El gran dictador
1940 

8.6
86,941
Comedia
Un humilde barbero judío que combatió con el ejército de Tomania en la Primera Guerra Mundial vuelve a su casa años después del fin del conflicto. Amnésico a causa de un accidente de avión, no recuerda prácticamente nada de su vida pasada, y no conoce la situación política actual del país: Adenoid Hynkel, un dictador fascista y racista, ha llegado al poder y ha iniciado la persecución del pueblo judío, a quien considera responsable de ... [+]
6 de septiembre de 2009
6 de septiembre de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realizada en 1940, "El gran dictador" representó una verdadera bofetada en la cara del nazismo y en la de sus muchos simpatizantes norteamericanos que le veían como un baluarte contra el comunismo de Stalin. Chaplin tuvo muchos problemas para llevar a buen puerto su propuesta, pero al final, fruto de un esfuerzo encomiable, las salas de cine del mundo (o casi, porque en un lugar llamado España un pequeño dictador se encargó de censurarla) pudo escuchar uno de los más famosos gritos de advertencia de los que el cine ha sido capaz en su historia.
Sátira despiadada de un despiadado asesino, Charles Chaplin, director e intérprete de joyas como "La quimera del oro", "Tiempos modernos" y "Luces de la ciudad", se arriesgó y mucho con esta película. Recibió presiones, amenazas, padeció incluso una investigación por parte del F.B.I. que, por aquel entonces, estaba en manos del inefable y fanático ultraconservador Edgar J. Hoover. Conviene no olvidar la coyuntura en la que el director se movía. Hitler había derrotado en Dunkerke a los ingleses y las tropas alemanas habían pulverizado la línea Maginot. París había sufrido la entrada de los ejércitos nazis y la victoria sonreía al Führer cuando un hombre conocido mundialmente como Charlot se atrevió a plantarle cara al asesino de la cruz gamada.
"El gran dictador" plantea dos historias paralelas que, al final, se entrelazan. Dos personajes idénticos, un barbero judío, héroe de la I Guerra Mundial, y el dictador Adenoys Hynckel, interpretados ambos por Chaplin, son los opuestos que ponen en marcha la historia. Uno, el verdugo ridículo que desde el poder controla la vida de sus súbditos (ciudadanos que devienen esclavos), el otro, la víctima que, tras haber padecido amnesia de guerra e ignorar cómo el lider de la doble cruz se ha apoderado del país, regresa al guetto donde vivía y trabajaba como humilde barbero. La gran historia y la pequeña se interrelacionan y revelan que nadie es ajeno al devenir político del lugar donde vive. Diversos avatares llevarán a la confusión de uno y otro personaje para finalizar con el barbero judío, investido con el poder de Hynkel, ofreciendo un canto a la libertad y a la democracia que aún hoy pone los pelos de punta.
Las referencias de las que se nutre "El gran dictador" son varias. Desde la más obvia, la de los cortos que Chaplin interpretó como el memorable hombrecillo del bombín y el bastón, hasta a dramaturgos como Aristófanes y Shakespeare. Del primero, actualizó el discurso político a través de la farsa; del segundo el juego de ambigüedades y personajes idénticos que provocan hilaridad en el espectador.
Sátira despiadada de un despiadado asesino, Charles Chaplin, director e intérprete de joyas como "La quimera del oro", "Tiempos modernos" y "Luces de la ciudad", se arriesgó y mucho con esta película. Recibió presiones, amenazas, padeció incluso una investigación por parte del F.B.I. que, por aquel entonces, estaba en manos del inefable y fanático ultraconservador Edgar J. Hoover. Conviene no olvidar la coyuntura en la que el director se movía. Hitler había derrotado en Dunkerke a los ingleses y las tropas alemanas habían pulverizado la línea Maginot. París había sufrido la entrada de los ejércitos nazis y la victoria sonreía al Führer cuando un hombre conocido mundialmente como Charlot se atrevió a plantarle cara al asesino de la cruz gamada.
