Sonido de libertad
6.6
6,614
Thriller. Drama
Narra la historia de Tim Ballard, un ex agente de la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos que trabajaba en el departamento de delitos sexuales persiguiendo pedófilos. Tratando de intentar salvar a un niña secuestrada y obligada a prostituirse, Tim viajó a Latinoamérica, sumergiéndose en el submundo del tráfico sexual de menores. (FILMAFFINITY)
6 de marzo de 2024
6 de marzo de 2024
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si el cine debe servir para algo, es como plataforma para poner sobre la mesa de forma rápida y masiva cualquier tipo de acto denunciable. De esa forma se llega a concienciar a más gente sobre algunos males endémicos que siguen arraigados en muchos países y que siguen existiendo hoy en día, aunque se olviden de ellos los noticiarios de todas las televisiones. Alejandro Monteverde pretende así dar a conocer uno de los mercados más crueles y depravados: el tráfico sexual de menores.
“Sound of Freedom” es una película dura, no nos engañemos. Se viste de thriller convencional para hacerse más comercial y suavizar de cierta manera el terrible tema que trata de base, pero no se corta en mostrar toda la estructura organizativa de esas mafias sin escrúpulos, dedicadas a hacer dinero con los secuestros de menores para saciar los gustos de los pederastas del primer mundo. Monteverde usa la historia real de un ex agente de la DHS norteamericana, Tim Ballard, que dedicó cuerpo y alma a la búsqueda de menores secuestrados por estas mafias. Jim Caviezel lo encarna en un tipo duro que se toma su trabajo muy en serio, y se embarca en una cruzada personal en busca de un niño y una niña desaparecidos. En su periplo se las verá con gente que le ayudará, incluyendo a antiguos traficantes, pero tendrá que lidiar con otro tipo de obstáculos.
El filme trata el tema con delicadeza, pero no se ahorra algunas escenas de secuestros reales, dotando el conjunto de una crudeza necesaria que puede llegar a herir fácilmente la sensibilidad de algunos espectadores. La historia de Ballard (por otro lado muy polémica por otras causas que no vienen a cuento) nos la cuenta Monteverde como si se tratara de un personaje de ficción de novela negra, con varios clichés de detective y héroe de acción, imprimiendo a la cinta un ritmo propio de los thrillers de acción que la hace muy fluida y para nada pesada o aburrida.
Jim Caviezel hace un buen trabajo. Parece tomarse en serio su papel y se le nota integrado con la causa del personaje que interpreta. Caviezel, Monteverde y Ballard realizaron varios reportajes juntos sobre el tema de la película, poniendo el dedo en la llaga y haciendo una labor divulgativa (y también publicitaria, ya de paso) que ha convertido el filme en todo un fenómeno de taquilla.
“Sound of Freedom” es una película dura, no nos engañemos. Se viste de thriller convencional para hacerse más comercial y suavizar de cierta manera el terrible tema que trata de base, pero no se corta en mostrar toda la estructura organizativa de esas mafias sin escrúpulos, dedicadas a hacer dinero con los secuestros de menores para saciar los gustos de los pederastas del primer mundo. Monteverde usa la historia real de un ex agente de la DHS norteamericana, Tim Ballard, que dedicó cuerpo y alma a la búsqueda de menores secuestrados por estas mafias. Jim Caviezel lo encarna en un tipo duro que se toma su trabajo muy en serio, y se embarca en una cruzada personal en busca de un niño y una niña desaparecidos. En su periplo se las verá con gente que le ayudará, incluyendo a antiguos traficantes, pero tendrá que lidiar con otro tipo de obstáculos.
El filme trata el tema con delicadeza, pero no se ahorra algunas escenas de secuestros reales, dotando el conjunto de una crudeza necesaria que puede llegar a herir fácilmente la sensibilidad de algunos espectadores. La historia de Ballard (por otro lado muy polémica por otras causas que no vienen a cuento) nos la cuenta Monteverde como si se tratara de un personaje de ficción de novela negra, con varios clichés de detective y héroe de acción, imprimiendo a la cinta un ritmo propio de los thrillers de acción que la hace muy fluida y para nada pesada o aburrida.
