Cielo de medianoche
2020 

5.0
9,845
Ciencia ficción. Drama
Augustine (George Clooney) es un solitario científico que se encuentra en el Ártico, y que trata de contactar con una nave espacial que intenta regresar a la Tierra. Augustine quiere impedir que Sully (Felicity Jones) y sus compañeros astronautas regresen a su hogar, donde se ha producido una misteriosa catástrofe global.
25 de diciembre de 2020
25 de diciembre de 2020
8 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque George Clooney ha ralentizado en los últimos años su ritmo de trabajo (de todas formas ha ganado suficiente dinero para vivir sin pensar si llegará a final de mes, más aún cuando vendió su marca de tequilas en 2017 por 1.000 millones de dólares) no significa que se haya dedicado a vivir de las rentas y aún se deja ver de vez en cuando como en esta 'Cielo de medianoche', su última película como director a fecha de hoy.
Una de las mejores cosas que se puede decir de este largometraje es que Clooney aún sigue manteniendo su carisma y talento intactos, a pesar de que se deje ver ya muy poco; aunque se basa en el libro homónimo y no sé cuanto tendrá y cuanto no, se nota que el material tiene algo especial incluso si no hubiese un libro que adaptar. Es una historia especial donde hay espacio para la tristeza, la alegría, la desesperanza y la esperanza.
El guion tiene algunas cosas que pulir que se ven a simple vista, aunque le reconozco que ha sabido encajar como dos piezas de puzzle el drama intimista en la Tierra y la ciencia-ficción trepidante en la nave de Felicity Jones y compañía; además hace que haya que prestar atención hasta casi el último segundo con un giro que hará dar sentido a toda la narración. Dicha dualidad del libreto se nota también en la banda sonora compuesta por Alexandre Desplat, un trabajo magnífico que no me sorprendería que estuviese nominada en los premios más relevantes.
Por otro lado, el aspecto visual es imponente. Se nota que se han dejado los cuartos en esta producción porque luce espléndido, y si lo pudiese haber visto en el cine, ya ni os digo. En las secuencias de espacio exterior se ve un cuidado y una belleza que hacía tiempo que no veía en esos tipos de escenas.
No todo son cosas que entran por los ojos o el guion. Siempre es importante el aspecto actoral y esta producción cumple con notable; no obstante, son los nombres de George Clooney y Caoilinn Springall representando a la contraparte terrestre con quienes me quedo. Clooney se libra de su encanto natural y se transforma física y psicológicamente dando vida a un hombre con remordimientos y Springall a una niña encantadora que roba la escena allá donde aparece.
'Cielo de medianoche' no inventa la Coca-Cola, trata temas como la supervivencia y la agonía de la vida en el planeta que ya se han visto tantas veces que no se pueden contar solo con los dedos de las manos y de los pies. Es el como se aproxima donde hace la diferencia y la hace, en mi opinión, uno de los mejores filmes de este año 2020 al que le pueden dar por culo ya.
Nota real: 7,5
Una de las mejores cosas que se puede decir de este largometraje es que Clooney aún sigue manteniendo su carisma y talento intactos, a pesar de que se deje ver ya muy poco; aunque se basa en el libro homónimo y no sé cuanto tendrá y cuanto no, se nota que el material tiene algo especial incluso si no hubiese un libro que adaptar. Es una historia especial donde hay espacio para la tristeza, la alegría, la desesperanza y la esperanza.
El guion tiene algunas cosas que pulir que se ven a simple vista, aunque le reconozco que ha sabido encajar como dos piezas de puzzle el drama intimista en la Tierra y la ciencia-ficción trepidante en la nave de Felicity Jones y compañía; además hace que haya que prestar atención hasta casi el último segundo con un giro que hará dar sentido a toda la narración. Dicha dualidad del libreto se nota también en la banda sonora compuesta por Alexandre Desplat, un trabajo magnífico que no me sorprendería que estuviese nominada en los premios más relevantes.
Por otro lado, el aspecto visual es imponente. Se nota que se han dejado los cuartos en esta producción porque luce espléndido, y si lo pudiese haber visto en el cine, ya ni os digo. En las secuencias de espacio exterior se ve un cuidado y una belleza que hacía tiempo que no veía en esos tipos de escenas.
