El gran dictador
1940 

8.6
86,941
Comedia
Un humilde barbero judío que combatió con el ejército de Tomania en la Primera Guerra Mundial vuelve a su casa años después del fin del conflicto. Amnésico a causa de un accidente de avión, no recuerda prácticamente nada de su vida pasada, y no conoce la situación política actual del país: Adenoid Hynkel, un dictador fascista y racista, ha llegado al poder y ha iniciado la persecución del pueblo judío, a quien considera responsable de ... [+]
17 de agosto de 2008
17 de agosto de 2008
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si alguna película debe estar en el Olimpo de las mejores películas una de ellas sería esta.
Majestuosa, brillante... sacar humor de algo tan serio, abrumador y triste como era la política nazi es... increible. Lo consiguió. Así da gusto ir al cine.
Majestuosa, brillante... sacar humor de algo tan serio, abrumador y triste como era la política nazi es... increible. Lo consiguió. Así da gusto ir al cine.
10 de enero de 2009
10 de enero de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de "Tiempos modernos" y coincidiendo con la II Guerra Mundial, Charles Chaplin tuvo la valentía de retratar de forma totalmente paródica la figura de Adolf Hitler (en la cinta apodado como Astolfo Hynkel, dictador de Tomania) en lo que sería su primera película 100% sonora. Chaplin actúa en dos roles: Su ya conocido hombrecillo con su bastón y bombín que aquí resulta ser un amnésico barbero judío, y al dictador Hynkel.
A diferencia de sus otras cintas, Chaplin se aleja ya de la sutileza para mostrarnos su crítica (en este caso hacia el absolutismo y a la represión) en bandeja de plata de la forma más directa y concisa posible. Eso sí, siempre marcada con su agudo ingenio y lleno de humor. Paulette Goddard repite como personaje femenino después de su papel en “Tiempos modernos” ofreciéndonos otra soberbia actuación alejándose de los prototípicos roles femeninos de la época, regalándonos el personaje de una mujer valiente, liberal e idealista que lucha contra la represión y el temor impuestos por el ejército de Hynkel. Como era de esperar, Chaplin nos vuelve a regalar momentos inolvidables des de su vertiente más cómica (como por ejemplo, el inicio del film) y más dramática (ésta de forma más explotada y desarrollada). El maestro del cine consigue lo que ningún cineasta ha conseguido des de entonces: Retratar al famoso dictador tal como era, un vulgar y ridículo payaso.
La película nos depara momentos apoteósicos y vanalmente brillantes, que prefiero no describir para que cada uno pueda saborearlos al 100%, hasta llegar a un titánico final donde Chaplin lanza un discurso inolvidable acerca de su opinión personal de la situación mundial. Un idealista y bello discurso del que aún en la actualidad se debería tomar ejemplo. Resumiendo, Chaplin nos regala una de las mayores obras de la historia del cine donde defiende valores como el amor, la libertad individual y la de expresión, la amistad y el valor. Tenemos una cita imprescindible con el genio del séptimo arte, pues nos ofrece su nueva y póstuma obra maestra.
A diferencia de sus otras cintas, Chaplin se aleja ya de la sutileza para mostrarnos su crítica (en este caso hacia el absolutismo y a la represión) en bandeja de plata de la forma más directa y concisa posible. Eso sí, siempre marcada con su agudo ingenio y lleno de humor. Paulette Goddard repite como personaje femenino después de su papel en “Tiempos modernos” ofreciéndonos otra soberbia actuación alejándose de los prototípicos roles femeninos de la época, regalándonos el personaje de una mujer valiente, liberal e idealista que lucha contra la represión y el temor impuestos por el ejército de Hynkel. Como era de esperar, Chaplin nos vuelve a regalar momentos inolvidables des de su vertiente más cómica (como por ejemplo, el inicio del film) y más dramática (ésta de forma más explotada y desarrollada). El maestro del cine consigue lo que ningún cineasta ha conseguido des de entonces: Retratar al famoso dictador tal como era, un vulgar y ridículo payaso.
La película nos depara momentos apoteósicos y vanalmente brillantes, que prefiero no describir para que cada uno pueda saborearlos al 100%, hasta llegar a un titánico final donde Chaplin lanza un discurso inolvidable acerca de su opinión personal de la situación mundial. Un idealista y bello discurso del que aún en la actualidad se debería tomar ejemplo. Resumiendo, Chaplin nos regala una de las mayores obras de la historia del cine donde defiende valores como el amor, la libertad individual y la de expresión, la amistad y el valor. Tenemos una cita imprescindible con el genio del séptimo arte, pues nos ofrece su nueva y póstuma obra maestra.
30 de enero de 2009
30 de enero de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente comedia al más puro estilo de Chaplin excepto por el hecho de que es una película sonora. Hilarante en toda su duración. Además, un interesante punto que ha sido criticado por algunos, Chaplin "se moja" en el aspecto político y critica claramente con esta obra a los totalitarismos que en su fecha de estreno estaban en un momento álgido, y añade un discurso cargado de idealismo y sus sueños. En resumen, una obra maestra.
13 de febrero de 2009
13 de febrero de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el año 1939 el nazismo estaba en plena expansión. Con él, el estado alemán gobernado por Hitler. En ese momento aún había simpatizantes de Hitler en todo el mundo. Tomar partido aún era una empresa riesgosa. De hecho eran los albores de la Segunda Guerra Mundial, de la cual los Estados Unidos no participarían sino hasta la invasión por los japoneses de Pearl Harbour, en diciembre de 1941. Había muchos que aplaudían el resurgimiento de Alemania e incluso se hablaba de la necesidad de una limpieza étnica no sólo en circuitos nazis. Se sabe que el racismo no es propiedad exclusiva de Hitler y sus muchachos. Eran años de nacionalismos exacerbados por todos lados.
