Día de lluvia en Nueva York
2019 

6.3
15,865
Romance. Comedia
Gatsby Welles (Timothée Chalamet) y Ashleigh (Elle Fanning) son una joven pareja enamorada de universitarios que se dispone a pasar un fin de semana en la ciudad de Nueva York. Ella va a entrevistar al reconocido cineasta Roland Pollard (Liev Schreiber), que pasa por un momento de crisis creativa, y durante su azarosa aventura conocerá al cautivador actor Francisco Vega (Diego Luna). Por su parte, Gatsby también conocerá a una joven, ... [+]
27 de octubre de 2019
27 de octubre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me he visto toda la filmografría de Allen, pero tengo que decir que Día de lluvia en Nueva York es muy buena película. No es la mejor del director obviamente, pero como oí en Días de Cine, (programa de cine transmitido en la 2 el cual tiene tendencia de soltar spoilers de vez en cuando...) una película normal de Allen es mucho mejor que la mayoría de productos cinematográficos que hay en la cartelera. Guión excelente, fotografía esplendida, y un cast increíble.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Mención especial a Elle Flanning, sabía que era buena actriz, pero en la escena del vino...me quedé flipando.
31 de octubre de 2019
31 de octubre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las últimas películas de Woody Allen (sobre todo desde “Vicky Cristina Barcelona”) tienen ciertos aires de decadencia, desgano, falta de ritmo, tal como sucedía con las últimas obras de Hitchcock de mediados de los setentas: trabajos con enmendaciones y parches evidentes, enhebrados con muchos apuros, con dificultades y retrasos en su exposición en salas, con historias hartamente consabidas que se desenvuelven por inercia, con remates que ponen a prueba la paciencia del espectador (viendo el póster sabemos con quien termina el protagonista).
Un crítico severo y riguroso aseveraría, tras ver el film, que lo más recordable de todo el metraje son las deleitosas secuencias de la ciudad que nunca duerme, a modo de visionado nostálgico (¿final?) del escenario que fue protagonista de las recordadas cintas del propio Allen de los setentas. Sin embargo, hay algunos aspectos que subrayar de esta nueva entrega.
¿De la trama? Sólo podemos encontrar una que otra herencia de argumentos que aparecen indistintamente en “To Rome with love”, “Blue Jasmine”, “Magic in the moonlight”, “Irrational man” y sobre todo en “Medianoche en París” (2011). De esta última toma muchos aspectos de la trama, como el clásico triángulo amoroso, el novio sensible resignado ante las maneras de su novia antipática, anhelando en todo momento la llegada de alguien mejor que lo redima; pero en esta ocasión administrado de un modo más terrenal, más contemporáneo y juvenil, acorde con los tiempos digitales y de hipermediatización.
Un crítico severo y riguroso aseveraría, tras ver el film, que lo más recordable de todo el metraje son las deleitosas secuencias de la ciudad que nunca duerme, a modo de visionado nostálgico (¿final?) del escenario que fue protagonista de las recordadas cintas del propio Allen de los setentas. Sin embargo, hay algunos aspectos que subrayar de esta nueva entrega.
¿De la trama? Sólo podemos encontrar una que otra herencia de argumentos que aparecen indistintamente en “To Rome with love”, “Blue Jasmine”, “Magic in the moonlight”, “Irrational man” y sobre todo en “Medianoche en París” (2011). De esta última toma muchos aspectos de la trama, como el clásico triángulo amoroso, el novio sensible resignado ante las maneras de su novia antipática, anhelando en todo momento la llegada de alguien mejor que lo redima; pero en esta ocasión administrado de un modo más terrenal, más contemporáneo y juvenil, acorde con los tiempos digitales y de hipermediatización.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Definitivamente el protagonista principal, Timothée Chalamet (quien apareció fugazmente en “Interestelar” y que encarna al medieval Enrique V de Inglaterra en “El Rey”, por Netflix), no tiene el carisma de Owen Wilson ni tiene las argucias de un guion astuto para poder viajar por el tiempo y darse cuenta de sus propios tropiezos y errores. Empero, se agradecen las referencias literarias (comenzando por su nombre, Gatsby) y su figura de "dandy posmo", sin ocultar que es un sofisticado ludópata y apostador, un neoyorkino urbano hasta el tuétano (“necesito monóxido de carbono para sobrevivir”) que reniega de su familia adinerada, aunque luego se concilia con esta tras la revelación de un gran secreto de su madre.
