de alcohol en sangre no es de extrañar que estuvieran un tanto locos, cuando toman el auto para volver a sus casas parece más probable que cometan un homicidio o que se estrellen contra un árbol a que lleguen a tiempo para la cena. El alcohol es tan protagonista en la serie que Jon Hamm asume la misma dependencia al alcohol que su propio personaje, por lo que vemos en pantalla la actuación le demanda toda su energía.
El personaje de Don Draper se basa en una unión de varios publicistas reales, tiene varias características de Draper Daniels, director creativo de la agencia Leo Burnett en Chicago en la década de 1950, quien fue el creador de la campaña Marlboro Man o de la figura controvertida del director de arte George Lois, conocido mayormente por las 92 portadas que realizó para la revista Esquire, como así también reconocen algunos logros realizados por Rosser Reeves, publicista de la agencia fundada por Ted Bates. Así podemos hacernos una idea bastante cercana a la realidad de cómo era la publicidad durante aquellos tiempos.
Es una serie sobre una agencia de publicidad, pero a pesar de ser un mundo desconocido para muchos televidentes, el drama de AMC se abre para todo tipo de espectador. Para adentrarse a lo que es la publicidad tan solo hace falta ver la escena con el diálogo de Don Draper con los directivos de Lucky Strike en el primer episodio: “Smoke gets in your eyes”, en una de las más famosas escenas de la serie donde da a conocer el slogan “It’s Toasted” para la marca tabacalera.
Para entender lo básico de la psicología del personaje tan solo hace falta treinta y siete segundos, más o menos el mismo tiempo que dura cualquiera de los spot televisivos creados por Don, eso es lo que dura la secuencia de títulos que sirve como presentación de la serie. En los años 50 sobre todo, se comenzó a dar importancia a estas secuencias iniciales como para dar a entender el alma de la obra en pocos fotogramas y compases musicales, así secuencias creadas por Saul Bass o Maurice Binder están entre los mejores ejemplos de ello, hoy en día las mejores secuencias definitivamente se encuentran en la televisión.
En el comienzo de la película francesa “La haine”, una voz en off nos introduce en la trama de la siguiente manera: “Es la historia de un hombre que cae de un edificio de 50 pisos. Para tranquilizarse mientras cae al vacio, no para de decirse: hasta ahora todo va bien, hasta ahora todo va bien, hasta ahora todo va bien… pero lo importante no es la caída, es el aterrizaje”. La secuencia inicial de Mad Men muestra esto mismo, vemos la silueta de Don caer desde lo alto de un edificio y vemos como va dejando atrás lo que podrían ser sus obras durante su vida publicitaria hasta caer a un cómodo sofá. Al ver la serie descubrimos que la vida del protagonista es circular, se hunde en su depresión y alcoholismo, abandona su trabajo y en algún momento vuelve a levantarse renovado con nuevas ideas para la agencia.
(Continua sin spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Don es un hombre egocéntrico, alcohólico, adicto al trabajo, machista, obsesionado por las mujeres, arrogante, ambicioso, pensemos que la corrección política no había llegado a la vida social norteamericana, sin embargo todo eso se cobija bajo su talento innato para lo que mejor hace. Don es una mentira, incluso su nombre fue robado y su vida gira entre sus crisis de identidad y su búsqueda de crearse otra personalidad, pero muchas veces la publicidad puede terminar siendo eso, hablar sobre un producto que quiere ser algo más de lo que es. Es un hombre admirado por sus colegas, deseado por las mujeres e idolatrado por los clientes, varios de los cuales se suman a la agencia solamente por el placer de poder acercarse a él. Mad Men en este sentido nos desnuda estrictamente el ‹american life style›, donde el consumo reina, el éxito es la única ambición y fuente de felicidad y el desencanto comienza a notarse.
“La publicidad se basa en una cosa: la felicidad. ¿Saben lo que significa la felicidad? Felicidad es el aroma de un auto nuevo. Es no sentir temor. Es un cartel en el camino que, a gritos, nos asegura que lo que estás haciendo lo estás haciendo bien”, le asegura Don Draper nuevamente a los directivos de Lucky Strike. Y este concepto al inicio de la serie irónicamente vuelve en todo su esplendor para cerrar la serie en “Person to person”, después de mil amarguras y en las que parecería que en una de esas caídas desde la secuencia de inicio sería imposible para el personaje volver a levantarse, sin embargo al dejar aflorar su dolor y permitirse entre otras cosas el llorar es que lo vemos volver a levantarse por milésima vez. Es necesario hacer las paces con Dick Whitman, su anterior ‹yo›.
