El ciudadano ilustre
2016 

7.1
12,703
Drama. Comedia
Daniel Mantovani, escritor argentino galardonado con el Premio Nobel de Literatura, hace cuarenta años abandonó su pueblo y partió hacia Europa, donde triunfó escribiendo sobre su localidad natal, Salas, y sus personajes. En el pico de su carrera, el alcalde de Salas le invita para nombrarle "Ciudadano Ilustre" del mismo, y Montavani, contra todo pronóstico, decide cancelar su apretada agenda y aceptar la invitación. (FILMAFFINITY)
1 de agosto de 2017
1 de agosto de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace tiempo que no me pasaba. Terminé de ver "El ciudadano ilustre" y tuve la necesidad imperiosa de ponerme a escribir, casi de inmediato. Hace tiempo que no me pasaba que una película tan simple pero tan abrumadora me movilizara distintas fibras. Hace tiempo que una interpretación no me sobrecogía tanto. Sí, Oscar Martínez está inmenso y lo introduzco con generosidad en mi lista de actores favoritos. Hace tiempo no me pasaba, eso de enfrentarme a una película cuyo contenido supera el envase, en donde el celuloide tiene corazón y tiene hambre. Hambre de contar. Hambre de quedarse y perdurar. Hace tiempo no me pasaba, eso de concordar tanto con una película, desde lo "ético" y lo estético, desde la crítica y el entretenimiento. Gran historia, la de un ciudadano capaz de novelar una ilustre infamia, la de su mundo y la del ajeno.
14 de agosto de 2017
14 de agosto de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después del visionado de esta película me vienen cierta preguntas. ¿Valoramos a la cultura o a los premios de cultura?¿Cuando un artista es un artista bueno o relativamente bueno? Y finalmente, ¿Puedes ser profeta en tu tierra?
No se si el ciudadano ilustre responde a estas preguntas, pero lo que está claro que el personifica la cultura y el premiado por la cultura, lo que hace ser un ciudadano ilustre pero no por ello querido ni valorado por su persona y sí por su trabajo.
No se si el ciudadano ilustre responde a estas preguntas, pero lo que está claro que el personifica la cultura y el premiado por la cultura, lo que hace ser un ciudadano ilustre pero no por ello querido ni valorado por su persona y sí por su trabajo.
4 de diciembre de 2016
4 de diciembre de 2016
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra vez, y van unas cuantas, me toca ver otra película dura. Es dura para el espectador porque lo es para el protagonista, con el que se identifica uno necesariamente y con el que se sufren las consecuencias derivadas de un tratamiento crudo y despiadado para con su papel. El tráiler de la película, me resultó engañoso porque me hizo pensar en una historia con tratamiento de comedia, de comedia crítica y costumbrista, de comedia inteligente, sarcástica y amarga, pero de comedia al fin y al cabo.
Pero no es así, no tiene nada de comedia al margen de unos pocos tics aislados, sobre todo, en la primera media hora. Esto no significa que sólo quiera ver comedias y que rechace el drama, esto lo que quiere decir es que sea drama, o comedia, la película debería ser intensa, con una trama cimentada en cuestiones personales consistentes, y con un desarrollo que vaya al grano y que no se pierda en banalidades esteticistas que entorpezcan el contenido de la trama. Y aquí el drama es lento, tedioso, tarda en ser planteado y, cuando lo hace, acentúa mucho los aspectos más desagradables de la situación, aunque es verdad que es ahí, cuando empieza a tener algo más de garra la narración. Lo mejor para mí gusto es el final, que es cuando se desvela la idea generadora del argumento (que es muy interesante), dejándonos unos ratos, posteriores al visionado, fecundos en análisis e interpretaciones. Pero eso, que es siempre agradable, no te compensa la hora y media de duración en la que has mirado el reloj unas veinte veces, deseando salir del impasse en que se convierte su duración. Un impasse basado en una idea muy crítica con el carácter de la población rural argentina, que es creíble pero que deja una cierta sensación de que se ha exagerado en exceso. Noto también rigidez en los diálogos —no sé si deliberada—, que parecen demasiado secos y contenidos, lo que es aún más raro en un pueblo tan significado por su gran capacidad habladora; parece como si hubieran querido acentuar la desconexión del protagonista con sus paisanos de antaño, aun provocando con ello cierta sensación de torpeza en los parlamentos.
