El artista
7.6
60,333
Comedia. Drama. Romance
Hollywood, 1927. George Valentin es una gran estrella del cine mudo a quien la vida le sonríe. Pero con la llegada del cine sonoro, su carrera corre peligro de quedar sepultada en el olvido. Por su parte, la joven actriz Peppy Miller, que empezó como extra al lado de Valentin, se convierte en una estrella del cine sonoro.
13 de diciembre de 2011
13 de diciembre de 2011
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Agárrense bien a sus asientos porque si pensaban que la victoria de En tierra hostil en los Oscars era inaudita, la de este año se prevé mucho más extravagante. Una película francesa, rodada en blanco y negro y sin un solo diálogo, plenamente muda, se alzará con el galardón a mejor filme el próximo 26 de febrero. Al menos así lo pronostican todas las quinielas. The Artist ha conquistado a los críticos de medio mundo, y esta vez con razón. Satisface los egos intelectuales de unos y sorprende gratamente a los profanos en la materia. Una experiencia sensorial a diferentes niveles que reconcilia a crítica y público como en pocas ocasiones.
Las mismas características que están encandilando a los cinéfilos más sesudos son las que probablemente aborrezca el público general. The Artist es un homenaje al cine clásico, a Cantando bajo la lluvia, a El crepúsculo de los dioses, obras que sólo un kamikaze cultural reconocería no haber visto en su vida. De ahí que muchas de las críticas que se han vertido sobre el filme, auténticos alardes de sabiduría, sirvan más bien para ahuyentar a espectadores (a nadie le apetece evidenciar su incultura) que para motivarlos a ver un filme de entrada muy poco apetecible.
Seguro que toda la maquinaria de marketing de los hermanos Weinstein, distribuidora del filme, oficiará el milagro. El precioso cartel de la película ya ocupa las marquesinas y andenes de media ciudad. Pero sin desmerecer el poder de arrastre de la publicidad, será complicado llenar las salas que programen la cinta de Michel Hazanavicius. Sin duda, será una lástima que muchos se pierdan la experiencia por miedo al tedio. Porque al contrario de lo que pueda parecer, The Artist está pensada, por encima de todo, como entretenimiento al alcance de todos.
Olvídese de que es una película francesa. Si le producen urticaria nombres como Michael Haneke o Isabelle Huppert, aunque merezcan una oportunidad, está de enhorabuena, porque el único rasgo galo de la cinta lo encontrará en los títulos de crédito, cuando de repente salga nombrado el actor principal. Jean Dujardin, parisino de pura cepa, alcanza la fama internacional encarnando de manera increíble a George Valentin, un galán del cine mudo que ve peligrar su carrera con la llegada del sonido al Hollywood de finales de los años 20.
(sigue en spoiler por falta de espacio)
Las mismas características que están encandilando a los cinéfilos más sesudos son las que probablemente aborrezca el público general. The Artist es un homenaje al cine clásico, a Cantando bajo la lluvia, a El crepúsculo de los dioses, obras que sólo un kamikaze cultural reconocería no haber visto en su vida. De ahí que muchas de las críticas que se han vertido sobre el filme, auténticos alardes de sabiduría, sirvan más bien para ahuyentar a espectadores (a nadie le apetece evidenciar su incultura) que para motivarlos a ver un filme de entrada muy poco apetecible.
Seguro que toda la maquinaria de marketing de los hermanos Weinstein, distribuidora del filme, oficiará el milagro. El precioso cartel de la película ya ocupa las marquesinas y andenes de media ciudad. Pero sin desmerecer el poder de arrastre de la publicidad, será complicado llenar las salas que programen la cinta de Michel Hazanavicius. Sin duda, será una lástima que muchos se pierdan la experiencia por miedo al tedio. Porque al contrario de lo que pueda parecer, The Artist está pensada, por encima de todo, como entretenimiento al alcance de todos.
Olvídese de que es una película francesa. Si le producen urticaria nombres como Michael Haneke o Isabelle Huppert, aunque merezcan una oportunidad, está de enhorabuena, porque el único rasgo galo de la cinta lo encontrará en los títulos de crédito, cuando de repente salga nombrado el actor principal. Jean Dujardin, parisino de pura cepa, alcanza la fama internacional encarnando de manera increíble a George Valentin, un galán del cine mudo que ve peligrar su carrera con la llegada del sonido al Hollywood de finales de los años 20.
(sigue en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pase por alto que es una cinta en blanco y negro. Ya lo hizo con La lista de Schindler y nadie dejó de considerarla una obra maestra por su ausencia de color. En todo caso, la decisión está todavía más justificada en The Artist, en su afán por recrear una época dorada del cine que a pesar de su escasez de medios despertaba más fascinación que la tecnológicamente avanzada actualidad. Vean sino la secuencia de apertura de la película. Ni los mejores efectos especiales son capaces de provocar el entusiasmo y la expectación que se vivían por entonces en la platea.
