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Relatos salvajes

Comedia. Drama La película consta de seis episodios que alternan la intriga, la comedia y la violencia. Sus personajes se verán empujados hacia el abismo y hacia el innegable placer de perder el control, cruzando la delgada línea que separa la civilización de la barbarie. (FILMAFFINITY)
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7
17 de octubre de 2014 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En “Malditos bastardos”, Tarantino culminaba cada historia con un estallido de violencia, después de hacer cargar a sus personajes con minutos y minutos de tensión verbal. En Relatos salvajes”, Damián Szifron hace lo propio sometiendo a sus personajes a una presión insostenible en esa Argentina tan extrapolable repleta de corrupción, traiciones, infidelidades, injusticias sociales y luchas de clases. El resultado es el mismo, la bomba de relojería que es el ser humano termina por hacer explosión, y la onda expansiva acaba alcanzando a propios y extraños. Porque alguien tiene que librarnos de los malnacidos que gobiernan a golpe de talonario, de los que siempre se van de rositas mientras otros pringan, o de manera genérica de todo aquel que nos haga la vida imposible.

Szifron estructura la cinta en seis episodios donde la indignación ante las injusticias o el que se rían en tu propia cara son motivos suficientes para que se desate esa violencia contenida que busca desesperadamente una válvula de escape. Ya en su primer relato salvaje, un ejemplo perfecto de síntesis a la hora de presentar, desarrollar y finalizar una historia, el cineasta deja claras sus intenciones, la de no dejar títere con cabeza ni dar puntada sin hilo, la de tirar de mala baba y humor negro para justificar sus decisiones artísticas, por muy inverosímil que resulte lo que ocurre en cada trama. Su nueva película es una patada en la boca del estómago, una propuesta que se debe entender como un colosal chiste sobre ese despreciable ente que es el ser humano, aunque el chiste en sí mismo arranque más de una risa incómoda.

Un guión bien hilvanado, repleto de malicia y mala leche, una dirección impactante y directa, y un reparto espléndido –a destacar el fenomenal trabajo de Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia, Rita Cortese y Érica Rivas- coronan uno de los productos argentinos más mordaces y ácidos que nos han llegado en los últimos años. Eso sí, bastante irregular en lo que a potencia de sus historias independientes se refiere, quedando para el recuerdo especialmente ese peculiar “El diablo sobre ruedas” que es “El más fuerte”, y dejando en el aire si no habría sido mejor finalizar algunas de ellas de una manera más convincente –el final con tintes sociales y políticos de “Bombita” chirría bastante-, pero un fiel reflejo de lo que es capaz una persona ante situaciones límite. Al fin y al cabo, todos tenemos derecho a perder el control, a nuestro particular día de furia.

A favor: la contundencia de algunas de sus historias, especialmente “El más fuerte”; la mala leche que encierra cada frase y fotograma
En contra: no todas las historias son igual de potentes
9
18 de octubre de 2014 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
«La violencia está infravalorada». Eso solía decir uno de mis ex compañeros de trabajo mientras escribíamos biblias de programas de televisión para «bienpensantes». Especulábamos sobre la propiedad, no de exhibir la violencia en pantalla, sino de justificar esos actos impulsivos e inherentes de la condición humana que, a veces, delatan una situación previa de desequilibrio e injusticia. Pero, sobre todo, que profundizan en nuestra propia naturaleza, en la ira, el odio y la venganza.

Relatos salvajes propone un viaje perfectamente planeado, bien narrado y dosificado con maestría para llegar a esa naturaleza violenta del ser humano desde el prisma del humor. Damián Szifrón ha construido, desde el guion y la realización, una colección de cuentos independientes que, al margen de poder ser disfrutados por separado, forman una sola historia sobre la revancha, explorando distintos aspectos de la rabia: los celos amorosos, la impotencia del individuo contra el deshumanizado sistema administrativo, la justicia contra los ejecutores del abuso social, etc.

Cada relato impele al espectador a una irremisible identificación con su protagonista: ¿quién puede resistir la tentación de fantasear con ser el justiciero de la fiesta, de la carretera, del mundo? Además de la empatía, el guion logra un ritmo in crescendo singular: sorprendente cómo una historia supera a la anterior constantemente, con un ingenioso sistema de duraciones crecientes que permiten desarrollar personajes y situaciones. La variedad de escenarios y circunstancias aleja el film de las moralejas planas y vacuas, sirviendo de sincera reflexión sobre las diversas consecuencias de desatar irreflexivamente la violencia: de la reconciliación a la muerte, pasando por la heroicidad, el absurdo y el retorcimiento. Todo tiene cabida.

Espectaculares también los actores en su interpretación. De la normalidad de situaciones cotidianas pasan con verosimilitud a la manifestación de un salvajismo primigenio. Los largos y vaporosos vestidos de novia o los coches de lujo sirven de apoyo a su impostura inicial, para revelar finalmente brutales pulsiones animales en gestos, palabras y actos. Grande todo el reparto.

