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Locke

Drama Ivan Locke (Tom Hardy) es un prestigioso capataz de grandes obras que ha tenido que trabajar muy duro para alcanzar su sueño: llevar una buena vida, con un buen trabajo y una familia que le quiere. Sin embargo, un día, en la víspera de su encargo más importante, recibe una llamada que le empuja a tomar una decisión que quizás eche toda su vida por tierra. Desde ese momento tendrá que emprender una peligrosa huida a contrarreloj. (FILMAFFINITY) [+]
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5
24 de agosto de 2014 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda es Locke (Locke, 2013) una extraña apuesta cinematográfica. Algunos críticos la han comparado con la también reciente Buried (Enterrado, 2010) del director español Rodrigo Cortés, aunque en realidad difieren en esencia. Mientras que Buried era un thriller de cabo a rabo (el director admitió como influencia al mismísimo Hitchock) Locke es un drama que utiliza sus singularidades (como en la película de Cortés, todo el metraje transcurre en un mismo espacio, en este caso en un coche) para abrirse un hueco dentro del panorama.

Es cierto, que desgraciadamente, viendo las cualidades de Locke, tan alejadas del cine comercial de hoy en día (sólo hace falta comparar el minimalismo de la película de Stpehen Knight con la artificialidad de la saga Transformers de Michael Bay, también de boga hoy en día), es difícil que pueda hacerse un aceptable hueco en la cartelera. La película apuesta por el minimalismo cinematográfico en todos sus aspectos, tanto de puesta en escena, como sobre todo argumentalmente hablando. Locke nos introduce en el papel de un padre de familia, interpretado por Tom Hardy (el único personaje de carne y hueso que vemos en la pantalla) y del cual seguiremos durante todo el metraje en su particular aventura.

El argumento es pues, bastante simple. Tom Hardy interpreta el papel de un padre con un hogar estable, y con un buen trabajo como arquitecto. Sin embargo, en el día más importante de su carrera profesional, donde tiene que aparecer físicamente para llevar a cabo la construcción de las bases de un enorme edificio, se pone de parto una antigua amante con la que infortunadamente tuvo un hijo. Locke sigue el desequilibrio de este personaje, que ve como en un solo día puede acabar perdiéndolo todo, su familia y su trabajo.

Al igual que en Buried, la película no sale de su entorno de acción, en este caso el coche que conduce nuestro protagonista, el cual se dirige a la clínica donde va a tener luz su futuro hijo. Los diversos conflictos que le deparan a nuestro protagonista se establecen mediante el contacto de llamadas telefónicas, que sirven de enlace entre los ejes de la trama y el desarrollo de la película. Es decir, a medida que nuestro protagonista tiene conversas vía teléfono con los demás protagonistas, la trama irá avanzando.

Familia y trabajo. Cuatro son los ejes argumentales que desarrolla la película alrededor de los ochenta minutos de duración. Quizá el más impactante es el que mantiene nuestro protagonista con los fantasmas de su pasado. Tom Hardy interpreta a un personaje bastardo, pues su padre se negó a darle su apellido y asistir a su nacimiento. Por este motivo nuestro protagonista también se siente movido a aceptar el hijo de una mujer que no es la suya, para tratar de enmendar el error que cometió su padre con él. En este caso no hay llamadas telefónicas (su padre, por lo que vemos en el film, ya hace tiempo que está muerto) sino que el propio personaje realiza una especie de diálogo ficticio con su padre, con tal de retraerle de su actitud.

El otro eje de la película es la familia, tanto la realmente suya como la nueva. Hardy confiesa su desliz matrimonial con su mujer, y durante la película vemos las diferentes conversaciones que mantiene con ella, con tal de mantener la familia unida (también está su hijo de por medio). Podríamos incluir como familia la madre primeriza que también conversa con nuestro protagonista, y que está a punto de dar a luz.

El trabajo es otro de los temas de la película, pues como ya comentaba, nuestro protagonista tenía precisamente ese mismo día que hacerse encargo de una importante tarea. A pesar de ser despedido, Tom Hardy tratará de que su último trabajo vaya lo mejor posible, llamando a un compañero de trabajo suyo para guiarle con algunas instrucciones.