Elle Fanning rememora a la también rubia Rachel McAdams en París, dentro de un papel que la comprime y la encasilla, pese a gozar de varias secuencias con un veterano Liev Schreiber, en su búsqueda de conocimiento por las calles de Manhattan. Si bien irradia ingenuidad, cierta pretenciosidad provinciana y una falsa intelectualidad, su encanto termina volviéndose una rutina exasperante, sobre todo durante sus “entrevistas”, donde se revela a una Ashleigh incapaz de sostener una conversación culta: la referencia errada de Shakespeare fue el detonante final para que Gatsby decidiera dar un paso al costado.
Quizá la sorpresa de todo el film es la presencia de Selena Gómez, aunque ahora no funge como la imponentemente exótica Marion Cotillard que callejea con Wilson en París, sino como la entrañable Gabrielle que encarnó Léa Seydoux: una especie de salvavidas al personaje principal, que inicialmente aparece de forma intermitente y casi accidental, para luego rescatar del vacío y de la angustia a Chalamet tras su ruptura amorosa, en pleno Central Park. La locuacidad y la ironía de Gómez suele robarse muchas de las secuencias: la del beso inicial en una película neo-noir, su forma cortante y burlona de pedirle a Gatsby que deje de hablar incesantemente de su novia en el taxi y casi toda la visita en el MET.
Las apariciones de Jude Law, Diego Luna y otros actores (encarnando figuras muy pintorescas) también retrotraen mucho a los escritores, músicos y pintores que surgían por borbotones en “Medianoche en París”. ¿Qué nos queda entonces por concluir? A diferencia de Tarantino, Allen no evoca el pasado con la escenografía ni el vestuario, sino con el devenir de sus personajes, la clásica locuacidad de algunos, así como la cómica y exasperante sinrazón de otros (la angustia del hermano de Gatsby, quien no soporta la risa de su prometida). En todo caso, atrás quedó la imborrable sensación que nos dejó “Match Point” (2005), que dicho sea de paso, fue precisamente el punto final a una brillante carrera cinematográfica.
Elle Fanning rememora a la también rubia Rachel McAdams en París, dentro de un papel que la comprime y la encasilla, pese a gozar de varias secuencias con un veterano Liev Schreiber, en su búsqueda de conocimiento por las calles de Manhattan. Si bien irradia ingenuidad, cierta pretenciosidad provinciana y una falsa intelectualidad, su encanto termina volviéndose una rutina exasperante, sobre todo durante sus “entrevistas”, donde se revela a una Ashleigh incapaz de sostener una conversación culta: la referencia errada de Shakespeare fue el detonante final para que Gatsby decidiera dar un paso al costado.
Quizá la sorpresa de todo el film es la presencia de Selena Gómez, aunque ahora no funge como la imponentemente exótica Marion Cotillard que callejea con Wilson en París, sino como la entrañable Gabrielle que encarnó Léa Seydoux: una especie de salvavidas al personaje principal, que inicialmente aparece de forma intermitente y casi accidental, para luego rescatar del vacío y de la angustia a Chalamet tras su ruptura amorosa, en pleno Central Park. La locuacidad y la ironía de Gómez suele robarse muchas de las secuencias: la del beso inicial en una película neo-noir, su forma cortante y burlona de pedirle a Gatsby que deje de hablar incesantemente de su novia en el taxi y casi toda la visita en el MET.
Las apariciones de Jude Law, Diego Luna y otros actores (encarnando figuras muy pintorescas) también retrotraen mucho a los escritores, músicos y pintores que surgían por borbotones en “Medianoche en París”. ¿Qué nos queda entonces por concluir? A diferencia de Tarantino, Allen no evoca el pasado con la escenografía ni el vestuario, sino con el devenir de sus personajes, la clásica locuacidad de algunos, así como la cómica y exasperante sinrazón de otros (la angustia del hermano de Gatsby, quien no soporta la risa de su prometida). En todo caso, atrás quedó la imborrable sensación que nos dejó “Match Point” (2005), que dicho sea de paso, fue precisamente el punto final a una brillante carrera cinematográfica.
