Amanecer
Drama. Romance
Un granjero (George O'Brien) convive felizmente en el campo con su esposa (Janet Gaynor). Pero la aparición de una seductora mujer (Margaret Livingston) de la ciudad hace que comience a enamorarse de ésta, y a pensar que su mujer es un estorbo que se interpone en la felicidad entre él y su nueva y sofisticada amante. (FILMAFFINITY)
13 de abril de 2013
13 de abril de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraordinaría película dirigida por un maestro del cine, F.W. Murnau, recién llegado a Estados Unidos y que es considerada una de las mejores películas de la historia. De hecho obtuvó 3 Oscars en lo que era la primera edición de estos premios: Mejor calidad artística de producción, mejor actriz (Janet Gaynor) y mejor fotografía.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La película narra la feliz convivencía de una pareja rural de casados, la cual se ve alterada por la irrupción de una mujer de ciudad (Margaret Livingston), la cual seduce al marido (George O'Brien). Una noche, ésta le incita a él a que asesine a su mujer (Janet Gaynor). Para ello, simulará un accidente con la barca en medio del lago y ahogará a su esposa.
Sin embargo, cuando llega el momento se arrepiente y lleva la barca a la orilla. Su mujer horrorizada huye y él la sigue hasta la ciudad implorando su perdón. Tras ver una boda y el sincero arrepentimiento de su marido, ella le perdona y purificados y más enamorados que nunca pasan el día en la ciudad como unos recién casados.
Por la noche, mientras estan navegando, se produce una tormenta y con la aparentemente muerte por ahogamiento de ella. El logra movilizar al pueblo, pero no logran encontrarla.
La mujer de ciudad cree que sus planes se han cumplido, y acude a ver a su amante. Este, enloquecido de dolor y furia está apunto de estrangularla, cuando oye gritos de que han encontrado a su mujer, inconsciente pero viva.
El nuevo amanecer trae a la pareja de enamorados juntos otra vez con su hijo y a la mujer de ciudad abandonando la aldea.
Extraordinaria obra que refleja el amor por encima de todo y que cada día junto al ser amado hay que vivirlo de forma como si fuera la primera vez y como si fuera el último día. A pesar de ser un clarísimo drama romántico también hay momentos para la comedia como los momentos de la pareja en la peluquería o en el baile.
Lo mejor: magnífica obra de Murnau, en la que se pone el acento en el amor por encima de todo y en vivirlo al máximo. Las actuaciones son brillantes.
Lo peor: nada.
Sin embargo, cuando llega el momento se arrepiente y lleva la barca a la orilla. Su mujer horrorizada huye y él la sigue hasta la ciudad implorando su perdón. Tras ver una boda y el sincero arrepentimiento de su marido, ella le perdona y purificados y más enamorados que nunca pasan el día en la ciudad como unos recién casados.
Por la noche, mientras estan navegando, se produce una tormenta y con la aparentemente muerte por ahogamiento de ella. El logra movilizar al pueblo, pero no logran encontrarla.
La mujer de ciudad cree que sus planes se han cumplido, y acude a ver a su amante. Este, enloquecido de dolor y furia está apunto de estrangularla, cuando oye gritos de que han encontrado a su mujer, inconsciente pero viva.
El nuevo amanecer trae a la pareja de enamorados juntos otra vez con su hijo y a la mujer de ciudad abandonando la aldea.
Extraordinaria obra que refleja el amor por encima de todo y que cada día junto al ser amado hay que vivirlo de forma como si fuera la primera vez y como si fuera el último día. A pesar de ser un clarísimo drama romántico también hay momentos para la comedia como los momentos de la pareja en la peluquería o en el baile.
Lo mejor: magnífica obra de Murnau, en la que se pone el acento en el amor por encima de todo y en vivirlo al máximo. Las actuaciones son brillantes.
Lo peor: nada.