Sin entrar en demasiados spoilers cabe destacar el fin de la serie, manejando perfectamente la ironía que ha tenido la serie en casi todos sus episodios, culminando sin traicionarse en su discurso, los últimos segundos son una contracara de la secuencia de presentación, así cerramos perfectamente un círculo, para abrir otros, quizás, aunque no los veamos. Tanto es así que parece que ese final completara perfectamente aquella frase que dijera Don en el primer episodio de la serie: “Lo que llamas amor fue inventado por tipos como yo para vender medias”, por lo tanto la serie completa pareciera decirnos que la felicidad es lo que inventaron los publicistas para vender la bebida más famosa del mundo.
“La publicidad se basa en una cosa: la felicidad. ¿Saben lo que significa la felicidad? Felicidad es el aroma de un auto nuevo. Es no sentir temor. Es un cartel en el camino que, a gritos, nos asegura que lo que estás haciendo lo estás haciendo bien”, le asegura Don Draper nuevamente a los directivos de Lucky Strike. Y este concepto al inicio de la serie irónicamente vuelve en todo su esplendor para cerrar la serie en “Person to person”, después de mil amarguras y en las que parecería que en una de esas caídas desde la secuencia de inicio sería imposible para el personaje volver a levantarse, sin embargo al dejar aflorar su dolor y permitirse entre otras cosas el llorar es que lo vemos volver a levantarse por milésima vez. Es necesario hacer las paces con Dick Whitman, su anterior ‹yo›.
Sin entrar en demasiados spoilers cabe destacar el fin de la serie, manejando perfectamente la ironía que ha tenido la serie en casi todos sus episodios, culminando sin traicionarse en su discurso, los últimos segundos son una contracara de la secuencia de presentación, así cerramos perfectamente un círculo, para abrir otros, quizás, aunque no los veamos. Tanto es así que parece que ese final completara perfectamente aquella frase que dijera Don en el primer episodio de la serie: “Lo que llamas amor fue inventado por tipos como yo para vender medias”, por lo tanto la serie completa pareciera decirnos que la felicidad es lo que inventaron los publicistas para vender la bebida más famosa del mundo.
9 de mayo de 2017
9 de mayo de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta crítica es una reflexión sobre la serie y su final y contiene spoilers.
No la leas si no la has terminado.
El pasado 17 de Mayo AMC emitía el último capítulo de Mad Men (2007-2015), una pieza clave para que estemos viviendo esta “era dorada de las series de televisión”, que pasa ya al olimpo junto a otras grandes como The Wire, Los Soprano o Breaking Bad. Una cosa que diferencia a Mad Men de estas grandes series es que no cuenta ninguna historia épica sobre mafia, crímenes y polis, es por eso por la que algunos se han echado atrás al ver que no hay acción e inmediatez y otros la critican como la serie en la que nunca pasa nada. Es ahí donde radica el mérito de la creación de Mathew Weiner, ha conseguido crear algo sutil y exquisito. Pero ¿de qué trata Mad Men? Empecemos diciendo que el título no significa “hombres locos”, es un juego de palabras con “Ad Men” (de advertising=publicidad) y con “Madison Avenue” lugar donde se concentraban varias de estas agencias en el Nueva York de los 60, que algunos siguen sin pillarlo joder. ¿Entonces va sobre una agencia de publicidad de los años 60? Diría que eso es mero decorado, aunque no sería lo mismo si tratase sobre otro tipo de empresa en los años 80, es una masterclass de estilo y ambientación, tanto que casi se ha hablado más sobre este aspecto que sobre su profundidad y existencialismo.
Mad Men trata sobre la vida en sí misma, sobre la búsqueda de la felicidad, sobre gente perdida y frustrada que no encuentra su sitio, sobre esa poderosa emoción llamada nostalgia que nos hace contemplar el tiempo pasado. Ninguna serie ha logrado plasmar con tanto acierto la complejidad de la psique humana y su ambiguedad, ninguna ha retratado los pasajes más oscuros del ser humano con tanto realismo y naturalidad, es algo que tiene en común con Six Feet Under, otra gran olvidada de HBO. A partir de aquí spoilers.
No la leas si no la has terminado.
El pasado 17 de Mayo AMC emitía el último capítulo de Mad Men (2007-2015), una pieza clave para que estemos viviendo esta “era dorada de las series de televisión”, que pasa ya al olimpo junto a otras grandes como The Wire, Los Soprano o Breaking Bad. Una cosa que diferencia a Mad Men de estas grandes series es que no cuenta ninguna historia épica sobre mafia, crímenes y polis, es por eso por la que algunos se han echado atrás al ver que no hay acción e inmediatez y otros la critican como la serie en la que nunca pasa nada. Es ahí donde radica el mérito de la creación de Mathew Weiner, ha conseguido crear algo sutil y exquisito. Pero ¿de qué trata Mad Men? Empecemos diciendo que el título no significa “hombres locos”, es un juego de palabras con “Ad Men” (de advertising=publicidad) y con “Madison Avenue” lugar donde se concentraban varias de estas agencias en el Nueva York de los 60, que algunos siguen sin pillarlo joder. ¿Entonces va sobre una agencia de publicidad de los años 60? Diría que eso es mero decorado, aunque no sería lo mismo si tratase sobre otro tipo de empresa en los años 80, es una masterclass de estilo y ambientación, tanto que casi se ha hablado más sobre este aspecto que sobre su profundidad y existencialismo.