1 de noviembre de 2019
1 de noviembre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se puede dudar que Woody Allen es uno de los mejores directores vivos, y aunque en los últimos años nos presenta una película buena cada tres o cuatro, siempre se pueden sacar cosas positivas de sus nuevos trabajos, pero está claro que no es fácil rodar una película al año, y más teniendo en cuenta que ya tiene 83 años, y que además es el responsable de escribir los guiones.
En esta ocasión la propuesta está protagonizada por una pareja de estudiantes, Ashleigh y Gatsby, que llevan poco tiempo de relación, y que se trasladan a Nueva York para pasar un fin de semana, ya que ella, que colabora en un periódico de la Universidad de Arizona le han encargado que realice una entrevista en Manhattan al director de cine Roland Pollard.
La película, después de un prólogo y alguna escena más en el Campus Universitario, se desarrolla en Nueva York, esa ciudad que conoce tanto el director estadounidense, porque es la que le vio nacer, y ha sido el centro de las principales trabajos de Woody Allen, y a la que en el pasado ha retratado como nadie.
La trama se va complicando con la aparición de unos personajes secundarios, en algunos casos con vínculos personales o familiares con los protagonistas, que tienen una mayor o menor importancia en la película, y que va perdiendo fuerza con el paso de los minutos, terminando por aburrir en la parte central, ya que los diálogos, pese a intentarlo, no consiguen ser lo incisivos de otros trabajos de Woody Allen, y funciona a impulsos, sobre todo cuando aparecen en escena algunos intérpretes que hacen subir el nivel de la película, y por escenas aisladas. En la parte central se vuelve a recuperar el interés hasta llegar a un final convincente, aunque esperado, y que al menos hace que salgamos con un buen sabor de boca de la sala de cine. Si tengo que destacar unas escenas por encima de otras me quedo con la aparición en escena del personaje del guionista Ted Davidoff, interpretado de manera excelente por Jude Law, y que es el más irreverente y que aporta un aire fresco a la trama en sus diálogos con Ashleigh. El otro gran momento es la conversación entre Gatsby y su madre, con la presencia de una brillante Cherry Jones.
Pero por encima de todo lo más destacado es la presencia del personaje femenino principal, mucho más definido y mejor desarrollado que su pareja en la película, y uno de los motivos de que Ashleigh sea un personaje con entidad es la interpretación de Elle Fanning, que sabe defender bastante bien esos diálogos tan ágiles, tan habituales de las películas del director, y que vuelve a demostrar que en este tipo de comedias románticas con algunos momentos dramáticos se desenvuelve con soltura. Por contra, no me convence tanto la actuación de Timothée Chalamet, uno de los jóvenes talentos del cine actual, y que estaba magnífico en "Call me by your name (2017)", por la que logró la nominación al Óscar, y "Beautiful boy. Siempre serás mi hijo (2018)", y que en esta ocasión no encaja en el universo tan particular, y no fácil de interpretar, de los textos escritos por Allen. El reparto, salvo las excepciones de Elle Fanning y los dos secundarios citados anteriormente, no tiene la fuerza suficiente, en algunos casos porque sus personajes pasan desapercibidos en una trama bastante irregular.
Tampoco hay un retrato de Nueva York como en otros trabajos del director en la gran manzana, pero al menos sigue manteniendo esa música de fondo tan reconocible y que encaja bien en la historia, y sobre todo cuenta con otro gran trabajo en la dirección de fotografía del tres veces ganador del Óscar Vittorio Storaro, uno de los grandes en ese campo en la historia del cine, aunque hay momentos en donde ese juego de luces resulta excesivo.
Una película que recomiendo al público medio, y a los que disfrutan con comedias románticas sin una gran profundidad dramática, aunque puede decepcionar a los incondicionales de Woody Allen.
LO MEJOR: La actuación de Elle Fanning. La fotografía.
LO PEOR: La mayoría de conversaciones son aburridas y sin la originalidad de otras películas del director.
Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
En esta ocasión la propuesta está protagonizada por una pareja de estudiantes, Ashleigh y Gatsby, que llevan poco tiempo de relación, y que se trasladan a Nueva York para pasar un fin de semana, ya que ella, que colabora en un periódico de la Universidad de Arizona le han encargado que realice una entrevista en Manhattan al director de cine Roland Pollard.
