Juventud
2015 

7.0
21,801
Drama. Comedia
Fred Ballinger (Michael Caine), un gran director de orquesta, pasa unas vacaciones en un hotel de los Alpes con su hija Lena y su amigo Mick, un director de cine al que le cuesta acabar su última película. Fred hace tiempo que ha renunciado a su carrera musical, pero hay alguien que quiere que vuelva a trabajar; desde Londres llega un emisario de la reina Isabel, que debe convencerlo para dirigir un concierto en el Palacio de ... [+]
21 de enero de 2024
21 de enero de 2024
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de una exhibición de tal tamaño te quedas con la boca abierta, sin respirar, añádale más tópicos como pedir por favor que te pellizquen para saber si es real o no, si este cine parido en el siglo actual es de este planeta, si la sensibilidad y el detallismo en cada plano puede ser cierto. Tantas y tantas dudas, tantas preguntas sondean mi cerebro que he colapsado y no sé si empezar elogiando a Michael Caine o a Keitel, aplaudir el valor de filmar la escena de la miss universo en pelotas en la piscina o callarme, poner un punto y final a mis palabras porque es más fácil hablar del cine mediocre (con lo que nos gusta rajar de las malas películas) que de obras sublimes y casi perfectas como "La juventud" del italiano Sorrentino...
Voy a seguir tecleando. Aunque explicar un diez no sea fácil. Acabo de ver una obra maestra, joder. Incluso la aparición del personaje de Maradona me ha dado igual, al fin y al cabo ya sabemos lo que supone el fútbol para los italianos. Nada que objetar, ni una coma, todo está tan bien puesto y dispuesto que incluso las canciones y la música no parece que puedan tener una mejor aparición. ¿Y la cámara?; el mimo y el cuidado de cada plano, los movimientos, la jodida fotografía que para los espectadores de sofá como yo nos la suele pelar es un diez. Lo que dicen, esos piquitos de oro, atravesar una vida para llegar a tu final y proclamar que la sensibilidad no va a pasar de moda nunca y que las emociones son todo lo que tenemos, tener un viejo amigo de toda la vida y sostener que entre ellos sólo se cuentan lo que realmente importa.
Yo tengo amigos con los que quiero seguir envejeciendo. No tengo ni tendré tanta pasta como para pagarme ni un fin de semana en un balneario como ese suizo, jamás veré lo que sus ojos ven. Pero dicen verdades como puños. Me gusta este cine que no deja ni un minuto en el aire. Todo son detalles. Todo es grandioso y te aplasta y te abruma.
La juventud queda atrás, claro, y qué?? Podemos aplaudir porque tuvimos lo que tuvimos.
Y si esto no es un diez...
Voy a seguir tecleando. Aunque explicar un diez no sea fácil. Acabo de ver una obra maestra, joder. Incluso la aparición del personaje de Maradona me ha dado igual, al fin y al cabo ya sabemos lo que supone el fútbol para los italianos. Nada que objetar, ni una coma, todo está tan bien puesto y dispuesto que incluso las canciones y la música no parece que puedan tener una mejor aparición. ¿Y la cámara?; el mimo y el cuidado de cada plano, los movimientos, la jodida fotografía que para los espectadores de sofá como yo nos la suele pelar es un diez. Lo que dicen, esos piquitos de oro, atravesar una vida para llegar a tu final y proclamar que la sensibilidad no va a pasar de moda nunca y que las emociones son todo lo que tenemos, tener un viejo amigo de toda la vida y sostener que entre ellos sólo se cuentan lo que realmente importa.
Yo tengo amigos con los que quiero seguir envejeciendo. No tengo ni tendré tanta pasta como para pagarme ni un fin de semana en un balneario como ese suizo, jamás veré lo que sus ojos ven. Pero dicen verdades como puños. Me gusta este cine que no deja ni un minuto en el aire. Todo son detalles. Todo es grandioso y te aplasta y te abruma.