Y, por supuesto, quítese de la cabeza sus reticencias al cine mudo. Al principio se sentirá extraño, puede que no le convenza, que quiera huir de la sala. Pero dese la oportunidad de comprobar cómo la ausencia de sonido se convierte en suma. Valore los gestos, las miradas, las sonrisas y, sobre todo, déjese sorprender por el momento mágico que Hazanavicius se extrae de la manga con la mesa de sonido.
Si consigue desprenderse de los prejuicios, entrará de lleno en una historia conmovedora, que reivindica el talento por encima de las modas, siempre efímeras y esclavas de la novedad. The Artist encuentra la innovación en el pasado. No constituye ningún invento. Sin embargo, produce más asombro en el espectador que cualquiera de las últimas revoluciones tecnológicas que nos llegan de Hollywood. Es francesa, en blanco y negro y muda. Y no importa, porque parece única.
Y, por supuesto, quítese de la cabeza sus reticencias al cine mudo. Al principio se sentirá extraño, puede que no le convenza, que quiera huir de la sala. Pero dese la oportunidad de comprobar cómo la ausencia de sonido se convierte en suma. Valore los gestos, las miradas, las sonrisas y, sobre todo, déjese sorprender por el momento mágico que Hazanavicius se extrae de la manga con la mesa de sonido.
Si consigue desprenderse de los prejuicios, entrará de lleno en una historia conmovedora, que reivindica el talento por encima de las modas, siempre efímeras y esclavas de la novedad. The Artist encuentra la innovación en el pasado. No constituye ningún invento. Sin embargo, produce más asombro en el espectador que cualquiera de las últimas revoluciones tecnológicas que nos llegan de Hollywood. Es francesa, en blanco y negro y muda. Y no importa, porque parece única.
18 de diciembre de 2011
18 de diciembre de 2011
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Olé por este director. En la era de las superproducciones, los efectos especiales y el dolby, llega y planta en cartelera una película de cine rigurosamente mudo, desempolvando maneras, estilos y recursos de hace ochenta años, y lo hace además entreteniendo. Para quitarse el sombrero, hacía mucho tiempo que no salía tan gratamente sorprendido de una sala de cine.
Jean Dujardin y Bérénice Bejo están también estupendos en un ejercicio expresivo que tiene que haber supuesto una novedad para ellos y que le da un punto extra de valor al asunto. Desaprender a actuar para el cine sonoro, donde los diálogos absorben la mayor parte de la expresividad, y hacer un ejercicio de cine mudo a contrapié, sin tener costumbre y seguramente sin ver habitualmente este tipo de cine, denota una calidad profesional digna de encomio. Y más todavía cuando como precisamente muestra la película, del mudo al sonoro hay tanta diferencia que muchos artistas válidos para uno, quedan muy limitados para el otro. Sublimes.
Jean Dujardin y Bérénice Bejo están también estupendos en un ejercicio expresivo que tiene que haber supuesto una novedad para ellos y que le da un punto extra de valor al asunto. Desaprender a actuar para el cine sonoro, donde los diálogos absorben la mayor parte de la expresividad, y hacer un ejercicio de cine mudo a contrapié, sin tener costumbre y seguramente sin ver habitualmente este tipo de cine, denota una calidad profesional digna de encomio. Y más todavía cuando como precisamente muestra la película, del mudo al sonoro hay tanta diferencia que muchos artistas válidos para uno, quedan muy limitados para el otro. Sublimes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El bordado final lo pone el exquisito cuidado que se muestra por la imagen, jugando con el espectador a dejar señales que simbolizan hacia dónde está yendo la película en cada momento, y que ocupan la atención del público sin dejar que ésta flaquee en ningún momento a pesar de la ausencia de diálogo. Me refiero a escenas como la del hundimiento de Dujardin en arenas movedizas en la película que rueda para competir con el sonoro, o a esa otra en la que camina por la calle, abatido y distante, teniendo de fondo una sala que anuncia una obra titulada "The Lonely Star", o al hecho de que su última película se estrene justo en la misma fecha en que se produce el crack de la bolsa, etcétera.
Buena para cinéfilos, y buena para el perfil de espectador que sólo busca entretenerse. Lo mejor de este año, sin dudas. Y puede que de varios más.
Buena para cinéfilos, y buena para el perfil de espectador que sólo busca entretenerse. Lo mejor de este año, sin dudas. Y puede que de varios más.