La película, después de un prólogo y alguna escena más en el Campus Universitario, se desarrolla en Nueva York, esa ciudad que conoce tanto el director estadounidense, porque es la que le vio nacer, y ha sido el centro de las principales trabajos de Woody Allen, y a la que en el pasado ha retratado como nadie.
La trama se va complicando con la aparición de unos personajes secundarios, en algunos casos con vínculos personales o familiares con los protagonistas, que tienen una mayor o menor importancia en la película, y que va perdiendo fuerza con el paso de los minutos, terminando por aburrir en la parte central, ya que los diálogos, pese a intentarlo, no consiguen ser lo incisivos de otros trabajos de Woody Allen, y funciona a impulsos, sobre todo cuando aparecen en escena algunos intérpretes que hacen subir el nivel de la película, y por escenas aisladas. En la parte central se vuelve a recuperar el interés hasta llegar a un final convincente, aunque esperado, y que al menos hace que salgamos con un buen sabor de boca de la sala de cine. Si tengo que destacar unas escenas por encima de otras me quedo con la aparición en escena del personaje del guionista Ted Davidoff, interpretado de manera excelente por Jude Law, y que es el más irreverente y que aporta un aire fresco a la trama en sus diálogos con Ashleigh. El otro gran momento es la conversación entre Gatsby y su madre, con la presencia de una brillante Cherry Jones.
Pero por encima de todo lo más destacado es la presencia del personaje femenino principal, mucho más definido y mejor desarrollado que su pareja en la película, y uno de los motivos de que Ashleigh sea un personaje con entidad es la interpretación de Elle Fanning, que sabe defender bastante bien esos diálogos tan ágiles, tan habituales de las películas del director, y que vuelve a demostrar que en este tipo de comedias románticas con algunos momentos dramáticos se desenvuelve con soltura. Por contra, no me convence tanto la actuación de Timothée Chalamet, uno de los jóvenes talentos del cine actual, y que estaba magnífico en "Call me by your name (2017)", por la que logró la nominación al Óscar, y "Beautiful boy. Siempre serás mi hijo (2018)", y que en esta ocasión no encaja en el universo tan particular, y no fácil de interpretar, de los textos escritos por Allen. El reparto, salvo las excepciones de Elle Fanning y los dos secundarios citados anteriormente, no tiene la fuerza suficiente, en algunos casos porque sus personajes pasan desapercibidos en una trama bastante irregular.
Tampoco hay un retrato de Nueva York como en otros trabajos del director en la gran manzana, pero al menos sigue manteniendo esa música de fondo tan reconocible y que encaja bien en la historia, y sobre todo cuenta con otro gran trabajo en la dirección de fotografía del tres veces ganador del Óscar Vittorio Storaro, uno de los grandes en ese campo en la historia del cine, aunque hay momentos en donde ese juego de luces resulta excesivo.
Una película que recomiendo al público medio, y a los que disfrutan con comedias románticas sin una gran profundidad dramática, aunque puede decepcionar a los incondicionales de Woody Allen.
LO MEJOR: La actuación de Elle Fanning. La fotografía.
LO PEOR: La mayoría de conversaciones son aburridas y sin la originalidad de otras películas del director.
Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
3 de noviembre de 2019
3 de noviembre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un 2019 bastante estéril desde el punto de vista cinematográfico lo nuevo de Woody Allen es un soplo de aire fresco. No es ni de lejos una de sus mejores obras, pero el encanto de Nueva York, su cuidada fotografía y una historia aparentemente inocente pero cargada de una fina ironía marca de la casa hacen de los 90 minutos que dura una pequeña delicia.
Para todo aquel que busque un refugio de tantos fuegos artificiales y demás elementos palomiteros que llenan las multisalas esta es una buena opción a considerar.
Para todo aquel que busque un refugio de tantos fuegos artificiales y demás elementos palomiteros que llenan las multisalas esta es una buena opción a considerar.
8 de febrero de 2020
8 de febrero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al ver el último filme de Woody Allen uno tiene la misma sensación que la de entrar en un cómodo salón con chimenea cuando fuera hace frío y está lloviendo a cántaros. Dada su prolífica carrera y su rutina de estrenar nueva producción casi cada año, lo que ha pasado es que al final llevábamos viendo la misma película desde hace más de una década. Y sí, en esta Día de lluvia en Nueva York nada cambia, todo es familiar y conocido. Sí, todo nos suena a ya visto, pero Allen lo hace con tal elegancia, que ha conseguido crear una deliciosa comedia que merece mucho la pena disfrutar.
