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Sólo los amantes sobreviven

Fantástico. Drama. Romance Ambientada en unas Detroit y Tánger románticamente desoladas, Adam, un músico underground profundamente deprimido por la dirección que han tomado los actos de la humanidad, se reúne con su dura y enigmática amante, Eve, quien no tiene problemas en reconocer su condición de vampiro. Su historia de amor ha prevalecido durante varios siglos, pero su libertino idilio pronto es interrumpido por la llegada de Ava, la salvaje e incontrolable ... [+]
Críticas 109
Críticas ordenadas por utilidad
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7
22 de noviembre de 2014 Sé el primero en valorar esta crítica
Pues, este... ¿Qué decir de esta cinta de Jarmusch? No es una cinta de vampiros al uso; en eso reside su fortaleza y su debilidad.
Fortaleza, porque, en lugar de mostrarnos a unos monstruos súper poderosos a los que únicamente accidentes afortunadísimos les afectan, el director apuesta por retratar a los protagonistas como una especie de existencialistas que ya han vivido demasiado, en especial Adam. Tilda Swinton y Tom Hiddleston hacen a los personajes suyos, no os miento si digo que casi podemos ver el hastío o la alegría saliéndoles por los poros. Las locaciones son un fiel reflejo de cada uno de los amantes. Tanger es una ciudad exótica, bella, como lo es Eve; y Detroit parece un basural, aislado del resto de seres humanos, como Adam. Hay que anotar un excelente uso de la música.
¿Debilidades? Que la cinta transcurre algo larga; y aunque las películas largas no me repelen, en esta ocasión parecía extenderse indefinidamente. Además, Ava no encaja muy bien en el resto de la historia, podían haberla quitado, que nada habría sucedido, al igual que Marlowe. Nunca llegamos a entender muy bien en qué criterio se basan para dividir a los zombies de los que tienen la sangre buena. Las referencias culturales al principio nos ilustran sobre la rara personalidad de Adam, pero llega un punto en que son molestas y no aportan nada.
Es recomendable verla, si tienes paciencia y ganas de ver algo curioso
5
21 de diciembre de 2014 Sé el primero en valorar esta crítica
Se intuye que la existencia de unos seres cuasi inmortales habría de ser mansa y tediosa. En esa tesitura, Jarmusch consigue que entremos en su ambiente, como lo ha hecho en anteriores películas donde se requería un ritmo lento hasta poner a prueba la paciencia del espectador. Si a eso le unimos que difícilmente se puede sentir apego hacia unos personajes de vuelta de todo, lo único que nos queda es una fotografía muy coherente con lo que está narrando.

Atisbos de filosofía y ciencia a ratos, y pasajes de guión facilones o no demasiado bien resueltos, contribuyen a la pretenciosidad de una obra no muy bien resuelta en lo que quería ser, o eso parece, una nueva “Entrevista con el vampiro”.
8
13 de enero de 2015 Sé el primero en valorar esta crítica
Los vampiros están cansados de los zombies. Los zombies son esos muertos vivientes que ya no evolucionan ni tienen inquietudes: autómatas que se alimentan de cerebros ajenos y andan sin mirar al frente. Los zombies somos nosotros. Quizá los vampiros no se expliquen como, teniendo tan poco tiempo de vida, los zombies no la exprimamos al máximo. Los vampiros cumplen centurias. Y en la película de Jarmush dejan claro que la enfermedad más grave para un inmortal es el aburrimiento.

Los vampiros como pretexto para hablar de un mundo indolente donde la tecnología avanza por encima de la cultura; pisándola y convirtiéndola en una herramienta subsidiaria. Ya no importa la música, sino el músico. Ya no importa la literatura, sino el escritor. Después de haber conocido el romanticismo —como movimiento cultural y político— y después de ver a los hombres (ahora zombies) crear, evolucionar y revolucionar, a los otrora inquietos vampiros no les queda otra que sentarse a rememorar y a basar su vacía existencia en la búsqueda de sangre de estraperlo y en el romanticismo —como cualidad de romántico y sentimental—.

No hay espejos ni ajos ni crucifijos ni ataúdes ni cazadores de depredadores chupasangres. Hay estacas deconstruidas y dos personajes de tez blanca y pocas ganas de sonreír. Se llaman Adam y Eve y viven pasionalmente separados. Él en el desvencijado Detroit. Ella en la onírica Tanger. Algo que corrigen al poco de empezar el film para compartir juntos el hastío. Los dos consideran retrogrado eso de ir mordiendo yugulares, y sobreviven de chupitos y helados de plasma. Juegan al ajedrez, conducen por la noche fascinados ante la decadencia de Detroit, leen, escuchan música y... poco más. Un aburrimiento pretencioso y moderno para muchos, pero que a mí me encantó compartir. Un delicioso y cómodo aburrimiento en el que cabe el conflicto en forma de joven, atractiva, rebelde y consanguínea vampira.

El cine debe de entretener. Y el entretenimiento es tan subjetivo que en Sólo los amantes sobreviven ofrecen dos horas de, como lo llamaría el gobierno, un entretenimiento de baja intensidad. Cuando un sofá es parte de la acción tienes que tomártelo con calma. Un sofá admirablemente fotografiado, acompañado de una genial banda sonora, decorado con interesantes errores e injusticias históricas y un sutil e inteligente humor y en el que asientan sus posaderas unos magnéticos Tom Hiddleston y Tilda Swinton.

¡Coño! Que me ha gustado, Carmen. Y si no quieres verla no la veas. Pero deja que le recomiende a la gente que vaya al cine a aburrirse; que también mola. A positivar que Jarmush no utilice la palabra vampiro en toda la película. Por eso yo no he utilizado la palabra “indie” en toda la crítica. Hasta ahora.

www.apositivar.com
9
27 de julio de 2015 Sé el primero en valorar esta crítica
El descubrir esta película y visualizarla ha sido una experiencia... si, toda una experiencia.

