El jardinero fiel
2005 

7.3
52,749
Thriller. Intriga. Drama
Justin Quayle (Fiennes) es un diplomático británico destinado en Kenya cuya mujer es asesinada junto a un hombre sospechoso de ser su amante, un activista defensor de los derechos humanos de la región. Quayle decide entonces investigar los asesinatos, y comienza a descubrir mucho más de lo que esperaba... (FILMAFFINITY)
23 de mayo de 2007
23 de mayo de 2007
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la novela de John Le Carré sigue la trama con bastante fidelidad. Cambia algunas cosas para ser más cinematográfica pero conserva el espíritu de la novela. Fernando Meirelles sigue rodando con mucha agresividad y en ocasiones podemos creer que no es África lo que nos muestra, sino que sigue siendo la Brasil de “Ciudad de Dios”. Lo cierto es que no le sale mal la jugada pues nos presenta una gran película de misterio no exenta de crítica a la situación que se da en África, que es utilizada por Occidente no sólo como fuente de nuestras materias primas, sino como banco de pruebas de nuevas medicinas.
Película que no deberían dejar de ver todos aquellos que se sientan cuestionados por qué ocurre en los países en vías de desarrollo.
Película que no deberían dejar de ver todos aquellos que se sientan cuestionados por qué ocurre en los países en vías de desarrollo.
21 de mayo de 2008
21 de mayo de 2008
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran película de denuncia que nos hace reflexionar sobre las desigualdades que existen y existirán en el mundo. Tal vez sea pesimista, pero creo que seguirá siendo así.
El director de Ciudad de Dios, plasma con mucho realismo y objetividad la problemática en África -esperen, suena feo-. Quería plasmar cómo las empresas multinacionales (en este caso empresas farmacéuticas), le sacan provecho a uno de los continentes más oprimido, olvidado y vejado, usando a sus pobladores como conejillos de indias.
Lo triste es que mientras escribo este comentario, cientos de africanos van muriendo de múltiples formas, irremediablemente; sino habría que preguntarle a Kevin Carter (fotógrafo que ganó el premio Pulitzer en 1994 por registrar con su lente como una niña africana se muere de hambre ante la mirada expectante de un buitre) cómo es qué dejan de existir.
Señores, espero no me juzguen mal. Hoy sólo comí 3/4 de mi cena, lo demás lo tiré. Mientras allá miles vienen muriendo de hambre y producto de las innumerables enfermedad que el hombre crea para lucrar.
Millones morirán y nadie hará nada, incluso en Latinoamérica, cientos de personas mueren a diario por no poder satisfacer sus necesidades básicas. Una cruda y cierta realidad. Sin embargo, habría que preguntarnos: ¿qué estamos haciendo por cambiar el mundo? ¿Qué haré por cambiarlo? Lo que sé es que no me quedaré con las manos cruzadas, sólo pensando. Espero que ustedes o mejor dicho, vosotros, hagan lo mismo.
El director de Ciudad de Dios, plasma con mucho realismo y objetividad la problemática en África -esperen, suena feo-. Quería plasmar cómo las empresas multinacionales (en este caso empresas farmacéuticas), le sacan provecho a uno de los continentes más oprimido, olvidado y vejado, usando a sus pobladores como conejillos de indias.
Lo triste es que mientras escribo este comentario, cientos de africanos van muriendo de múltiples formas, irremediablemente; sino habría que preguntarle a Kevin Carter (fotógrafo que ganó el premio Pulitzer en 1994 por registrar con su lente como una niña africana se muere de hambre ante la mirada expectante de un buitre) cómo es qué dejan de existir.
Señores, espero no me juzguen mal. Hoy sólo comí 3/4 de mi cena, lo demás lo tiré. Mientras allá miles vienen muriendo de hambre y producto de las innumerables enfermedad que el hombre crea para lucrar.
Millones morirán y nadie hará nada, incluso en Latinoamérica, cientos de personas mueren a diario por no poder satisfacer sus necesidades básicas. Una cruda y cierta realidad. Sin embargo, habría que preguntarnos: ¿qué estamos haciendo por cambiar el mundo? ¿Qué haré por cambiarlo? Lo que sé es que no me quedaré con las manos cruzadas, sólo pensando. Espero que ustedes o mejor dicho, vosotros, hagan lo mismo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
(Lo que viene a continuación tendría que ser el primer párrafo, pero como hay que respetar las reglas de Filmaffinity ni hablar).
¿Quieres que vuelva a casa?... Ya estoy en casa... Fin.
¡Qué inmejorable final!
Cuando mi perturbada mente -es un decir- pensaba que lo capturarían, torturarían, matarían,... - esperen que estoy exagerando- Al menos pensé que le darían un tiro o se escucharía al final el sonido del disparo, al menos el eco, pero no. Me equivoqué.