No todo son cosas que entran por los ojos o el guion. Siempre es importante el aspecto actoral y esta producción cumple con notable; no obstante, son los nombres de George Clooney y Caoilinn Springall representando a la contraparte terrestre con quienes me quedo. Clooney se libra de su encanto natural y se transforma física y psicológicamente dando vida a un hombre con remordimientos y Springall a una niña encantadora que roba la escena allá donde aparece.
'Cielo de medianoche' no inventa la Coca-Cola, trata temas como la supervivencia y la agonía de la vida en el planeta que ya se han visto tantas veces que no se pueden contar solo con los dedos de las manos y de los pies. Es el como se aproxima donde hace la diferencia y la hace, en mi opinión, uno de los mejores filmes de este año 2020 al que le pueden dar por culo ya.
Nota real: 7,5
24 de diciembre de 2020
24 de diciembre de 2020
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Midnight Sky, dirigida y protagonizada por George Clooney, se sitúa en un futuro en el que la Tierra se vuelve inhabitable mientras una serie de misiones espaciales intentan buscar un nuevo hogar para la humanidad.
Por Nicolás Bianchi
Una historia post apocalíptica sin épica, con un abordaje minimalista y a la vez combinado con el relato de una agonía es lo que ofrece Clooney en The Midnight Sky. Filmada con calma, presenta efectos especiales austeros pero efectivos y un puñado de escenas que se destacan sobre el resto, elementos que le dan un marco visual interesante a una película que no se sale de los cánones de la ciencia ficción, aunque evita la grandilocuencia y las frases de señalador.
Sin moraleja ni mayor información, un evento, en el año 2049 cuando transcurre la narración, torna el aire de la Tierra mortal para cualquier tipo de vida. Quizás como metáfora del cambio climático, esto se sabía que iba a suceder pero no cuándo. Finalmente fue antes de lo previsto. Las últimas zonas en caer serán los polos, donde un puñado de hombres y mujeres vive apiñados en una base. A días de terminar 2020 no se necesitan mayores explicaciones para comprender lo que es vivir encerrado sin saber cuándo se va a poder retomar la vida que se entendía como normal.
En una base ubicada en el Círculo Polar Ártico todos los habitantes comienzan a subirse a helicópteros que los llevan a otras locaciones, dónde hay instalaciones subterráneas que permitirán la subsistencia. Todos menos uno. Augustine (Clooney) es un científico que sufre una enfermedad terminal. Necesita de transfusiones de sangre diarias para poder continuar viviendo. Mientras los otros buscan salvación él intentará conectarse con alguna de las naves espaciales enviadas por la humanidad en búsqueda de un planeta habitable.
De una lista donde hay un par de decenas solo una aparece activa en el monitor. Por el momento Augustine no puede comunicarse con ella. La nave fue exitosa en su misión, llegó a un lejano planeta habitable y ahora emprende el regreso a la Tierra sin saber lo que allí ya se desencadenó. La comandante Sully (Felicity Jones) espera un hijo del tripulante Adewole (David Oyelowo), como para sembrar una esperanza de futuro.
Con las instalaciones que tiene en la base en dónde está, Augustine no puede entablar comunicación alguna con la nave por lo que emprende un arriesgado viaje por el Ártico hacia otro lugar con una antena más potente. En espejo, el regreso de la nave Aether a la Tierra se complica y los tripulantes deben tomar un camino desconocido y, por lo tanto, más peligroso. Ellos no saben, claro, que ya no hay ningún lugar adónde ir.
The Midnight Sky presenta entonces la lucha de la humanidad por subsistir en eco con la del científico Augustine por completar su última misión antes de morir. En el camino por sobrevivir hay opciones y elecciones que podrán tomar los distintos personajes. Sin música épica de fondo, con un dejo de suspenso pero también de humor y relax, en dónde la secuencia en la que la tripulación de Aether canta y baila al ritmo de Sweet Caroline de Neil Diamond resulta muy bien lograda, la película cuenta una historia con un dejo de nostalgia o melancolía por un mundo que terminó, que ya no va a ser como antes. Los terrícolas que esperamos con cierta ansiedad qué nos deparará 2021 podemos interpretar esa sensación a la perfección.
