Juventud
2015 

7.0
21,803
Drama. Comedia
Fred Ballinger (Michael Caine), un gran director de orquesta, pasa unas vacaciones en un hotel de los Alpes con su hija Lena y su amigo Mick, un director de cine al que le cuesta acabar su última película. Fred hace tiempo que ha renunciado a su carrera musical, pero hay alguien que quiere que vuelva a trabajar; desde Londres llega un emisario de la reina Isabel, que debe convencerlo para dirigir un concierto en el Palacio de ... [+]
22 de diciembre de 2016
22 de diciembre de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fui a ver esta película después de varios años sin ir al cine. Y fui sin elegir el título, ponían esa película, y esa fue la que vi. Y me encontré con un filme extraño, muy personal, cargado de simbolismos, y dirigido a cautivar al espectador con la belleza plástica de sus imágenes.
¿PERSONAL?: Personalísimo, uno no duda en ningún momento que está viendo la obra de un director que imprime a su película un sello particular e intransferible, que le distingue inequívocamente del resto de sus colegas.
¿EXTRAÑO?: Sí que lo es, porque independientemente de los tics propios de su director, la historia está contada de una manera un tanto solapada, como si no se quisiera contar del todo, dando lugar a la perplejidad del espectador convencional que no entiende bien los mecanismos narrativos.
¿CARGADO DE SIMBOLISMOS?: Aunque la historia tenga un desarrollo inconexo, enseguida se detecta el interés por poner sobre el tapete varios mensajes simultáneos. No se trata de una sola tesis, parecería poca cosa, se trata de una sucesión de ellas, a través de múltiples tramas alternas, aunque todas giren alrededor de la influencia de los años sobre las personas, sobre todo en aquello que guarda relación con la sensualidad y, por tanto, con la sexualidad.
¿BELLEZA PLÁSTICA DE SUS IMÁGENES?: Ésta sí que pudiera ser la auténtica idea generadora de la película, porque al final uno comprende que todo lo referido a la edad, joven o madura, se queda en una formidable excusa, que sirve como soporte para toda una panoplia de situaciones, de personajes y de escenarios plásticamente formidables. No es ajeno a ese resultado el magnífico marco de lujo hedonista que compone el hotel suizo en que se ubica la acción (aunque se quiere hacer ver que se sitúa en un solo hotel, está rodada en dos hoteles distintos, uno de ellos el que sirvió de referencia para Thomas Mann, en Davos, que situó allí “La montaña mágica”), con el trasfondo idílico de los Alpes
Todo esto está muy bien, sí, pero ¿además de personalísima, rara, simbólica, y bella, qué tal es la película?: Bien, pues más allá de esa estética superlativa, lo que queda es una sucesión de pequeños pasajes, o “sketchs” independientes, en los que unos personajes más o menos desvinculados entre sí, tienen sus pequeñas historias sin más nexo común, que el nefasto efecto de la edad. Quizá se debería llamar “La senilidad” en vez de “La juventud”, porque aquella condición es la que parece protagonizar la película, al contrario que esta otra que se limita a ser objeto de observación. En un principio me fastidió un poco no ver una película convencional, pero después de rumiar un poco todo eso, se acaba por asimilar ese planteamiento que acaba resultando aceptable e incluso interesante, aunque, más a posteriori, que durante su visionado.
¿PERSONAL?: Personalísimo, uno no duda en ningún momento que está viendo la obra de un director que imprime a su película un sello particular e intransferible, que le distingue inequívocamente del resto de sus colegas.
¿EXTRAÑO?: Sí que lo es, porque independientemente de los tics propios de su director, la historia está contada de una manera un tanto solapada, como si no se quisiera contar del todo, dando lugar a la perplejidad del espectador convencional que no entiende bien los mecanismos narrativos.
¿CARGADO DE SIMBOLISMOS?: Aunque la historia tenga un desarrollo inconexo, enseguida se detecta el interés por poner sobre el tapete varios mensajes simultáneos. No se trata de una sola tesis, parecería poca cosa, se trata de una sucesión de ellas, a través de múltiples tramas alternas, aunque todas giren alrededor de la influencia de los años sobre las personas, sobre todo en aquello que guarda relación con la sensualidad y, por tanto, con la sexualidad.