En ese contexto Charles Chaplin hace El Gran Dictador. Toma partido. Como lo hacía Chaplin, a través de su arte y con una lucidez ideológica que para mí estaba adelantada varios años a su tiempo. Encarna dos personajes: el dictador Adenoid Hynkel, y un barbero que se le parece asombrosamente, y que no es otro que el buen Carlitos de sus películas mudas.
Todas las escenas en las cuales Chaplin parodia a Hitler a través del dictadorzuelo que encarna son imperdibles. Divertidísimas, además de ser un masazo al poder cuyo canto de sirenas puede enloquecer y volver estúpidamente mesiánicos a quienes lo ostentan. En el film están Paulette Goddard y Jack Oakie, este último muy divertido en el papel de Nappaloni, parodiando al fascista Benito Mussolini.
En ese contexto Charles Chaplin hace El Gran Dictador. Toma partido. Como lo hacía Chaplin, a través de su arte y con una lucidez ideológica que para mí estaba adelantada varios años a su tiempo. Encarna dos personajes: el dictador Adenoid Hynkel, y un barbero que se le parece asombrosamente, y que no es otro que el buen Carlitos de sus películas mudas.
Todas las escenas en las cuales Chaplin parodia a Hitler a través del dictadorzuelo que encarna son imperdibles. Divertidísimas, además de ser un masazo al poder cuyo canto de sirenas puede enloquecer y volver estúpidamente mesiánicos a quienes lo ostentan. En el film están Paulette Goddard y Jack Oakie, este último muy divertido en el papel de Nappaloni, parodiando al fascista Benito Mussolini.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Para el final, el barbero, confundido por accidente con el dictador, pronuncia un discurso contra los nacionalismos que recuerda a la canción "Imagine" de John Lennon. Fantástico. Y más dicho en 1939. Una de Chaplin indispensable.
27 de mayo de 2009
27 de mayo de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me es totalmente imposible encontrar una comedia tan acertada como "El Gran Dictador". Se hizo en tiempos del führer y por ello es muy difícil de obviar su riesgo y su valentía. Tal vez mi puntuación se vea influenciada por ese riesgo del artista, por ese contexto en el que se desarrolló la película más que por la película en sí, por eso que se parodia más que por la parodia en sí.
Porque si se le quita ese contexto, la comedia y los gags por si solos, aun siendo bastante buenos, no son perfectos ni brillantes. El humor es a veces demasiado simplón e infantil, y no todas las gracias son divertidas ni de carcajada.
Pero todo eso es bastante secundario a la hora de valorar esta película. Tal vez no sea tan divertida como se espera de ella, tal vez no sea de carcajada estruendosa, pero es una película tan necesaria que es imposible que deje indiferente. Porque la comedia es irregular, pero la denuncia es constante ridiculizado al máximo el fascismo con un acierto increíble, mostrándonos una estupidez supina del mismo que como mínimo levatará la sonrisa. Es una sátira irónica pura y dura que da la misma risa a la vez que tristeza y vergüenza. Porque en "El Gran Dictador" la denuncia no es solo a través de la comedia, también hay momentos de mínimo realismo dramático.
Pero lo mejor sin duda es la gran actuación Charles Chaplin. Ya sea interpretando al dictador loco, gritón, estúpido, energúmeno y caprichoso o al humilde barbero judío. Su interpretación es maravillosa, la expresividad de Chaplin es infinita. Es increíble como sabe interpretar dos personajes opuestos con la misma perfección, como es capaz de divertir y, por otro lado, despertar una gran ternura en escenas dramáticas con su mirada en blanco y negro.
Pero la comedia en sí es irregular, mejorando en la parte final (sobre todo a partir de la aparición del personaje de Napoloni) y culminada con un discurso final conmovedor, indispensable y necesario para redondear la obra.
Lo peor: Algunos chistes han quedado desfasados y sin gracia.
Lo mejor: La actuación de Chaplin, el personaje de Napoloni dictador de Bacteria (aka Benito Mussolini)...
Porque si se le quita ese contexto, la comedia y los gags por si solos, aun siendo bastante buenos, no son perfectos ni brillantes. El humor es a veces demasiado simplón e infantil, y no todas las gracias son divertidas ni de carcajada.
Pero todo eso es bastante secundario a la hora de valorar esta película. Tal vez no sea tan divertida como se espera de ella, tal vez no sea de carcajada estruendosa, pero es una película tan necesaria que es imposible que deje indiferente. Porque la comedia es irregular, pero la denuncia es constante ridiculizado al máximo el fascismo con un acierto increíble, mostrándonos una estupidez supina del mismo que como mínimo levatará la sonrisa. Es una sátira irónica pura y dura que da la misma risa a la vez que tristeza y vergüenza. Porque en "El Gran Dictador" la denuncia no es solo a través de la comedia, también hay momentos de mínimo realismo dramático.
Pero lo mejor sin duda es la gran actuación Charles Chaplin. Ya sea interpretando al dictador loco, gritón, estúpido, energúmeno y caprichoso o al humilde barbero judío. Su interpretación es maravillosa, la expresividad de Chaplin es infinita. Es increíble como sabe interpretar dos personajes opuestos con la misma perfección, como es capaz de divertir y, por otro lado, despertar una gran ternura en escenas dramáticas con su mirada en blanco y negro.
Pero la comedia en sí es irregular, mejorando en la parte final (sobre todo a partir de la aparición del personaje de Napoloni) y culminada con un discurso final conmovedor, indispensable y necesario para redondear la obra.
Lo peor: Algunos chistes han quedado desfasados y sin gracia.
Lo mejor: La actuación de Chaplin, el personaje de Napoloni dictador de Bacteria (aka Benito Mussolini)...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
... el final.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here