"El gran dictador" plantea dos historias paralelas que, al final, se entrelazan. Dos personajes idénticos, un barbero judío, héroe de la I Guerra Mundial, y el dictador Adenoys Hynckel, interpretados ambos por Chaplin, son los opuestos que ponen en marcha la historia. Uno, el verdugo ridículo que desde el poder controla la vida de sus súbditos (ciudadanos que devienen esclavos), el otro, la víctima que, tras haber padecido amnesia de guerra e ignorar cómo el lider de la doble cruz se ha apoderado del país, regresa al guetto donde vivía y trabajaba como humilde barbero. La gran historia y la pequeña se interrelacionan y revelan que nadie es ajeno al devenir político del lugar donde vive. Diversos avatares llevarán a la confusión de uno y otro personaje para finalizar con el barbero judío, investido con el poder de Hynkel, ofreciendo un canto a la libertad y a la democracia que aún hoy pone los pelos de punta.
Las referencias de las que se nutre "El gran dictador" son varias. Desde la más obvia, la de los cortos que Chaplin interpretó como el memorable hombrecillo del bombín y el bastón, hasta a dramaturgos como Aristófanes y Shakespeare. Del primero, actualizó el discurso político a través de la farsa; del segundo el juego de ambigüedades y personajes idénticos que provocan hilaridad en el espectador.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Las interpretaciones son geniales. Tanto Chaplin en su doble papel como Jack Oacki como Benzino Napoloni (sangrante parodia del bufón fascista aliado de Hitler) se salen. Paulette Godard (esposa del director en aquel momento) convence con su energía y vulnerabilidad en la piel de Anna, la novia del barbero. La realización es algo lenta, vacilante, en ciertos tramos de la historia, algunos gags no están conseguidos del todo, aunque la mayoría son extraordinarios (la llegada de Napoloni a Tomenia, los discursos de Hynkell en un argot incomprensible, maravillosa imitación de Hitler, el baile con el globo, antológico...) El diseño de producción es magistral, dando el pego en muchas ocasiones. La pregunta de por qué no se escuchó este aviso de Chaplin quizá pueda responderse por dos motivos. El primero, porque "El gran dictador" es una comedia y, por desgracia, el discurso corrosivo de ésta como testigo y espejo deformante de la realidad había ya perdido mucho fuelle (hoy en dia ni te cuento). El otro, que Chaplin era considerado por los sectores más derechosos un filo comunista y eso se habría de ver confirmado con la petición del infame Comité de Actividades Norteamericanas para que éste fuese a declarar.
"El gran dictador" merece un puesto de honor en la historia del cine. Ojalá sea un referente para futuros directores para que el cine vuelva a ser un arma de denuncia de los abusos de poder y de los políticos y religiosos que pretendan poner en la picota las libertades que tanto nos ha costado alcanzar a los europeos.
"El gran dictador" merece un puesto de honor en la historia del cine. Ojalá sea un referente para futuros directores para que el cine vuelva a ser un arma de denuncia de los abusos de poder y de los políticos y religiosos que pretendan poner en la picota las libertades que tanto nos ha costado alcanzar a los europeos.
13 de noviembre de 2009
13 de noviembre de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gusta Chaplin, aunque en lo personal, y tal como señala alguna crítica, prefiero los cortos. Más allá de ello, el estilo de Chaplin me resulta exagerado y barroco, siempre he notado en él una cierta sobreactuación a caballo entre un narcisimo muy bien encajado y un perfeccionismo que tiende a estropear la risa fácil producto de la espontaneidad en la acción. Me gustaba más Buster Keaton o Harold Lloyd, lo cual no inhibe el hecho de que, naturalmente, Charlie fuera un genio. Pero, yendo al grano. El Gran dictador. Me lo he pasado pipa -y por segunda vez, la primera fue en tiempos del insti y no me lo pasé tan bien como en mi medio madurez actual-, me he reído a carcajadas en el gag con Napoleoni y con todos los demás, pero... ¿cómo os diría?, a mí el final no me cierra. Es como si se lo hubiera sacado de la manga, ¿no habeis sentido lo mismo? Y sin embargo, si te lo piensas, parece que Hynkel... digo, Chaplin, hubiera compuesto esta película especialmente para ese final. Noto una cierta megalomanía, en la cual Charlie deja de ser Hitler/Hinkel para ser nada más que Chaplin, el lider de masas. E hilando más fino -es un decir- diría que no cierra bien la película y deja muchos, demasiados hilos sueltos en lo referente a lo argumental, haciendo que el final se vuelva abrupto e inverosímil. De no haber sido por esto, le ponía un 10. Todo lo demás, absolutamente genial. La escena del globo, poesía de la imagen en estado puro.
