Pacto de sangre
1944 

8.4
35,323
Cine negro. Intriga. Thriller
Un agente de seguros (Fred MacMurray) y la mujer de uno de sus clientes (Bárbara Stanwyck) traman asesinarlo para cobrar un cuantioso seguro de accidentes suscrito a sus espaldas. Todo se complica cuando entra en acción Barton Keyes (Edward G. Robinson), investigador de la empresa de seguros. (FILMAFFINITY)
24 de enero de 2011
24 de enero de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quien no sepa a qué nos referimos cuando hablamos de lo maravilloso que es el cine negro que vea Perdición, que así se tradujo al castellano Double Indemnity, y todas las dudas se le disiparán.
Sin duda es una de las grandes del gran Billy Wilder, que en esta ocasión se buscó al novelista Raymond Chandler para que le ayudara con el guión adaptado de la novela de James M. Cain. La acción conjunta de dos grandes escritores consigue una historia sólida y sin fisuras, en la que los tiempos están tan medidos que parece que las secuencias aparezcan envueltas en el preciso e imparable tic-tac de un reloj suizo.
Buen retrato de la condición humana y del poderío de lo que llaman instintos primitivos, que siempre tienen que ver con el sexo y la voracidad. Quiero imaginar que el título en castellano se lo impuso algún censor para desanimar a los posibles candidatos al crimen perfecto.
El papel del sabueso que pierde olfato por caer en las debilidades del afecto, interpretado por Edward G. Robinson; la chispa de amor que hace dudar a la seductora profesional (Bárbara Stanwyck); las luces y sombras del individuo al que más nos parecemos (Fred MacMurray) y el virtuosismo de los diálogos; colocan esta obra a un nivel difícilmente superable.
Película que no recomendarán ver las compañías de seguros, pero si usted está a punto de contratar una póliza hágalo antes de decidir.
Sin duda es una de las grandes del gran Billy Wilder, que en esta ocasión se buscó al novelista Raymond Chandler para que le ayudara con el guión adaptado de la novela de James M. Cain. La acción conjunta de dos grandes escritores consigue una historia sólida y sin fisuras, en la que los tiempos están tan medidos que parece que las secuencias aparezcan envueltas en el preciso e imparable tic-tac de un reloj suizo.
Buen retrato de la condición humana y del poderío de lo que llaman instintos primitivos, que siempre tienen que ver con el sexo y la voracidad. Quiero imaginar que el título en castellano se lo impuso algún censor para desanimar a los posibles candidatos al crimen perfecto.
El papel del sabueso que pierde olfato por caer en las debilidades del afecto, interpretado por Edward G. Robinson; la chispa de amor que hace dudar a la seductora profesional (Bárbara Stanwyck); las luces y sombras del individuo al que más nos parecemos (Fred MacMurray) y el virtuosismo de los diálogos; colocan esta obra a un nivel difícilmente superable.
Película que no recomendarán ver las compañías de seguros, pero si usted está a punto de contratar una póliza hágalo antes de decidir.
8 de noviembre de 2011
8 de noviembre de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Perdición es la primera gran película de Billy Wilder, uno de los mejores directores que ha dado la historia del cine. Una película intensa, compleja y cocinada a fuego lento que sienta las bases de un género propio y que tiene un estilo narrativo apabullante que enseña cómo contar una historia con un gran final sin esconder absolutamente nada en ningún momento.
Hablar de Billy Wilder en una crítica de cine es como contarle a una canasta de qué era capaz Michael Jordan. El director nacido en la actual Polonia fue uno de los primeros en asegurarse un lugar privilegiado en el Olimpo de los cineastas y allí ocupa ahora uno de los sillones más cómodos, imagino, dada su importancia en el tema. En Perdición, Wilder hace gala por primera vez de los métodos que tanto le sirvieron tiempo después en su cine: narración limpia, personajes fuertes y final controvertido. Además, el director obra con maestría en el arte de la planificación de escenas y de los cambios de cámara para ofrecer al espectador siempre lo que éste pide, logrando un recorrido a través de la película del que es imposible salirse ya que está tan perfectamente dibujado que uno solo tiene que sentarse a mirar para ser conducido hasta el desenlace. El guion (adaptado), absolutamente magistral del propio Wilder en colaboración con Raymond Chandler, no debe esquivar los baches que se le presentan ya que es capaz de allanarlos con una naturalidad pasmosa utilizando como bazas a los personajes y sus bien construidos cometidos.
