A Roma con amor
5.8
27,954
Comedia. Romance
Cuatro historias independientes con un escenario común: la ciudad de Roma. En la primera, un matrimonio americano (Woody Allen y Judy Davis) viaja a italia para conocer a la familia del prometido de su hija (Alison Pill). En la segunda, un italiano (Roberto Benigni) se hace famoso sin motivo de la noche a la mañana. En la tercera, un arquitecto californiano (Alec Baldwin) visita Roma con sus amigos donde conoce a un estudiante (Jesse ... [+]
16 de septiembre de 2013
16 de septiembre de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta crítica creo que sirve para todas sus películas. Woody no sabe hablar de otra cosa que de la superficialidad de los problemas que tiene la alta burguesía a falta de problemas verdaderos. Es snob, su cine no trasciende 5 cuadras a la redonda de su casa, dedica su tiempo libre a estar angustiado de existir. Ve el mundo sólo a través de sus ojos y cholulea con el público para caer simpático. Jamás va a salir de esto. No puede. En fin... un verdadero genio.
13 de noviembre de 2013
13 de noviembre de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después que Woody Allen descubriera con entusiasmo que hay otro mundo más allá de Nueva York y decidiera retratarlo con sus particulares pinceladas, apareció un bienvenido aire de renovación en su extensa filmografía que lo llevó a incursionar en temáticas que todavía no había abordado y, aún mejor, olvidarse por un tiempo de las terapias psicoanalíticas.
Esta vez dejó Paris y se mudó a Roma, con la visible intención de capturar en la “ciudad eterna” las imágenes e impresiones que parecieron conformarlo en la “ciudad de la luz”, a él y a la gran mayoría de los espectadores, y todavía deslumbrado por su descubrimiento de la verdadera extensión del mundo, mucho más lejos que Manhattan, la vecina isla de su Brooklin natal, y ya habiendo visitado con su cámara Inglaterra y España.
Claro que tanto ir de acá para allá, y de hacer y deshacer el equipaje, esta vez pareciera no haber tenido tiempo suficiente de escribir el guión, ya que ni bien dejó Fiumicino daría la impresión que se largó a filmar, sin siquiera pasar por el hotel, pegarse una ducha (de esas que tanto le hace dar a uno de sus personajes) y repasar, aunque sea, las ideas. Ni siquiera Alec Baldwin, Penélpe Cruz o Alessandra Mastronardi tuvieron tiempo de cambiarse la ropa.
Lo cierto es que el producto final que consiguió contrasta demasiado con la belleza de Roma, ofreciéndonos una serie de historias en tono de comedia, incoherentes, absurdas (casi tanto como la obra del personaje que él mismo interpreta), desarticuladas y carentes por completo de alguna pizca de ingenio o gracia. Para peor, maltrata descaradamente a muchos de sus personajes, que aparecen o desaparecen de escena como por arte de magia, casi improvisadamente.
En definitiva y para no cansar, un simple boceto de Roma y un verdadero fiasco de película. Tan insufrible y chata como la versión de “Amada mia, amore mio” que The Starlite Orchestra aporta repetidamente (Ray Conniff me lo hubiera hecho más soportable), al punto de la tortura.
¿Será tiempo de hacer las valijas y volver a casa?
Esta vez dejó Paris y se mudó a Roma, con la visible intención de capturar en la “ciudad eterna” las imágenes e impresiones que parecieron conformarlo en la “ciudad de la luz”, a él y a la gran mayoría de los espectadores, y todavía deslumbrado por su descubrimiento de la verdadera extensión del mundo, mucho más lejos que Manhattan, la vecina isla de su Brooklin natal, y ya habiendo visitado con su cámara Inglaterra y España.
Claro que tanto ir de acá para allá, y de hacer y deshacer el equipaje, esta vez pareciera no haber tenido tiempo suficiente de escribir el guión, ya que ni bien dejó Fiumicino daría la impresión que se largó a filmar, sin siquiera pasar por el hotel, pegarse una ducha (de esas que tanto le hace dar a uno de sus personajes) y repasar, aunque sea, las ideas. Ni siquiera Alec Baldwin, Penélpe Cruz o Alessandra Mastronardi tuvieron tiempo de cambiarse la ropa.
Lo cierto es que el producto final que consiguió contrasta demasiado con la belleza de Roma, ofreciéndonos una serie de historias en tono de comedia, incoherentes, absurdas (casi tanto como la obra del personaje que él mismo interpreta), desarticuladas y carentes por completo de alguna pizca de ingenio o gracia. Para peor, maltrata descaradamente a muchos de sus personajes, que aparecen o desaparecen de escena como por arte de magia, casi improvisadamente.
En definitiva y para no cansar, un simple boceto de Roma y un verdadero fiasco de película. Tan insufrible y chata como la versión de “Amada mia, amore mio” que The Starlite Orchestra aporta repetidamente (Ray Conniff me lo hubiera hecho más soportable), al punto de la tortura.
¿Será tiempo de hacer las valijas y volver a casa?
11 de julio de 2016
11 de julio de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Del estilo de la infumable Vicky, Cristina Barcelona. Allen nos regala una película de lo más simplona, carente de lógica y mal interpretada. Postales de sitios espectaculares de Roma, algún gag suelto y mucha tontería. Folletín turístico y poco más.