Por Nicolás Bianchi
Una historia post apocalíptica sin épica, con un abordaje minimalista y a la vez combinado con el relato de una agonía es lo que ofrece Clooney en The Midnight Sky. Filmada con calma, presenta efectos especiales austeros pero efectivos y un puñado de escenas que se destacan sobre el resto, elementos que le dan un marco visual interesante a una película que no se sale de los cánones de la ciencia ficción, aunque evita la grandilocuencia y las frases de señalador.
Sin moraleja ni mayor información, un evento, en el año 2049 cuando transcurre la narración, torna el aire de la Tierra mortal para cualquier tipo de vida. Quizás como metáfora del cambio climático, esto se sabía que iba a suceder pero no cuándo. Finalmente fue antes de lo previsto. Las últimas zonas en caer serán los polos, donde un puñado de hombres y mujeres vive apiñados en una base. A días de terminar 2020 no se necesitan mayores explicaciones para comprender lo que es vivir encerrado sin saber cuándo se va a poder retomar la vida que se entendía como normal.
En una base ubicada en el Círculo Polar Ártico todos los habitantes comienzan a subirse a helicópteros que los llevan a otras locaciones, dónde hay instalaciones subterráneas que permitirán la subsistencia. Todos menos uno. Augustine (Clooney) es un científico que sufre una enfermedad terminal. Necesita de transfusiones de sangre diarias para poder continuar viviendo. Mientras los otros buscan salvación él intentará conectarse con alguna de las naves espaciales enviadas por la humanidad en búsqueda de un planeta habitable.
De una lista donde hay un par de decenas solo una aparece activa en el monitor. Por el momento Augustine no puede comunicarse con ella. La nave fue exitosa en su misión, llegó a un lejano planeta habitable y ahora emprende el regreso a la Tierra sin saber lo que allí ya se desencadenó. La comandante Sully (Felicity Jones) espera un hijo del tripulante Adewole (David Oyelowo), como para sembrar una esperanza de futuro.
Con las instalaciones que tiene en la base en dónde está, Augustine no puede entablar comunicación alguna con la nave por lo que emprende un arriesgado viaje por el Ártico hacia otro lugar con una antena más potente. En espejo, el regreso de la nave Aether a la Tierra se complica y los tripulantes deben tomar un camino desconocido y, por lo tanto, más peligroso. Ellos no saben, claro, que ya no hay ningún lugar adónde ir.
The Midnight Sky presenta entonces la lucha de la humanidad por subsistir en eco con la del científico Augustine por completar su última misión antes de morir. En el camino por sobrevivir hay opciones y elecciones que podrán tomar los distintos personajes. Sin música épica de fondo, con un dejo de suspenso pero también de humor y relax, en dónde la secuencia en la que la tripulación de Aether canta y baila al ritmo de Sweet Caroline de Neil Diamond resulta muy bien lograda, la película cuenta una historia con un dejo de nostalgia o melancolía por un mundo que terminó, que ya no va a ser como antes. Los terrícolas que esperamos con cierta ansiedad qué nos deparará 2021 podemos interpretar esa sensación a la perfección.
30 de diciembre de 2020
30 de diciembre de 2020
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Definitivamente, George Clooney ha vivido tiempos mejores, como intérprete y, sobre todo, como realizador. Porque su regreso a la dirección tras la ya lejana —y estupenda— "Buenas noches, y buena suerte" ("Good Night, and Good Luck", 2005) constituye una mal avenida amalgama de referencias, entreverada encima de unas pretensiones metafísicas con la profundidad de un cita de Paulo Coelho impresa en una taza de desayuno, o en un azucarillo.
En efecto, buena parte del material que compone esta "Cielo de medianoche" transmite una desalentadora sensación de "déjà vu" que no hace sino confirmar la evidente pérdida de ingenio por parte de la industria audiovisual, una tendencia que la irrupción de plataformas como Netflix ha venido a agravar, con su promoción del acomodamiento físico, redundante en un (mayor aún) apoltronamiento intelectual. "Doctores tiene la Iglesia", la legión de críticos a sueldo ha encontrado infinidad de estampas extraídas de cintas precedentes; si bien, se les escapa la que, a mi juicio, supone su influencia más palmaria: "La hora final", aterradora novela postapocalíptica de Nevil Shute, producto típico de la Guerra Fría, llevada en su día a la gran pantalla por Stanley Kramer ("On the Beach", 1959). El submarino de entonces es la nave espacial de hoy, lo cual da pie a esas escenas tan pintonas a lo "Gravity" (ídem, 2013) que tantos plumillas señalan.
