El Reino
2018 

7.3
32,389
Thriller. Intriga. Drama
Manuel (Antonio de la Torre), un influyente vicesecretario autonómico que lo tiene todo a favor para dar el salto a la política nacional, observa cómo su perfecta vida se desmorona a partir de unas filtraciones que le implican en una trama de corrupción junto a Paco, uno de sus mejores amigos. Mientras los medios de comunicación empiezan a hacerse eco de las dimensiones del escándalo, el partido cierra filas y únicamente Paco sale ... [+]
30 de septiembre de 2018
30 de septiembre de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fantástico film el que nos trae Rodrigo Sorogoyen. Parecía complicado, una vez conocida la premisa argumental, que esta película lograra sorprendernos (por desgracia estamos demasiado habituados a la podredumbre de la clase política española), pero creo que hay que destacar la magnífica personalidad que el director logra imprimir a su obra. En mi opinión,solo por eso ya se convierte en la mejor película española del año. Pero hay más, mucho más.
Los actores bordan sus papeles, destacando un portentoso Antonio de la Torre (una suerte de Bárcenas que, pese a su carácter de antihéroe despreciable, logra conducir la trama e implicar al espectador en sus conflictos y sus dramas) y unos extraordinarios Nacho Fresneda, Ana Wagener y Josep Maria Pou. Bárbara Leni no está mal, pero en mi opinión ni es una gran actriz (especialmente su voz siempre me ha parecido sobreactuada) ni hace otra cosa que tratar de imitar a la periodista Ana Pastor. Aún así también tiene buenos momentos.
La banda sonora eléctrónica acompaña muy bien en todo momento, reforzando los momentos de tensión. Puede resultar extraña en un principio, como fuera de lugar, pero conforme avanza la película te das cuenta de que es una elección genial que apuntala la personalidad de la película.
Qué decir de la factura técnica...sensacional. Algunos planos son para enmarcar (hay un plano secuencia que es verdaderamente canela fina), la fotografía es nítida y con un perfecto enfoque, las escenas de acción y suspense están magistralmente grabadas...Sorogoyen ha hecho un trabajo de Goya. Y casi de Oscar, si la cosa sigue así. Porque esta segunda mitad de año está siendo muy floja.
El guión no se sale de lo esperable, ya que se sustenta en una historia real y podemos encontrar paralelismos por todas partes, pero la historia está muy bien narrada y presenta algunos giros de guión notables. El trabajo de construcción del hilo argumental, con un gran detalle y momentos de narración puramente visual, son de escándalo.
En resumen, una de las películas del año. En spoilers comentaré los pocos defectos que presenta esta película, y que le impiden ser una obra maestra, pero desde luego que está más cerca del 10 que del 9.
Los actores bordan sus papeles, destacando un portentoso Antonio de la Torre (una suerte de Bárcenas que, pese a su carácter de antihéroe despreciable, logra conducir la trama e implicar al espectador en sus conflictos y sus dramas) y unos extraordinarios Nacho Fresneda, Ana Wagener y Josep Maria Pou. Bárbara Leni no está mal, pero en mi opinión ni es una gran actriz (especialmente su voz siempre me ha parecido sobreactuada) ni hace otra cosa que tratar de imitar a la periodista Ana Pastor. Aún así también tiene buenos momentos.
La banda sonora eléctrónica acompaña muy bien en todo momento, reforzando los momentos de tensión. Puede resultar extraña en un principio, como fuera de lugar, pero conforme avanza la película te das cuenta de que es una elección genial que apuntala la personalidad de la película.
Qué decir de la factura técnica...sensacional. Algunos planos son para enmarcar (hay un plano secuencia que es verdaderamente canela fina), la fotografía es nítida y con un perfecto enfoque, las escenas de acción y suspense están magistralmente grabadas...Sorogoyen ha hecho un trabajo de Goya. Y casi de Oscar, si la cosa sigue así. Porque esta segunda mitad de año está siendo muy floja.
El guión no se sale de lo esperable, ya que se sustenta en una historia real y podemos encontrar paralelismos por todas partes, pero la historia está muy bien narrada y presenta algunos giros de guión notables. El trabajo de construcción del hilo argumental, con un gran detalle y momentos de narración puramente visual, son de escándalo.
