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Ordet (La palabra)

Drama Hacia 1930, en un pequeño pueblo de Jutlandia occidental, vive el viejo granjero Morten Borgen. Tiene tres hijos: Mikkel, Johannes y Anders. El primero está casado con Inger, tiene dos hijas pequeñas y espera el nacimiento de su tercer hijo. Johannnes es un antiguo estudiante de Teología que, por haberse imbuido de las ideas de Kierkegaard e identificarse con la figura de Jesucristo, es considerado por todos como un loco. El tercero, ... [+]
Críticas 139
Críticas ordenadas por utilidad
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10
30 de marzo de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Carl Theodor Dreyer, nacido en 1889 y fallecido en 1968, fue un maestro de escenificaciones vacías y frías de las cuales inspiraba un desafío a los actores que intervenían en sus películas valiéndose por la fuerza de los diálogos por encima de cualquier nivel de intensidad dramática, si tenemos en cuenta la capacidad manierista del director de “La Pasión de Juana de Arco”(1928) y“Gertrud” (1964). Al igual que, también, de hacerse un gran hueco en la práctica de darle más valor a la fotografía en blanco y negro, (escenarios espaciosos en que los actores adquieren un plano de importancia visualmente secundario pero portentosamente sugerente; como así demuestran, por ejemplo, los silenciosos actos de presencia de Johannes en “”Ordet” vagando por la casa), hecho que le permitió que dicha obra pueda sugerir más que mostrar, empleando así el esfuerzo de los actores que intervienen en ella. Por lo cual “La Palabra” se puede considerar aún su mejor trabajo aún tratándose sobre una análisis humana y expuesta sobre la fe en los hombres de la tierra, según una adaptación teatral del dramaturgo y compatriota Karl Munj.

Dreyer nos situa en un poblado de la campiña danesa entre 1924 y 1925 (período del estado de gestación de Inger hasta su muerte) en la Granja Borgensen compuesta por el patriarca Morgen (Henrik Malberg), el hijo mayor Mikkel (Emil Hass Christensen) casado con Inger (Birgitte Federspiel), el mediano e iluminado estudiante de teología Johanssen (Pieber Lerdoff) y el adolescente Anders (Cay Kristiansen) que quiere comprometerse con Anne (Gerda Nielsen) hija del sastre Peter (Ejner Federspiel), que mantiene discrepancias religiosas con Morgen y que llegan afectar incluso en sus círculos sociales.

