El ciudadano ilustre
2016 

7.1
12,703
Drama. Comedia
Daniel Mantovani, escritor argentino galardonado con el Premio Nobel de Literatura, hace cuarenta años abandonó su pueblo y partió hacia Europa, donde triunfó escribiendo sobre su localidad natal, Salas, y sus personajes. En el pico de su carrera, el alcalde de Salas le invita para nombrarle "Ciudadano Ilustre" del mismo, y Montavani, contra todo pronóstico, decide cancelar su apretada agenda y aceptar la invitación. (FILMAFFINITY)
13 de noviembre de 2016
13 de noviembre de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es verdaderamente un placer recibir un nuevo título de la cinematográfia argentina que tantas sorpresas agradables nos hace llegar cada año. EL CIUDADANO ILUSTRE tiene toques berlanguianos y otros propios de García pero la contundencia de su historia le hacen tener personalidad propia gracias a un guión potente y un reparto de verdadero lujo.
Divertida, chocante, entretenida, llena de ese humor descarado que tanto éxito cosecha en España. Oscar Martínez por si solo justifica la compra de la entrada de cine...esta impresionante y sus compañeros de reparto lo siguen como en una película coral.
Los directores hacen un experimento único y el resultado es perfecto.
Una película muy recomendable.
Divertida, chocante, entretenida, llena de ese humor descarado que tanto éxito cosecha en España. Oscar Martínez por si solo justifica la compra de la entrada de cine...esta impresionante y sus compañeros de reparto lo siguen como en una película coral.
Los directores hacen un experimento único y el resultado es perfecto.
Una película muy recomendable.
17 de noviembre de 2016
17 de noviembre de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Codirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat, “El ciudadano ilustre” es una película que combina la comedia de enredos con la crítica al mundo del arte en general y al universo literario en particular. Apoyados en un buen guión, en unos magníficos diálogos y grandes interpretaciones, Cohn y Duprat firman una película tan divertida como amarga, con momentos de inspiración inolvidables, algunos gags excelentes, miradas críticas hacia la dinámica pueblerina y hacia el mundo artístico y una acidez que va creciendo a medida que avanza el film.
Cohn y Duprat apuestan por ver qué sucede al confrontar dos mundos opuestos. En un pueblo definitivamente garrulo reciben a una eminencia literaria. Le agasajan, le premian, le hacen un monumento, le pasean por la ciudad en un camión de bomberos… pero también le piden cosas. Cuando uno es famoso, se esperan cosas de él. El escritor, acostumbrado a moverse en otro tipo de ambientes, tiene enormes dificultades para integrarse en una comunidad en las que los valores y costumbres son muy diferentes de los suyos, aunque se trate de su propio lugar de origen.
Desde el principio vamos conociendo la personalidad del artista. Vanidoso triunfador, tiene una secretaria que le lleva todos los asuntos. Él, poco complaciente con su entorno, está harto de premios, charlas, firmas y todas esas cosas que hacen que un escritor de éxito siga ganando dinero. El viaje a su pueblo natal es una forma de escapar de aquello, por eso quiere volver solo, y allí sin la habitual ayuda de su secretaria es donde se termina de poner de manifiesto la turbia personalidad del escritor.
Asimismo, asistimos a las corruptelas y peculiaridades de los vecinos del pueblo. Un lugar sórdido en el que los rencores se perpetúan, en el que los poderosos acostumbran a conseguir lo que quieren, por lo civil o por lo criminal, en el que todo se termina sabiendo y lo real se confunde con lo inventado hasta el punto de que a los personajes de las novelas de Mantovani se les identifica con personas del pueblo a los que Mantovani ni siquiera conoce.
La película, repleta de frases recordables como “Mis personajes no pudieron salir de Salas y yo no pude volver”, tiene ese aire pueblerino-costumbrista que personalmente me evocó en su primera mitad a algunas películas de Berlanga, y en la segunda a esas películas de entornos rurales de los Coen. Da que pensar el hecho de que el eminente escritor sea una persona salida de ese mismo pueblo, y cómo uno puede cambiar tanto, desapegarse del lugar en el que creció, cómo puede uno llegar a sentirse tan extranjero en su propio lugar de origen.