Jim Caviezel hace un buen trabajo. Parece tomarse en serio su papel y se le nota integrado con la causa del personaje que interpreta. Caviezel, Monteverde y Ballard realizaron varios reportajes juntos sobre el tema de la película, poniendo el dedo en la llaga y haciendo una labor divulgativa (y también publicitaria, ya de paso) que ha convertido el filme en todo un fenómeno de taquilla.
18 de junio de 2024
18 de junio de 2024
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay casos en los que una canción es buena porque esta muy bien hecha técnica y musicalmente hablando, buena voz, interpretación vocal e instrumental, buena composición, buenos arreglos, y así tenemos grandes canciones que pasarán a la historia, hay otros temas que también tienen todo eso, sobre todo ahora que la tecnología facilita las cosas, pero a pesar de todo son una autentica basura, y no quiero mirar a nadie conejito malo...
Luego hay canciones que con solo una guitarra y una voz sencilla y afinada, son sublimes y se meten en el corazón de las personas para siempre. Como Mercedes Sosa ó Silvio Rodríguez, y tantos cantautores que tenían algo que decir, su éxito era el fondo y no la forma. Aunque alguno de estos a lo mejor hoy en día se echarían las manos a la cabeza viendo que hay que seguir defendiendo más que nunca derechos como la libertad de expresión, o lo mismo tenemos que volver a cantar con doble sentido para eludir a la policía de lo políticamente correcto y al control de la opinión legislado como pretenden algunos en pleno siglo XXI.
Pues toda esa explicación es para que se entienda que esta película es buena por lo que cuenta y no cómo lo cuenta. Personalmente no siento que me haya faltado nada a nivel cinematográfico, de hecho hay que dar gracias a no meternos más a fondo en el dolor, la tristeza y el horror como habrían podido hacer sin tener que inventarse nada. En cuyo caso muchos también la habrían criticado por un uso excesivo del recurso lacrimógeno.
Afortunadamente esta historia basada en hechos reales acaba bien, pero no deja de transmitir el mensaje de que estos finales felices son los menos, y que hay muchos padres y madres que jamás volverán a ver a sus hijos e hijas. Muchas de sus camas quedarán vacías para siempre.
Y así tenemos películas de presupuestos millonarios, repletas de estrellas de Hollywood, con los mejores avances técnicos, guionistas, directores; cuyo mensaje es absolutamente nulo y que son totalmente prescindibles y afortunadamente olvidables.
Pero estoy seguro de que la gran mayoría del público que ha visto esta película difícilmente la olvidará, y es que el cine no es solo un medio de entretenimiento, también es una forma de mostrarnos la realidad que muchas veces permanece oculta y que nos recuerda las cosas que son importantes en la vida.
Luego hay canciones que con solo una guitarra y una voz sencilla y afinada, son sublimes y se meten en el corazón de las personas para siempre. Como Mercedes Sosa ó Silvio Rodríguez, y tantos cantautores que tenían algo que decir, su éxito era el fondo y no la forma. Aunque alguno de estos a lo mejor hoy en día se echarían las manos a la cabeza viendo que hay que seguir defendiendo más que nunca derechos como la libertad de expresión, o lo mismo tenemos que volver a cantar con doble sentido para eludir a la policía de lo políticamente correcto y al control de la opinión legislado como pretenden algunos en pleno siglo XXI.
Pues toda esa explicación es para que se entienda que esta película es buena por lo que cuenta y no cómo lo cuenta. Personalmente no siento que me haya faltado nada a nivel cinematográfico, de hecho hay que dar gracias a no meternos más a fondo en el dolor, la tristeza y el horror como habrían podido hacer sin tener que inventarse nada. En cuyo caso muchos también la habrían criticado por un uso excesivo del recurso lacrimógeno.