Posdata. Escribo desde Perú un 22 de mayo, siendo la una y 37 minutos de la madrugada. Por mi ventana veo la oscuridad y un árbol, hace frío. Ya dormiré, con heridas de bala. Vean la película y entenderán.
¿Quieres que vuelva a casa?... Ya estoy en casa... Fin.
¡Qué inmejorable final!
Cuando mi perturbada mente -es un decir- pensaba que lo capturarían, torturarían, matarían,... - esperen que estoy exagerando- Al menos pensé que le darían un tiro o se escucharía al final el sonido del disparo, al menos el eco, pero no. Me equivoqué.
Posdata. Escribo desde Perú un 22 de mayo, siendo la una y 37 minutos de la madrugada. Por mi ventana veo la oscuridad y un árbol, hace frío. Ya dormiré, con heridas de bala. Vean la película y entenderán.
1 de mayo de 2006
1 de mayo de 2006
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fernando Meirelles demuesta su buen hacer en el cine en favor de las causas perdidas con presupuestos no tan perdidos... En general, el Jardinero Fiel es un muy buen thriller con un argumento muy bien elaborado en torno a un guión no tan original (El dilema, pero sustituyendo el estanco por la botica), pero muy bien desarrollado.
Hay que seguir el hilo atentamente para no perderse, pero en ningún momento se hace difícil de llevar. Ralph Fiennes, como siempre, fantástico, y Rachel Weisz más que bien, hacen una caracterización perfecta de los personajes. Preciosa fotografía por momentos, que consigue meterte en la ambientación de la película. Más que recomendable.
Hay que seguir el hilo atentamente para no perderse, pero en ningún momento se hace difícil de llevar. Ralph Fiennes, como siempre, fantástico, y Rachel Weisz más que bien, hacen una caracterización perfecta de los personajes. Preciosa fotografía por momentos, que consigue meterte en la ambientación de la película. Más que recomendable.
28 de diciembre de 2006
28 de diciembre de 2006
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro de cualquier antología sobre cine de nuestros días que se precie, Ciudad de Dios (2002) siempre debería aparecer. Si ha habido algún proyecto latinoamericano exportable, junto a Amores perros (2000), que haya creado escuela en los últimos años, ha sido la primera película del brasileño Fernando Meirelles. Centrada en el problema de las favelas, alejada de cualquier atisbo de empatía, conciencia o esperanza, Ciudad de Dios nos reveló a un cineasta que, al igual que Alejandro González Iñárritu, rebosaba talento, y una fácil identificación con el tono y tempo del cine USA a finales del XX y principios del XXI. Sus señas de identidad: ritmo vertiginoso, montaje frenético, cámara en mano, rápidos cambios en el punto de vista… En definitiva, una estética mimada cargada de evidentes guiños a Tarantino, un film de denuncia social convertido en puro film de terror que captaba el aire de una época y nos advertía del mundo que se nos avecina.
Tratando de no ser engullido por las garras de Hollywood, como ya le pasó a su compatriota Walter Salles (Diarios de motocicleta), Fernando Meirelles se refugia en capital británico y una nueva novela de John Le Carré con el propósito de seguir experimentando sus enormes posibilidades como cineasta. El resultado, aunque fallido, nos hace mantener la curiosidad ante próximos trabajos. ¿Seguirá manteniendo la misma fuerza e integridad?
Lejos quedan los setenta, época esplendorosa para el thriller político. Ahora, el género goza de tres versiones posibles: una ruidosa y volátil (Pánico nuclear), una ruidosa pero esforzada (La intérprete), y una inteligente, en la que el rigor y la emoción van de la mano (El americano impasible). Centrado de nuevo en la explotación de los grupos étnicos y sociales poco privilegiados, Meirelles se atreve a decir lo que muchos callan: África se ha convertido en una conspiración mercantil entre gobiernos y compañías farmacéuticas internacionales. Con una dirección semidocumental y dinámica, impulsa la narración gracias a una historia de amor sólidamente interpretada por Fiennes y Weisz, y el apoyo del ambiguo secundario Danny Huston. Justin Quayle amó a Tessa, pero no la llegó a conocer realmente. Los secretos en torno a una posible infidelidad, junto al misterio, la intriga y el suspense que conllevan, encuentran en las localizaciones y músicas africanas su mejor protección, si no fuera porque la identificación con los personajes surge del sentido común, que no de su diseño.
El jardinero fiel resulta fallida por su previsibilidad, y porque al igual que Iñárritu con su montaje, Meirelles se agarra a su venerado aspecto visual para crear una apariencia audaz, pero sobrecargada y demasiado esteticista, en suma, caduca. Se agradecen sus esfuerzos a la hora de alternar diversos planos (político, social, romántico, detectivesco…), pero su barroquismo expresionista nos convierte a todos en culpables, silenciosos o ignorantes, de su venta, la del turismo de la miseria.