El gran —e insalvable— problema de "Cielo de medianoche" estriba en que, además de no funcionar en conjunto, tampoco lo hacen ninguna de sus dos subtramas por separado, y mira que ofrecían posibilidades: aventura espacial y supervivencia ártica. Principalmente porque cada vez que el espectador empieza a cogerle el aire a cualquiera de ellas, se entromete la otra, diríase que con el único e irritante fin de cortarnos el rollo. Ni siquiera la convergencia de ambas al desenlace resulta medianamente satisfactoria, pues se recurre a un giro de guion de tan forzado, rayano en la luxación. Que George Clooney y Felicity Jones son buenos actores no puede ponerse en duda; de hecho, su trabajo es lo único que insufla cierta dignidad a la película. Ahora bien, se antoja de todo punto insuficiente para un título que, junto a "Mank" (ídem, 2020), estaba llamado a integrar el mascarón de proa de Netflix en unas navidades atípicas, caseras y, por ende, propicias para su modelo de negocio.
En fin, que lo mejor de "Cielo de medianoche" consista en el paseo espacial al ritmo de "Sweet Caroline" da qué pensar. Igualmente ilustrativo de los males del film se antoja que también esta escena —quitándole el componente astronauta, se entiende— proceda de una obra anterior; en su caso, la encantadora "Beautiful Girls" (ídem, 1996).
En efecto, buena parte del material que compone esta "Cielo de medianoche" transmite una desalentadora sensación de "déjà vu" que no hace sino confirmar la evidente pérdida de ingenio por parte de la industria audiovisual, una tendencia que la irrupción de plataformas como Netflix ha venido a agravar, con su promoción del acomodamiento físico, redundante en un (mayor aún) apoltronamiento intelectual. "Doctores tiene la Iglesia", la legión de críticos a sueldo ha encontrado infinidad de estampas extraídas de cintas precedentes; si bien, se les escapa la que, a mi juicio, supone su influencia más palmaria: "La hora final", aterradora novela postapocalíptica de Nevil Shute, producto típico de la Guerra Fría, llevada en su día a la gran pantalla por Stanley Kramer ("On the Beach", 1959). El submarino de entonces es la nave espacial de hoy, lo cual da pie a esas escenas tan pintonas a lo "Gravity" (ídem, 2013) que tantos plumillas señalan.
El gran —e insalvable— problema de "Cielo de medianoche" estriba en que, además de no funcionar en conjunto, tampoco lo hacen ninguna de sus dos subtramas por separado, y mira que ofrecían posibilidades: aventura espacial y supervivencia ártica. Principalmente porque cada vez que el espectador empieza a cogerle el aire a cualquiera de ellas, se entromete la otra, diríase que con el único e irritante fin de cortarnos el rollo. Ni siquiera la convergencia de ambas al desenlace resulta medianamente satisfactoria, pues se recurre a un giro de guion de tan forzado, rayano en la luxación. Que George Clooney y Felicity Jones son buenos actores no puede ponerse en duda; de hecho, su trabajo es lo único que insufla cierta dignidad a la película. Ahora bien, se antoja de todo punto insuficiente para un título que, junto a "Mank" (ídem, 2020), estaba llamado a integrar el mascarón de proa de Netflix en unas navidades atípicas, caseras y, por ende, propicias para su modelo de negocio.
En fin, que lo mejor de "Cielo de medianoche" consista en el paseo espacial al ritmo de "Sweet Caroline" da qué pensar. Igualmente ilustrativo de los males del film se antoja que también esta escena —quitándole el componente astronauta, se entiende— proceda de una obra anterior; en su caso, la encantadora "Beautiful Girls" (ídem, 1996).
8 de enero de 2021
8 de enero de 2021
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de Clooney junto a la misteriosa niña no tiene la fuerza suficiente para transmitir algún sentimiento que me haga meterme en la piel de ese hombre, desencantado y destruido, de una niña que aparece de forma extraña y la aventura a la que se ven obligados por el bien de la humanidad.