Afortunadamente esta historia basada en hechos reales acaba bien, pero no deja de transmitir el mensaje de que estos finales felices son los menos, y que hay muchos padres y madres que jamás volverán a ver a sus hijos e hijas. Muchas de sus camas quedarán vacías para siempre.
Y así tenemos películas de presupuestos millonarios, repletas de estrellas de Hollywood, con los mejores avances técnicos, guionistas, directores; cuyo mensaje es absolutamente nulo y que son totalmente prescindibles y afortunadamente olvidables.
Pero estoy seguro de que la gran mayoría del público que ha visto esta película difícilmente la olvidará, y es que el cine no es solo un medio de entretenimiento, también es una forma de mostrarnos la realidad que muchas veces permanece oculta y que nos recuerda las cosas que son importantes en la vida.
12 de julio de 2023
12 de julio de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
Mi anterior crítica fue invalidada por el equipo de FA porque, según ellos, hablé poco de la película. Bien, aquí va otra, más centrada en lo que les interesa.
Sound of Freedom tiene un guion sencillo, sin grandes giros ni pretensiones cinematográficas. No es una obra maestra en cuanto a técnica, pero lo que le falta de complejidad narrativa lo compensa con un mensaje contundente. Y eso, en los tiempos que corren, parece molestar a más de uno.
La película trata un tema tan delicado como silenciado: la trata de menores. No solo lo expone de forma clara, sino que también apunta hacia algo que muchos prefieren ignorar: que en Hollywood —ese mundo de luces y cámaras— hay sombras muy oscuras, y una red de pedofilia que, aunque muchos llamen "teoría conspirativa", es un secreto a voces.
¿Te gusta la película? Perfecto. ¿No te gusta? También es válido. Pero lo importante no es si entretiene como un blockbuster más, sino lo que pone sobre la mesa. Quizás por eso no ha tenido la publicidad que merece: porque a ciertos sectores no les interesa que el público piense o cuestione lo que hay detrás del telón.
Sound of Freedom tiene un guion sencillo, sin grandes giros ni pretensiones cinematográficas. No es una obra maestra en cuanto a técnica, pero lo que le falta de complejidad narrativa lo compensa con un mensaje contundente. Y eso, en los tiempos que corren, parece molestar a más de uno.
La película trata un tema tan delicado como silenciado: la trata de menores. No solo lo expone de forma clara, sino que también apunta hacia algo que muchos prefieren ignorar: que en Hollywood —ese mundo de luces y cámaras— hay sombras muy oscuras, y una red de pedofilia que, aunque muchos llamen "teoría conspirativa", es un secreto a voces.
¿Te gusta la película? Perfecto. ¿No te gusta? También es válido. Pero lo importante no es si entretiene como un blockbuster más, sino lo que pone sobre la mesa. Quizás por eso no ha tenido la publicidad que merece: porque a ciertos sectores no les interesa que el público piense o cuestione lo que hay detrás del telón.
24 de enero de 2025
24 de enero de 2025
Sé el primero en valorar esta crítica
Traficantes de menores, pedófilos, corruptos, criminales... el cuento de nunca acabar. Una realidad que no se agota, que nos asola, una tragedia que nos compromete y nos enreda amenazando a los más vulnerables: la infancia.
“Sound of freedom” (Alejandro Monteverde, 2023) se adentra en una historia verídica, la de Tim Ballard, un ex agente de la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. que trabajaba en el departamento de delitos sexuales persiguiendo pedófilos, en esta ocasión en Latinoamérica. Una película comprometida e indispensable que no ahonda lo suficiente y no dedica tiempo a tejer a sus personajes desde sus entrañas (como merecen) cayendo en el melodrama propagandista manipulador de la lágrima fácil. Lástima, porque el tema se hubiera merecido una mejor película.
“La trata es una amenaza real para millones de niños de todo el mundo, especialmente para aquellos que han debido abandonar sus hogares y comunidades sin la protección adecuada” Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de UNICEF.
