Alexander Payne nos sumerge en A propósito de Schmidt en una reflexión conmovedora y mordaz sobre el vacío existencial que llega con la jubilación y la certeza de que el tiempo se agota. Interpretado con maestría por Jack Nicholson, Warren Schmidt es el retrato del hombre que, tras una vida de rutina y obligaciones, se enfrenta a una dolorosa pregunta: ¿qué huella he dejado en el mundo?

La sociedad moderna, obsesionada con la productividad y el individualismo, deja a los ancianos relegados al olvido, compitiendo con el ímpetu de las nuevas generaciones. En una escena desgarradora, Schmidt ve cómo las cajas con los archivos de toda su carrera terminan amontonadas y desechadas, revelándole su irrelevancia en el esquema empresarial. Su legado laboral, años de dedicación, no significa nada más allá de su propia percepción.

La película es comedia, pero apenas te hace reír; es drama, pero apenas te hace llorar. Pero las interpretaciones son muy buenas: grande Nicholson (recomiendo visionado a los que dicen que no les gusta Jack porque es histriónico) en su interpretación del jubilado que poco a poco se va quedando solo... la verdad es que sí que da un poco de pena. Además, la película está muy bien rodada y el argumento es interesante; si los actores y director fueran otros, seguramente no la conocería nadie, pero son los que son, y hacen que la película al menos sí que valga la pena.

"About Schmidt", tal es el título original, cuenta la historia de un pobre tipo que lleva una vida patética.
Warren Schmidt es un empleado jubilado con una vida tranquila y autosuficiente y con una actitud despectiva para con el mundo y la gente que lo rodea, especialmente hacia su esposa. Todo cambia cuando ella fallece. Entonces, Schmidt comienza un proceso de valoración del mundo, de su entorno y en útlima instancia, de sí mismo. Así contado pareciera un buen punto de partida para el argumento, pero en cambio, lo que sigue es una película lenta, por momentos aburrida, profunda en apariencia, pero realmente superficial y anecdótica. Los personajes son grotescos, obvios y aburridos. Las situaciones presentadas son grotescas, obvias y aburridas.
Uno se pregunta si la película sobrevive únicamente por la interpretación de Jack Nicholson, pero no porque haya hecho una gran interpretación, Nicholson interpreta ese rol de ser humano patético que tan bien hace, y que tanto le gusta sus fans, y es sin duda por su carisma personal (Nicholson, como muchos famosos actores norteamericanos, generalmente se interpreta a sí mismo).
La trama comienza a gravitar cada vez más no sobre el argumento sino sobre la interpretación de Nicholson, y entonces nos preguntamos si acaso su interpretación es la única razón de existir de la película. Tal vez, Alexander Payne, su director, debiera haberse preguntado (como hizo Sofía Coppola en "Perdidos en Tokio" con el protagónico de Bill Murray) si la película resistía la posibilidad de no ser protagonizada por Nicholson. Tal vez entonces se hubiera preocupado por profundizar en el guión y no en crear gags de dudosa gracia.
No dejo de pensar que un actor con mayores capacidades dramáticas, como el excepcional F. Murray Abraham (quien interpretó Salieri en el Amadeus de Milos Forman), hubiera logrado un drama real y hasta le podría haber dado toques de comedia con una altura que no está al alcance de Nicholson. Nicholson en cambio, hizo un show de sí mismo, y la película quedó sin esencia y sin sustancia.
Quitando la comedia barata y el grotesco malogrado, nos queda un mensaje: la vida puede ser muy triste y solitaria.
El final, si bien anecdótico, puede que arranque alguna lágrima, cuando algo que no era muy trascendente para el Señor Schmidt se vuelve fundamental para su vida. El ultimo gesto de Nicholson realmente vale la pena. Estuve a punto de considerar que valió la pena soportar todo el tedio precedente por esos últimos segundos, pero no alcanzó.

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Fernando Marco Sassone
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La carrera de actor debe ser complicada a más no poder cuando actores tan buenos y consolidados como De Niro y Nicholson tienen que hacer mierdas cómo ésta. De Niro me dió lastima con las continuaciones de "Los padres de ella" y en "Las aventuras de Rocky y Bullwinkle" (ambas de 2000) y Jack me la ha dado en esta película. Peli aburrida, con trama pero sin interés y con mal guión. Cada actor que acompaña en este film al bueno de Jack me cae como el culo. Desde la actriz que hace de su hija, hasta Bates que hace de madre de su yerno y el yerno mismo. Kathy Bates supongo que caerá bien a alguien pero para mí nunca ha sido objeto de mis adulaciones cinematográficas.

No la terminé. La dejé cuando la Bates empezaba a alardear de su fogosidad sexual para bien de mi salud mental. Al menos Jack hace un buen trabajo. Nada más.

Soy de una tierra donde te enseñan que uno tiene que reírse de las desgracias propias y no dramatizar. En mi familia, también me enseñaron que no debes reírte de las desgracias ajenas.

'A propósito de Schmidt' pretende ser una película cómica, basando sus gags en las sucesivas desgracias y trato con personajes variopintos que le van aconteciendo a Nicholson. Sin embargo no te ríes. Yo sólo me he reído al principio cuando mira a su mujer y se pregunta "¿quién es esta vieja?". Muy al contrario, el personaje interpretado es triste, melancólico. Está jodido y su entorno le hunde aún más.

Si a un personaje gracioso y simpático le ocurre una desgracia o lo pones en una situación comprometida, te ríes, pero si eso mismo le ocurre a una persona que padece, no te ríes. Es fácil de entender, pero parece que Alexander Payne no lo entendió.

También podemos pensar que la película es un drama. En ese caso los gags están fuera de lugar y son de mal gusto. Meten el dedo en la llaga para mostrar más miserias banales que sinceramente, ni me apetece ver ni me importan.

Lejos de pasar un rato divertido, lo único que consigue Schmidt es contagiarte su tristeza y asco del mundo.

Digno de mención es el final. La relación de Schmidt con Ndugu empieza de manera meramente anecdótica, pero al final de la película, tras darse cuenta de lo solo que está, es la única rama que le queda para aferrarse a la vida.