28 de diciembre de 2011
28 de diciembre de 2011
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Por fin se han escuchado mis plegarias! Llevaba años pidiendo que alguien hiciera una película muda. Me parece muy bien que exista el cine sonoro, pero no a costa de la desaparición del mudo. El color no ha acabado (aunque casi) con el blanco y negro. El 3D no está acabando con el 2D (y espero que no se extienda mucho más, que salvo en casos muy especiales no me gusta). ¿Por qué tuvo que acabar el cine sonoro con el mudo? Almodóvar ya insertó en Hable con ella un corto mudo magnífico, titulado El amante menguante. Michel Hazanavicius, director galo del que ni había oído hablar, ha ido más allá, haciendo un largometraje mudo en pleno siglo XXI. Y me hubiera conformado con una película normalucha, pero, por suerte, me he encontrado con mucho más. ¡Qué película! ¡Qué maravilla!
Que emule el cine del Hollywood de los 20 no es un fin en sí mismo para llamar la atención, sino un medio para contar una historia de una manera diferente a la que se emplea ahora. Diferente a la que se ha estado empleando durante más de 80 años. Y le sienta como anillo al dedo. Si fuera sonora, aun contando lo mismo, no creo que hubiese sido ni la mitad de buena.
TODO en The Artist está a un nivel altísimo. No solo la ambientación de lujo que, junto a la manera de hacerla, hace que nos sintamos transportados a otra época. El guión y la dirección también son magníficos. Pero, por encima de todo, quiero destacar el trabajo de los actores. Los secundarios están geniales. Ya quisieran casi todas las películas que sus protagonistas estuvieran tan inspirados como los secundarios aquí. Y, sin embargo, no les llegan ni a la suela de los zapatos a los dos protagonistas: Jean Dujardin y Bérénice Bejo. Lo que hacen estos dos debería pasar a los anales de la historia del celuloide. Y lo mismo digo de Uggie, el perro, que no se queda atrás, regalándonos una actuación verdaderamente memorable.
Os parecerá una exageración, pero creo que el visionado de The Artist ha sido la experiencia más impactante que he vivido en una sala de cine. Ni El Señor de los Anillos, ni Avatar en 3D, ni nada parecido. The Artist. He sentido la magia que quizá sentían en los comienzos del séptimo arte y que hace tiempo se perdió. Aunque, bien pensado... quizá experimentaron eso mismo los que vieron las primeras películas sonoras.
Si algo se le puede criticar, y que conste que teniendo en cuenta el resultado no seré yo quien lo haga, es que quizá podrían haber hecho una película muda de una forma distinta a como las hacían antaño. Si bien es cierto que hay un par de escenas en las que innovan, y una de ellas es de las mejores de toda la película, se podría haber cambiado algo más sin renunciar a la esencia del cine mudo. Aunque solo fuera rodarla en formato panorámico en vez de en 4:3.
Ni sé la de tiempo que hacía que no le daba esta nota a una película, pero sin duda se lo merece:
Un 9.
Que emule el cine del Hollywood de los 20 no es un fin en sí mismo para llamar la atención, sino un medio para contar una historia de una manera diferente a la que se emplea ahora. Diferente a la que se ha estado empleando durante más de 80 años. Y le sienta como anillo al dedo. Si fuera sonora, aun contando lo mismo, no creo que hubiese sido ni la mitad de buena.
TODO en The Artist está a un nivel altísimo. No solo la ambientación de lujo que, junto a la manera de hacerla, hace que nos sintamos transportados a otra época. El guión y la dirección también son magníficos. Pero, por encima de todo, quiero destacar el trabajo de los actores. Los secundarios están geniales. Ya quisieran casi todas las películas que sus protagonistas estuvieran tan inspirados como los secundarios aquí. Y, sin embargo, no les llegan ni a la suela de los zapatos a los dos protagonistas: Jean Dujardin y Bérénice Bejo. Lo que hacen estos dos debería pasar a los anales de la historia del celuloide. Y lo mismo digo de Uggie, el perro, que no se queda atrás, regalándonos una actuación verdaderamente memorable.
Os parecerá una exageración, pero creo que el visionado de The Artist ha sido la experiencia más impactante que he vivido en una sala de cine. Ni El Señor de los Anillos, ni Avatar en 3D, ni nada parecido. The Artist. He sentido la magia que quizá sentían en los comienzos del séptimo arte y que hace tiempo se perdió. Aunque, bien pensado... quizá experimentaron eso mismo los que vieron las primeras películas sonoras.
Si algo se le puede criticar, y que conste que teniendo en cuenta el resultado no seré yo quien lo haga, es que quizá podrían haber hecho una película muda de una forma distinta a como las hacían antaño. Si bien es cierto que hay un par de escenas en las que innovan, y una de ellas es de las mejores de toda la película, se podría haber cambiado algo más sin renunciar a la esencia del cine mudo. Aunque solo fuera rodarla en formato panorámico en vez de en 4:3.