6 de diciembre de 2009
6 de diciembre de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intentemos dejar de lado el gran contenido político (y digo político, no reivindicativo, porque no lo hay) de este film.
Intentemos dejar de lado que un JUDÍO inglés afincado en los Estados Unidos no es valiente por hacer este tipo de apología del antinazismo, es más se le aplaude por ello, es lo más normal.
Intentemos dejar de lado que la gran cantidad de clichés que inundan este film no son más efectivos por ir dirigidos a quién torturó a un colectivo que. debido a su gran poder, ha tenido la oportunidad de vengarse con palabras.
Dejando de lado todo esto, "The Great Dictator" es un grandioso film, probablemente el mejor de Chaplin, a pesar de ser el más inusual.
Es un film largo para lo acostumbrado, pero en absoluto es tedioso, y debidamente destiladas, cada escena hace al espectador identificarse con las situaciones, porque en el fondo no tratan de blancos y negros, sino de la forma de hacer de los seres humanos como colectivo.
Así se va labrando una comedia propagandística, para fortalecer la posición de ciertos en la efervesciente guerra, pero a la vez, buscando su final de la forma más pacífica posible (teóricamente sin la correspondiente venganza, teóricamente).
"El gran dictador" es el mayor elemento propagandístico de la historia reciente del judaísmo. Y, por su triunfo en sus objetivos, una obra maestra.
Intentemos dejar de lado que un JUDÍO inglés afincado en los Estados Unidos no es valiente por hacer este tipo de apología del antinazismo, es más se le aplaude por ello, es lo más normal.
Intentemos dejar de lado que la gran cantidad de clichés que inundan este film no son más efectivos por ir dirigidos a quién torturó a un colectivo que. debido a su gran poder, ha tenido la oportunidad de vengarse con palabras.
Dejando de lado todo esto, "The Great Dictator" es un grandioso film, probablemente el mejor de Chaplin, a pesar de ser el más inusual.
Es un film largo para lo acostumbrado, pero en absoluto es tedioso, y debidamente destiladas, cada escena hace al espectador identificarse con las situaciones, porque en el fondo no tratan de blancos y negros, sino de la forma de hacer de los seres humanos como colectivo.
Así se va labrando una comedia propagandística, para fortalecer la posición de ciertos en la efervesciente guerra, pero a la vez, buscando su final de la forma más pacífica posible (teóricamente sin la correspondiente venganza, teóricamente).
"El gran dictador" es el mayor elemento propagandístico de la historia reciente del judaísmo. Y, por su triunfo en sus objetivos, una obra maestra.
28 de enero de 2011
28 de enero de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Gran dictador es una película basada al fascismo y en particular de Adolfo Hitler y su nacionalismo. Chaplin realiza su segundo largometraje sonoro, la Segunda Guerra Mundial, comienza el 1 de Septiembre de 1939 y el doblaje comienza el 9 de septiembre del mismo año, en un gran hermetismo por las presiones que estaban recibiendo para no filmarla de la embajada alemana y de su productora Unite Artista, que había recibido amenazas de boicot.
En mi opinión Chaplin sorprende en manifiesto tremendamente emotivo dónde expone el horror de la guerra y lo terrible que es para las personas estar sometidas bajo la figura de un dictador.
En mi opinión Chaplin sorprende en manifiesto tremendamente emotivo dónde expone el horror de la guerra y lo terrible que es para las personas estar sometidas bajo la figura de un dictador.