Hay que reconocer el "tour de force" al que se somete Clooney en escenas de bastante dureza fisica.
La niña Caoilinn tiene una intensidad en la mirada que todavía le otorga más misterio a su personaje.
Las historias paralelas, tanto del pasado como la actual a bordo de la estación espacial, me interesan menos, eso sí, las escenas del espacio están muy bien conseguidas.
No me arrepiento de haberla visto, pero tampoco os perdéis nada si no la veis.
Hay que reconocer el "tour de force" al que se somete Clooney en escenas de bastante dureza fisica.
La niña Caoilinn tiene una intensidad en la mirada que todavía le otorga más misterio a su personaje.
Las historias paralelas, tanto del pasado como la actual a bordo de la estación espacial, me interesan menos, eso sí, las escenas del espacio están muy bien conseguidas.
No me arrepiento de haberla visto, pero tampoco os perdéis nada si no la veis.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El único superviviente en la tierra y la única en el espacio, son familia. No es muy forzado ¿no?. Madre mía
3 de julio de 2021
3 de julio de 2021
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
...si claro, pero sólo en el hemisferio norte. Como te pierdas en el sur buena suerte encontrando la estrella polar para orientarte.
Pero que mas dará que te pierdas en un lado o en otro en un mundo donde de aquí a 28 años:
-aún no habrá signos de calentamiento global.
-en pleno mes de Febrero en el círculo polar ártico las noches duran casi lo mismo que los días.
-la Nasa envía misiones de exploración científica de 2 años donde la gente se queda embarazada
-la hipotermia no existe.. pero eso si, en la cueva le escarchamos la barba al Clooney que queda bonico
-no hacen falta ni brújulas, GPS o tan siquiera un reloj para, sin visibilidad alguna en medio de una ventisca, saber, con toda certeza, que "hay que ir en esa dirección".
-que más dará que necesites transfusiones de sangre, o en su defecto diálisis diarias, no pasa nada por darte un paseo en condiciones extremas después de haber perdido la máquina de diálisis...
-... y las provisiones y todo el equipaje. Pero no el rifle.
Sólo por el hecho de que salga una nave espacial y la película sea más lenta que el caballo del malo dejar de llamarla ciencia ficción. Tampoco es ciencia ficción la imposible mezcla de géneros tan dispares como las parodias, el melodrama, las películas de catástrofes y los musicales.
LO MEJOR:
Las pintas de homeless del amigo Clooney. Desde luego si me lo encuentro por la calle así tal cual luce en esta película le invito a un Nespreso y luego llamo a los Coen para que vuelvan a darle trabajo. Que el pobre se aburre demasiado sin nada que hacer.
Pero que mas dará que te pierdas en un lado o en otro en un mundo donde de aquí a 28 años:
-aún no habrá signos de calentamiento global.
-en pleno mes de Febrero en el círculo polar ártico las noches duran casi lo mismo que los días.
-la Nasa envía misiones de exploración científica de 2 años donde la gente se queda embarazada
-la hipotermia no existe.. pero eso si, en la cueva le escarchamos la barba al Clooney que queda bonico
-no hacen falta ni brújulas, GPS o tan siquiera un reloj para, sin visibilidad alguna en medio de una ventisca, saber, con toda certeza, que "hay que ir en esa dirección".
-que más dará que necesites transfusiones de sangre, o en su defecto diálisis diarias, no pasa nada por darte un paseo en condiciones extremas después de haber perdido la máquina de diálisis...
-... y las provisiones y todo el equipaje. Pero no el rifle.
Sólo por el hecho de que salga una nave espacial y la película sea más lenta que el caballo del malo dejar de llamarla ciencia ficción. Tampoco es ciencia ficción la imposible mezcla de géneros tan dispares como las parodias, el melodrama, las películas de catástrofes y los musicales.
LO MEJOR:
Las pintas de homeless del amigo Clooney. Desde luego si me lo encuentro por la calle así tal cual luce en esta película le invito a un Nespreso y luego llamo a los Coen para que vuelvan a darle trabajo. Que el pobre se aburre demasiado sin nada que hacer.
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