En resumen, una de las películas del año. En spoilers comentaré los pocos defectos que presenta esta película, y que le impiden ser una obra maestra, pero desde luego que está más cerca del 10 que del 9.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo que no me ha gustado:
- El personaje de Bárbara Leni. Su punto de partida argumental es interesante, pero se nota que la actriz ha intentado imitar con excesiva precisión a Ana Pastor y similares y al final no desprende tanta personalidad y complejidad emocional como debería.
- El accidente de coche del protagonista...está genialmente filmado, pero el tío tiembla cuando van a verificar su muerte y el sicario ni se cuenta pese a estar mirándolo. Y tampoco es que las secuelas físicas de semejante trompazo sean tan graves como correspondería en la vida real...Aún así son licencias artísticas necesarias para favorecer la continuidad de la trama.
- El discurso final de Bárbara Leni estropea el magnífico efecto que estaba produciendo la entrevista. La alarga demasiado. Se hubiese agradecido más que hubiera mostrado los papeles a la cámara, que simplemente le hubiese hecho la pregunta final...pero comienza a pontificar y a repetir un mensaje que ya ha quedado implícito a lo largo de la película. Entiendo que lo que pretende es relajar al espectador y que sienta que le está soltando a la cara todo lo que pensamos de ellos a uno de los responsables del estado actual de la política española, pero suena excesivamente forzado y teatral.
- El personaje de Bárbara Leni. Su punto de partida argumental es interesante, pero se nota que la actriz ha intentado imitar con excesiva precisión a Ana Pastor y similares y al final no desprende tanta personalidad y complejidad emocional como debería.
- El accidente de coche del protagonista...está genialmente filmado, pero el tío tiembla cuando van a verificar su muerte y el sicario ni se cuenta pese a estar mirándolo. Y tampoco es que las secuelas físicas de semejante trompazo sean tan graves como correspondería en la vida real...Aún así son licencias artísticas necesarias para favorecer la continuidad de la trama.
- El discurso final de Bárbara Leni estropea el magnífico efecto que estaba produciendo la entrevista. La alarga demasiado. Se hubiese agradecido más que hubiera mostrado los papeles a la cámara, que simplemente le hubiese hecho la pregunta final...pero comienza a pontificar y a repetir un mensaje que ya ha quedado implícito a lo largo de la película. Entiendo que lo que pretende es relajar al espectador y que sienta que le está soltando a la cara todo lo que pensamos de ellos a uno de los responsables del estado actual de la política española, pero suena excesivamente forzado y teatral.
1 de octubre de 2018
1 de octubre de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde hace más de veinte años, mas o menos, la corrupción forma parte de la vida cotidiana de los españoles. Ya no causa pavor encontrase con una noticia en prensa sobre financiación ilegal, cobro de comisiones, uso de los privilegios del poder para enriquecimiento y todo lo que usted puede asimilar a tan funesta práctica. Se suceden las tertulias, los editoriales, las declaraciones de unos y otros. Todo ello resulta mas bien aburrido y farragoso. Ya no cuenta con el don de la novedad. Por reiterativo ha terminado resultando cotidiano y hasta integrado en la tradición esperpéntica hispana.
El cine´español no se ha acercado en demasiadas ocasiones a un fenómeno que puede dar tanto jugo. Ya se sabe, siempre se tendría la tentación del maniqueísmo o del oportunismo. De señalar a unos y dejar de lado a otros. En definitiva los riesgos del "Y tú más" tan realmente asqueroso.
Rodrigo Sorogoyen ha cogido, sin embargo, el toro por los cuernos. El trasfondo se inspira claramente en el caso "Gurthell", pero no señala colores de un lado ni de otro. Hay un partido político innominado compuesto por siniestros personajes en torno a los cuales se empieza a estrechar un cerco de descubrimiento de sus tejemanejes. En especial un Consejero autonómico (Antonio de la Torre) se ve en la picota tras la revelación de unas grabaciones comprometedoras. Es un tipo acostumbrado a la arrogancia del poder, a no tener límite en su ambición, a asumir como rutinario lo que no admite excusa moral. Y empieza la pesadilla. su partido le da la espalda, los que le hacían la pelota le toman como un apestado, el futuro se le oscurece. Y él reacciona amenazando con contar lo que sabe, pasa al ataque con ese mensaje tantas veces visto: lo mío es la punta del iceberg, pecata minuta si se compara con lo que esconde la organización a la ayer rendía pleitesía y hoy me ha dejado arrinconado, sólo ante el peligro. Yo no era más que una pieza más del engranaje y no estoy por la labor de comerme el marrón yo solito.
