Conocerás al hombre de tus sueños
2010 

5.9
21,861
Drama. Comedia
La historia sigue a un par de matrimonios, Alfie (Anthony Hopkins) y Helena (Gemma Jones), y su hija Sally (Naomi Watts) y su marido Roy (Josh Brolin), mientras sus pasiones, ambiciones y ansiedades les llevan a meterse en problemas y a perder la cabeza. A pesar de los intentos de estos personajes por esquivar sus problemas con quimeras y planes impracticables, sus esfuerzos sólo conducen a la angustia, la irracionalidad y el peligro.
8 de septiembre de 2010
8 de septiembre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una familia, madre, padre e hija, tiene sus diferentes historias de amor: el padre (Anthony Hopkins) de unos 60 años, deja a la madre por una chica mas joven, creyendo éste que el también es joven y que podrá llevar el ritmo de su novia a base de viagra; la hija (Naomi Watts) estancada en su historia de amor desde hace años no va hacia delante, su intención de tener hijos y un hogar pagado por ella y su marido, y no por su madre, se ve paralizado durante años por la inseguridad laboral de su marido, que pese a tener estudios de médicos, decide ser escritor, un escritor sin éxito alguno ya que sus ideas en cuanto a libros no son muy buenas. Ella, harta de estar siempre a la sombra de su marido en cuanto a su relación y no poder conseguir la meta de su vida (crear una familia), casi cae en una depresión, poco a poco se enamora de su jefe pero esto tampoco irá a parar a buen puerto; en cuanto a la historia de la madre (Gemma Jones)… bueno tras un intento de suicidio cuando la dejó su marido se encauza en una relación de amistad con una médium que otra cosa no, pero levantarle el animo sí que sabe, diciéndole las cosas que esta quiere escuchar y, cómo no, con unas copitas de whisky.
Los personajes están muy bien elegidos, Naomi Watts hace una interpretación espectacular y Gemma Jones no podría haber hecho su papel mejor, otra no hubiese transmitido tanto.
Personalmente las películas de Woody Allen o me gustan mucho o no me gustan nada, con la de “Si la cosa funciona” salí de la sala del cine súper cabreada por la caca de película, a mi parecer, que acababa de ver, así que iba a ver esta un poco esperando que no pasara lo mismo y jurándome que si no me gustaba iba a renegar de volver a ver nada de Allen, pero no fue así, con esta película salí encantada del cine, me gusto mucho, el mensaje de cada historia de amor estaba claro, y el mensaje de fondo era muy bueno, una de las mejores de Allen. No me defraudó con esta película, pues creo que detrás de las historias de amor de cada persona hay algo relacionado con esta película y que mucha gente se sentirá identificada, sobre todo hoy en día, en que los divorcios y separaciones están en su más alto esplendor.
LO MEJOR: El reparto está muy bien elegido y la idea que se transmite es clara.
LO PEOR: Tantos finales abiertos.
Los personajes están muy bien elegidos, Naomi Watts hace una interpretación espectacular y Gemma Jones no podría haber hecho su papel mejor, otra no hubiese transmitido tanto.
Personalmente las películas de Woody Allen o me gustan mucho o no me gustan nada, con la de “Si la cosa funciona” salí de la sala del cine súper cabreada por la caca de película, a mi parecer, que acababa de ver, así que iba a ver esta un poco esperando que no pasara lo mismo y jurándome que si no me gustaba iba a renegar de volver a ver nada de Allen, pero no fue así, con esta película salí encantada del cine, me gusto mucho, el mensaje de cada historia de amor estaba claro, y el mensaje de fondo era muy bueno, una de las mejores de Allen. No me defraudó con esta película, pues creo que detrás de las historias de amor de cada persona hay algo relacionado con esta película y que mucha gente se sentirá identificada, sobre todo hoy en día, en que los divorcios y separaciones están en su más alto esplendor.
LO MEJOR: El reparto está muy bien elegido y la idea que se transmite es clara.
LO PEOR: Tantos finales abiertos.
20 de septiembre de 2010
20 de septiembre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada vez me resulta más difícil hablar de una película de Woody Allen. Y no porque no las disfrute, que pese a ser sombras de sus grandes películas, siempre tienen uno o varios momentos que merecen la pena más que la mayoría de las películas que se estrenan en su totalidad. Pero desde hace ya algunos años sus películas me resultan más de lo mismo. Habrá quien diga que siempre han sido iguales, pero el brillo que las hacía especiales, hace tiempo que no aparece y es por eso que la monotonía se ha adueñado de su filmografía.
