Siempre Alice
2014 

6.8
13,614
Drama
Alice Howland (Julianne Moore) está orgullosa de la vida que tanto esfuerzo le ha costado construir. A los cincuenta, es profesora de psicología cognitiva en Harvard y una experta lingüista de fama mundial, con un marido exitoso y tres hijos adultos. Cuando empieza a sentirse desorientada, un trágico diagnóstico cambia su vida, al tiempo que su relación con su familia y con el mundo, para siempre. Con elegancia y delicadeza, la autora ... [+]
3 de marzo de 2015
3 de marzo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
43/19(27/02/15) Melodrama interesante escrito y realizado por Richard Glatzer y Wash Westmoreland, adaptando el best-seller homónimo de Lisa Genova del 2007, pretende más de lo que puede, se queda en los lugares comunes del subgénero, el de reflejar con crudeza los padecimientos de una enfermedad y como deteriorando física o mentalmente al protagonista, y de los daños colaterales en el modo que los sufren sus allegados, toda una corriente de historias que difícilmente sortean lo sensiblero, acudiendo al trazo grueso con poca sutilidad, esta se queda en propuesta cliché, cortado por un molde ya muy gastado, donde lo que prevalece es que es un vehículo para el lucimiento de su gran protagonista Julianne Moore, el resto es un tránsito sin giros, sin sobresaltos, todo fluye de modo previsible y lineal. Este año tenemos ejemplo de este subgénero en “La teoría del todo” con el ELA de Stephen Hawking, aquí es el Alzheimer, curiosamente las dos tienen en sus protagonistas la mejor de sus bazas, y norma no escrita estaban destinados a triunfar en los Oscars, Eddie Redmaine lo gano por el alter ego del astrofísico y Julianne por encarnar fascinantemente a Alice, y no hace mucho, en el 2012 ya triunfó la durísima “Amour” de Haneke.
La protagonista es Alice Howland ( Julianne Moore ), profesora de lingüística en la Universidad de Columbia, madre de tres hijos independizados, la mayor casada y embarazada Anna ( Kate Bosworth ), la menor, Lydia ( Kristen Stewart ), y el de en medio Tom (Hunter Parrish), y esposa de John Howland ( Alec Baldwin ), tiene 50 años, con una acomodada vida, y de pronto un buen día sufre lapsus de memoria, que la llevan al médico que le diagnostica principio de Alzheimer, heredado genéticamente, comienza un desesperanzado viaje a través de pérdidas de memoria que intenta aminorar con tecnología y sobre todo con el apoyo de su familia, mientras la enfermedad le va calando más y más.
La historia se centra en reflejar las diferentes etapas de esta degenerativa patología, para redoblar el dramatismo la protagonista es una mujer no mayor, felizmente casada, con hijos modélicos, es una profesora y para maximizar los daños nos ponen que la enfermedad en su caso es genética, con lo que la onda expansiva se potencia a la angustia de los hijos. Nos exponen desde que empieza a sufrir los primeros síntomas, cuando le comunican lo que padece, como se lo dice a su marido, hijos, como se enteran en su trabajo, como ella intenta aminorar los efectos con elementos tecnológicos, como se va deteriorando, como el amor de la gente que le quiere la intenta ayudar. El amor es parte fundamental del relato de cómo afronta su familia el shock del Alzheimer y su paulatina degradación, de cómo las personas que la sufren se convierten en absolutos dependientes de la gente que los rodea, de cómo ella no puede escapar a un destino trágico en que solo será un cuerpo sin pasado, ni presente, ni futuro, un mero cuerpo mecido por la nada. Profundiza en la odisea familiar, en como afecta a la rutina diaria, se hace de modo que se siente real, con la intensidad producida por una enrome protagonista, con puntos álgidos de dramatismo, una radiografía serena, sensible, trémula.
Lo malo es que los realizadores deambulan por vías ya muy trilladas, sin aportar algo nuevo u original, se siente un deja vú, con situaciones artificiosas, intentando elevarlas con pastelosos flash-backs aderezado con un uso almibarado de la música. Se atisba poca valentía al colocar a la protagonista en un escenario idílico, mujer de condición social alta, con hijos cariñosos, un amante y comprensivo esposo, todo demasiado perfecto, un marco sin aristas. El film se siente plano en su desarrollo, deja todo el peso sobre Julianne Moore y los secundarios se sienten meros adornos buenistas, quedando un film algo tramposillo, pues parece no fiarse de lo que cuenta y necesita redoblar el dramatismo, ejemplo no le basta con que para Alice le sea muy complicado leer un discurso en público, deben de caérsele los papeles, no le basta con que no encuentre el baño en su casa, debe orinarse encima, redundan demasiado, regodeándose en la degeneración mental de la protagonista, anclándose la acción en un y más, sin avanzar hacia lado alguno, más allá del ya expuesto al principio del Alzheimer, no ayuda la aséptica dirección, propia de un telefilm.