5 de octubre de 2013
5 de octubre de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película clave en la evolución del lenguaje cinematográfico y canto del cisne del cine mudo. F. W. Murnau ya había rodado en Alemania obras maestras del expresionismo como “Nosferatu”, “Fausto” o “El último”, El productor William Fox le fichó como operación de prestigio, otorgándole una libertad inusual en Hollywood. El estilo innovador de Murnau, junto al talento del guionista Carl Meyer, dan lo mejor de sí mismo en este magistral melodrama en torno al amor conyugal, la fidelidad y la culpa, cuyos personajes no tienen nombre porque su historia es atemporal y eterna, protagonizado con asombrosa modernidad por George O´Brien y Janet Gaynor.
El canto de este hombre y esta mujer puedes escucharlo en cualquier momento y lugar, pertenece a ningún sitio y a todas partes. El sol sale y se esconde sobre la ciudad bulliciosa, bajo el cielo que aboveda los campos; y la vida siempre es la misma, a veces amarga, a veces dulce; llena de lágrimas y risas, de pecados y perdones. Film cargado de simbolismo en el color del vestuario del matrimonio: la esposa de blanco, personificando la pureza y la inocencia; el marido de negro, en consonancia con sus tenebrosos pensamientos.
Basada libremente en una novela breve de Hermann Sudermann “Die Reise Nach Tilsit” (El viaje a Tilsit), claramente entroncada con el romanticismo alemán, está narrada en tres tiempos que, dados su concepción y desarrollo podrían ostentar los siguientes títulos: La tentación, El pecado y El arrepentimiento. Murnau se hallaba en un proceso de perfeccionamiento de la expresión visual que acarreaba la eliminación de los rótulos (en este film son escasos y con muy poco texto, algo insólito en aquella época), su frescura y vigor narrativo (se permite varios preciosos "travelings" descriptivos), aprovechando la profundidad de campo en unos magníficos decorados. Ayudado por un excelente montaje para crear tensión, así como el tratamiento dramático de la luz y las sombras, creando una atmósfera asfixiante y turbadora. El tratamiento expresionista de los rostros describen las emociones mejor que las palabras. El resultado es una de las más bellas historias de amor jamás contada.
El canto de este hombre y esta mujer puedes escucharlo en cualquier momento y lugar, pertenece a ningún sitio y a todas partes. El sol sale y se esconde sobre la ciudad bulliciosa, bajo el cielo que aboveda los campos; y la vida siempre es la misma, a veces amarga, a veces dulce; llena de lágrimas y risas, de pecados y perdones. Film cargado de simbolismo en el color del vestuario del matrimonio: la esposa de blanco, personificando la pureza y la inocencia; el marido de negro, en consonancia con sus tenebrosos pensamientos.
Basada libremente en una novela breve de Hermann Sudermann “Die Reise Nach Tilsit” (El viaje a Tilsit), claramente entroncada con el romanticismo alemán, está narrada en tres tiempos que, dados su concepción y desarrollo podrían ostentar los siguientes títulos: La tentación, El pecado y El arrepentimiento. Murnau se hallaba en un proceso de perfeccionamiento de la expresión visual que acarreaba la eliminación de los rótulos (en este film son escasos y con muy poco texto, algo insólito en aquella época), su frescura y vigor narrativo (se permite varios preciosos "travelings" descriptivos), aprovechando la profundidad de campo en unos magníficos decorados. Ayudado por un excelente montaje para crear tensión, así como el tratamiento dramático de la luz y las sombras, creando una atmósfera asfixiante y turbadora. El tratamiento expresionista de los rostros describen las emociones mejor que las palabras. El resultado es una de las más bellas historias de amor jamás contada.
13 de octubre de 2006
13 de octubre de 2006
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historia amorosa de un trío en donde se llevan a cabo engaños y conspiraciones, pero en donde, pese a todo, finalmente triunfa el amor.
Un argumento simple para el debut americano de Murnau, que propicia la unión del expresionismo alemán con las técnicas de montaje y efectos del cine americano, y que aun teniendo en cuenta esta gran simplicidad da como resultado una obra maestra al alcance de muy pocos directores.
Muchos nos preguntamos que hubiese sido capaz de legarnos este maestro de no ver truncada su progresión con un fatal accidente automovilístico.