Fred MacMurray es un actor de estos clásicos de toda la vida, de los que llevan sombrero y encienden las cerillas con los dedos sin apartar la mirada de los ojos de su compañero de escena. MacMurray tuvo muchas virtudes en el cine, pero si hay una que destaque por encima del resto es, sin duda, su versatilidad y su enorme capacidad para destacar en todos los géneros. Barbara Stanwyck interpreta a una femme fatale que es de las más conocidas en la historia del cine por tres motivos: la fantástica definición del personaje, su brillante recorrido oculto y la insuperable interpretación de Barbara Stanwick. Edward G. Robinson, como secundario, aguanta el pulso a los dos protagonistas gracias al tesón de una interpretación basada en que el actor entiende perfectamente cada detalle de su personaje.
Resumiendo, que es gerundio: Perdición es una obra maestra del cine de esas que uno no se cansa de ver. Es imposible no disfrutar una y otra vez de los soberbios diálogos y de las potentes escenas que componen la película de principio a fin y que se graban a fuego en la mente del espectador. Maravillosa.
Hablar de Billy Wilder en una crítica de cine es como contarle a una canasta de qué era capaz Michael Jordan. El director nacido en la actual Polonia fue uno de los primeros en asegurarse un lugar privilegiado en el Olimpo de los cineastas y allí ocupa ahora uno de los sillones más cómodos, imagino, dada su importancia en el tema. En Perdición, Wilder hace gala por primera vez de los métodos que tanto le sirvieron tiempo después en su cine: narración limpia, personajes fuertes y final controvertido. Además, el director obra con maestría en el arte de la planificación de escenas y de los cambios de cámara para ofrecer al espectador siempre lo que éste pide, logrando un recorrido a través de la película del que es imposible salirse ya que está tan perfectamente dibujado que uno solo tiene que sentarse a mirar para ser conducido hasta el desenlace. El guion (adaptado), absolutamente magistral del propio Wilder en colaboración con Raymond Chandler, no debe esquivar los baches que se le presentan ya que es capaz de allanarlos con una naturalidad pasmosa utilizando como bazas a los personajes y sus bien construidos cometidos.
Fred MacMurray es un actor de estos clásicos de toda la vida, de los que llevan sombrero y encienden las cerillas con los dedos sin apartar la mirada de los ojos de su compañero de escena. MacMurray tuvo muchas virtudes en el cine, pero si hay una que destaque por encima del resto es, sin duda, su versatilidad y su enorme capacidad para destacar en todos los géneros. Barbara Stanwyck interpreta a una femme fatale que es de las más conocidas en la historia del cine por tres motivos: la fantástica definición del personaje, su brillante recorrido oculto y la insuperable interpretación de Barbara Stanwick. Edward G. Robinson, como secundario, aguanta el pulso a los dos protagonistas gracias al tesón de una interpretación basada en que el actor entiende perfectamente cada detalle de su personaje.
Resumiendo, que es gerundio: Perdición es una obra maestra del cine de esas que uno no se cansa de ver. Es imposible no disfrutar una y otra vez de los soberbios diálogos y de las potentes escenas que componen la película de principio a fin y que se graban a fuego en la mente del espectador. Maravillosa.
24 de enero de 2012
24 de enero de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fascinante obra maestra del cine negro dirigida por Billy Wilder, quien con la inestimable ayuda de Raymond Chandler, escribió un extraordinario guión que adapta el libro de James M. Cain “Three of a kind”. Walter Neff es un agente de seguros que planea asesinar, junto a Phyllis Dietrichson, al marido de ésta para así cobrar un sustancioso y falso seguro de accidentes. Pero su jefe Barton Keyes está empeñado en descubrir la verdad, cosa que complicará aún más la situación.
