El hilo fantasma
2017 

6.8
17,750
Drama. Romance
En el Londres de la posguerra, en 1950, el famoso modisto Reynolds Woodcock (Daniel Day-Lewis) y su hermana Cyril (Lesley Manville) están a la cabeza de la moda británica, vistiendo a la realeza y a toda mujer elegante de la época. Un día, el soltero Reynolds conoce a Alma (Vicky Krieps), una dulce joven que pronto se convierte en su musa y amante. Y su vida, hasta entonces cuidadosamente controlada y planificada, se ve alterada por la ... [+]
18 de febrero de 2018
18 de febrero de 2018
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paul Thomas Anderson se destapa como un minucioso orfebre que, plano a plano, línea a línea, compone una obra grandiosa y profunda. Oscura y luminosa a la vez, percibimos a un mismo tiempo la suavidad de su aguja, con el dolor del pinchazo. A través de los ojos del director, que son los de ellas, vamos conociendo al poliédrico Reynolds Woodcock, un modisto de mediados del siglo veinte, que se encuentra en el punto de inflexión de su carrera y debe decidir qué ser y cómo llegar a serlo.
Como su protagonista, Paul Thomas Anderson escribe, dirige y fotografía todo el proceso, lo acompaña y subraya con una excelente banda sonora, y en el último momento, lo desentraña. Nada escapa a su control y el espectador avanza al ritmo que éste quiere, a través de lo que ve y piensa la joven Alma, conteniendo la tensión con esa finísima hebra que solo un ojo experto puede ver.
Y cuando llegamos al final, exhaustos, comprendemos que el hilo invisible, el hilo fantasma, era él: Paul Thomas Anderson.
Como su protagonista, Paul Thomas Anderson escribe, dirige y fotografía todo el proceso, lo acompaña y subraya con una excelente banda sonora, y en el último momento, lo desentraña. Nada escapa a su control y el espectador avanza al ritmo que éste quiere, a través de lo que ve y piensa la joven Alma, conteniendo la tensión con esa finísima hebra que solo un ojo experto puede ver.
Y cuando llegamos al final, exhaustos, comprendemos que el hilo invisible, el hilo fantasma, era él: Paul Thomas Anderson.
25 de febrero de 2018
25 de febrero de 2018
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Formalmente la peli es una delicia. Aroma clásico, elegante.
Hipnotiza el taller de costura, el proceso de creación del artista de la alta costura.
Hipnotiza la creación de Daniel Day-Lewis, fantástico. Su hermana estupenda, y la novia-esclava-madre-domina-modelo-mujer-musa es todo un descubrimiento, magnífica también.
Disfruto muchísimo la mayor parte de la película, intrigado por la historia que avanza con esos pulsos subterráneos tan bien contados, me encantan las escenas de los desayunos, cuando los personajes están diciendo una cosa y transmitiendo otra, es cine grande.
Pero a partir del tema de las setas, la cosa empieza a retorcerse un poquito demasiado para mí. Y acaba de una forma un poco delirante, será un tema personal, pero no me cabe en la cabeza tal retorcimiento. La evolución del personaje de la hermana tampoco me la termino de creer.
Cine de verdad, la película es una maravilla, sobre todo la primera mitad, aunque yo no me termino de quedar con la historia.
Hipnotiza el taller de costura, el proceso de creación del artista de la alta costura.
Hipnotiza la creación de Daniel Day-Lewis, fantástico. Su hermana estupenda, y la novia-esclava-madre-domina-modelo-mujer-musa es todo un descubrimiento, magnífica también.
Disfruto muchísimo la mayor parte de la película, intrigado por la historia que avanza con esos pulsos subterráneos tan bien contados, me encantan las escenas de los desayunos, cuando los personajes están diciendo una cosa y transmitiendo otra, es cine grande.
Pero a partir del tema de las setas, la cosa empieza a retorcerse un poquito demasiado para mí. Y acaba de una forma un poco delirante, será un tema personal, pero no me cabe en la cabeza tal retorcimiento. La evolución del personaje de la hermana tampoco me la termino de creer.
Cine de verdad, la película es una maravilla, sobre todo la primera mitad, aunque yo no me termino de quedar con la historia.
27 de febrero de 2018
27 de febrero de 2018
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paul Thomas Anderson (Magnolia, There Will Be Blood) es de los pocos directores de los que se puede decir que nunca han hecho una mala película y su última entrega no es la excepción. En esta ocasión, escribe y dirige una historia de seducción y manipulación como muy pocas veces se ha visto en el cine. La cinta gira en torno a Reynolds Woodcock, un meticuloso y obsesivo diseñador que con sus vestidos provoca las delicias de la alta sociedad londinense de los años cincuenta y cuya fama ha trascendido fronteras para posicionarlo como el favorito incluso entre la realeza. Comprometido únicamente con su profesión, Reynolds evita mantener lazos afectivos permanentes con cualquier mujer siendo Cyril, su hermana y socia, la única presencia femenina en su vida, al igual que el recuerdo de su difunta madre.