“Sound of freedom” (Alejandro Monteverde, 2023) se adentra en una historia verídica, la de Tim Ballard, un ex agente de la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. que trabajaba en el departamento de delitos sexuales persiguiendo pedófilos, en esta ocasión en Latinoamérica. Una película comprometida e indispensable que no ahonda lo suficiente y no dedica tiempo a tejer a sus personajes desde sus entrañas (como merecen) cayendo en el melodrama propagandista manipulador de la lágrima fácil. Lástima, porque el tema se hubiera merecido una mejor película.
“La trata es una amenaza real para millones de niños de todo el mundo, especialmente para aquellos que han debido abandonar sus hogares y comunidades sin la protección adecuada” Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de UNICEF.
25 de octubre de 2023
25 de octubre de 2023
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sound of freedom está dirigida por Alejandro Monteverde y es una película que, a pesar de ser dura, no muestra imágenes escabrosas, sino que el espectador las intuye, algo que por sí solo a veces es incluso más duro que verlas explícitamente. Basada en la historia de Tim Ballard (Jim Caviezel), un agente de Seguridad Nacional de EEUU, quien se dedica a atrapar a pedófilos y en una de estas se ve envuelto en algo muy gordo, tanto que decide viajar hasta Colombia para liberar a una niña. Todo esto tras devolverle a ese padre (José Zúñiga) a su otro hijo, víctima también de esclavismo sexual. En Colombia conocerá a un ex miembro del cártel (Bill Camp) y justos emprenderán un negocio que les ayudará a detectar esa red esclavista y a sus ejecutores, algo que les llevará a liberar a más de 100 niños y niñas víctimas de la explotación sexual.
Sound of freedom ha sido un éxito rotundo en EEUU y pretende serlo también en Europa. Es un tema tabú, del que no se habla, y sin embargo la explotación sexual infantil mueve más dinero que la droga en todo el mundo. De hecho, los datos de esclavismo son mayores que cuando era legal hace casi un siglo. Entendemos, pues, que los datos son demoledores y que a la sociedad le va mejor mirar a otro lado que pensar que hay menores siendo objeto de explotación sexual. El agente Tim Ballard, con su lucha, nos muestra que es posible dar caza a los explotadores y a su vez nos ofrece imágenes de cómo secuestran en la realidad a unos niños que quedan embaucados con la promesa de una vida mejor. Cuesta no apretar los puños y los dientes conforme avanza la película.
En definitiva, SOUND OF FREEDOM es una película muy necesaria que todo el mundo debería ver sin duda alguna. Es didáctica, pues sus escenas no son viscerales ni explícitas, algo que la favorece a la hora de ser tratada para todos los públicos, y los datos que nos arroja a la cara nos devuelven a una triste realidad que existe, por dolorosa que nos parezca. Algo panfletaria, quizás, conservadora incluso, sí, pero efectiva. Jim Caviezel y Bill Camp están a la altura. No os la perdáis.
Sound of freedom ha sido un éxito rotundo en EEUU y pretende serlo también en Europa. Es un tema tabú, del que no se habla, y sin embargo la explotación sexual infantil mueve más dinero que la droga en todo el mundo. De hecho, los datos de esclavismo son mayores que cuando era legal hace casi un siglo. Entendemos, pues, que los datos son demoledores y que a la sociedad le va mejor mirar a otro lado que pensar que hay menores siendo objeto de explotación sexual. El agente Tim Ballard, con su lucha, nos muestra que es posible dar caza a los explotadores y a su vez nos ofrece imágenes de cómo secuestran en la realidad a unos niños que quedan embaucados con la promesa de una vida mejor. Cuesta no apretar los puños y los dientes conforme avanza la película.
En definitiva, SOUND OF FREEDOM es una película muy necesaria que todo el mundo debería ver sin duda alguna. Es didáctica, pues sus escenas no son viscerales ni explícitas, algo que la favorece a la hora de ser tratada para todos los públicos, y los datos que nos arroja a la cara nos devuelven a una triste realidad que existe, por dolorosa que nos parezca. Algo panfletaria, quizás, conservadora incluso, sí, pero efectiva. Jim Caviezel y Bill Camp están a la altura. No os la perdáis.
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