4 de marzo de 2013
4 de marzo de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Roma con amor es una película de episodios que, en principio, da la sensación de estar enfocada única y exclusivamente a aumentar el número de títulos dirigidos por Woody Allen.
El director neoyorquino, tan admirado en Europa como cuestionado dentro de sus fronteras, nos presenta una película formada por cuatro capítulos independientes con un fondo común: la maravillosa Roma. Woody Allen muestra tras las cámaras una versión bastante pobre de sí mismo. El guion, que se escuda en no tener que profundizar en ninguna de las historias, nos deja algunos momentos verdaderamente divertidos, aunque su irregularidad hace que, por momentos, el espectador pase olímpicamente de lo que está viendo. Cierto es que la reflexión que quiere dejarnos Allen sobre si verdaderamente queremos aquello con lo que soñamos es acertada, pero también hay que reconocer que el genio (que en esta ocasión lo es menos) elige un camino tan corto como simple, que podrá complacer a los que no conozcan su cine más ácido. La banda sonora es acertadísima y la estética ayuda de forma espectacular a la película.
El reparto es sensacional. El propio Woody Allen, haciendo lo que lleva haciendo toda su vida, está magistral. Lo mismo podría aplicarse a Roberto Benigni, que sigue viviendo en una vida bella. Jesse Eisenberg está muy correcto, comodísimo en un papel que le va ni pintado. Ellen Page, una súper actriz que crece a pasos agigantados, hace una labor formidable a pesar de vivir en un personaje que aparente ser más interesante de lo que en realidad es. Fabuloso también está Alessandro Tiberi. Alec Baldwin, entrando ya en los secundarios, tan grande como siempre. Alison Pill, de más a menos, igual que su personaje. Nuestra Penélope Cruz no brilla como en sus mejores noches y vive más de sus pechugas que de su talento en esta ocasión. Correctísima Alessandra Mastronardi y muy meritorio el trabajo del tenor italiano Fabio Armiliato, bastante acertado ante las cámaras.
Resumiendo, que es gerundio: A Roma con amor es un bluf en la carrera de Woody Allen, como lo fue hace poco aquella Vicky, Cristina, Barcelona. Gracias a Dios, entre ambas, el maestro nos regaló esa genialidad que es Midnight in Paris y poco antes nos obsequió con Si la cosa funciona, demostrando que aunque él mismo se está exigiendo demasiada cantidad, por sus venas sigue corriendo cine de calidad.
El director neoyorquino, tan admirado en Europa como cuestionado dentro de sus fronteras, nos presenta una película formada por cuatro capítulos independientes con un fondo común: la maravillosa Roma. Woody Allen muestra tras las cámaras una versión bastante pobre de sí mismo. El guion, que se escuda en no tener que profundizar en ninguna de las historias, nos deja algunos momentos verdaderamente divertidos, aunque su irregularidad hace que, por momentos, el espectador pase olímpicamente de lo que está viendo. Cierto es que la reflexión que quiere dejarnos Allen sobre si verdaderamente queremos aquello con lo que soñamos es acertada, pero también hay que reconocer que el genio (que en esta ocasión lo es menos) elige un camino tan corto como simple, que podrá complacer a los que no conozcan su cine más ácido. La banda sonora es acertadísima y la estética ayuda de forma espectacular a la película.
El reparto es sensacional. El propio Woody Allen, haciendo lo que lleva haciendo toda su vida, está magistral. Lo mismo podría aplicarse a Roberto Benigni, que sigue viviendo en una vida bella. Jesse Eisenberg está muy correcto, comodísimo en un papel que le va ni pintado. Ellen Page, una súper actriz que crece a pasos agigantados, hace una labor formidable a pesar de vivir en un personaje que aparente ser más interesante de lo que en realidad es. Fabuloso también está Alessandro Tiberi. Alec Baldwin, entrando ya en los secundarios, tan grande como siempre. Alison Pill, de más a menos, igual que su personaje. Nuestra Penélope Cruz no brilla como en sus mejores noches y vive más de sus pechugas que de su talento en esta ocasión. Correctísima Alessandra Mastronardi y muy meritorio el trabajo del tenor italiano Fabio Armiliato, bastante acertado ante las cámaras.
Resumiendo, que es gerundio: A Roma con amor es un bluf en la carrera de Woody Allen, como lo fue hace poco aquella Vicky, Cristina, Barcelona. Gracias a Dios, entre ambas, el maestro nos regaló esa genialidad que es Midnight in Paris y poco antes nos obsequió con Si la cosa funciona, demostrando que aunque él mismo se está exigiendo demasiada cantidad, por sus venas sigue corriendo cine de calidad.
9 de marzo de 2013
9 de marzo de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una pena que habiendo demostrado de lo que es capaz, Allen este repitiéndose constantemente en sus películas. Es una historia con un par de puntos graciosos pero poco más. Pasable para una tarde en la que no tienes nada que hacer y estas aburrido pero si esperas ver una gran película, pasa al plan B.
Por cierto Penelopé Cruz hace de lo que mejor sabe hacer.
En fin que si no la hubiera visto seguiría mi vida seguiría siendo la misma.
Por cierto Penelopé Cruz hace de lo que mejor sabe hacer.
En fin que si no la hubiera visto seguiría mi vida seguiría siendo la misma.
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