Julianne Moore es el gran pilar sobre la que se sustenta el film, la razón que hace merecer verlo, muestra con gradualidad conmovedora su lento caminar hacia la desmemoria, con un manejo de la mirada estremecedor, con un lenguaje gestual radiante en transmitir emociones, con una tremenda sutilidad en su pose, con una escalofriante sensibilidad la vemos apagarse, la vemos al principio llena de vitalidad y poco a poco asistimos a su vaciado anímico, llegando a su tramo final a algo cercano al estado catatónico, con sobriedad y sin histrionismos, matizando su poderosa actuación, transmitiendo que en su periplo anhela mantener la dignidad, su naturalidad y autenticidad desbordan la pantalla. El resto del elenco es un buen complemento de Julianne, destacando un Alec Baldwin que derrocha amor y una Kristen Stewart que demuestra cariño y comprensión, aunque iría siendo hora que cambiara ese rictus de estreñida.
La puesta en escena resulta en su vertiente fotografía de Denis Lenoir (“Asesinato justo” o “88 minutos”), con los clásicos planos-contraplanos, primeros planos para enfatizar el desconcierto de Alice, solo reseñable la toma subjetiva de Alice cuando sufre el primer ataque de desmemoria, esto potenciado histriónicamente por la música de Ilan Eshekeri (“Layer Cake” o “Kick-Ass”), empleada sobre manera para elevar emociones. (continua en spoiler)
La protagonista es Alice Howland ( Julianne Moore ), profesora de lingüística en la Universidad de Columbia, madre de tres hijos independizados, la mayor casada y embarazada Anna ( Kate Bosworth ), la menor, Lydia ( Kristen Stewart ), y el de en medio Tom (Hunter Parrish), y esposa de John Howland ( Alec Baldwin ), tiene 50 años, con una acomodada vida, y de pronto un buen día sufre lapsus de memoria, que la llevan al médico que le diagnostica principio de Alzheimer, heredado genéticamente, comienza un desesperanzado viaje a través de pérdidas de memoria que intenta aminorar con tecnología y sobre todo con el apoyo de su familia, mientras la enfermedad le va calando más y más.
La historia se centra en reflejar las diferentes etapas de esta degenerativa patología, para redoblar el dramatismo la protagonista es una mujer no mayor, felizmente casada, con hijos modélicos, es una profesora y para maximizar los daños nos ponen que la enfermedad en su caso es genética, con lo que la onda expansiva se potencia a la angustia de los hijos. Nos exponen desde que empieza a sufrir los primeros síntomas, cuando le comunican lo que padece, como se lo dice a su marido, hijos, como se enteran en su trabajo, como ella intenta aminorar los efectos con elementos tecnológicos, como se va deteriorando, como el amor de la gente que le quiere la intenta ayudar. El amor es parte fundamental del relato de cómo afronta su familia el shock del Alzheimer y su paulatina degradación, de cómo las personas que la sufren se convierten en absolutos dependientes de la gente que los rodea, de cómo ella no puede escapar a un destino trágico en que solo será un cuerpo sin pasado, ni presente, ni futuro, un mero cuerpo mecido por la nada. Profundiza en la odisea familiar, en como afecta a la rutina diaria, se hace de modo que se siente real, con la intensidad producida por una enrome protagonista, con puntos álgidos de dramatismo, una radiografía serena, sensible, trémula.
Lo malo es que los realizadores deambulan por vías ya muy trilladas, sin aportar algo nuevo u original, se siente un deja vú, con situaciones artificiosas, intentando elevarlas con pastelosos flash-backs aderezado con un uso almibarado de la música. Se atisba poca valentía al colocar a la protagonista en un escenario idílico, mujer de condición social alta, con hijos cariñosos, un amante y comprensivo esposo, todo demasiado perfecto, un marco sin aristas. El film se siente plano en su desarrollo, deja todo el peso sobre Julianne Moore y los secundarios se sienten meros adornos buenistas, quedando un film algo tramposillo, pues parece no fiarse de lo que cuenta y necesita redoblar el dramatismo, ejemplo no le basta con que para Alice le sea muy complicado leer un discurso en público, deben de caérsele los papeles, no le basta con que no encuentre el baño en su casa, debe orinarse encima, redundan demasiado, regodeándose en la degeneración mental de la protagonista, anclándose la acción en un y más, sin avanzar hacia lado alguno, más allá del ya expuesto al principio del Alzheimer, no ayuda la aséptica dirección, propia de un telefilm.