En definitiva, lo veo como un film fallido y lastrado por su excesiva premiosidad, que consigue aburrir a los que no se han dejado deslumbrar por un mensaje, que es el auténtico leitmotiv de la película: el choque de la mentalidad del ilustre ciudadano, moderna, esnob y cultivada, aunque, con cierta pedantería ocasional, contra la forma de ser dominante en la pequeña ciudad a setecientos kilómetros de Buenos Aires, donde prevalecen sentimientos vetustos y elementales, pero sobre todo, ideas rancias, xenófobas y antidemocráticas. No hay duda de que este enfrentamiento, un tanto maniqueo (el protagonista es el bueno, casi todos los demás son malos), es el que ha cautivado el ánimo de todos los que han valorado con muy buena nota una película que a mí me ha parecido excesivamente dura, ácida, y sobre todo, contada de forma plomiza. Sólo en la última media hora, la trama adquiere un mayor dinamismo hacia ese sorprendente y deslumbrante final que, seguramente, mejora el sabor de boca que produce el conjunto de su metraje.
Pero no es así, no tiene nada de comedia al margen de unos pocos tics aislados, sobre todo, en la primera media hora. Esto no significa que sólo quiera ver comedias y que rechace el drama, esto lo que quiere decir es que sea drama, o comedia, la película debería ser intensa, con una trama cimentada en cuestiones personales consistentes, y con un desarrollo que vaya al grano y que no se pierda en banalidades esteticistas que entorpezcan el contenido de la trama. Y aquí el drama es lento, tedioso, tarda en ser planteado y, cuando lo hace, acentúa mucho los aspectos más desagradables de la situación, aunque es verdad que es ahí, cuando empieza a tener algo más de garra la narración. Lo mejor para mí gusto es el final, que es cuando se desvela la idea generadora del argumento (que es muy interesante), dejándonos unos ratos, posteriores al visionado, fecundos en análisis e interpretaciones. Pero eso, que es siempre agradable, no te compensa la hora y media de duración en la que has mirado el reloj unas veinte veces, deseando salir del impasse en que se convierte su duración. Un impasse basado en una idea muy crítica con el carácter de la población rural argentina, que es creíble pero que deja una cierta sensación de que se ha exagerado en exceso. Noto también rigidez en los diálogos —no sé si deliberada—, que parecen demasiado secos y contenidos, lo que es aún más raro en un pueblo tan significado por su gran capacidad habladora; parece como si hubieran querido acentuar la desconexión del protagonista con sus paisanos de antaño, aun provocando con ello cierta sensación de torpeza en los parlamentos.
En definitiva, lo veo como un film fallido y lastrado por su excesiva premiosidad, que consigue aburrir a los que no se han dejado deslumbrar por un mensaje, que es el auténtico leitmotiv de la película: el choque de la mentalidad del ilustre ciudadano, moderna, esnob y cultivada, aunque, con cierta pedantería ocasional, contra la forma de ser dominante en la pequeña ciudad a setecientos kilómetros de Buenos Aires, donde prevalecen sentimientos vetustos y elementales, pero sobre todo, ideas rancias, xenófobas y antidemocráticas. No hay duda de que este enfrentamiento, un tanto maniqueo (el protagonista es el bueno, casi todos los demás son malos), es el que ha cautivado el ánimo de todos los que han valorado con muy buena nota una película que a mí me ha parecido excesivamente dura, ácida, y sobre todo, contada de forma plomiza. Sólo en la última media hora, la trama adquiere un mayor dinamismo hacia ese sorprendente y deslumbrante final que, seguramente, mejora el sabor de boca que produce el conjunto de su metraje.