Dividida en un prólogo y cinco capítulos, “El ciudadano ilustre” nunca deja de entretener y atrapa al espectador hasta el final. Personalmente, creo que el final baja un poco el nivel y que quizá ha faltado coraje para terminar de redondear la mala leche que destila toda la película, con ese humor ácido que hace que la veas divertido pero a la vez estés en guardia porque sabes que en cualquier momento puede estallar todo por los aires.
Oscar Martínez está brillante en su interpretación de Daniel Mantovani. Un Mantovani que al volver al pueblo se reencontrará con su novia de juventud, Irene (Andrea Frigerio), descubriendo que está casada con quien era uno de sus mejores amigos, Antonio (magnífica interpretación de Dady Brieva). También conocerá una joven admiradora (Belén Chavanne) que le meterá en problemas, un joven recepcionista aspirante a escritor y un montón de personajes más que no quiero desvelar, todos ellos muy bien dibujados y bastante bien interpretados.
Sorprendente película, con momentos maravillosamente satíricos en los que apunta con humor crítico a las crisis existenciales, a lo peligroso que puede ser querer volver al pasado, a las fobias, a las motivaciones del artista, a la hipocresía del mundo del arte, al inmovilismo absurdo de las sociedades pueblerinas, al éxito y sus consecuencias.
Me gustó el modo en que el film va transitando desde la comedia al drama de un modo natural, suave, la manera en que, entre gag y gag va transitando de un modo fluido hasta terminar por convertirse un drama perturbador casi sin que el espectador se de cuenta, porque la película te va generando confianza. Y sólo aquellos en quienes confías te pueden traicionar. Así que cuidado con la película.
https://keizzine.wordpress.com/
Cohn y Duprat apuestan por ver qué sucede al confrontar dos mundos opuestos. En un pueblo definitivamente garrulo reciben a una eminencia literaria. Le agasajan, le premian, le hacen un monumento, le pasean por la ciudad en un camión de bomberos… pero también le piden cosas. Cuando uno es famoso, se esperan cosas de él. El escritor, acostumbrado a moverse en otro tipo de ambientes, tiene enormes dificultades para integrarse en una comunidad en las que los valores y costumbres son muy diferentes de los suyos, aunque se trate de su propio lugar de origen.
Desde el principio vamos conociendo la personalidad del artista. Vanidoso triunfador, tiene una secretaria que le lleva todos los asuntos. Él, poco complaciente con su entorno, está harto de premios, charlas, firmas y todas esas cosas que hacen que un escritor de éxito siga ganando dinero. El viaje a su pueblo natal es una forma de escapar de aquello, por eso quiere volver solo, y allí sin la habitual ayuda de su secretaria es donde se termina de poner de manifiesto la turbia personalidad del escritor.
Asimismo, asistimos a las corruptelas y peculiaridades de los vecinos del pueblo. Un lugar sórdido en el que los rencores se perpetúan, en el que los poderosos acostumbran a conseguir lo que quieren, por lo civil o por lo criminal, en el que todo se termina sabiendo y lo real se confunde con lo inventado hasta el punto de que a los personajes de las novelas de Mantovani se les identifica con personas del pueblo a los que Mantovani ni siquiera conoce.
La película, repleta de frases recordables como “Mis personajes no pudieron salir de Salas y yo no pude volver”, tiene ese aire pueblerino-costumbrista que personalmente me evocó en su primera mitad a algunas películas de Berlanga, y en la segunda a esas películas de entornos rurales de los Coen. Da que pensar el hecho de que el eminente escritor sea una persona salida de ese mismo pueblo, y cómo uno puede cambiar tanto, desapegarse del lugar en el que creció, cómo puede uno llegar a sentirse tan extranjero en su propio lugar de origen.
Dividida en un prólogo y cinco capítulos, “El ciudadano ilustre” nunca deja de entretener y atrapa al espectador hasta el final. Personalmente, creo que el final baja un poco el nivel y que quizá ha faltado coraje para terminar de redondear la mala leche que destila toda la película, con ese humor ácido que hace que la veas divertido pero a la vez estés en guardia porque sabes que en cualquier momento puede estallar todo por los aires.