Tratando de no ser engullido por las garras de Hollywood, como ya le pasó a su compatriota Walter Salles (Diarios de motocicleta), Fernando Meirelles se refugia en capital británico y una nueva novela de John Le Carré con el propósito de seguir experimentando sus enormes posibilidades como cineasta. El resultado, aunque fallido, nos hace mantener la curiosidad ante próximos trabajos. ¿Seguirá manteniendo la misma fuerza e integridad?
Lejos quedan los setenta, época esplendorosa para el thriller político. Ahora, el género goza de tres versiones posibles: una ruidosa y volátil (Pánico nuclear), una ruidosa pero esforzada (La intérprete), y una inteligente, en la que el rigor y la emoción van de la mano (El americano impasible). Centrado de nuevo en la explotación de los grupos étnicos y sociales poco privilegiados, Meirelles se atreve a decir lo que muchos callan: África se ha convertido en una conspiración mercantil entre gobiernos y compañías farmacéuticas internacionales. Con una dirección semidocumental y dinámica, impulsa la narración gracias a una historia de amor sólidamente interpretada por Fiennes y Weisz, y el apoyo del ambiguo secundario Danny Huston. Justin Quayle amó a Tessa, pero no la llegó a conocer realmente. Los secretos en torno a una posible infidelidad, junto al misterio, la intriga y el suspense que conllevan, encuentran en las localizaciones y músicas africanas su mejor protección, si no fuera porque la identificación con los personajes surge del sentido común, que no de su diseño.
El jardinero fiel resulta fallida por su previsibilidad, y porque al igual que Iñárritu con su montaje, Meirelles se agarra a su venerado aspecto visual para crear una apariencia audaz, pero sobrecargada y demasiado esteticista, en suma, caduca. Se agradecen sus esfuerzos a la hora de alternar diversos planos (político, social, romántico, detectivesco…), pero su barroquismo expresionista nos convierte a todos en culpables, silenciosos o ignorantes, de su venta, la del turismo de la miseria.
24 de febrero de 2007
24 de febrero de 2007
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de ver la película había oído comentarios muy dispares sobre ella. Desde las críticas mas malas a las mejores.
El día que decidí verla reconozco que me sorprendió. Después de ver la anterior película de Fernando Meirelles "Ciudad de dios" (una verdadera maravilla), creía que me iba a encontrar con otra película del mismo estilo. Pero a los pocos minutos me di cuenta del craso error que había cometido. La película no tiene un ritmo tan vertiginoso, sino mucho mas pausado logrando ser muy intimista. Logra así enganchar con el espectador, pero en algunos casos la acción es tan lenta que no puedes evitar mirar el reloj para saber el tiempo que lleva de duración. Aun así la película narra una realidad que la sociedad "del primer mundo" en muchas ocasiones nos negamos a aceptar. Y esa bofetada que recibes por parte del guión es lo que hace que realmente te enganches a la historia. El que lo que cuenta sabes que es real y uno no quiere verlo.
Aun dentro de esas partes lentas, hay grandes escenas de acción muy bien llevadas en ritmo logrando crear la tensión adecuada. Los giros de guión viajando del pasado al presente para lograr aclarar el hecho principal, consiguen su objetivo de atraer al espectador. A ello ayuda las dos interpretaciones de sus protagonistas. El siempre buen actor Ralph Fiennes y Rachel Weisz (ganadora por esta película de un oscar) que junto con Enemigo a las puertas logra su mejor interpretación.
Una película buena, pero a tener en cuenta que en ciertos momentos el ritmo decae un poco.
El día que decidí verla reconozco que me sorprendió. Después de ver la anterior película de Fernando Meirelles "Ciudad de dios" (una verdadera maravilla), creía que me iba a encontrar con otra película del mismo estilo. Pero a los pocos minutos me di cuenta del craso error que había cometido. La película no tiene un ritmo tan vertiginoso, sino mucho mas pausado logrando ser muy intimista. Logra así enganchar con el espectador, pero en algunos casos la acción es tan lenta que no puedes evitar mirar el reloj para saber el tiempo que lleva de duración. Aun así la película narra una realidad que la sociedad "del primer mundo" en muchas ocasiones nos negamos a aceptar. Y esa bofetada que recibes por parte del guión es lo que hace que realmente te enganches a la historia. El que lo que cuenta sabes que es real y uno no quiere verlo.
Aun dentro de esas partes lentas, hay grandes escenas de acción muy bien llevadas en ritmo logrando crear la tensión adecuada. Los giros de guión viajando del pasado al presente para lograr aclarar el hecho principal, consiguen su objetivo de atraer al espectador. A ello ayuda las dos interpretaciones de sus protagonistas. El siempre buen actor Ralph Fiennes y Rachel Weisz (ganadora por esta película de un oscar) que junto con Enemigo a las puertas logra su mejor interpretación.
Una película buena, pero a tener en cuenta que en ciertos momentos el ritmo decae un poco.
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