7 de agosto de 2011
7 de agosto de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace casi cien años, Charles Chaplin nos brindó unos clásicos cortos en los que nos mostraba la sociedad de la época, enmarcado con dosis de humor y pintado con situaciones ingeniosísimas, barnizado además con sus talentos como comediante, director, guionista y compositor. Luego nos llegaron unas muestras más meláncolicas pero igual de desternillantes que componían una historia que mantenía en equilibrio los valores (valentía, igualdad, amor...) dando protagonismo al humor. Prueba de ello es la conmovedora muestra de paternidad en "el chico", la perseverancia, el instinto de supervivencia y el amor en "La quimera del oro" y la lucha constante en la vida, la amistad y la sociedad en "Tiempos Modernos". Nos llega en los setenta, prohibida por nuestro querido Franco la primera comedia sonora de Chaplin. Sin duda la más ingeniosa, la más tronchante, y entre los anteriores adjetivos, la califico de libertaria. Sin duda la mejor sátira antinazi, la mejor ridiculizadora parodia del nazismo; seguida después por la genial "Ser o no ser". Sin duda merecedora de aquellos cinco premios de la Academia, que rozó con la punta de los dedos. Sin duda un peliculón necesario de ser degustado visualmente al que pondré en mi punto de mira en el spoiler:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Puedo resumir y resumiré la crítica...
-porque nos regala una doble interpretación del histriónico emperador Hinkel y del inocente barbero judío, cada uno con sus facetas.
-porque nos brinda con la inolvidable metáfora del globo terráqueo, mientras la música resuena en nuestros corazones.
-porque nos muestra las disparatadas conversaciones sin sentido en un alemán de origen inventado frente a un pueblo ario, y los micrófonos se rinden ante el gran Chaplin.
-porque nos da razones para confiar en la tecnología "made in Germany" como el traje antibalas o el sombrero paracaídas. Todo un triunfo humorístico.
-porque nos salpica con la espuma de un afeitado de dos minutos al ritmo de la música.
-porque nos divierte con la competencia entre Hinkel y Napaloni en sus múltiples discusiones.
-porque nos mata de risa en la secuencia inicial, con las peripecias del obús, la Stielgranate o la niebla.
-porque nos enseña un ingenioso juego de monedas con puddings, y la reacción de sus jugadores.
-porque hacen falta tener más que narices para retratar así a Hitler, y en la época.
-porque lleva al extremo de lo rídiculo a figuras que no trago y a ideales que no comparto.
-porque nos conmueve con un discurso final que pasará a la historia del cine.
-porque este crítico de 15 años queda admirado ante tal acontecimiento cinematográfico.
-porque nos regala una doble interpretación del histriónico emperador Hinkel y del inocente barbero judío, cada uno con sus facetas.
-porque nos brinda con la inolvidable metáfora del globo terráqueo, mientras la música resuena en nuestros corazones.
-porque nos muestra las disparatadas conversaciones sin sentido en un alemán de origen inventado frente a un pueblo ario, y los micrófonos se rinden ante el gran Chaplin.
-porque nos da razones para confiar en la tecnología "made in Germany" como el traje antibalas o el sombrero paracaídas. Todo un triunfo humorístico.
-porque nos salpica con la espuma de un afeitado de dos minutos al ritmo de la música.
-porque nos divierte con la competencia entre Hinkel y Napaloni en sus múltiples discusiones.
-porque nos mata de risa en la secuencia inicial, con las peripecias del obús, la Stielgranate o la niebla.
-porque nos enseña un ingenioso juego de monedas con puddings, y la reacción de sus jugadores.
-porque hacen falta tener más que narices para retratar así a Hitler, y en la época.
-porque lleva al extremo de lo rídiculo a figuras que no trago y a ideales que no comparto.
-porque nos conmueve con un discurso final que pasará a la historia del cine.
-porque este crítico de 15 años queda admirado ante tal acontecimiento cinematográfico.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here