Oscar Martínez está brillante en su interpretación de Daniel Mantovani. Un Mantovani que al volver al pueblo se reencontrará con su novia de juventud, Irene (Andrea Frigerio), descubriendo que está casada con quien era uno de sus mejores amigos, Antonio (magnífica interpretación de Dady Brieva). También conocerá una joven admiradora (Belén Chavanne) que le meterá en problemas, un joven recepcionista aspirante a escritor y un montón de personajes más que no quiero desvelar, todos ellos muy bien dibujados y bastante bien interpretados.
Sorprendente película, con momentos maravillosamente satíricos en los que apunta con humor crítico a las crisis existenciales, a lo peligroso que puede ser querer volver al pasado, a las fobias, a las motivaciones del artista, a la hipocresía del mundo del arte, al inmovilismo absurdo de las sociedades pueblerinas, al éxito y sus consecuencias.
Me gustó el modo en que el film va transitando desde la comedia al drama de un modo natural, suave, la manera en que, entre gag y gag va transitando de un modo fluido hasta terminar por convertirse un drama perturbador casi sin que el espectador se de cuenta, porque la película te va generando confianza. Y sólo aquellos en quienes confías te pueden traicionar. Así que cuidado con la película.
https://keizzine.wordpress.com/
7 de diciembre de 2016
7 de diciembre de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente interpretación del personaje central.
Buena caracterización de los tipos del pueblo argentino, que se pueden encontrar por doquier en nuestro país.
La primera parte de la historia es más imaginativa que la segunda, en la que se adivina el final.
Buena caracterización de los tipos del pueblo argentino, que se pueden encontrar por doquier en nuestro país.
La primera parte de la historia es más imaginativa que la segunda, en la que se adivina el final.
22 de enero de 2017
22 de enero de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así como "La caza", de Saura, se iba a titular en principio "La caza del conejo" (aunque parezca un chiste lo prohibió la censura), esta espléndida película argentina se podría haber llamado como reza más arriba. Y es que una caza en toda regla (o más bien sin regla alguna) es lo que acaba ocurriendo lo que parece un regreso nostálgico a la tierra natal. La película parece una comedia, pero dice mucho sobre la penosa realidad intrínseca en el ser humano. Es de hecho una denuncia del egoísmo burdo, del ombliguismo y de la bajeza moral que trae consigo la pertenencia a sociedades cerradas en sí mismas. Por contra, es un alegato a favor del universalismo y la cultura. Son impagables algunas escenas, entre kafkianas y de teatro de comedias, y algunos personajes, totalmente vodevilescos, como el taxista que aparece al principio. Que nadie es profeta en su tierra es un dicho sabido, pero aquí se manifiesta de modo patente. Por otro lado se incide en el tema del escritor y su público, con todos los conflictos sobre realidad y ficción al uso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La trama tiene mucho de "crónica de una muerte anunciada", con un colectivo que va rodeando poco a poco al personaje del escritor, hasta amenazar su integridad. La caza, anunciada desde casi el primer encuentro con el "amigo del alma", tiene un halo trágico que inquieta al espectador. El chancho salvaje bien puede acabar siendo el escritor. De hecho la película podría haber acabado en la escena en que le disparan y este queda solo en la noche. Al final hay una elipse y todo queda en una novela. Buen giro que convierte, pues lo otro hubiera sido demasiado brusco, dado el tono general de la película.
24 de marzo de 2017
24 de marzo de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Retrato de una vuelta a los orígenes desde la gran urbe tan despiadado y desconsiderado como apasionante y ameno (por la mala uva que desprende y la carga de crítica y dosis humor que lo componen). Se nota que son los directores de la también estupenda y ácida El hombre de al lado.
Otro "relato salvaje" desde Argentina que aunque algo pasado de rosca (alguna situación y algún personaje son casi caricaturescos, como el novio de la chica), se ve con gran agrado. Magníficas interpretaciones y magnífico casting y ambientación.
Otro "relato salvaje" desde Argentina que aunque algo pasado de rosca (alguna situación y algún personaje son casi caricaturescos, como el novio de la chica), se ve con gran agrado. Magníficas interpretaciones y magnífico casting y ambientación.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here