Julianne Moore es el gran pilar sobre la que se sustenta el film, la razón que hace merecer verlo, muestra con gradualidad conmovedora su lento caminar hacia la desmemoria, con un manejo de la mirada estremecedor, con un lenguaje gestual radiante en transmitir emociones, con una tremenda sutilidad en su pose, con una escalofriante sensibilidad la vemos apagarse, la vemos al principio llena de vitalidad y poco a poco asistimos a su vaciado anímico, llegando a su tramo final a algo cercano al estado catatónico, con sobriedad y sin histrionismos, matizando su poderosa actuación, transmitiendo que en su periplo anhela mantener la dignidad, su naturalidad y autenticidad desbordan la pantalla. El resto del elenco es un buen complemento de Julianne, destacando un Alec Baldwin que derrocha amor y una Kristen Stewart que demuestra cariño y comprensión, aunque iría siendo hora que cambiara ese rictus de estreñida.
La puesta en escena resulta en su vertiente fotografía de Denis Lenoir (“Asesinato justo” o “88 minutos”), con los clásicos planos-contraplanos, primeros planos para enfatizar el desconcierto de Alice, solo reseñable la toma subjetiva de Alice cuando sufre el primer ataque de desmemoria, esto potenciado histriónicamente por la música de Ilan Eshekeri (“Layer Cake” o “Kick-Ass”), empleada sobre manera para elevar emociones. (continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Aún con todas las taras hay algunos momentos inspirados: Cuando Alice se da cuenta de que algo le pasa, sale a correr hacer running por el campus de la Universidad de Columbia y de pronto se para, mira hacia todos lados desorientada, en una ingeniosa toma subjetiva, hace nos sintamos ella perdida en la inmensidad; Cuando Alice va a ver a su nieto reciennacido y su hija duda si dejárselo coger en brazos, terrible; La frase que pronuncia en el discurso <Se lo que estoy sintiendo y mi cerebro se siente como si se estuviera muriendo, y todo por lo que trabajé mi vida entera, se irá!>; Uno de los mejores, cuando encuentra un e-mail Alice mandado por ella misma en el que le indica que debe tomar unas pastillas escondidas por ella para dejar de sufrir ella y los demás, perturbador lo que sigue; El extracto en el final que su hija Lidya le lee del libro “Angels in América” de Tony Kushner <Nada está perdido para siempre. En este mundo, existe un tipo de progreso que siempre es doloroso. Anhelamos lo que hemos dejado atrás, y soñamos con lo que vendrá. Al menos yo creo que es así>, alegoría del sufrimiento de Alice y de que su vida quedará.
En conjunto una apreciable propuesta por vertiente buenista de normalizar una enfermedad, con una Colosal interpretación de Julianne Moore, pero a la que se le ven las costuras. Fuerza y honor!!!
En conjunto una apreciable propuesta por vertiente buenista de normalizar una enfermedad, con una Colosal interpretación de Julianne Moore, pero a la que se le ven las costuras. Fuerza y honor!!!
20 de marzo de 2015
20 de marzo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que somos como seres humanos va mucho más allá de nuestra carne, sangre, huesos y demás órganos. Somos lo que recordamos. Los conocimientos que adquirimos y la experiencia mental a lo largo de los años nos sitúan en la realidad que vivimos día a día y que nos define como personas. La intensa interpretación de Alice 'Julianne Moore' la hace sin lugar a dudas merecedora del Oscar que recibió. Una mujer de mediana edad a la que se le diagnostica una variante de Alzheimer, una madre de familia entusiasta y dedicada, lingüista de éxito que da conferencias, una mujer de hoy destacada a la par que admirable en la sociedad actual. 'Siempre Alice' es una desgarradora historia que empapa de sensibilidad a todo aquel que la visione hablando de una enfermedad 'El Alzheimer', que se convierte en un ácido sulfúrico que deshace la memoria afectando a la estabilidad de Alice como ser humano. El momento en el que Alice corre por su ciudad haciendo deporte, hasta darse cuenta de que no sabe dónde se encuentra, con todo lo que la rodea desenfocado, además de los lapsus en su vida cotidiana, son una evidencia de los factores que desencadenan los síntomas de la enfermedad que le será revelada. Una enfermedad que no se cura, que se extiende cual tinta que emborrona un papel hasta cubrirlo por completo dejándolo húmedo e inservible. Un padecimiento cognitivo que trasladará al personaje de Julianne Moore al ostracismo personal, familiar y profesional. El dolor de los familiares que rodean a Alice, incluso llega a afectar genéticamente a alguno de sus miembros, lo que intensifica el sufrimiento. Un sufrimiento progresivo, en una carrera que no se gana, se pierde, únicamente acaba en derrota, triste, desolador para una mujer que poco a poco deja de ser quien es, para convertirse en un vegetal, que se alimenta, vive, come y duerme, pero llegando a un momento en el que pierde la consciencia de sí misma. Moore en su interpretación aborda un personaje que encara con entereza, valentía y tesón, que afronta con admirable delicadeza y poder, ante un despiece memorístico que termina de la única manera que puede acabar para continuar...Con el cariño y amor ofrecidos por su familia para sobrellevar algo que no tiene vuelta atrás: El Alzheimer. 'Siempre Alice' es un alegato emocional y profunadamente conmovedor, que ahonda y refleja la historia de una mujer de su tiempo que afronta (como ella dice en su increíble discurso) el arte de ser derrotada. Enternecen y estremecen escenas como las del 'archivo Mariposa' del ordenador de Alice y la confesión ante su escéptico marido 'Alec Baldwin' de que ella sabe que padece 'algo que está en su cabeza' y que la está apartando poco a poco de la realidad. Un film sentido, conmovedor y elogiable por la poderosa actuación de toda una señora del séptimo arte: Julianne Moore, derrotada en la ficción pero triunfadora en todos los sentidos para el espectador.