En Conocerás al hombre de tus sueños al igual que el año pasado en Si la cosa funciona y anteriormente en otras, encontramos pequeños apuntes de lo que el universo de Woody Allen nos lleva ofreciendo puntualmente cada año desde hace décadas. Pero la monotonía y la sensación de que Allen se limita a rellenar su meta la historia con el primer borrador que se le viene a la cabeza resulta cada vez más triste.
En Conocerás al hombre de tus sueños nos encontramos con una familia que no tiene desperdicio. El padre decide dar un nuevo aire a su vida justo cuando se encuentra en las puertas de la tercera edad. Deja a su mujer y se casa con una joven prostituta aspirante a actriz. La madre, aficionada a tomar un traguito de vez en cuando, desesperada ante la decisión de su marido se entrega en cuerpo y alma al más allá, representado en una médium que le dice aquello que ella necesita oír. La hija, aparentemente sensata, ve como su marido está obsesionado por el libro que no consigue escribir mientras que el matrimonio entra en la rutina más absoluta. Ella lo soluciona enamorándose de su jefe y él de su espectacular y preciosa vecina.
Con estos cuatro personajes, y algunos secundarios destacados, Woody Allen vuelve a hablarnos de las frustraciones del ser humano, de sus anhelos e ilusiones inalcanzadas, de sus miedos y de sus pequeñas vías de escape.
En esta ocasión le ha salido una película más entrañable y simpática que graciosa o divertida. Alguna ocurrencia previsible puede llegar a provocar la carcajada, pero el transfondo de la historia es tristón y eso se transmite a la escasa chispa con que Allen nos va desgranando su relato. La estructura es la de siempre, idas y venidas en el tiempo, pero el resultado final es más apagado de lo que debiera.
Al contrario de su anterior película, Si la cosa funciona, que ofrecía un final optimista y esperanzador, aquí nos quedamos con un regusto amargo ya que los personajes no consiguen superar esa frustración en la que han vivido toda la película. Brillante resulta en ese sentido el final que se le da a la trama literaria que implica al personaje de Josh Brolin.
Y es precisamente Brolin uno de los interpretes que mejor entiende y resuelve su personaje. Él junto a la estupenda Gemma Jones, y en menor medida una correcta Naomi Watts son lo mejor del espectacular reparto.
En Conocerás al hombre de tus sueños al igual que el año pasado en Si la cosa funciona y anteriormente en otras, encontramos pequeños apuntes de lo que el universo de Woody Allen nos lleva ofreciendo puntualmente cada año desde hace décadas. Pero la monotonía y la sensación de que Allen se limita a rellenar su meta la historia con el primer borrador que se le viene a la cabeza resulta cada vez más triste.
En Conocerás al hombre de tus sueños nos encontramos con una familia que no tiene desperdicio. El padre decide dar un nuevo aire a su vida justo cuando se encuentra en las puertas de la tercera edad. Deja a su mujer y se casa con una joven prostituta aspirante a actriz. La madre, aficionada a tomar un traguito de vez en cuando, desesperada ante la decisión de su marido se entrega en cuerpo y alma al más allá, representado en una médium que le dice aquello que ella necesita oír. La hija, aparentemente sensata, ve como su marido está obsesionado por el libro que no consigue escribir mientras que el matrimonio entra en la rutina más absoluta. Ella lo soluciona enamorándose de su jefe y él de su espectacular y preciosa vecina.
Con estos cuatro personajes, y algunos secundarios destacados, Woody Allen vuelve a hablarnos de las frustraciones del ser humano, de sus anhelos e ilusiones inalcanzadas, de sus miedos y de sus pequeñas vías de escape.
En esta ocasión le ha salido una película más entrañable y simpática que graciosa o divertida. Alguna ocurrencia previsible puede llegar a provocar la carcajada, pero el transfondo de la historia es tristón y eso se transmite a la escasa chispa con que Allen nos va desgranando su relato. La estructura es la de siempre, idas y venidas en el tiempo, pero el resultado final es más apagado de lo que debiera.
Al contrario de su anterior película, Si la cosa funciona, que ofrecía un final optimista y esperanzador, aquí nos quedamos con un regusto amargo ya que los personajes no consiguen superar esa frustración en la que han vivido toda la película. Brillante resulta en ese sentido el final que se le da a la trama literaria que implica al personaje de Josh Brolin.
Y es precisamente Brolin uno de los interpretes que mejor entiende y resuelve su personaje. Él junto a la estupenda Gemma Jones, y en menor medida una correcta Naomi Watts son lo mejor del espectacular reparto.