¿BELLEZA PLÁSTICA DE SUS IMÁGENES?: Ésta sí que pudiera ser la auténtica idea generadora de la película, porque al final uno comprende que todo lo referido a la edad, joven o madura, se queda en una formidable excusa, que sirve como soporte para toda una panoplia de situaciones, de personajes y de escenarios plásticamente formidables. No es ajeno a ese resultado el magnífico marco de lujo hedonista que compone el hotel suizo en que se ubica la acción (aunque se quiere hacer ver que se sitúa en un solo hotel, está rodada en dos hoteles distintos, uno de ellos el que sirvió de referencia para Thomas Mann, en Davos, que situó allí “La montaña mágica”), con el trasfondo idílico de los Alpes
Todo esto está muy bien, sí, pero ¿además de personalísima, rara, simbólica, y bella, qué tal es la película?: Bien, pues más allá de esa estética superlativa, lo que queda es una sucesión de pequeños pasajes, o “sketchs” independientes, en los que unos personajes más o menos desvinculados entre sí, tienen sus pequeñas historias sin más nexo común, que el nefasto efecto de la edad. Quizá se debería llamar “La senilidad” en vez de “La juventud”, porque aquella condición es la que parece protagonizar la película, al contrario que esta otra que se limita a ser objeto de observación. En un principio me fastidió un poco no ver una película convencional, pero después de rumiar un poco todo eso, se acaba por asimilar ese planteamiento que acaba resultando aceptable e incluso interesante, aunque, más a posteriori, que durante su visionado.
17 de marzo de 2018
17 de marzo de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película aburrida, inacabablemente larga, llena de escenas deslavazadas i irrelevantes, incapaz de generar la menor emoción o narrativa, y además pretenciosa.
Por medio de esta película los ricos nos enseñan como viven y como mueren, a la vez que pretenden enseñarnos su pseudo-filosofía sobre la vida, que no acabamos de reconocer, ya que el director fracasa estrepitosamente a la hora de mostrarnos alguna idea coherente.
También fracasa en lo único que podría hacer soportable la película, como poesía visual, ya que sus ornamentos visuales son tan planos como las emociones que rezuman de los personajes.
Fundamentalmente se trata de propaganda turística de las montañas y valles suizos, donde los ricos pretenden que nos sintamos identificados con su life-style, que aun siendo interpretados por actores famosos, aparecen planos, mediocres e inexpresivos.
Le pongo un 3 de puntuación. Puesto que no tiene una mala fotografía, le hubiera puesto un 5, pero dada la insufrible duración (y en ningún momento mejora la película, ni tan solo en la canción final, igualmente aburrida) y dada la pretenciosidad, se queda con una puntuación de claramente deficiente.
Que este film haya obtenido premios europeos únicamente habla del bajo nivel del cine de nuestro continente.
Sólo recomendable para curiosos. No vale la pena perder 2 horas de nuestra vida por ella.
Por medio de esta película los ricos nos enseñan como viven y como mueren, a la vez que pretenden enseñarnos su pseudo-filosofía sobre la vida, que no acabamos de reconocer, ya que el director fracasa estrepitosamente a la hora de mostrarnos alguna idea coherente.
También fracasa en lo único que podría hacer soportable la película, como poesía visual, ya que sus ornamentos visuales son tan planos como las emociones que rezuman de los personajes.
Fundamentalmente se trata de propaganda turística de las montañas y valles suizos, donde los ricos pretenden que nos sintamos identificados con su life-style, que aun siendo interpretados por actores famosos, aparecen planos, mediocres e inexpresivos.
Le pongo un 3 de puntuación. Puesto que no tiene una mala fotografía, le hubiera puesto un 5, pero dada la insufrible duración (y en ningún momento mejora la película, ni tan solo en la canción final, igualmente aburrida) y dada la pretenciosidad, se queda con una puntuación de claramente deficiente.
Que este film haya obtenido premios europeos únicamente habla del bajo nivel del cine de nuestro continente.
Sólo recomendable para curiosos. No vale la pena perder 2 horas de nuestra vida por ella.
28 de julio de 2018
28 de julio de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que manera tan bella tiene de rodar Paolo Sorrentino, ya lo vi en la Gran Belleza pero esta me ha gustado mas, aunque creo que aquella fué mejor.
Ver a Harvey Keittel y Michael caine es una delicia, menudos actoracos. La fotografía es otra de las cosas a destacar cuando hablamos de Paolo. Y aunque la historia es muy simple, el guión esta muy bien llevado, sobre todo los magníficos diálogos; y menudas pullitas que mete a diestro y siniestro para todos lados joop, por poner un ejemplo de tantos que tiene, Maradona xD.
Cada vez me gusta mas Paolo Sorrentino.
Ver a Harvey Keittel y Michael caine es una delicia, menudos actoracos. La fotografía es otra de las cosas a destacar cuando hablamos de Paolo. Y aunque la historia es muy simple, el guión esta muy bien llevado, sobre todo los magníficos diálogos; y menudas pullitas que mete a diestro y siniestro para todos lados joop, por poner un ejemplo de tantos que tiene, Maradona xD.