Ni sé la de tiempo que hacía que no le daba esta nota a una película, pero sin duda se lo merece:
Un 9.
21 de enero de 2012
21 de enero de 2012
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena película, bien hecha, original, buenos actores, buen homenaje al cine mudo, a viejo hollywood, al cine en blanco y negro y la cine musical. Historia bien contada, con ciertos momentos buenos, aunque un poco larga en algunos tramos, pero en general bastante simple y lineal.
En fin, esperaba algo más que un sencillo homenaje al cine de aquellos años 20 y 30, algo más que una simple y llana historia de amor, algo más me esperaba. La cuestión es que sólo dura 100 minutos, pero se me hizo larga y cansina.
En fin, esperaba algo más que un sencillo homenaje al cine de aquellos años 20 y 30, algo más que una simple y llana historia de amor, algo más me esperaba. La cuestión es que sólo dura 100 minutos, pero se me hizo larga y cansina.
7 de noviembre de 2011
7 de noviembre de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Monumental, un auténtico manjar cinematográfico con el que me he tirado toda la proyección sin pestañear y con una sonrisa en los labios.
Una cinta que rezuma pasión y amor por el cine clásico como por una época que se recrea de forma admirable ahondando en un drama que padecieron no pocos actores/actrices al llegar el cine sonoro que ya toco cintas tan emblemáticas como 'Cantando bajo la lluvia' de una forma más humorística, un sentido del homenaje maravilloso por donde desfilan no pocos guiños de situaciones y personajes como pueden ser Rodolfo Valentino, Douglas Fairbanks, Astaire & Rogers o esa deliciosa pareja de detectives con perro que protagonizaban 'La cena de los acusados' entre tantos otros.
El filme está repleto de maravillosos recursos visuales, incluso sonoros, los personajes son maravillosos donde destaca especialmente el excepcional protagonista masculino.
La película resulta muy fresca, muy fina, divertida y sobre todo sorprende. Esta rodada con una clase inconmensurable y donde hay que destacar por otra parte, y en letras bien grandes, su excepcional partitura.
Ante tal maravilla, un servidor ha salido de la sala exclamando: "¡Viva el cine!" y es que estas líneas las escribo todavía desde el mayor de los entusiasmos 12 horas después de haberla visto en el Festival de cine europeo de Sevilla, sala que estaba llena hasta la bandera y que terminó en estruendoso aplauso como bien se merecía esta soberbia película.
A falta de dos meses es la mejor película del año que he podido ver de largo y tendrá que venir algo muy 'gordo' para que se quede sin esa 'pole' el filme de Hazanavicius.
Por desgracia, le auguro una carrera comercial bastante corta y es que por desgracia mucha gente ninguneará esta excepcional película por ser muda y vaya que si lo harán, pués no lo hacen con otras cuando se trata de pelis en blanco y negro. ¡En fin!
Una cinta que rezuma pasión y amor por el cine clásico como por una época que se recrea de forma admirable ahondando en un drama que padecieron no pocos actores/actrices al llegar el cine sonoro que ya toco cintas tan emblemáticas como 'Cantando bajo la lluvia' de una forma más humorística, un sentido del homenaje maravilloso por donde desfilan no pocos guiños de situaciones y personajes como pueden ser Rodolfo Valentino, Douglas Fairbanks, Astaire & Rogers o esa deliciosa pareja de detectives con perro que protagonizaban 'La cena de los acusados' entre tantos otros.
El filme está repleto de maravillosos recursos visuales, incluso sonoros, los personajes son maravillosos donde destaca especialmente el excepcional protagonista masculino.
La película resulta muy fresca, muy fina, divertida y sobre todo sorprende. Esta rodada con una clase inconmensurable y donde hay que destacar por otra parte, y en letras bien grandes, su excepcional partitura.
Ante tal maravilla, un servidor ha salido de la sala exclamando: "¡Viva el cine!" y es que estas líneas las escribo todavía desde el mayor de los entusiasmos 12 horas después de haberla visto en el Festival de cine europeo de Sevilla, sala que estaba llena hasta la bandera y que terminó en estruendoso aplauso como bien se merecía esta soberbia película.
A falta de dos meses es la mejor película del año que he podido ver de largo y tendrá que venir algo muy 'gordo' para que se quede sin esa 'pole' el filme de Hazanavicius.
Por desgracia, le auguro una carrera comercial bastante corta y es que por desgracia mucha gente ninguneará esta excepcional película por ser muda y vaya que si lo harán, pués no lo hacen con otras cuando se trata de pelis en blanco y negro. ¡En fin!
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