Una vez desechada su última conquista, el excéntrico personaje ha perdido el apetito y al parecer la inspiración, por lo que decide tomar un descanso en las afueras de la ciudad. Inesperadamente, será durante su retiro que encontrará a la musa en turno, una modesta mesera de nombre Alma que al principio asumirá su papel de nueva modelo y concubina con gran ilusión. No obstante, la convivencia con Reynolds se hará cada vez más difícil debido a las manías y obsesiones del artista, llegando a un punto en que la otrora dócil compañera se las ingeniará para llegar al aparentemente inalcanzable corazón del modisto, aun cuando cumpla su objetivo con medios poco convencionales.
Como si el mismo nombre de la cinta así lo anunciara, Anderson parece trazar su historia con un hilo, el cual sutilmente va guiando al espectador en cada puntada para tejer una enfermiza relación en la cual los roles de víctima y agresor no quedarán del todo definidos, cayendo en un irrompible círculo vicioso condenado a repetirse de forma indefinida. Como es característico del director, enmarca su argumento con una cinematografía cuidada hasta en el último detalle, la cual se complementa con una música excepcional y un vestuario acorde a la fama del ficticio diseñador.
Daniel Day Lewis (Gangs of New York, There Will Be Blood) se despide de la actuación como un grande de la actuación, mostrando que es uno de los mejores histriones de los últimos tiempos y haciendo un magnífico trabajo como el megalómano Woodcock. Por otra parte, encuentra en la luxemburguesa Vicky Krieps (Gutland) el complemento perfecto como Alma, la sumisa y aparentemente indefensa mujer que poco a poco logrará retirar las capas de su amado y así conseguir cautivarle de una forma bastante perturbadora. El triángulo lo cierra Lesley Manville (Mum, River) como la impávida Cyril, quien realiza un excelente trabajo como el elemento que sutilmente aporta el equilibrio entre la pareja.
De esta forma, Anderson presenta una historia llena de simbolismos la cual, de la misma forma en que lo hace su personaje principal en la cinta, esconde mensajes a lo largo de toda su obra que deberán de ser interpretados y asimilados por el espectador. Así, el californiano demuestra de forma brillante lo enfermizo que puede llegar a ser el amor una vez que se piensa haberlo encontrado, mostrando que en algunas ocasiones hay quien está dispuesto a tomar acciones irracionales con tal de conservarlo. Después de todo, se trata de un sentimiento que cada quien vive y expresa a su manera, por lo que quedará a discreción del público justificar el comportamiento de aquellos que protagonizan una de las mejores, y en cierto punto escalofriantes, películas del año.
Calificación: TÚ DECIDES.
Más reseñas en https://wraparty.wordpress.com/
Twitter @wraparty
Facebook @wraparty.movies
Una vez desechada su última conquista, el excéntrico personaje ha perdido el apetito y al parecer la inspiración, por lo que decide tomar un descanso en las afueras de la ciudad. Inesperadamente, será durante su retiro que encontrará a la musa en turno, una modesta mesera de nombre Alma que al principio asumirá su papel de nueva modelo y concubina con gran ilusión. No obstante, la convivencia con Reynolds se hará cada vez más difícil debido a las manías y obsesiones del artista, llegando a un punto en que la otrora dócil compañera se las ingeniará para llegar al aparentemente inalcanzable corazón del modisto, aun cuando cumpla su objetivo con medios poco convencionales.
Como si el mismo nombre de la cinta así lo anunciara, Anderson parece trazar su historia con un hilo, el cual sutilmente va guiando al espectador en cada puntada para tejer una enfermiza relación en la cual los roles de víctima y agresor no quedarán del todo definidos, cayendo en un irrompible círculo vicioso condenado a repetirse de forma indefinida. Como es característico del director, enmarca su argumento con una cinematografía cuidada hasta en el último detalle, la cual se complementa con una música excepcional y un vestuario acorde a la fama del ficticio diseñador.
Daniel Day Lewis (Gangs of New York, There Will Be Blood) se despide de la actuación como un grande de la actuación, mostrando que es uno de los mejores histriones de los últimos tiempos y haciendo un magnífico trabajo como el megalómano Woodcock. Por otra parte, encuentra en la luxemburguesa Vicky Krieps (Gutland) el complemento perfecto como Alma, la sumisa y aparentemente indefensa mujer que poco a poco logrará retirar las capas de su amado y así conseguir cautivarle de una forma bastante perturbadora. El triángulo lo cierra Lesley Manville (Mum, River) como la impávida Cyril, quien realiza un excelente trabajo como el elemento que sutilmente aporta el equilibrio entre la pareja.