Es una obra personal, tremendamente singular, extraña, diferente. No es para el gran público, para nada, pero si te engancha, si te presiona ese punto de dolor/placer que tenemos todos tan escondido, si conecta con tu morbo... será tu amante para siempre. Y sólo los amantes sobreviven.

Me ha hecho sentir un placer increíble en múltiples momentos:

Maravilloso que TODA la película transcurra en una noche eterna.

Magnífico cómo siente EVE en su inmortalidad la infinita posibilidad de poder leer libros, en cualquier idioma... Y SENTIRLOS, y acariciarlos y amarlos. Y aprender de ellos TODO.

¡Cómo llama a animales y plantas en latín, dándoles una pátina de eternidad!

Terminas identificándote con ellos por que cada vez son más misántropos.
Saben cómo la humanidad ha aniquilado a los científicos (Héroes para ADAN) y ha corrompido todo. Saben que la sociedad está podrida. Por eso a las personas las llaman zombies, por que envenenan todo. Y no saben hacia donde van.

Tánger, Detroit... Maravillosas, abandonadas, decadentes, arrasadas.

Saben que sólo se sobrevive amando y siendo amado.Dos seres que están triste e irremediablemente enamorados eternamente.

No puede ser más desgarrador y más romántico.

http://benymore.blogspot.com.es
Ben
7
4 de febrero de 2016 Sé el primero en valorar esta crítica
Jim Jarmusch es un cineasta extraño dentro del mundo del cine. Sus proyectos se han movido siempre por los márgenes del "establishment", y pese a que sus films no han pasado del todo desapercibidos dentro de los circuitos comerciales, no ha sucumbido a los cantos de sirena del cine comercial, manteniendo casi intacta su peculiar forma de entender y hacer cine. Esto no quiere decir que desde su primera película ("Permanent Vacation", 1980) su estilo no haya evolucionado.

Y eso que, a priori, hacer una película de vampiros se podría considerar como un intento de atraer a las masas con un tema que nunca ha terminado de perder vigencia, ni en el cine, ni en la televisión. Sin embargo, los vampiros que nos presenta Jarmusch, tampoco son corrientes. Adam (Tom Hiddleston) vive en Detroit, donde vive semioculto acumulando grandes guitarras y haciendo una música que no quiere nadie escuche. Eve (Tilda Swinton) vive en Tánger donde pasa el tiempo acumulando saber a través de los múltiples libros que lee y comparte un "te" con otro amigo vampiro que es ni más ni menos que Christopher Marlowe (el que según algunos especialistas, incluyendo al parecer al propio director, es el verdadero escritor de las obras atribuidas a Shakespeare), interpretado por el siempre eficiente John Hurt. Estos dos vampiros, que no por casualidad llevan el mismo nombre que la bíblica primera pareja que pisó el mundo, son dos personas con altas inquietudes culturales en la que se mezclan prácticamente todas las disciplinas del saber y del arte.

Jarmusch nos dibuja el retrato de dos "snobs" que pasan su tiempo (eterno) acumulando sabiduría. Quizás por eso, no son dos fieras instintivas (como si lo es la hermana de Eve, Ava, interpretada por Mia Wasikowska, que tiene sus fugaces quince minutos de fama en el film), que persigue a la gente corriente para saciar su sed de sangre. En realidad ambos son snobs hasta para eso. Temerosos de la poca pureza de la sangre de los humanos, prefieren acudir a hospitales o a clandestinos circuitos para conseguir un producto de calidad (del grupo 0 negativo), que degustan en la intimidad, y deleitarse como si fuera un buen vino o una droga.

El realizador sitúa la acción en dos escenarios bien diferentes. Por un lado un Tánger atemporal, el de siempre, con sus retorcidas callejuelas, poco iluminadas por las noches, que no dejan de ser peligrosas para los forasteros y por el otro Detroit actual, antaño una de las ciudades más dinámicas de los Estados Unidos pero que la crisis ha dejado convertida en una especie de ruinas que los protagonistas recorren en una de las mejores secuencias de la película, en la que repasan el esplendor perdido, casi como si estuvieran hablando de las ruinas de Roma, o de alguna antigua ciudad griega.

Pese a la presencia de actores conocidos en el reparto (sin llegar al estatus de estrella), no cabe ninguna duda que Jarmusch se mantiene dentro de los parámetros marcados por su propio cine, con una historia que pese a protagonizarla dos vampiros, son dos vampiros más sedientos de cultura y de conocimiento que de sangre. Por ello, las referencias musicales, literarias y de otros ámbitos están a la orden del día, y desde luego las andanzas de esta pareja no distan demasiado de las de otras retratadas por el propio realizador. Aunque hay que reconocer que para este film, Jarmusch ha creado una atmósfera sombría muy especial que rezuma decadencia por los cuatro costados.

Aunque no se le pueden negar aspectos referenciales e incluso auto-referenciales que salpican la trama del film, sería injusto decir que se trata de una película más de Jarmusch. Tampoco me atrevería a decir que es la mejor, pese a su indudable calidad. Lo que es indiscutible es que Jarmusch demuestra que su estilo ha alcanzado una espléndida madurez sin que por ello haya perdido por el camino las coordenadas básicas que marcan su cine en favor de conseguir sentar a algún espectador más en la sala. Probablemente, el cineasta nunca llegue a obtener un gran reconocimiento en forma de oscars, globos de oro, etc, pero también da la sensación que ni parece importarle, ni parece necesitarlo para seguir ofreciéndonos pequeñas joyas con las que deleitarnos.
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