En definitiva Locke es una película curiosa, pero que realmente queda lejos de convertirse en una obra redonda. Seguramente sus singularidades son las que más acaparan el protagonismo, lo que no habla muy bien de una trama que necesita toda la simpatía del espectador para poder ganárselo. Una vez la película ha destapado sus cartas, uno debe hacer un esfuerzo por aceptar la proposición de la película. Y el desarrollo no pone de su parte, porque en ciertos momentos la película acaba cayendo en algunos lugares bastante llanos y predecibles. También es cierto que Tom Hardy mantiene perfectamente el envite de llevar él sólo el peso de todo el reparto, y su papel como padre redimido resulta creíble durante toda la película.

El problema, como también le sucedía a Buried, es que este tipo de películas dan la sensación de ser más una especie de juego o incluso un reto para el director, que no una obra artística en sí misma.

http://neokunst.wordpress.com/2014/08/24/locke-2013/
7
25 de agosto de 2014 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si de entrada hubiera sabido que toda la película transcurría en un auto y que tenía un solo protagonista, no estoy seguro que me hubiera animado a enfrentarla, a pesar que terminé disfrutando, y mucho, de otras cuya ambientación gozaba de la misma austeridad.

Por suerte no lo supe, y me senté de copiloto pasivo junto a Ivan Locke (el personaje que da título al filme) y padecí las atribuladas y decisivas conversaciones que mantuvo a través de bluetooth en tiempo real, y a lo largo de hora y media de trayecto por autopista, para evitar que el mundo que se derrumbaba a su alrededor no lo arrastrara a sus raíces más temidas.

Aquí no existe la espectacularidad a la que los espectadores estamos sometidos permanentemente. Ni siquiera la adrenalina que en envase de celuloide nos inyectan hasta niveles que solo consiguen el efecto contrapuesto. Pero tampoco está presente la indiferencia que nos transmiten la mayoría de los personajes que deambulan por la pantalla mayor, ya que Locke concentra toda nuestra atención y permanentemente nos desafía a plantearnos qué actitud adoptaríamos nosotros en su lugar.

En lo que a mí respecta, afortunadamente iba de acompañante, porque si hubiera estado al frente del volante, seguramente me hubiera “estrolado” a mitad de camino, cosa que no hacen ni un inmejorable Tom Hardy (en la piel de Locke) ni Steven Knight, a cargo del guión y detrás de cámara.
7
26 de agosto de 2014 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Locke
Clara visualizacion de la soledad y angustia del hombre en el mundo y en la pantalla. Un personaje cuya trama argumental es el seguicio de llamadas telefónicas en el habitáculo del coche,en las que se intuye la problematica social y económica de un tiempo que no hemos pedido, que no es el nuestro y de ahí nuestra sorpresa. Siempre de noche en el coche y en todos los ángulos desde los que filma Steven Knight su propio guión. Como decorado todas las luces verdes y rojas,amarillas y azules de los intermitentes y semáforos fotografiado todo por Haris Zambarloukos. La sociedad inalámbrica y sin manos la componen principalmente sus compañeros de trabajo y alguno familiares. El recorrido en algunos espacios mojado, no tiene socavones ni obras complicadas. Tom Hardy, en una extraordinaria y estimulante interpretación, conduce este ejercicio de desnudo frente al mundo con solidez. Su otro yo, el coche sustituye en este genero claustrofobico a la diligencia, al bote salvavidas, al ataúd, a la cabina telefónica, etc. Focalizando al actor y manteniéndole conectado de alguna forma con el exterior. Se suma el film al genero de un decorado único y a una propuesta única para espectadores únicos.
7
26 de agosto de 2014 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine hecho con valentía y buen gusto, siempre será bienvenido y bien valorado por todas aquellas hordas de cinéfilos ávidos de experiencias que nos impulsen a renovar nuestra pasión por el séptimo arte. Steven Knight, autor que ya nos había demostrado su valía con guiones como el de "Promesas del este", realiza en "Locke", su propuesta tras las cámaras y al mando del libreto, un ejercicio de estilo que sin duda, se encuentra entre lo mejor del presente curso cinematográfico.

Y eso que no estamos ante la mejor película del año. Pero la propuesta de esta película, la originalidad de su tratamiento y lo arriesgado de su puesta en escena, son motivos más que suficientes para sentir admiración por una cinta sorprendente y emocionante a partes iguales. Construida como un thriller, el libreto esboza una trama alejada de cualquier cliché del género, construyendo su drama en base a elementos emocionales que huyen descaradamente de los tópicos del cine de suspense. La tensión nace de las entrañas, de lo más profundo del ser humano, y se desangra por los poros de una historia donde los fantasmas del pasado, y de nuestros errores, son el peligro que acecha detrás de cada curva de la carretera por la que discurre todo el metraje de la obra.