La juventud queda atrás, claro, y qué?? Podemos aplaudir porque tuvimos lo que tuvimos.
Y si esto no es un diez...
5 de diciembre de 2024
5 de diciembre de 2024
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me adentro en el cine de Sorrentino con la cautela de quien, sin conocer su obra, tiene nociones de la complejidad que suele otorgar al espectador. Y esa dificultad, presente en La juventud, se desarrolla mediante un cine de sensaciones, ciertamente interpretativo.
El italiano presenta una cinta sin mucha complejidad argumental, que reserva para el plano filosófico, centrado en la dicotomía entre la juventud y la vejez, de cómo la vitalidad de los jóvenes choca frontalmente con la serenidad de los mayores, dejando en claro que la juventud es algo más que un estado físico. Por otro lado, posee temáticas accesorias que se retroalimentan entre ellas, como la nostalgia, la amistad, el conflicto del artista con su obra o incluso ciertos tipos de amor. No puedo negar el sentido de la belleza de Sorrentino, ya que, en muchas ocasiones, llega a rozar la perfección tanto visual como reflexiva.
Esa belleza de la que hablo se potencia con un uso soberbio de la luz natural, resaltando la utilización de paisajes naturales o incluso de los propios interiores. La simetría juega un papel fundamental en muchos de los encuadres, incluso en el tratamiento visual que hace del agua o del cuerpo humano.
A nivel interpretativo, los tres personajes principales están en su mejor nivel y no podría ser de otra forma, teniendo en cuenta su trayectoria. Nada que objetar, solo caben halagos para este trío protagónico.
Paolo Sorrentino elabora un filme notable, con más luces que sombras, que logra cautivar tanto sentimental como visualmente. Probablemente no guste a todos, pero ese es el mejor cine.
El italiano presenta una cinta sin mucha complejidad argumental, que reserva para el plano filosófico, centrado en la dicotomía entre la juventud y la vejez, de cómo la vitalidad de los jóvenes choca frontalmente con la serenidad de los mayores, dejando en claro que la juventud es algo más que un estado físico. Por otro lado, posee temáticas accesorias que se retroalimentan entre ellas, como la nostalgia, la amistad, el conflicto del artista con su obra o incluso ciertos tipos de amor. No puedo negar el sentido de la belleza de Sorrentino, ya que, en muchas ocasiones, llega a rozar la perfección tanto visual como reflexiva.
Esa belleza de la que hablo se potencia con un uso soberbio de la luz natural, resaltando la utilización de paisajes naturales o incluso de los propios interiores. La simetría juega un papel fundamental en muchos de los encuadres, incluso en el tratamiento visual que hace del agua o del cuerpo humano.
A nivel interpretativo, los tres personajes principales están en su mejor nivel y no podría ser de otra forma, teniendo en cuenta su trayectoria. Nada que objetar, solo caben halagos para este trío protagónico.
Paolo Sorrentino elabora un filme notable, con más luces que sombras, que logra cautivar tanto sentimental como visualmente. Probablemente no guste a todos, pero ese es el mejor cine.
13 de noviembre de 2015
13 de noviembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los admiradores del cine de Woody Allen encontrarán satisfacción de algunas de situaciones disparatadas que se suceden en el hotel. También reconocerán cierta angustia existencial con toques histéricos, especialmente en el personaje interpretado por Paul Dano, excéntrico, en plena desorientación pero con un toque enternecedor.
Sin embargo, “La Juventud”, es mucho más que un film sobre la crisis existencial de un grupo de personajes que coinciden al mismo tiempo en un lujoso hotel-balneario alpino. Es una historia sobre la vida y la muerte, la ilusión y el hastío, el éxito y el fracaso,… todos estos dilemas magistralmente encarnados por una pareja de actores (Michael Caine y Harvey Keitel) que convierte a esta historia en una obra notable.