"El reino" adopta formato de oscurísimo thriller, trepidante, con un montaje dinámico que nos mete casi en la piel de su oscuro protagonista. Es muy interesante lo que pasa, y sobre todo da mucho miedo, por que es demasiado real. No se trata de una insulsa tertulia de la mañana radiofónica, es la imagen en la pantalla, aunque sea a través de la ficción, de unos personajes que , en la vida real, rigen el destino de millones de personas, su hacienda, su futuro laboral, la educación de sus hijos, el cuidado de los ancianos. Da pavor pensar que tanta mezquindad, tal ausencia de referentes éticos y morales rigen la vida pública. Toda Facultad de Ciencias Políticas debería pasarla a sus alumnos cada año.
Los actores están soberbios. De la Torre borda su papel de monarca destronado, de príncipe de las tinieblas que inicia una angustiosa carrera en pos de su salvación y descubre toda la podredumbre que le rodea y de la que antes sacaba partido. El gran José María Pou llena la pantalla en cada aparición y el resto de secundarios no le va a la zaga en sus breves apariciones.
Necesaria, brillante, inquietante. Gran cine, en definitiva
El cine´español no se ha acercado en demasiadas ocasiones a un fenómeno que puede dar tanto jugo. Ya se sabe, siempre se tendría la tentación del maniqueísmo o del oportunismo. De señalar a unos y dejar de lado a otros. En definitiva los riesgos del "Y tú más" tan realmente asqueroso.
Rodrigo Sorogoyen ha cogido, sin embargo, el toro por los cuernos. El trasfondo se inspira claramente en el caso "Gurthell", pero no señala colores de un lado ni de otro. Hay un partido político innominado compuesto por siniestros personajes en torno a los cuales se empieza a estrechar un cerco de descubrimiento de sus tejemanejes. En especial un Consejero autonómico (Antonio de la Torre) se ve en la picota tras la revelación de unas grabaciones comprometedoras. Es un tipo acostumbrado a la arrogancia del poder, a no tener límite en su ambición, a asumir como rutinario lo que no admite excusa moral. Y empieza la pesadilla. su partido le da la espalda, los que le hacían la pelota le toman como un apestado, el futuro se le oscurece. Y él reacciona amenazando con contar lo que sabe, pasa al ataque con ese mensaje tantas veces visto: lo mío es la punta del iceberg, pecata minuta si se compara con lo que esconde la organización a la ayer rendía pleitesía y hoy me ha dejado arrinconado, sólo ante el peligro. Yo no era más que una pieza más del engranaje y no estoy por la labor de comerme el marrón yo solito.
"El reino" adopta formato de oscurísimo thriller, trepidante, con un montaje dinámico que nos mete casi en la piel de su oscuro protagonista. Es muy interesante lo que pasa, y sobre todo da mucho miedo, por que es demasiado real. No se trata de una insulsa tertulia de la mañana radiofónica, es la imagen en la pantalla, aunque sea a través de la ficción, de unos personajes que , en la vida real, rigen el destino de millones de personas, su hacienda, su futuro laboral, la educación de sus hijos, el cuidado de los ancianos. Da pavor pensar que tanta mezquindad, tal ausencia de referentes éticos y morales rigen la vida pública. Toda Facultad de Ciencias Políticas debería pasarla a sus alumnos cada año.
Los actores están soberbios. De la Torre borda su papel de monarca destronado, de príncipe de las tinieblas que inicia una angustiosa carrera en pos de su salvación y descubre toda la podredumbre que le rodea y de la que antes sacaba partido. El gran José María Pou llena la pantalla en cada aparición y el resto de secundarios no le va a la zaga en sus breves apariciones.