22 de septiembre de 2010
22 de septiembre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una de las últimas películas del maestro Allen donde nos vuelve a ofrecer una reflexión similar a la que ya hizo en “Si la cosa funciona”, a grandes rasgos: que en una vida sin sentido sobrevivimos gracias a nuestros recursos como; la ilusión, la fantasía, la fe… Una idea expresada en el personaje de la pitonisa Cristal y su incondicional admiradora, la cual sobrevive gracias a esa fe, una fe que es falsa, que no significa nada, ya de entrada esta idea está expresada en que a Cristal solo le interesa si va a pagar en efectivo o con tarjeta. Sin embargo a Emily esa fe, esa creencia le ayuda a vivir. Como decía el teólogo H. Cox, la apertura del hombre a un futuro auténticamente nuevo depende de su capacidad de fantasía, esta es la que prospera ante los descontentos.
Muchos de los personajes de esta película se mueven en un brutal existencialismo que muchas veces le deja perdido, desorientados. Es una insistencia en dar una visión de la vida como algo sin sentido, como ruido y furia que no significa nada. Ante esta desagradable realidad tan difícil de admitir, Allen lanza un recurso: la ilusión, la fe, que, aunque es falsa, al menos ayuda a vivir, y a sobrevivir. Así ve Allen por ejemplo las espiritualidades o las propias religiones (idea ya expresada desde Manhattan).
Hay que destacar las interpretaciones y por su puesto la música, algo que Allen siempre pone con mucho cuidado, aquí vuelve a recuperar el jazz.
Aunque no se trata de una de sus mejores películas, sí que es una interesante reflexión desde un guión original, una historia que engancha, que también tiene algo de humor. Una historia agridulce, como la vida misma, con un mensaje no menos agridulce: la ilusión de conocer al hombre/mujer de nuestros sueños es lo que nos mantiene. Posiblemente ese hombre/mujer de nuestros sueños no exista o no llegue nunca, pero la ilusión por conocerlo sí que existe, y es ahí donde se agarran los personajes de esta curiosa paradoja sobre la existencia.
Muchos de los personajes de esta película se mueven en un brutal existencialismo que muchas veces le deja perdido, desorientados. Es una insistencia en dar una visión de la vida como algo sin sentido, como ruido y furia que no significa nada. Ante esta desagradable realidad tan difícil de admitir, Allen lanza un recurso: la ilusión, la fe, que, aunque es falsa, al menos ayuda a vivir, y a sobrevivir. Así ve Allen por ejemplo las espiritualidades o las propias religiones (idea ya expresada desde Manhattan).
Hay que destacar las interpretaciones y por su puesto la música, algo que Allen siempre pone con mucho cuidado, aquí vuelve a recuperar el jazz.
Aunque no se trata de una de sus mejores películas, sí que es una interesante reflexión desde un guión original, una historia que engancha, que también tiene algo de humor. Una historia agridulce, como la vida misma, con un mensaje no menos agridulce: la ilusión de conocer al hombre/mujer de nuestros sueños es lo que nos mantiene. Posiblemente ese hombre/mujer de nuestros sueños no exista o no llegue nunca, pero la ilusión por conocerlo sí que existe, y es ahí donde se agarran los personajes de esta curiosa paradoja sobre la existencia.
10 de octubre de 2010
10 de octubre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor que se puede decir de la película es que fluye bien. Aunque para ello, Allen haga uso de un narrador en off que como ya hiciera en "Vicky, Cristina, Barcelona" le ahora mucho trabajo a la hora de presentar a los personajes y hacer avanzar la historia.
La historia no está mal, pero es triste que en una comedia de hora y media no me haya reído ni una sola vez, aunque el tono general sea aceptable.
La historia no está mal, pero es triste que en una comedia de hora y media no me haya reído ni una sola vez, aunque el tono general sea aceptable.
14 de octubre de 2010
14 de octubre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conseguir plasmar con contundencia una fatalista visión del ser humano no es tarea fácil. Lograrlo además con un humor desbordante, emoción en principio extranjera a los pensamientos oscuros, ensalza aún más la obra. Para Allen no es posible la paz en la tierra porque las voluntades de los hombres son cautivas de las pasiones. Al final, la esplendorosa razón, emperatriz de nuestro esclarecido mundo, es sólo una ilusión que enmascara la hegemonía de los instintos. Entre ellos, el sexo es es rey de la selva, capaz de tornar a su criatura la razón en racionalización. Caprichosas y ciegas, las pasiones nos dominan. Y como títeres sucumbimos a su influjo perjudicando nuestra felicidad. Creemos que sabemos domeñarlas, que dominamos la ciencia de las pasiones, pero la razón aplicada a ellas tiene el mismo valor epistemológico que las especiosas razones al servicio de la revolución de los astros. Todo es afán sin tregua y equivocación constante. No hay respiro. La ilusión es el inestable asidero de la felicidad. Sentimos, luego existimos. Y tras el sentimiento, sólo la incomprensible vida.
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