Ambos encarnan distintas actitudes ante la recta final de la existencia: la vida amortizada frente a la ilusión infantil, la melancolía y el reposo ante el ansia por lo que vendrá. Personajes contrapuestos pero que se encuentran en escenas absolutamente mágicas que atraparán al espectador por lo constructivo de su discurso. Y todo ello envuelto por un lirismo bucólico, un tanto excesivo, pero necesario para descongestionar la carga emocional que arrastran.
Caine borda uno de los papeles de su vida. El gran director de orquesta Ballinger alcanza, gracias a su interpretación, unas cotas de veracidad, profundidad e introversión que quedan a la altura de muy pocos intérpretes. No hay artificio, no hay ornamento. Hay una mirada creíble que te arrastra por una vida gloriosa y un presente enigmático que se desvelará poco a poco.
Especial mención merece el fantástico cameo realizado por Jane Fonda, caricatura grotesca de una actriz cuya aparición acaba precipitando consecuencias inesperadas.
Sin embargo, “La Juventud”, es mucho más que un film sobre la crisis existencial de un grupo de personajes que coinciden al mismo tiempo en un lujoso hotel-balneario alpino. Es una historia sobre la vida y la muerte, la ilusión y el hastío, el éxito y el fracaso,… todos estos dilemas magistralmente encarnados por una pareja de actores (Michael Caine y Harvey Keitel) que convierte a esta historia en una obra notable.
Ambos encarnan distintas actitudes ante la recta final de la existencia: la vida amortizada frente a la ilusión infantil, la melancolía y el reposo ante el ansia por lo que vendrá. Personajes contrapuestos pero que se encuentran en escenas absolutamente mágicas que atraparán al espectador por lo constructivo de su discurso. Y todo ello envuelto por un lirismo bucólico, un tanto excesivo, pero necesario para descongestionar la carga emocional que arrastran.
Caine borda uno de los papeles de su vida. El gran director de orquesta Ballinger alcanza, gracias a su interpretación, unas cotas de veracidad, profundidad e introversión que quedan a la altura de muy pocos intérpretes. No hay artificio, no hay ornamento. Hay una mirada creíble que te arrastra por una vida gloriosa y un presente enigmático que se desvelará poco a poco.
Especial mención merece el fantástico cameo realizado por Jane Fonda, caricatura grotesca de una actriz cuya aparición acaba precipitando consecuencias inesperadas.
30 de noviembre de 2015
30 de noviembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leo por aquí que "Youth" no es más que un cúmulo de escenas sobrantes de "La grande bellezza" (Fotogramas), ante lo cual no podría estar más en desacuerdo. Bien es cierto que ambas apuntan eminentemente a un tema común: el tiempo. Bien es cierto, también, que cualquier película apunta, en último término al menos, a eso mismo, al tiempo. Puede verse como un tema manido si se quiere, sí, pero el tiempo es nuestro ingrediente tan básico cuanto desconocido. ¿Quién no ve legítimo escribir una y mil veces (porción de tiempo en cualquier caso mínima si la ubicamos en una línea histórica) acerca de una <<materia>> tal?
El enfoque en este caso es dual: se examina la vida pasada, la memoria y la relación presente con ello a partir de la música y el cine, esto es, a partir de dos autores de música y cine. Por el contrario, recordémoslo, Jep Gambardella, protagonista de "La grande bellezza", realizaba su respectiva maniobra de retrospección desde su perspectiva de escritor (no obstante su frugal carrera). Son todas ellas profesiones creativas, artísticas, que, cuando ven el fin de sus días cercano, nos invitan a reflexionar sobre la vida que cada uno ha llevado. El tiempo que han recorrido, en suma. Admito las obvias similitudes que los personajes guardan entre sí, pero no haré lo propio para minusvalorar la calidad de ambos trabajos, pues no veo conexión necesaria entre ambas cosas.