Necesaria, brillante, inquietante. Gran cine, en definitiva
3 de octubre de 2018
3 de octubre de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curiosamente, coinciden en la cartelera dos producciones cinematográficas que estructuran su construcción narrativa sobre unos personajes que, transitando por una cuerda floja al borde de un abismo, ven amenazadas sus carreras políticas y su aferramiento a las ubres del poder. Tanto "El escándalo Ted Kennedy" como "El reino" se mueven por terrenos propios del thriller de suspense para adentrar al espectador en los espacios reservados a quienes mueven los hilos de la gobernación, pero mientras la primera intenta testimoniar en tono (hiper)realista unos hechos relevantes de la historia reciente de Estados Unidos, la película de Rodrigo Sorogoyen prioriza la forma sobre el contenido, adecuando la cámara y sus movimientos a las compulsiones del personaje principal, ese político corrompido sobre el que el inagotable Antonio de la Torre cimienta gran parte del poderío de la película en su expresivo rostro.
Aunque por razones evidentes "El reino" no haga mención explícita a ningún partido político ni comunidad autónoma (incluso al principio resulta algo farragoso situar las implicaciones de los personajes en la trama), al espectador le resulta fácil asociar las imágenes a determinadas investigaciones destapadas por la guardia civil en las cloacas de la política nacional, y la Gürtel debería figurar en los créditos de los guionistas. Las mariscadas, los viajes de lujo, los yates con señoritas y las reuniones en la médula de mando del partido pronto dejan paso al infierno de Manuel Sánchez-Vidal (De la Torre) en pos de una venganza imposible, intentando arrastrar en la caída a sus compañeros de fiesta, hasta los últimos flecos del poder huelen a corrompido. Cuando la película se aparta de la política para adentrarse en los confines del género de acción y suspense acaba arrastrando, casi sin respiro, al espectador hacia una espiral de tensión (que culmina en la tan agobiante como excesiva escena en la casa de Andorra) que el director maneja con la suficiente solvencia, aunque progresivamente se vaya alejando de los límites de esa realidad más plausible. Se podría decir que la película se desvía del testimonio social (lo que desde mi punto de vista le pone fecha de caducidad al producto final) para acercarse a los manuales representativos del cine actual; y la cosa funciona, hasta el postrero regreso a los cauces de la credibilidad, cuando tras la modulada crítica al poder económico por parte del político acosado, la soflama articulada por la periodista, un remedo indisimulado de la televisiva Ana Pastor, interpretada por la reconocida Bárbara Lennie, expresa toda la indignación y repulsión colectiva contra la amplia clase política representada y concentrada en el personaje principal; apreciable borrón en la escritura de un film notable, que se compensa con la comprensible empatía que el momento consigue establecer con el público español. Lo que no es poco.
Aunque por razones evidentes "El reino" no haga mención explícita a ningún partido político ni comunidad autónoma (incluso al principio resulta algo farragoso situar las implicaciones de los personajes en la trama), al espectador le resulta fácil asociar las imágenes a determinadas investigaciones destapadas por la guardia civil en las cloacas de la política nacional, y la Gürtel debería figurar en los créditos de los guionistas. Las mariscadas, los viajes de lujo, los yates con señoritas y las reuniones en la médula de mando del partido pronto dejan paso al infierno de Manuel Sánchez-Vidal (De la Torre) en pos de una venganza imposible, intentando arrastrar en la caída a sus compañeros de fiesta, hasta los últimos flecos del poder huelen a corrompido. Cuando la película se aparta de la política para adentrarse en los confines del género de acción y suspense acaba arrastrando, casi sin respiro, al espectador hacia una espiral de tensión (que culmina en la tan agobiante como excesiva escena en la casa de Andorra) que el director maneja con la suficiente solvencia, aunque progresivamente se vaya alejando de los límites de esa realidad más plausible. Se podría decir que la película se desvía del testimonio social (lo que desde mi punto de vista le pone fecha de caducidad al producto final) para acercarse a los manuales representativos del cine actual; y la cosa funciona, hasta el postrero regreso a los cauces de la credibilidad, cuando tras la modulada crítica al poder económico por parte del político acosado, la soflama articulada por la periodista, un remedo indisimulado de la televisiva Ana Pastor, interpretada por la reconocida Bárbara Lennie, expresa toda la indignación y repulsión colectiva contra la amplia clase política representada y concentrada en el personaje principal; apreciable borrón en la escritura de un film notable, que se compensa con la comprensible empatía que el momento consigue establecer con el público español. Lo que no es poco.