Mad Men trata sobre la vida en sí misma, sobre la búsqueda de la felicidad, sobre gente perdida y frustrada que no encuentra su sitio, sobre esa poderosa emoción llamada nostalgia que nos hace contemplar el tiempo pasado. Ninguna serie ha logrado plasmar con tanto acierto la complejidad de la psique humana y su ambiguedad, ninguna ha retratado los pasajes más oscuros del ser humano con tanto realismo y naturalidad, es algo que tiene en común con Six Feet Under, otra gran olvidada de HBO. A partir de aquí spoilers.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ya se os ha olvidado aquel momento en el que Peggy Olson se dió cuenta de que estaba embarazada cuando se puso de parto cual retarded de la América profunda. De cuando el doctor le comunica que va a tener un bebé, de su cara estupefacta ( ¿llevo 9 meses sin la regla? No me había dado cuenta) de su ingreso en psiquiatría, ese momento me dejó helado, no había visto algo así en TV, la manera en la que transcurre el pasaje es sublime, es el momento más oscuro de toda la serie.
“La publicidad se basa en una cosa, la felicidad. Y, ¿sabes lo que es la felicidad? La felicidad es el olor de un coche nuevo. Es ser libre de las ataduras del miedo. Es una valla en un lado de la carretera que te dice que lo que estás haciendo lo estás haciendo bien”
Vender felicidad, ahí está todo, que Don sea publicista es una vía que hace de metáfora, todo lleva al mismo sitio, Weiner es un genio y lo tenía todo pensado. Mad Men es la historia de Don Draper, para mi el mejor personaje que ha dado la ficción televisiva. Un hombre hecho a sí mismo, una fachada construida sobre Dick Whitman, el hijo de una prostituta que muere dándole a luz, criado por su padre que era cliente y la mujer de este como un bastardo, un despojo, un niño que no conoció el amor ni el cariño, que tuvo su único momento de felicidad cuando abrió esa chocolatina Hershey. Esta infancia dickensiana y la posterior suplantación de identidad en la guerra de Korea es lo que hacen de Don un hombre infeliz, melancólico y depresivo, que esté roto por dentro y que encuentre placebo en el alcohol y en la promiscuidad. Su sufrimiento existencial no justifica que le ponga los cuernos a sus dos mujeres, Draper es un hijo puta, un cabrón. En el trabajo, frustrado por no dar a luz una de sus brillantes ideas, se vuelve cada vez más insoportable, hasta el punto de ser despedido al final de la sexta temporada. Pero lo grande es que logra que nos identifiquemos con él, que lo entendamos y que comprendamos que en el fondo no es mal bicho, muestra muchas veces ser noble y buen hombre. Como diría Jep Gambardella, está dotado con el don de la sensibilidad, algo que juega en su favor como director creativo pero que lo condena y lo lleva a una búsqueda constante. Gracias al magistral “The Summer Man” ( quizás mi capítulo favorito ), pudimos entrar dentro de su cabeza.
-Podeis seguir leyendola aquí : http://doc-jota.tumblr.com/post/120601555714/mad-men
“La publicidad se basa en una cosa, la felicidad. Y, ¿sabes lo que es la felicidad? La felicidad es el olor de un coche nuevo. Es ser libre de las ataduras del miedo. Es una valla en un lado de la carretera que te dice que lo que estás haciendo lo estás haciendo bien”
Vender felicidad, ahí está todo, que Don sea publicista es una vía que hace de metáfora, todo lleva al mismo sitio, Weiner es un genio y lo tenía todo pensado. Mad Men es la historia de Don Draper, para mi el mejor personaje que ha dado la ficción televisiva. Un hombre hecho a sí mismo, una fachada construida sobre Dick Whitman, el hijo de una prostituta que muere dándole a luz, criado por su padre que era cliente y la mujer de este como un bastardo, un despojo, un niño que no conoció el amor ni el cariño, que tuvo su único momento de felicidad cuando abrió esa chocolatina Hershey. Esta infancia dickensiana y la posterior suplantación de identidad en la guerra de Korea es lo que hacen de Don un hombre infeliz, melancólico y depresivo, que esté roto por dentro y que encuentre placebo en el alcohol y en la promiscuidad. Su sufrimiento existencial no justifica que le ponga los cuernos a sus dos mujeres, Draper es un hijo puta, un cabrón. En el trabajo, frustrado por no dar a luz una de sus brillantes ideas, se vuelve cada vez más insoportable, hasta el punto de ser despedido al final de la sexta temporada. Pero lo grande es que logra que nos identifiquemos con él, que lo entendamos y que comprendamos que en el fondo no es mal bicho, muestra muchas veces ser noble y buen hombre. Como diría Jep Gambardella, está dotado con el don de la sensibilidad, algo que juega en su favor como director creativo pero que lo condena y lo lleva a una búsqueda constante. Gracias al magistral “The Summer Man” ( quizás mi capítulo favorito ), pudimos entrar dentro de su cabeza.