No puedo evitar pensar, por otra parte, en el parecido que la película guarda con la novela de Mann: "La montaña mágica". En cada una de las obras el escenario resulta ser un complejo residencial suizo, aparece una pareja de personajes principales, amigos en un caso y primos en el otro (de cualquier modo, es verdad que en el libro la acción se personaliza mucho más en una de las partes del binomio con respecto a la película); y todo ello viene presentado como base narrativa sobre la que introducir cavilaciones relativas al tiempo. No he encontrado en internet ninguna referencia sobre estas semejanzas más que un extraño e incongruente vídeo de Youtube. ¿Inspiración declarada o "empuje creativo" velado? ¿Casualidad?
El enfoque en este caso es dual: se examina la vida pasada, la memoria y la relación presente con ello a partir de la música y el cine, esto es, a partir de dos autores de música y cine. Por el contrario, recordémoslo, Jep Gambardella, protagonista de "La grande bellezza", realizaba su respectiva maniobra de retrospección desde su perspectiva de escritor (no obstante su frugal carrera). Son todas ellas profesiones creativas, artísticas, que, cuando ven el fin de sus días cercano, nos invitan a reflexionar sobre la vida que cada uno ha llevado. El tiempo que han recorrido, en suma. Admito las obvias similitudes que los personajes guardan entre sí, pero no haré lo propio para minusvalorar la calidad de ambos trabajos, pues no veo conexión necesaria entre ambas cosas.
No puedo evitar pensar, por otra parte, en el parecido que la película guarda con la novela de Mann: "La montaña mágica". En cada una de las obras el escenario resulta ser un complejo residencial suizo, aparece una pareja de personajes principales, amigos en un caso y primos en el otro (de cualquier modo, es verdad que en el libro la acción se personaliza mucho más en una de las partes del binomio con respecto a la película); y todo ello viene presentado como base narrativa sobre la que introducir cavilaciones relativas al tiempo. No he encontrado en internet ninguna referencia sobre estas semejanzas más que un extraño e incongruente vídeo de Youtube. ¿Inspiración declarada o "empuje creativo" velado? ¿Casualidad?
11 de diciembre de 2015
11 de diciembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Youth es absurda, pedante, grandilocuente y deslavazada. Sorrentino se pierde en vacuidades, presuntas reflexiones vitales y grotescos bailes de planos, personajes e idas de olla.
Y sin embargo, Youth es a su vez un imán, un torrente de imágenes, de músicas, de miradas cargadas de sentimientos. Es imposible despegarse de la narración, por más que esta no nos cuente nada, de esas imágenes de fondo de pantalla incrustadas sin pudor, de esos conflictos existenciales tan italianos trufados de vez en cuando con alguna teta al aire.
Tal vez sean Caine y Keitel, que ya están en un nivel tan por encima de este mundo que harían de un anuncio de lavadoras una obra de arte. Tal vez sean Weisz y Dano, actores como la copa de un pino que no acaban de acertar en la elección de sus papeles.
O la música, o ese juego de metarrealidad que mezcla a Stravinski con Paloma Faith. No lo sé.
Pero a mi, que tengo la profundidad emocional de un pepinillo y el cine de autor me duerme, esta película me ha encantado...
Y sin embargo, Youth es a su vez un imán, un torrente de imágenes, de músicas, de miradas cargadas de sentimientos. Es imposible despegarse de la narración, por más que esta no nos cuente nada, de esas imágenes de fondo de pantalla incrustadas sin pudor, de esos conflictos existenciales tan italianos trufados de vez en cuando con alguna teta al aire.
Tal vez sean Caine y Keitel, que ya están en un nivel tan por encima de este mundo que harían de un anuncio de lavadoras una obra de arte. Tal vez sean Weisz y Dano, actores como la copa de un pino que no acaban de acertar en la elección de sus papeles.
O la música, o ese juego de metarrealidad que mezcla a Stravinski con Paloma Faith. No lo sé.
Pero a mi, que tengo la profundidad emocional de un pepinillo y el cine de autor me duerme, esta película me ha encantado...
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