Esta gran obra maestra ha sido fruto de varias especulaciones y conclusiones, a parte de los estudiosos de la filmografía de Carl Theodor Dreyer. Mientras que los más afanosos a la religión la han considerado como una relíquia e instrumento teológico para entender el verdadero significado de la fe, los más agnósticos se han decidido por un tratamiento fantástico y sobrenatural. Pero no hay nada que pueda decantarse a un extremo o en el otro. Porque es verdad que la película está ambientada en una época difícil para Europa (primera mitad del siglo XX) y es en los momentos de más debilidad que muchos entendieron la lectura del film en el tratamiento místico que brilla cuando vieron "Ordet" por primera vez en el año 1955. Pero no hay que olvidar que ésta gran teatralización de Munj llevada al cine por el máximo exponente de la cinematografía danesa de su tiempo, resuena como un sufrido eco humano ante el temor siempre inquebrantable de la presencia de la Muerte con la oración como bálsamo y la desesperación, siempre humana, en no afrontar lo imposible. “La palabra” se hace milagro según la voluntad de los hombres, ofreciendo la libre opción de si algún elemento externo de carácter divino o no, ha intervenido o no en el drama.
7
4 de junio de 2010 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las obras maestras son aquellas que no sabes cómo valorarlas una vez que las ves, Ordet es una de ellas: hoy puede ser la película más surrealista que he visto y mañana puede estar entre mis diez películas favoritas. Dreyer, dirije una película técnicamente perfecta: pocos personajes y pocas localizaciones debido a que imita el género teatral, pocos efectos especiales y artificios innecesarios, los movimientos de la cámara son lentos y justificados, la puesta en escena es simple pero necesaria y la iluminación, en un tonos muy blancos, aportan a las escenas el aura divina necesaria para reflejar la intensidad religiosa. La película posee grandes y largos planos secuencia, de muy dificil planificación pero que sin duda realzan la interpretación de los actores.
El guión es una adaptación de la obra teatral Ordet (1932) de Kaj Muk elaborada por el propio Dreyer. Avanza de una forma parsimoniosa, al ritmo que marcan los personajes; pero sin embargo no es lento, ya que envuelve al espectador para prepararlo para la secuencia final. Todo gira en torno a la fe y desde diferentes planos que corresponden a cada personaje: Morten, el patriarca, es un anciano que cree por rutinas, Inger es una entusiasta y cultiva su fe con la esperanza de que dios interceda positivamente en su vida; Mikkel es ateo, cree en la ciencia y en las personas y rechaza las doctrinas religiosas de su mujer y Johannes radicaliza el sentimiento religioso hasta el punto de alcanzar el grado de místico. Todos estos sentimientos religiosos son expuestos por Dreyer poco a poco para finalmente darles un vuelco con la secuencia de la resurrección; que no sólo trastoca la fe de los protagonistas, sino la del mismísimo espectador.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La religión también esta presente desde otras perspectivas: durante toda la historia hay una lucha constante del credo contra la razón. Hay dos personajes enemigos de la fe que profesa la familia Borgen, el propio Mikkel Borgen y el médico: ambos están orgullosos de su ciencia y desacreditan la espiritualidad imperante provocando de esta manera varias confrontaciones dialécticas entre los personajes de corte moral y filosófica. El tercer punto de vista es la disputa entre las dos religiones que aparecen en la película, que lleva al espectador a debatir sobre si la fe esta sobre las personas o al revés. Dreyer resuelve esta lucha dándole la victoria a las personas.

Y por último, el final sería inverosímil si el director no fuese preparando al espectador poco a poco para este extraño fenómeno. Inger resucita por fuerza divina o por el poder del amor. ¿Es o no un milagro? Desde luego, la intención de Dreyer es que lo fuese y por eso deja claro desde un principio de Johannes no es un loco cualquiera y que al final el destino de todos pasaría por él. Desde luego, la temática religiosa no es mi favorita, pero la obra maestra del director danés hace plantearse la existencia de algo más allá de la ciencia. Si Dreyer quiso rodar una película de Jesucristo y no pudo, dejando Ordet como legado puede quedarse con la conciencia tranquila.
7
23 de abril de 2012 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífico retrato familiar en torno a la religión, la locura y la lástima cargado de mensaje fatalista sobre seres que tienen que ser aceptados por las tinieblas para poder ver la luz, vidas rústicas y humildes que se ven masacradas y se convierten en duras e insoportables, genera miedo pensar en su creador y el don que ha tenido para encender el cristianismo, todo es rezar, con ello se puede seguir, nada es imposible, en pocas secuencias la familia queda retratada con total autoridad, enfermedad, culpabilidad, falta de fe y otros dilemas acerca de Dios, disputas y cómo tener fe en la fe... personajes todos con corazón y bondad, gran abanico de diversidad sobre cómo afrontar la vida y las creencias en personajes de mucha intensidad que se deben aceptar y amar.

Pocas veces los papeles quedan tan definidos, todas las formas posibles de ver la religión y sus variantes al sumarle la otra familia, preocupaciones e inquietudes, el abandono de Dios y el hogar, la confianza y la sinceridad que erradia de todos ellos es plena, se mueve de manera genial entre lo terrenal y lo celestial con un matrimonio imposible como eje y el orgullo como valor fuera de la fe, objeto de satisfacción y seguridad, de amargura y penitencia, un dilema entre el terrateniente y el sastre que llega al pecado de la cólera, diferenciar entre rezar y saber rezar, la adversidad y la voluntad, para que al final se deje entrever la estrecha diferencia entre la locura y la razón, visiones y decisiones del Señor.