28 de octubre de 2016
28 de octubre de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este film sobresale por la complejidad del guión, que aborda al mismo tiempo varios temas:
- El escritor frente a la página en blanco.
- Los infinitos e insondables hilos que intervienen en la creación artística.
- La oposición mundo/pueblo
- La envidia frente al éxito del que logró salir del provincianismo
- La incomprensión o el desprecio del intelectual ante la "realidad real", a la que evalúa desde la torre de marfil.
En el aspecto cinematográfico propiamente dicho quizá le falta un poco más de ritmo de montaje, hay muchas escenas un poco largas que se hubieran beneficiado de haber sido cortadas por otros planos. Asimismo, hay mucho primor en los detalles que hacen a la descripción del pequeño mundo de Salas (ver spoiler).
Es magnìfico el elenco de los pueblerinos, en especial el intendente, que parece un auténtico político chanta de los que tanto conocemos, especialmente en lugares más o menos acotados. Oscar Martínez me desilusionó un poco, sentí todo el tiempo que estaba actuando. Además, debió adecuar un poco su modo de hablar, pues pareció que estaba representando Hamlet. Dady Brieva, aun haciendo bastante de sí mismo, es el actor ideal para el personaje, y realmente está brillante.
Aun con estos reparos, el film merece sin duda ser visto por todo el que aprecie el buen cine. No saldrá defraudado, todo lo contrario.
- El escritor frente a la página en blanco.
- Los infinitos e insondables hilos que intervienen en la creación artística.
- La oposición mundo/pueblo
- La envidia frente al éxito del que logró salir del provincianismo
- La incomprensión o el desprecio del intelectual ante la "realidad real", a la que evalúa desde la torre de marfil.
En el aspecto cinematográfico propiamente dicho quizá le falta un poco más de ritmo de montaje, hay muchas escenas un poco largas que se hubieran beneficiado de haber sido cortadas por otros planos. Asimismo, hay mucho primor en los detalles que hacen a la descripción del pequeño mundo de Salas (ver spoiler).
Es magnìfico el elenco de los pueblerinos, en especial el intendente, que parece un auténtico político chanta de los que tanto conocemos, especialmente en lugares más o menos acotados. Oscar Martínez me desilusionó un poco, sentí todo el tiempo que estaba actuando. Además, debió adecuar un poco su modo de hablar, pues pareció que estaba representando Hamlet. Dady Brieva, aun haciendo bastante de sí mismo, es el actor ideal para el personaje, y realmente está brillante.
Aun con estos reparos, el film merece sin duda ser visto por todo el que aprecie el buen cine. No saldrá defraudado, todo lo contrario.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me divirtió mucho el aspecto de la reina de Salas, una jovencita de belleza de andar por casa, y un cuerpo, cubierto por la capa, que no parecía el más conveniente para una miss, según lo poco que se veía de él.
8 de noviembre de 2016
8 de noviembre de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena película con un soberbio Oscar Martinez componiendo a Carlos Mantovani un escritor que vive en España y ha ganado innumerables premios, entre ellos el Nobel de Literatura, recibe una invitación de su pueblo natal en donde lo invitan para nombrarlo ciudadano ilustre. Una vez allí se reencontrara con gente que hace mas de 30 años que no ve y las cosas no saldrán como había pensado en un principio. Como ya dije Martinez esta impecable en esa mezcla de persona instruida, erudita, que intenta adaptarse a un mundo del que siempre quizo escapar pero no pudo, a tal punto que todas sus obras están referidas a su lugar de origen. Hay personajes simpáticos, que hay en todos los pueblos y que tienen una visión muy particular de la vida diferente a la del ilustre visitante. Sorprende Andrea Frigerio y Dady Brieva como dos soportes secundarios de gran nivel. Para no dejar de ver.
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