7 de octubre de 2018
7 de octubre de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fotografía de la situación política actual: todo el mundo contra la corrupción ... del vecino. Antonio de la Torre soberbio en su papel, muy bien acompañado por el resto de actores, en esta muy buena película que retrata sin aspavientos la España actual. El final quiere ser distinto aunque no sé si lo logra.
12 de octubre de 2018
12 de octubre de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lecciones que he aprendido:
-Todos llevamos un chorizo dentro.
-Solo podemos confiar en los periodistas.
-Hay corruptos que son unos pobrecitos que en realidad ayudan a sus amigos a pagar el colegio de sus hijos y que merecen nuestra lástima.
-Todos llevamos un chorizo dentro.
-Solo podemos confiar en los periodistas.
-Hay corruptos que son unos pobrecitos que en realidad ayudan a sus amigos a pagar el colegio de sus hijos y que merecen nuestra lástima.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lecciones que he aprendido:
-No, no todos llevamos un chorizo dentro ni todos somos unos caraduras que pretenden vivir del dinero de los demás. Manuel dice, y para mi es la clave de la película, que él solo perpetua un engranaje que está perfectamente engrasado desde su abuelo, en realidad toda la corrupción en este país se explica con esta frase.
No es lo mismo quedarse con unas vueltas mal dadas en un bar que robar millones de euros. Eso solo está al alcance de los de siempre con algún advenedizo que hace de "tonto útil": de nuevo Manuel le dice al empresario que los de arriba, en realidad, siempre los han rechazado, a uno por no tener estudios y a otro por tener orígenes humildes
-Por lo menos en la parte final hay una crítica al periodismo, ellos forman parte fundamental del engranaje como explica Manuel, aunque por momentos parecía que se fuesen a quedar como los "buenos" de la película.
-En ningún momento se puede empatizar con el caradura de Manuel. Por mucho que sus propios compañeros le abandonen ¿que esperaba de gente de semejante calaña? ni que incluso traten de deshacerse de él. Si ha sido la clave se merece muchos años de cárcel por mucho que luego descubra el pastel en la tele. Por cierto, ¿parece que debemos confiar la justicia no a los tribunales, sino a la opinión de ciertos periodistas de "prestigio"?
En mi opinión, lo mejor de esta película es que uno será partidario de una u otras "lecciones" , dependiendo de que con qué partido político simpatice.En este país hay personas que no tienen ideales, solo se comportan como "hooligans" y no quieren la verdad, solo una justificación.
-No, no todos llevamos un chorizo dentro ni todos somos unos caraduras que pretenden vivir del dinero de los demás. Manuel dice, y para mi es la clave de la película, que él solo perpetua un engranaje que está perfectamente engrasado desde su abuelo, en realidad toda la corrupción en este país se explica con esta frase.
No es lo mismo quedarse con unas vueltas mal dadas en un bar que robar millones de euros. Eso solo está al alcance de los de siempre con algún advenedizo que hace de "tonto útil": de nuevo Manuel le dice al empresario que los de arriba, en realidad, siempre los han rechazado, a uno por no tener estudios y a otro por tener orígenes humildes
-Por lo menos en la parte final hay una crítica al periodismo, ellos forman parte fundamental del engranaje como explica Manuel, aunque por momentos parecía que se fuesen a quedar como los "buenos" de la película.
-En ningún momento se puede empatizar con el caradura de Manuel. Por mucho que sus propios compañeros le abandonen ¿que esperaba de gente de semejante calaña? ni que incluso traten de deshacerse de él. Si ha sido la clave se merece muchos años de cárcel por mucho que luego descubra el pastel en la tele. Por cierto, ¿parece que debemos confiar la justicia no a los tribunales, sino a la opinión de ciertos periodistas de "prestigio"?
En mi opinión, lo mejor de esta película es que uno será partidario de una u otras "lecciones" , dependiendo de que con qué partido político simpatice.En este país hay personas que no tienen ideales, solo se comportan como "hooligans" y no quieren la verdad, solo una justificación.
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