El milagro de la resurrección es sólo la guinda, "Ordet" busca encontrar hasta dónde llega la fe, hasta dónde las personas que se dedican a ella, genera terror ver en qué se convierten las vidas, y tiene tiempo para discutir sobre las oraciones y el tratamiento, sobre religión y ciencia, y además aclara que los milagros no ocurren porque infringen las leyes de la naturaleza, creada por Dios... y así en cada capítulo se extraen numerosas lecturas sobre nuestro Dios que da y quita, aunque carezca de sentido.

En la granja de Borgensgaard se abarca con mayúsculas la religión en todos sus aspectos, consigue juzgarlos a todos, desgarrar sus almas, un ejercicio único para representar al pastor, al rebaño, al mesías y a la ciencia en una triste habitación, consigue la belleza del dolor, oraciones, luto, compasión, recuerdo, comprensión, la cubren y siguen, ninguna creencia parece válida, ser fuerte, el salvador está de vuelta, y vuelve a lo mismo, todo es conseguir que los creyentes crean, sólo la niña, el loco de atar tiene la llave, dame la palabra, encuentra la fe, la vida empieza para nosotros.
10
8 de diciembre de 2024 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La historia de Knut Borg y sus hijos, lo que pensaban y lo que cultivaban".

Es una película solo apta para personas con inquietudes espirituales, religiosas o que les gusta el cine contemplativo, lento, poroso e incluso de diálogos machacones por debajo de un lenguaje elevado.

Fundamentalmente la película va sobre un visionario (¿esquizofrénico sí o no?) que se cree una especie de nuevo Mesías meditabundo en la Dinamarca en 1930 en medio de una familia y población devota,

Todo esto recuerda mucho a Kierkegaard. Cuando un personaje le dice "yo te veo a través de las lágrimas" o sea del dolor que le ha ayudado a crear, Dreyer da en el clavo de la hipocresía. Básicamente es la historia de infidelidad cursi entre la hija de una mujer que fue condenada y matada por bruja, con el hijo del pastor protestante con el que casó para tener un futuro.

Una película lenta que se detiene en los paisajes supongo que daneses. En esta película lo religioso lo absorbe todo: un lenguaje elevado, motivaciones elevadas pero debajo las mínimas pasiones sensatas salen a la luz y dos jóvenes se enamoran como dos buceadores que emergen y respiran por fin a la superficie.

Ya había visto la película antes y al final solo recordaba esta aventura amorosa de desahogo de dos personas débiles, parcas en sus planteamientos pero que solo quieren vivir.

Creo que de las obras maestras de Dreyer con la que sintonizo plena y espiritualmente es con Ordet. Es el ansia pura de reencontrarse con Dios aunque te ganes el ostracismo social y el desprecio de los que te rodean día a día.

Gertrud y Dies Irae son las que veo con menos ganas, quizá sea porque el sentimiento que más predomina en ellas en vez de una pasión religiosa es la de los prejuicios fanáticos y de gente que no sabe vivir y no le importa destrozar vidas y destrozarse la vida, cosa que no tiene nada que ver con la religiosidad.
3
12 de marzo de 2016
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El lienzo cinematográfico se desprende por los segundos que siguen al inicio del mismo con una gran velocidad. Vemos pocos personajes, y solo dos escenarios: la casa del granjero y la casa del sastre, cuestión que le da un cierto sabor teatral a la obra cinematográfica, pero que no la exime de su cariz noble de cinta clásica y mítica.

La obra se sostiene en los tres siguientes pilares fundamentales:
Una familia de granjeros, con un hijo trastornado.
El enfrentamiento entre dos familias con creencias divergentes.
La espera del anunciamiento de Inger.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La figura del hijo desviado deambula por la escena adivinando lo que está pasando. Da la impresión de tener intuición y solo necesita confianza. Nadie cree en él. Ni el pueblo, que lo considera loco, ni su familia, que están hartos ya de él, causante de la estigmatización a la que han sido sometidos. Solo la niña cree en el loco. Y esa inocencia es la que devuelve a la vida a Inger.

En resumen, demasiado sin sentido para solo un razonamiento.
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