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Las dos caras de la verdad

Intriga. Drama Martin Vail (Richard Gere), un ambicioso abogado de Chicago, es capaz de aceptar cualquier caso con tal de salir en la prensa. Un día decide ocuparse de uno que parece imposible de ganar: la defensa de Aaron (Edward Norton), un joven que es acusado del asesinato del arzobispo de Chicago, tras ser detenido mientras huía del escenario del crimen. (FILMAFFINITY)
Críticas 109
Críticas ordenadas por utilidad
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10
17 de octubre de 2010
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sinceridad es lo primero: si me decidí a ver la película fue, sin duda, al enterarme de que por su interpretación, mi admirado Edward Norton fue nominado al Oscar. Ahora, lo más surreal de todo es que no se lo dieran.
Porque aquí el señor Norton sobrepasa todos los límites de la ciencia con una pedazo actuación de las que quitan el hipo. Se come la pantalla, se come a todos y cada uno de los actores que aparecen junto a él en el cast. No es descabellado si afirmo que él y su impecable personaje, Aaron Stampler, son más del 75 por ciento de la película. Pero ésta tiene más miga.
Tiene un guión y un desarrollo excepcionales, magníficos, y una interpretación portentosa por parte de Laura Linney, tiene un final de los que quitan el hipo, de los que crean debate después de visionarlo, de los que te hacen rebobinar el dvd por si te has perdido algo. Es un peliculón con todas las letras, por eso les animo a que la vean, que la disfruten, que no se pierdan ni un solo fotograma de esta maravillosa obra de arte.