De esta forma, Anderson presenta una historia llena de simbolismos la cual, de la misma forma en que lo hace su personaje principal en la cinta, esconde mensajes a lo largo de toda su obra que deberán de ser interpretados y asimilados por el espectador. Así, el californiano demuestra de forma brillante lo enfermizo que puede llegar a ser el amor una vez que se piensa haberlo encontrado, mostrando que en algunas ocasiones hay quien está dispuesto a tomar acciones irracionales con tal de conservarlo. Después de todo, se trata de un sentimiento que cada quien vive y expresa a su manera, por lo que quedará a discreción del público justificar el comportamiento de aquellos que protagonizan una de las mejores, y en cierto punto escalofriantes, películas del año.
Calificación: TÚ DECIDES.
Más reseñas en https://wraparty.wordpress.com/
Twitter @wraparty
Facebook @wraparty.movies
1 de marzo de 2018
1 de marzo de 2018
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los melodramas de época, son lo que mejor le sientan a Paul Thomas Anderson, que logra la elegancia y la sobriedad que caracterizaban al género en aquellos años.
La historia de un diseñador talentoso y exitoso, un verdadero genio creativo, que decide convertir en su musa a una vulgar camarera de un país exótico, Alma, y como el amor entre ellos muchas veces tóxico, saca lo mejor y lo peor de ambos.
También es la relación que Reynold tiene con su hermana, Cyril, diametralmente opuesta a la que tiene con Alma, ya que los 2 se conocen al dedillo, saben hasta donde pueden llegar, y que líneas no deben cruzar, se quieren, pero de una forma distante, tal vez de la única de la que son capaces.
Otra cosa interesante es la forma en la que se relacionan Cyril y Alma, no tiene nada en común, la forma de querer Reynold y ayudarlo en su trabajo es opuesta, tienen caracteres antagónicos, pero a su vez hay cierta admiración que sienten la una por la otra, que hace que no sea la típica relación de enemigas entre cuñadas que podría darse.
La película como casi todas las del director tiene un final raro, se podría decir que abierto o inconcluso, que va en desmedro de la misma, aunque no hace que uno olvide sus méritos.
La historia de un diseñador talentoso y exitoso, un verdadero genio creativo, que decide convertir en su musa a una vulgar camarera de un país exótico, Alma, y como el amor entre ellos muchas veces tóxico, saca lo mejor y lo peor de ambos.
También es la relación que Reynold tiene con su hermana, Cyril, diametralmente opuesta a la que tiene con Alma, ya que los 2 se conocen al dedillo, saben hasta donde pueden llegar, y que líneas no deben cruzar, se quieren, pero de una forma distante, tal vez de la única de la que son capaces.
Otra cosa interesante es la forma en la que se relacionan Cyril y Alma, no tiene nada en común, la forma de querer Reynold y ayudarlo en su trabajo es opuesta, tienen caracteres antagónicos, pero a su vez hay cierta admiración que sienten la una por la otra, que hace que no sea la típica relación de enemigas entre cuñadas que podría darse.
La película como casi todas las del director tiene un final raro, se podría decir que abierto o inconcluso, que va en desmedro de la misma, aunque no hace que uno olvide sus méritos.
12 de marzo de 2018
12 de marzo de 2018
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una puesta en escena maravillosa. El arte de la moda es tan voluble y tan cambiante que cuesta trabajo imaginar que lo que un día es glamoroso y fascinante al otro día será olvido y obsoleto. Es un poco la analogía creada por PT Anderson con el personaje principal, un famoso y disciplinado diseñador de apellido Woodcock (llevado a la pantalla por el virtuosísimo DD-Lewis) que ha pasado la mayor parte de su vida enfrascado en el mundo de la moda de alto prestigio hasta que se encuentra con la hermosa Alma, realmente un alma jovial y perspicaz, para derrochar drama y amor en este encuentro que llevará a ambos hasta los límites, siguiendo la cita de Nietzsche “siempre hay un poco de locura en el amor; pero siempre hay un poco de razón en la locura”.
La dupla de sinceridad y elegancia de los hermanos Woodcock son aciertos solo logrados con tan sublimes actuaciones. DD-Lewis logra manejar con tal maestría el porte y la distinción, pero también lo feroz y egoísta del personaje (explícitamente en las secuencias en el automóvil) desbordando su magnífica y última actuación. Al final son la falta de diálogos lo que hace que con solo miradas y gestos estas actuaciones sean triunfales. Hay que resaltar de igual manera los perfectos tintes musicales de la banda sonora, solo imaginando a un Jonny Greenwood desarrollando partituras como un genio al ver pasar la bellísima historia.
La dupla de sinceridad y elegancia de los hermanos Woodcock son aciertos solo logrados con tan sublimes actuaciones. DD-Lewis logra manejar con tal maestría el porte y la distinción, pero también lo feroz y egoísta del personaje (explícitamente en las secuencias en el automóvil) desbordando su magnífica y última actuación. Al final son la falta de diálogos lo que hace que con solo miradas y gestos estas actuaciones sean triunfales. Hay que resaltar de igual manera los perfectos tintes musicales de la banda sonora, solo imaginando a un Jonny Greenwood desarrollando partituras como un genio al ver pasar la bellísima historia.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here