Más info en: cristobalcine.jimdo.com (Críticas a partir de Enero de 2015).
Más info en: cristobalcine.jimdo.com (Críticas a partir de Enero de 2015).
24 de marzo de 2015
24 de marzo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es bueno cuando una película hace que sientas en carne propia (o que imagines al nivel de casi hacerlo) lo que los personajes de la misma están viviendo, esto es lo que hace Still Alice, y con la imprescindible actuación de Julianne Moore para lograrlo, te metes en el cuerpo de una persona que se esta perdiendo conscientemente a si misma, el miedo y el desespero es casi palpable al ver como el Alzheimer va consumiendo el brillante intelecto de esta dedicada mujer. Actuación perfecta de parte de Moore que la hizo muy merecedora de la estatuilla dorada, pero rodeada de un guion que raya en lo básico y otras actuaciones un poco precarias en su mayoría, hacen sin embargo un film digno de esos 100 minutos de dedicación que requiere.
21 de abril de 2015
21 de abril de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Merecidísimo Óscar para Julianne Moore, ya que desde el principio de la película hasta el final nos transmite credibilidad y emoción. Es un filme tierno y dulce que no deja de tener su parte amarga, ya que, al fin y al cabo estamos hablando sobre una terrible enfermedad como es el Alzheimer. Es difícil ver como en décimas de segundo tu vida gira 360 grados y desde ese momento, nada vuelve a ser lo mismo, sino que todo cambia hacia el olvido, sin ni siquiera poder recordar tu propio nombre. Probablemente, muchas personas se sentirán identificadas con esta película, pero no solo por el papel de la protagonista, sino también por el ambiente que la rodea, ya que también les afectará de un modo u otro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me ha llamado algo mucho la atención. Cuando comienza la película, la relación con su hija mayor parece ideal y perfecta y con su hijo también es buena. Sin embargo, con su hija pequeña, no tiene una mala relación ni mucho menos, pero como ella tenía un sueño diferente a estudiar medicina o derecho, parecen más distantes, ya que Alice quiere que estudie una carrera que le permita conseguir un trabajo de verdad. A medida que el filme avanza, vamos percibiendo como las cosas van cambiando poco a poco, pero para esta enfermedad no existe el "poco a poco" sino que rapidamente se apodera de Alice. Su hija pequeña y ella se acercan más y parece más distanciada de la mayor.
Finalmente, ni siquiera su propio marido renuncia a su sueño por quedarse con ella, y es que todos tienen su futuro solventado menos Lydia Howland, papel representado por Kristen Stewart. Sin embargo, ella es la única que abandona una buenísima oportunidad que llevaba esperando durante mucho tiempo, simplemente para cuidar de su madre. ¿Es justo?
Finalmente, ni siquiera su propio marido renuncia a su sueño por quedarse con ella, y es que todos tienen su futuro solventado menos Lydia Howland, papel representado por Kristen Stewart. Sin embargo, ella es la única que abandona una buenísima oportunidad que llevaba esperando durante mucho tiempo, simplemente para cuidar de su madre. ¿Es justo?
27 de abril de 2015
27 de abril de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lamentablemente es algo que nos puede suceder a todos, de la noche a la mañana te cambia la vida cuando sabes que debes enfrentar una terrible enfermedad degenerativa como lo es el Alzheimer. Una soberbia Julianne Moore (merecida ganadora del Oscar por éste papel), nos muestra a todos los efectos de esta devastadora enfermedad y como afecta a tu núcleo familiar.
Es una película para crear conciencia, muchas veces oímos hablar de ciertas enfermedades pero muchos de nosotros ni siquiera nos imaginamos la magnitud de las mismas.
Es una película para crear conciencia, muchas veces oímos hablar de ciertas enfermedades pero muchos de nosotros ni siquiera nos imaginamos la magnitud de las mismas.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here