Digamos que la película es un enorme flashback narrado con voz en off de Fred MacMurray, en el que nos cuenta el inicio de esa relación fatal entre los dos, la elaboración del plan y su posterior investigación. Un absorbente thriller en el que lo verdaderamente interesante no es el asesino del crimen, ya que se descubre nada más empezar, sino la apasionante atracción carnal entre Walter y Phyllis y el sorprendente giro argumental hacia el final de la película. De la mano maestra de Billy Wilder sale esta intrigante historia de enorme intensidad trágica, adictiva narración y personajes antológicos como el de Barbara Stanwyck, recreando a una de las femmes fatales más perversas de la historia del cine. Y a parte de un fabuloso MacMurray, hay que destacar por encima de todos los secundarios a un increíble Edward G. Robinson.
Aunque el film obtuvo siete nominaciones a los Oscars, por desgracia, no fue premiado en ninguna categoría. Entre ellas cabe destacar el excelente trabajo de fotografía de John F. Seitz, que dota a toda la película de una atmósfera negra y turbia, y la notable banda sonora de Miklós Rózsa, quien un año más tarde conseguiría la apreciada estatuilla por 'Recuerda'.
'Perdición' es una auténtica perla imprescindible, que reinventó la estética visual del llamado film noir y fue una de las precursoras de su auge.
Digamos que la película es un enorme flashback narrado con voz en off de Fred MacMurray, en el que nos cuenta el inicio de esa relación fatal entre los dos, la elaboración del plan y su posterior investigación. Un absorbente thriller en el que lo verdaderamente interesante no es el asesino del crimen, ya que se descubre nada más empezar, sino la apasionante atracción carnal entre Walter y Phyllis y el sorprendente giro argumental hacia el final de la película. De la mano maestra de Billy Wilder sale esta intrigante historia de enorme intensidad trágica, adictiva narración y personajes antológicos como el de Barbara Stanwyck, recreando a una de las femmes fatales más perversas de la historia del cine. Y a parte de un fabuloso MacMurray, hay que destacar por encima de todos los secundarios a un increíble Edward G. Robinson.
Aunque el film obtuvo siete nominaciones a los Oscars, por desgracia, no fue premiado en ninguna categoría. Entre ellas cabe destacar el excelente trabajo de fotografía de John F. Seitz, que dota a toda la película de una atmósfera negra y turbia, y la notable banda sonora de Miklós Rózsa, quien un año más tarde conseguiría la apreciada estatuilla por 'Recuerda'.
'Perdición' es una auténtica perla imprescindible, que reinventó la estética visual del llamado film noir y fue una de las precursoras de su auge.
7 de febrero de 2013
7 de febrero de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Publicada por entregas en la revista “Liberty Magazine” en 1936. “Double Indemnity” editada en nuestro país con el título de “Pacto de sangre” y estrenada la película con el título de “Perdición”. Inspirada en el Homicidio de Albert Shyder, ocurrido diez años antes en el Queens Village de Nueva York, con una póliza de seguros como señuelo. Su autor James M. Cain, volvía a reproducir el maléfico triangulo de “El cartero siempre llama dos veces”, utilizando de nuevo, otra pareja de adúlteros asesinos y un marido patán, aunque cambiando el mugriento paraje de un motel de carretera por una casa colonial de origen español ubicada en la baja California.
Nadie discute en la actualidad que la adaptación para el cine supera y mejora el original literario (incluso el propio Cain lo reconoció), gracias al magnífico guión de Billy Wilder y Raymond Chandler. Al parecer la relación entre ambos no fue nada buena más bien al contrario, pero gracias al productor (logró eludir la censura del Código Hays) Joseph Sistrom la cosa no pasó a mayores. La idea del “Flash-back” es de Wilder, así como el final (que no voy a contar) que difiere del original. Chandler se cuidó más de los diálogos, escuetos, ingeniosos y perversos, acompañados por la fascinante música de maestro Miklos Rósza. Alejado de la épica del cine de gangsters de los primeros años 30, “Perdición” marca un punto de inflexión de un género que empieza a impregnarse de personajes ambivalentes, influenciado por las féminas.