Ahora, su alter ego es el ubícuo Timothée Chalamet (Call me by your name), que realiza un trabajo perfecto con su personaje, entre neurótico y adorable, que consigue meterse al espectador en el bolsillo. Al que seguimos en una bonita historia de amor (y desamor), mientras acompaña a su novia, Elle Fanning (The neon demon), en su estancia en la gran manzana.
Los protagonistas, como ya es habitual en Allen, cruzarán sus caminos con una serie de personajes (muy bien interpretados por Jude Law, Liev Schreiber, Rebecca Hall, Diego Luna, Selena Gómez y Cherry Jones), que cambiarán su relación de pareja para siempre.
Divertida y dinámica, como ya es marca de la casa, una de las cosas que más destacan de esta producción son esos diálogos rápidos, acerados, irónicos y muy divertidos. Y, aunque tenga algún altibajo, el filme se pasa volando y deja tan buen sabor de boca como volver a casa tras una larga ausencia.
Allen vuelve siempre a sus temas fetiche, sí, pero aquí le acompañamos con gusto en esa disección de las relaciones, ya sean sentimentales o familiares, con su amada Nueva York de fondo. Aquí, además, se hace muy patente la nostalgia que impregna toda la producción. Nostalgia por todas las cosas que ama Allen, por otros tiempos, quizás más sencillos, por la música que siempre ha sido la segunda pasión del director y por su adorada ciudad.
Quizás no sea el ejemplo del mejor Allen (creo que esos tiempos ya pasaron), pero sí se trata de una buena película, alegre, ligera, donde reconciliarse con el amor (a una persona, pero también a su icónica ciudad), mientras se sueltan unas buenas carcajadas.
Lo mejor: Timothée Chalamet está espléndido como alter ego de Allen; los divertidos diálogos tan tópicos del realizador neoyorquino.
Lo peor: Que casi no llega a estrenarse. El final es bastante predecible, aunque funciona. El personaje de Elle Fanning, que está encantadora, es el muy tópico de la rubia tonta.
https://www.bollacos.com/dia-de-lluvia-en-nueva-york-volver-a-casa/
Ahora, su alter ego es el ubícuo Timothée Chalamet (Call me by your name), que realiza un trabajo perfecto con su personaje, entre neurótico y adorable, que consigue meterse al espectador en el bolsillo. Al que seguimos en una bonita historia de amor (y desamor), mientras acompaña a su novia, Elle Fanning (The neon demon), en su estancia en la gran manzana.
Los protagonistas, como ya es habitual en Allen, cruzarán sus caminos con una serie de personajes (muy bien interpretados por Jude Law, Liev Schreiber, Rebecca Hall, Diego Luna, Selena Gómez y Cherry Jones), que cambiarán su relación de pareja para siempre.
Divertida y dinámica, como ya es marca de la casa, una de las cosas que más destacan de esta producción son esos diálogos rápidos, acerados, irónicos y muy divertidos. Y, aunque tenga algún altibajo, el filme se pasa volando y deja tan buen sabor de boca como volver a casa tras una larga ausencia.
Allen vuelve siempre a sus temas fetiche, sí, pero aquí le acompañamos con gusto en esa disección de las relaciones, ya sean sentimentales o familiares, con su amada Nueva York de fondo. Aquí, además, se hace muy patente la nostalgia que impregna toda la producción. Nostalgia por todas las cosas que ama Allen, por otros tiempos, quizás más sencillos, por la música que siempre ha sido la segunda pasión del director y por su adorada ciudad.
Quizás no sea el ejemplo del mejor Allen (creo que esos tiempos ya pasaron), pero sí se trata de una buena película, alegre, ligera, donde reconciliarse con el amor (a una persona, pero también a su icónica ciudad), mientras se sueltan unas buenas carcajadas.
Lo mejor: Timothée Chalamet está espléndido como alter ego de Allen; los divertidos diálogos tan tópicos del realizador neoyorquino.
Lo peor: Que casi no llega a estrenarse. El final es bastante predecible, aunque funciona. El personaje de Elle Fanning, que está encantadora, es el muy tópico de la rubia tonta.
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