-Podeis seguir leyendola aquí : http://doc-jota.tumblr.com/post/120601555714/mad-men
17 de mayo de 2020
17 de mayo de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Mad Men" logra con creces su propósito de reflejar esa época boyante en la que la publicidad empezaba a estar de moda, ya que era una herramienta perfecta para condicionar (y manipular) a las masas.
Como toda buena campaña publicitaria, los protagonistas en esta serie se saben vender realmente bien: en sus facetas profesionales son grandes referentes aunque - en la mayoría de los casos- son un auténtico desastre en sus respectivas vidas personales.
Cuidadísimas interpretaciones compondrán el magnífico elenco: Jom Hamm como "Donald Draper" (con su doble dualidad, por un lado lo arriba expuesto: con su cuidada imagen de "buisinessman", siempre de impecable traje, como por otro lado de "mente libre", cuando pisa las tierra de la Costa Oeste), será el encargado de encabezar al resto de personajes que durante todas las temporadas le acompañarán: Elisabeth Moss, como "Peggy Olson", Vincent Karthheiser como "Pete Campbell", "Jane", "Roger Sterling", "Bert Cooper", "Betty" "Megan"... etc. Todos inolvidables.
A todos ellos los veremos "crecer" y avanzar afrontando las situaciones que se les brindará gracias a un fantástico guión, el cual lleva como bandera reflejar el machismo y la injusticia imperante en el mundo de los negocios de "alto standing".
La dirección también será otro elemento a resaltar. Vestuario, ambientación y banda sonora de diez.
Para ir concluyendo, hay capítulos que son directamente joyas de la televisión: tanto el Piloto con ese escenón de "Lucky Strike", como, más en el desenlace de la serie , el titulado "Horizonte final". Ambos son buenos ejemplos de ello.
¿Quién no querría trabajar con esos portentos en "Sterling & Cooper"?.
¿Quién no guardará por siempre esa imagen en la retina del gran "Don", rotulador en mano, explicando con una pizarra (o diapositiva) a un público absorto la idea para el siguiente "bombazo" publicitario?.
Gracias por leer.
Como toda buena campaña publicitaria, los protagonistas en esta serie se saben vender realmente bien: en sus facetas profesionales son grandes referentes aunque - en la mayoría de los casos- son un auténtico desastre en sus respectivas vidas personales.
Cuidadísimas interpretaciones compondrán el magnífico elenco: Jom Hamm como "Donald Draper" (con su doble dualidad, por un lado lo arriba expuesto: con su cuidada imagen de "buisinessman", siempre de impecable traje, como por otro lado de "mente libre", cuando pisa las tierra de la Costa Oeste), será el encargado de encabezar al resto de personajes que durante todas las temporadas le acompañarán: Elisabeth Moss, como "Peggy Olson", Vincent Karthheiser como "Pete Campbell", "Jane", "Roger Sterling", "Bert Cooper", "Betty" "Megan"... etc. Todos inolvidables.
A todos ellos los veremos "crecer" y avanzar afrontando las situaciones que se les brindará gracias a un fantástico guión, el cual lleva como bandera reflejar el machismo y la injusticia imperante en el mundo de los negocios de "alto standing".
La dirección también será otro elemento a resaltar. Vestuario, ambientación y banda sonora de diez.
Para ir concluyendo, hay capítulos que son directamente joyas de la televisión: tanto el Piloto con ese escenón de "Lucky Strike", como, más en el desenlace de la serie , el titulado "Horizonte final". Ambos son buenos ejemplos de ello.
¿Quién no querría trabajar con esos portentos en "Sterling & Cooper"?.
¿Quién no guardará por siempre esa imagen en la retina del gran "Don", rotulador en mano, explicando con una pizarra (o diapositiva) a un público absorto la idea para el siguiente "bombazo" publicitario?.
Gracias por leer.
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