Gratamente impresionado con Jim Carrey en una de sus películas más conocidas. No deja de parecerme una película símbolo de la década de los noventa que tarde 26 años en verla desde que se estrenó. La película para ser de un publico para menores engancha desde el primer minuto. La primera aparición de Cameron Diaz en el film es soberbia, dudo mucho que el publico masculino mirara para otro lado que no fuera la pantalla cuando ella aparece. Disfrute más la actuación de Carrey sin la mascara que con ella. Los efectos en su época fueron muy comentados y envejecieron bien. La trama aunque predecible me deja un buen sabor. Cuantas mascaras no existen en la humanidad, desde el alcohol, las drogas, los engaños, los miedos, las mentiras, etc, en que ocultamos lo que realmente somos para dar otra apariencia ante nuestros iguales, el libro mencionado va en directa relación a esta mascara que cambia completamente a una persona en que se pasa de ser un perdedor a un ganador absoluto. Recomendable si te gusta Jim Carrey y me gustó Cameron Diaz jejeje.

Adaptación de la serie de cómics de Dark Horse, un antihéroe con poderes gracias a una máscara mitológica. La teoría de la máscara como “self” del individuo, otorgando una identidad según la personalidad del que la lleva. Jim Carrey es el anfitrión de esta película con un tono absurdo que hace más ameno la presencia del personaje en pantalla y sirve para conocer la idiosincrasia y la visión del mundo que le rodea. Un guion simple que no pretende más que entretener y conocer de forma directa el significado del antihéroe y su villano. “The Mask” sirve para conocer el personaje de los cómics y para lograr entender la importancia de la identidad y la imagen en este género. Este filme puede servir de referencia teórica para formar un corpus teórico sobre la importancia de la semiótica en el género de superhéroes así como en las teorías del lenguaje social y sociológico. Entretenimiento, humor absurdo y aportación formativa hacia el género.

"La Máscara", estrenada en 1994 y dirigida por Chuck Russell, es una película que mezcla comedia, acción y fantasía de una manera única y extremadamente entretenida. En el corazón de esta película está la brillante actuación de Jim Carrey como Stanley Ipkiss, un empleado de banco tímido y reprimido que descubre una misteriosa máscara que le otorga habilidades sobrenaturales y un alter ego extremadamente excéntrico.

La película se destaca por la actuación inolvidable de Jim Carrey. Su capacidad para transformarse en un personaje cómico tan extravagante como La Máscara es verdaderamente impresionante. Cada gesto facial, cada expresión y cada línea de diálogo de Carrey irradian energía y diversión, lo que hace que la película sea una experiencia cómica absolutamente deliciosa.

El guión es igualmente ingenioso. Combina la comedia física con el humor absurdo de una manera que te hace reír de principio a fin. La historia sigue a Stanley mientras utiliza los poderes de La Máscara para enfrentarse a los matones y burlarse de la autoridad, todo mientras persigue a su interés amoroso, Tina Carlyle, interpretada por Cameron Diaz en su debut en el cine.

La película también se destaca por su imaginativo uso de efectos especiales. La transformación de Stanley en La Máscara y sus travesuras posteriores son visualmente impresionantes y aún se mantienen sólidas incluso después de tantos años.

Sin embargo, "La Máscara" no es solo comedia; también tiene momentos de acción emocionante y una trama subyacente sobre la lucha entre el bien y el mal. El antagonista, Dorian Tyrell, interpretado por Peter Greene, es un villano convincente y desagradable que se convierte en un digno oponente para La Máscara.

En resumen, "La Máscara" es una película de comedia clásica que catapultó a Jim Carrey a la fama. Su actuación carismática y la mezcla perfecta de comedia, acción y fantasía la convierten en una película que ha resistido la prueba del tiempo y que sigue siendo una delicia para ver una y otra vez.

Nota: 7/10

Tenía que suceder más pronto que tarde, y si es lo primero mejor que fuese en el año más fulgurante y decisivo dentro de la propulsión mediática al estrellato del canadiense: Jim Carrey, por fin, se transformaba en un dibujo animado. O, como él mismo admite en uno de sus episodios de énfasis verde y gomoso, "en un suuupeerheroooooeeee"!!!". Aunque siendo justos, hay que reconocerle al salto cinematográfico del mindundis poseído por una entidad descerebrada y bromista una pérdida de violencia, acidez y esperpentico espíritu de cartoon cafre tan salvaje como lo es, sobre el papel, su personalidad indomable en Dark Horse. Tampoco era el primer personaje de comic fosforito que pasaba por el filtro de la corrección y la amabilidad moderada, sean quelonios humanoides o verdes y camaleónicos entes propenso a poseer con una máscara a individuos rmaltratados por el mundo.
En el reverso de la moneda, y aquí entra Stanley Ipkiss, Carrey vuelve a abordar (y las que le quedaban) al buen chico que se deja pisar, un antíhéroe romántico marca de la casa que certifica que las muecas no son la única huella que Jerry Lewis dejó en él, bordando a uno de sus pánfilos sin habilidades sociales, tan proclive a enamorarse como al pagafantismo a perpetuidad: teniendo enfrente a Cameron Díaz estrenándose en el cine no puedo culparle. Lo cierto es que podría pasar por una secuela de 'Mordiscos peligrosos' en la que, años después de escapar al vampirismo, Carrey cae en las garras de un dios de las bromas.

Lo bueno de La Máscara, es que no hace un extremado ejercicio de gimnasia mental para ofrecer un producto entretenido.

Los niños van a tener movimiento e hiperactividad al cien por cien, una historia entretenida, un protagonista entrañable...vamos que se lo van a pasar bien.

Los adultos van a entender bromas más adultas, algunas coñas que uno no vería en un producto de hoy día y un acertado trabajo de diseño y acción.

Una trama de mafiosos como villanos que es interesante y una curiosa parábola de una máscara como poder para luchar contra la monotonía y la apatía de la sociedad.

Y no se engañen, cosas como lo del Cuban Pete, me ponen bastante de los nervios y no es que el patrón del filme quede claro al final.

Pero mentiría si dijese que no me he entretenido. Algo que no me pasa con otros filmes de Carrey.

Y encima es un claro cambio del material de partida, que al parecer es EXCLUSIVA y EXTREMADAMENTE adulto.

Jugada redonda.