Wilder nos ofrece un ramillete de ingeniosas soluciones visuales con un trepidante ritmo, una fotografía expresionista y desasosegante, sentando las bases del cine negro, hasta entonces poco definidas. Una de las ideas visuales más acertadas es la de la cerilla, como símbolo de una amistad no proclamada. Pocas veces un elemento tan anodino ha sido capaz de revelar tanto en una película, una admiración mutua, una relación paterno-filial entre los dos personajes (excelentes, Robinson y MacMurray). Barbara Stanwyck hace un fantástico trabajo como mujer calculadora que no duda en utilizar el sexo para manipular a los hombres y conseguir sus propósitos, llegó a tener serias dudas de hacerlo, pues temía que su carrera se resintiera debido al morboso y pérfido papel. En resumen obra maestra del cine negro, y muy recomendable para amantes del cine.
Nadie discute en la actualidad que la adaptación para el cine supera y mejora el original literario (incluso el propio Cain lo reconoció), gracias al magnífico guión de Billy Wilder y Raymond Chandler. Al parecer la relación entre ambos no fue nada buena más bien al contrario, pero gracias al productor (logró eludir la censura del Código Hays) Joseph Sistrom la cosa no pasó a mayores. La idea del “Flash-back” es de Wilder, así como el final (que no voy a contar) que difiere del original. Chandler se cuidó más de los diálogos, escuetos, ingeniosos y perversos, acompañados por la fascinante música de maestro Miklos Rósza. Alejado de la épica del cine de gangsters de los primeros años 30, “Perdición” marca un punto de inflexión de un género que empieza a impregnarse de personajes ambivalentes, influenciado por las féminas.
Wilder nos ofrece un ramillete de ingeniosas soluciones visuales con un trepidante ritmo, una fotografía expresionista y desasosegante, sentando las bases del cine negro, hasta entonces poco definidas. Una de las ideas visuales más acertadas es la de la cerilla, como símbolo de una amistad no proclamada. Pocas veces un elemento tan anodino ha sido capaz de revelar tanto en una película, una admiración mutua, una relación paterno-filial entre los dos personajes (excelentes, Robinson y MacMurray). Barbara Stanwyck hace un fantástico trabajo como mujer calculadora que no duda en utilizar el sexo para manipular a los hombres y conseguir sus propósitos, llegó a tener serias dudas de hacerlo, pues temía que su carrera se resintiera debido al morboso y pérfido papel. En resumen obra maestra del cine negro, y muy recomendable para amantes del cine.
5 de febrero de 2017
5 de febrero de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada vez que veo esta película confirmo la opinión que tuve de ella la primera vez que la vi: un referente en el género del cine negro y una de las mejores películas de la historia del cine. Cuarta película del genio Billy Wilder, introdujo elementos originales en el cine de suspense:la narración con voz en off del protagonista, conocer el desenlace desde el principio, la maravillosa fotografía en blanco y negro acentuando los claros y oscuros en las escenas de interior mediante las persianas venecianas ... Y las cerillas, nunca se han encendido las cerillas mejor que en esta película. Todos los actores están sublimes. Barbara Stanwyck, que cuando se rodó la película era una de las actrices mejor pagadas , dudó en aceptar el papel. Lo bordó, y se ha perpetuado como una de las mujeres fatales más impactantes de la historia del cine. Los diálogos son extraordinarios. El final no es el original de la novela que se adapta, pero el mismo autor reconoció que nunca hubiera imaginado un final mejor para su novela, basada por cierto en hechos reales ocurridos en los años veinte. Hitchcok envió un telegrama felicitando a Wilder por la película que acababa de ver, filmada por un debutante en el cine negro. Si no has visto esta película, te envidio. Envidia sana, porque vas a descubrir una de las mejores películas del séptimo arte.
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