Una película que se construye de manera sólida gracias a su buen guión, y a la interpretación sobrecogedora de un excelente Tom Hardy. Un Hardy que se sabe consciente del peso que tiene que llevar sobre sus hombros, cargando con el protagonismo absoluto de la cinta, y con el 95 % de los planos de un film donde el actor inglés se deja la piel, y cada gramo de sus emociones en construir un soberbio Ivan Locke, que lejos de los excesos que las condiciones de la trama le podrían haber permitido, presenta una contención y una presencia tan grandes, que escapan a cualquier tipo de loa posible. Más que un "tour de force", lo que Hardy realiza en "Locke" es una demostración perfecta de interpretación, y de realidad; todo unido en la caracterización de un individuo obligado a desangrar sus errores y virtudes delante de una cámara que le mide el pulso desde la complejidad de la cercanía más próxima.

Y así, con Knight y Hardy demostrando una valentía, inusual en el cine actual, disfrutamos de una película imperfecta, pero maravillosa. Un auténtico bocado de maestría cinematográfica para los amantes de una arte que ante títulos como este, demuestra su constante capacidad de reinvención desde sus propias bases.
7
29 de agosto de 2014 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay quien dice que gran parte de las barreras que se encuentran en el camino las establece cada uno para sí mismo y que la manera de superarlas pocas veces nos las enseñaran otros. Tom Hardy y su personaje, Locke, lo demuestran sobradamente en esta producción británica que irrumpe silenciosa, pero puede calar más hondo de lo que parece. El primero sigue superando obstáculos con papeles variopintos de grandísimo nivel como son los de 'Bronson', 'Warrior' o el de este propio filme, llamando la atención por la increíble paleta de registros que puede abarcar y la calidad con lo que lo hace. A su vez, Ivan Locke nos enseñará que lo mejor para los problemas es afrontarlos de cara, con valor y sudando la gota gorda, si es necesario, como él mismo hace en este thriller cargado de tensión emocional, responsabilidades cruzadas y preguntas éticas hacia uno mismo, en el que la adrenalina no llegará por la velocidad a la que conduce, sino por las llamadas telefónicas que nos relatan los acontecimientos a tiempo real.

Con un guion puramente teatral basado en diálogos más que en acciones, la ficción se traspasa al plano cinematográfico con el movimiento continuo de un coche en el que viajan por igual la agonía y la responsabilidad de un nuevo comienzo. Locke busca redimir sus pecados en un viaje de poco más de una hora en el que intentará dejar todos los cabos atados a sabiendas de que su mundo se ha volcado por el sumidero. Esa misma sangre fría es la que ha tenido Steven Knight para rodar la película que hace real un drama incómodo y desgarrador a pesar de que la semilla de la que sale este árbol se comparta con más de un telefilm. La dirección elegante y efectiva desprende una bella sencillez adornada por iluminación y el sonido; realmente trabajados. La cuidada fotografía recuerda a la poderosa 'Drive' mientras que el sentimiento claustrofóbico es capaz de pisar los talones a 'Buried' -salvando las distancias, a sabiendas de las claras diferencias que las separan-. Todo en ella parece tan milimetrado que su propio tempo puede fallar en la precisión cronológica en la que se siguen las llamadas, pero eso no entorpece su definición como un brillante experimento.

Saben mantener la esencia de su carga psicológica y no traspasar un umbral sin retorno. Saben hacernos partícipes de sus decisiones, activando nuestras emociones inherentes durante un viaje sin retorno. Pero lo mejor de todo es la sensación de que -claramente- saben lo que tienen entre manos a cada momento y explotan una dinamita de tensión dramática cada vez que suena el manos-libres, consiguiendo que la idea de salir del coche sea inútil y creando un hilo de continuidad creíble que evoca el efecto creado por un gran plano secuencia, en cuanto a la acción en tiempo real se refiere. Por mi parte, me quito el sombrero ante esta obra que no solo incomoda, sino que hace reflexionar sobre el valor de ciertos aspectos cotidianos y sobre la manera de afrontar dificultades.

CarlosDL - http://odiseaenelcine.blogspot.com.es/
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