Cada vez me gusta mas Paolo Sorrentino.
12 de noviembre de 2018
12 de noviembre de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo, de verdad, no termino de pillarle el punto a Paolo Sorrentino. Pero ni aquí ni en La gran belleza tampoco, por mucho que esté considerada como una de las mejores películas de los últimos años.
El cine del realizador italiano, al menos en estas últimas obras, siempre parece repetir los mismos esquemas, imágenes y personajes: los ancianos desnudos y rodeados de bellas jovencitas, los monumentos de ese maravilloso país que es Italia, la música, los cuerpos siendo masajeados, los ambientes nocturnos, el ritmo pausado... o dicho de otra manera: ¿soy yo, o La juventud parece una secuela encubierta de La gran belleza, o directamente escenas descartadas de aquella?
Sea como sea, ni Harvey Keitel, ni Michael Caine, ni Rachel Weisz, ni Paul Dano, intérpretes fabulosos todos ellos a los que siempre es un placer ver en pantalla, pueden sostener el tedio de la narración o hacernos ver el mensaje que se supone que quiere transmitir Sorrentino, que es el de la juventud en oposición a la vejez, o ser joven de espíritu.
Mal experimento.
El cine del realizador italiano, al menos en estas últimas obras, siempre parece repetir los mismos esquemas, imágenes y personajes: los ancianos desnudos y rodeados de bellas jovencitas, los monumentos de ese maravilloso país que es Italia, la música, los cuerpos siendo masajeados, los ambientes nocturnos, el ritmo pausado... o dicho de otra manera: ¿soy yo, o La juventud parece una secuela encubierta de La gran belleza, o directamente escenas descartadas de aquella?
Sea como sea, ni Harvey Keitel, ni Michael Caine, ni Rachel Weisz, ni Paul Dano, intérpretes fabulosos todos ellos a los que siempre es un placer ver en pantalla, pueden sostener el tedio de la narración o hacernos ver el mensaje que se supone que quiere transmitir Sorrentino, que es el de la juventud en oposición a la vejez, o ser joven de espíritu.
Mal experimento.
19 de junio de 2022
19 de junio de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película inclasificable por su secuenciación.
La fotografía está muy mimada y los juegos de luces, los movimientos de las cámaras, los travelling por pasillos y paseos campestres, los primeros planos...son muy artísticos. Está claro que es uno de los puntos fuertes del film.
El argumento tiene su interés: las conversaciones interesantes, reflexivas, irónicas de dos ancianos que reflexionan sobre la vida. A la vez te presentan al resto de la fauna que acude al hotel balneario. Les vas conociendo y vas sabiendo lo que les mueve. A veces de forma pausada y otras con tweets que revelan algo concreto. Siempre rodeados de imágenes plásticamente potentes.
Sin embargo, el ritmo es pesado, lento (como el paso de estos abueletes) no pasan grandes cosas y las que ocurren son tan insípidas que, casi, se te acaba pegando la desidia de los simpáticos ancianitos. Sólo la fotografía salva la película de un aburrimiento extremo. Podía haber sido vibrante y arrolladora (como "La gran belleza") pero no lo es.
El final es dramático y el epílogo deja ver las verdaderas miserias de todos. Después de todo no hay que entronizar a nadie, simplemente cada uno tiene una vida atrás. Y, a veces, es francamente miserable.
La fotografía está muy mimada y los juegos de luces, los movimientos de las cámaras, los travelling por pasillos y paseos campestres, los primeros planos...son muy artísticos. Está claro que es uno de los puntos fuertes del film.
El argumento tiene su interés: las conversaciones interesantes, reflexivas, irónicas de dos ancianos que reflexionan sobre la vida. A la vez te presentan al resto de la fauna que acude al hotel balneario. Les vas conociendo y vas sabiendo lo que les mueve. A veces de forma pausada y otras con tweets que revelan algo concreto. Siempre rodeados de imágenes plásticamente potentes.
Sin embargo, el ritmo es pesado, lento (como el paso de estos abueletes) no pasan grandes cosas y las que ocurren son tan insípidas que, casi, se te acaba pegando la desidia de los simpáticos ancianitos. Sólo la fotografía salva la película de un aburrimiento extremo. Podía haber sido vibrante y arrolladora (como "La gran belleza") pero no lo es.
El final es dramático y el epílogo deja ver las verdaderas miserias de todos. Después de todo no hay que entronizar a nadie, simplemente cada uno tiene una vida atrás. Y, a veces, es francamente miserable.
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