Relatos salvajes es perfecta para reír, reflexionar y planificar cómo solucionar el conflicto con el vecino de abajo. Imposible perdérsela.

Publicado en blog www.fascinoscopio.com
9
22 de octubre de 2014 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película para los que les gusta el cine que hace pensar. Una serie de situaciones diferentes, en la que en una o más de una ellas, podemos sentirnos identificados. Una sociedad como la actual, en la que muchas veces, nos sentimos al borde de la tolerancia o la resistencia, está muy bien retratada. En particular, en el que protagoniza Darín. Sin duda, el mejor. Humor negro del bueno y buen material para reflexionar sobre los derroteros a que pueden conducir cuando impotencia, tolerancia y rebeldía se ponen a prueba y damos rienda suelta a nuestros instintos.
10
22 de octubre de 2014 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra vez que ir a ver cine argentino te asegura uno de los mejores momentos de disfrute. ¿Qué tendrá?. En este caso, lo tiene todo. Lo dice el título: salvajadas. La venganza tomada en sus dimensiones más inconmensurables. Lo negro, muy negro, con toques goyescos contemporáneos y el humor del más profundo del que sale de las cabezas más preclaras. Todo aderezado con momentos expresionistas “salvajes” pero también surrealistas porque pensaba que nadie podría tocar temas “a lo bestia” sin que se le fuera la mano por ningún lado ni en ningún momento. El director, Damián Szifrón lo borda, no nos puede hacer reír más.

Me quedo con cada una de las 6 historias pero si sólo tuviera que elegir una me quedaría con la última: la boda. Se supera a sí mismo en desmesura. Brillante la mires por donde la mires.

Un regalo.
www.cineparatodas.wordpress.com
9
24 de octubre de 2014 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Relatos salvajes es una película de episodios que sin embargo forman un conjunto coherente y bien engranado sin relación argumental entre sí, pero vehementemente feroz. Viene a contarnos que la insubordinación cada día menos visible en nuestra sociedad, es una consecuencia más lógica de lo que cabría pensar dada nuestra saturación en un sistema que nos obliga a acumular rabia. Podría decirse que la amoralidad o el desbarro de las formas de actuar de nuestros protagonistas van más allá de la conciencia, pero os aseguro que solo están lejos de nuestro filtro racional. Las acciones están desprovistas del miedo a las represalias, y eso provoca carcajadas desde el primer sketch (el divertidísimo capítulo del avión) hasta la orgía animal llena de desvarío en la bestial boda que cierra esta crónica lógica e incisiva de la colectividad más universal (hablando sobre todo de un occidente hastiado).

Las risas en este caso siempre van a estar acompañadas de una sensación incómoda, pero al final la sátira gana la batalla y reafirma los actos de los (bárbaros) humanos que actúan de manera animal dentro de la “humana” convivencia abstracta y podrida del hartazgo y la confundida diplomacia. Ese civismo mal entendido de la sumisión. Por supuesto no estoy asegurando que el vandalismo sea una solución, pero la insurrección de pensamiento y anímico de esta película necesaria con espíritu perturbado nos llevará al menos a una catarsis ineludible en este mundo desequilibrado tanto en la balanza de medición como en el sentido más razonable.

Y luego los dilemas que en un guión incisivo a más no poder nos congelarán esa expresión de felicidad para obligarnos a pensar (expuesto sobre todo en ese capítulo excelente titulado La propuesta). Como en el mejor cine, desprovisto de maniqueísmos y de adoctrinamiento, nosotros vamos a disfrutar de lo que vemos, sentimos y oímos pero no podremos hacer oídos sordos a las situaciones que nos proponen. Están ahí siempre latentes, bajo el sonido estruendoso de un patio de butacas entregados a la función.

La representación a cargo de unos actores en estado de gracia, el reparto roza el milagro cada uno en su lugar, con un tempo cómico envidiable y las pausas dramáticas bien escogidas en nuestra estupefacción. Destacando a unos espléndidos: Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia, Rita Cortese u Oscar Martínez, cada uno de los intérpretes de Relatos Salvajes han conseguido retratar nuestra ansiedad y además han sabido llenarlo de comicidad, descaro y verdad.
Damian Szifrón utiliza la violencia, gráfica, soterrada, argumental y verbal de la forma más purgante y crítica, en mi opinión, su gratuidad está enfocada desde el extremo, nunca desde la belleza. Como el humor que mostraba Tarantino en el tiempo comprendido entre encargo y encargo de los dos asesinos a sueldo con pocas luces de Pulp fiction, la ira de Michael Douglas en Un día de Furia o la hipérbole alegórica de las comedias de Pedro Almodóvar (junto con su hermano Agustín Almodóvar, uno de los productores de la película).

Suponiendo o aceptando que acabar con la corrupción, la insensibilidad de los sistemas burocráticos, la avaricia y la deslealtad es imposile, hay que celebrar Relatos salvajes. Una comedia negra, en la que la venganza y la tragedia están tratadas desde el gozo de encontrar en la crueldad, y en la osadía, una deliciosa liberación.
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