Un argumento simple para el debut americano de Murnau, que propicia la unión del expresionismo alemán con las técnicas de montaje y efectos del cine americano, y que aun teniendo en cuenta esta gran simplicidad da como resultado una obra maestra al alcance de muy pocos directores.
Muchos nos preguntamos que hubiese sido capaz de legarnos este maestro de no ver truncada su progresión con un fatal accidente automovilístico.
4 de julio de 2009
4 de julio de 2009
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran película, muy, muy hermosa; sus primeros cuarenta y cinco minutos y el último cuarto de hora hacen de ella sin duda alguna una de las mejores que he visto en mi vida. Me fascina cómo películas de cine mudo como esta pueden emocionar mucho más que muchos filmes sonoros. Aunque nada destaca por encima del resto en esta película, porque toda ella es un cúmulo de aciertos, me gustaría mencionar la enorme importancia que tiene su música, cumpliendo un papel tan fundamental como el de las imágenes o el del estupendo trabajo del elenco de intérpretes. Lo dicho, una joya.
Un saludo.
Un saludo.
31 de julio de 2013
31 de julio de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una pena que el argumento resulte tan retrógrado y que el tratamiento de algunas situaciones esté tan edulcorado. Porque, si conseguimos hacer abstracción de eso (que es muy difícil), “Amanecer” es una obra maestra.
Se dice que esta película es un testamento del cine mudo, y creo que es cierto. Técnicamente, y como lenguaje, Murnau alcanza cotas muy altas: movimientos de cámara, encuadres, efectos visuales, elipsis, primeros planos, luz… Todo está medido al detalle. Es cine. Hay momentos que guardaré en mi memoria cinematográfica particular: el plano secuencia del encuentro de los amantes, a la luz de la luna; el recuerdo de la amante abrazando al protagonista, en pleno conflicto interior; la desconsolada esposa atravesando una caótica calle plagada de coches, mientras el marido la persigue; la salida de la iglesia mientras los invitados esperan a los novios que acaban de casarse; etc.
Sí, la llegada del sonido fue un lastre para el cine. Muy pocos supieron ver que eso sería un recurso más que enriquecería sus películas, y no sólo una manera de que las estrellas pudiesen hablar. O quizá es que el dinero, una vez más, primó sobre el arte. El cine volvió a ser, en general y salvo honrosas excepciones, teatro hablado. Murnau había demostrado con “Amanecer” que no es necesario hacer que los personajes hablen para que podamos seguir una historia con una narración fluida. Apenas hay subtítulos. 85 años después, hay quien aún no lo entiende.
Cuesta apreciarla hoy como una obra maestra. Pero es una película imprescindible. Por suerte o por desgracia, no se volverá a hacer cine así.
Se dice que esta película es un testamento del cine mudo, y creo que es cierto. Técnicamente, y como lenguaje, Murnau alcanza cotas muy altas: movimientos de cámara, encuadres, efectos visuales, elipsis, primeros planos, luz… Todo está medido al detalle. Es cine. Hay momentos que guardaré en mi memoria cinematográfica particular: el plano secuencia del encuentro de los amantes, a la luz de la luna; el recuerdo de la amante abrazando al protagonista, en pleno conflicto interior; la desconsolada esposa atravesando una caótica calle plagada de coches, mientras el marido la persigue; la salida de la iglesia mientras los invitados esperan a los novios que acaban de casarse; etc.
Sí, la llegada del sonido fue un lastre para el cine. Muy pocos supieron ver que eso sería un recurso más que enriquecería sus películas, y no sólo una manera de que las estrellas pudiesen hablar. O quizá es que el dinero, una vez más, primó sobre el arte. El cine volvió a ser, en general y salvo honrosas excepciones, teatro hablado. Murnau había demostrado con “Amanecer” que no es necesario hacer que los personajes hablen para que podamos seguir una historia con una narración fluida. Apenas hay subtítulos. 85 años después, hay quien aún no lo entiende.
Cuesta apreciarla hoy como una obra maestra. Pero es una película imprescindible. Por suerte o por desgracia, no se volverá a hacer cine así.
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