Mi nota: 10
1
29 de julio de 2022
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No recuerdo haberla visto pero quién sabe, el caso es que ya sabía lo que iba a pasar y tampoco hace falta haber estudiado en Cambridge Oxford, morbo, tópicos, de barraca de feria espectáculo vano, pelotudo, sexo, poder, desafuero, los mismo cuatro colegas que son a la vez, ubicuos, todos los gerifaltes y personajes de la obra juez y parte, contratante, fiscales, empresarios, obispos y toda la madre, perversión, crimen, amores reñidos son los más bonitos o queridos, múltiples personalidades, Norman Bates, policías, transeúntes, mafiosos, samaritanos, hampones, contratistas, contrabandistas, hispanos, dinero sigue su senda o estela, psiquiatría, medicina forense, bajos fondos, altas camas o cunas de todo un poco, pulp, lo más tirado o canallesco chabacano expuesto o mostrado como si fuera lujo, caviar a precio de saldo, para todos los públicos, democráticos, el gringo imperio llega generosamente a todas nuestros hogares a todas partes, sin comerlo ni beberlo, nos lo regalan, la casa tiran por la ventana.
Ella según pasa la película está cada vez más guapa y mejor actriz si cabe, él siempre está igual, chulesco, con esa media sonrisa que dibuja su desprecio su sensación de superioridad infinita impía, yo os meo, irónica, de perdonavidas pisaverde y el otro el actor Norton se luce hace el mismo papel que se daría a sí mismo, esos tics, como director poco más o menos algo más tarde, al pasar de los años, es lo que hacemos solemos.
Hay que ver cómo está la lglesia, nunca mejora, una ruina, de pena, oprobio, a destajo, y los abogados, unos bestias, y los niños del coro han crecido se nos han hecho mayores, ¿hacemos una porno?
De aquí nació sacó la su idea para la película múltiple Shyamalan, qué cuco.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En la segunda parte Gere se dedica a investigar la supuesta muerte de la novia Linda y cuando por fin encuentra el cadáver (una escabechina ignominiosa, dantesca, anonadadora, escalofriante, goyesca, satánica, bilirrubina, carpanta), tira de la manta y va a por Roy al que con el carrito del helado pilla, lo atrapa, lo pesca, no se sale con la suya ni tampoco se salva de la quema, directo a la silla eléctrica, Linney se hace, como Gere, abogada defensora y juntos forman el mejor bufete, buffet libre, de leguleyos o picapleitos de todo Chicago avant la lettre, sin ánimo de lucro ni de estupro, dedicados a defender a la gente que no se puede defender, a los parias de la tierra, limpia la conciencia, además se casan, por lo civil o por lo criminal, y tienen muchos hijos o churumbeles, ese mito, esa leyenda (estamos en 1996 y todavía no se había descubierto que eso era moralmente terrible, un espanto, contaminante, hegemónico, normativo, impuesto, esclavista, ofensivo, insultante, insostenible, peligroso, contraproducente, desobediente, draconiano, doloroso, destructores, dios perdónales) rubios (nadie es perfecto ni profeta en su prometida tierra, ni uno con color, desteñidos, no aciertan) para mayor vergüenza, en detrimento de los verdaderos valores, del medio ambiente.
Al alguacil alguacilado quién lo desenguacilará.
6
22 de diciembre de 2009 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un juicio que deja de serlo para convertirse en circo. Espectáculo de masas liderado por unos personajes que no simpatizan pero que sí convencen. Sobre todo por ese abogado criminalista al que le encanta la fama, Martín Vail. Claro protagonista porque el peso de la portada recae en él exclusivamente. Tanto es así que deja de lado a su defendido, no importa si éste es culpable o inocente, la película lo deja correr; sólo hace alusión a las dos caras de la verdad.
Esto puede ser injusto porque Edward Norton lo hace muy bien, lo bueno de la película lo aporta él. No sólo interpretativamente, sino que sin él no hay caso, ni juicio, ni por ende Martín Vail. No se entiende porque lo ignoran, al igual que a la fiscal Janet Venable que pasa sin pena ni gloria, toreada por todos, a pesar de su buena interpretación. ¿Qué juicio es este?
Mención especial que se merece, el juicio, porque está tan mal llevado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Entonces, ¿de qué trata la película? Una vez sabiendo que del juicio no. No por nada sino por cómo lo tratan. Porque de la inocencia de Aarón Stampler, de su defensa, de la tercera persona que pudo haber en la habitación, de que esa tercera persona era él mismo, del debate que se podía haber generado sobre su culpabilididad y que genera en el espectador la primera vez que ve la película, pero esta es la clave, sólo la primera vez, porque con la relectura se ve como todo esto pasa de largo, como el centro del director es ese abogado arrogante, paternalista, al que sí que le gusta el dinero y la gloria, y que es imposible que se crea que defiende la idea de la bondad del hombre, aunque sea esto en lo que centra Gregory Hoblit (ahí está la escena del bar). Que hay abogados que creen en la justicia y en la inocencia de las personas, incluso que toda verdad tiene dos caras. Pero, ¿quién se cree esto? Si se llega a una conclusión en la película es que la verdad sólo tiene una cara.
¿Es entonces cuando este abogado cambia, rehuye de la prensa y se da cuenta de que sí que hay maldad en el hombre? Si es que genera más incertidumbre qué pasará con él que con el criminal.
7
20 de octubre de 2013 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenida intriga judicial dirigida por Gregory Hoblit y protagonizada por Richard Gere, Laura Linney y un Edward Norton al que no te puedes perder. Las dos caras de la verdad narra la historia de un prestigioso abogado que arriesga su trabajo al defender a un joven monaguillo acusado de asesinar brutalmente a un arzobispo.

Una dirección de Hoblit excesivamente convencional, que tira de tópicos recursos, un guión de Steve Shagan y Ann Biderman, basado en la novela de William Diehl, increíblemente efectista y buenas actuaciones, para una cinta comercial que al menos mantiene el interés. La soberbia doble interpretación de un jovencísimo Edward Norton es la única razón por la que no te la debes perder esta película, que pretende ser enrevesada en su desarrollo y se queda en simplista.

Por último, decir que Las dos caras de la verdad supuso el debut en el cine del realizador Gregory Hoblit, quien únicamente había trabajado para televisión, en series y telefilms.

Las dos caras de la verdad es una película que entretiene bastante la primera vez, pero que pierde en sus posteriores visionados.
7
4 de noviembre de 2013 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ingeniosa película, quizás a nivel de la justicia, comete algunos errores, pero como trama, como giros, como papelón que hace el sr. Norton, pues merece la pena verla. Pasas un rato entretenido y ver como juegan contigo en una historia a la "Cluedo".

Gere queda menguado por la gran interpretación del jovencísimo y desconocido Edward Norton.
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