Umberto D.
Drama
Umberto Domenico Ferrari es un jubilado que intenta sobrevivir con su miserable pensión. Sumido en la pobreza, vive en una pensión, cuya dueña lo maltrata porque no consigue reunir el dinero necesario para pagar el alquiler de su habitación. Los únicos amigos que tiene en este mundo son una joven criada y sobre todo su perro Flike. (FILMAFFINITY)
3 de septiembre de 2006
3 de septiembre de 2006
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película que cierra la impecable, lúcida e inolvidable tetralogía neorrealista de Vittorio de Sica y su gran guionista Cesare Zavattini. Tras el neorrealismo fantástico y dramaticamente divertido de "Milagro en Milán" y del desnudo, escalofriantemente sencillo y desarmantemente desolador de la impresionante "Ladrón de bicicletas" (luego vendría "El limpiabotas" de la que no puedo opinar todavía pues no la he visto), "Umberto D" es el cierre lógico a tan gloriosa saga. Es un drama tan sencillo como atroz, la historia de un jubilado, ex-funcionario del Estado, que al no poder pagar su renta, es echado de la pensión dónde vive. Desesperado, piensa en el suicidio. Se centra en el drama de ese hombre en su última etapa, la vejez, en otro ser anónimo, un tipo de una pieza, verosímil hasta la nausea, pero con su particular tragedia cotidiana.
"Umberto D" vuelve a incidir en un congelador pero veraz hasta lo indecible humanismo, en un soberbio sentido de la sencillez y de la austeridad, así como en una fenomenal capacidad de observación; y es también una llamada abierta a la conciencia moral del ser humano a pesar del individualismo del personaje central (y ojo al personaje para mí mejor construido e interpretado incluso de la melancólica y bondadosa criada), una película chapliniana, tristísima, llamada y herida en el espíritu que logra, una vez más, una descripción magnífica de una realidad insostenible y dónde se cruzan la desesperanza con más desolación y la tristeza con más desgracia, a pesar de su ambiguo, pero nada prometedor cierre.
Quizás "Umberto D" no tenga la perfección ni precisión de las otras dos películas antes mencionadas pero es como aquellas una gran película que expresa muy bien la odisea que es sobrevivir, una odisea tan escalofriantemente real y probable (y hoy día aún más asquerosamente vigente) como inexplicablemente inhumana. Por cierto, el perro resulta inolvidable.
"Umberto D" vuelve a incidir en un congelador pero veraz hasta lo indecible humanismo, en un soberbio sentido de la sencillez y de la austeridad, así como en una fenomenal capacidad de observación; y es también una llamada abierta a la conciencia moral del ser humano a pesar del individualismo del personaje central (y ojo al personaje para mí mejor construido e interpretado incluso de la melancólica y bondadosa criada), una película chapliniana, tristísima, llamada y herida en el espíritu que logra, una vez más, una descripción magnífica de una realidad insostenible y dónde se cruzan la desesperanza con más desolación y la tristeza con más desgracia, a pesar de su ambiguo, pero nada prometedor cierre.
Quizás "Umberto D" no tenga la perfección ni precisión de las otras dos películas antes mencionadas pero es como aquellas una gran película que expresa muy bien la odisea que es sobrevivir, una odisea tan escalofriantemente real y probable (y hoy día aún más asquerosamente vigente) como inexplicablemente inhumana. Por cierto, el perro resulta inolvidable.
24 de noviembre de 2005
24 de noviembre de 2005
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Presenciamos otra de las maravillosas obras conocidas como neorrealista italiana de postguerra. Otro crudo retrado de la sociedad italiana tocada de lleno por la angustia económica consecuencia de una estúpida e inútil contienda para la gran mayoría de italianos. En este caso la historia se centra en las penurias que ha de pasar un jubilado llamado Umberto, sin más compañía que la de su perro Flyer, para poder mantenerse a renta en la casa de una arisca y adinerada cantante de operetas, que hace todo lo posible precisamente para hecharle de la habitación que Umberto tiene alquilada legalmente.
Emotiva y real como la vida misma.
Emotiva y real como la vida misma.
23 de diciembre de 2010
23 de diciembre de 2010
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá no tenga la prosa enervante de Bloomsday, capaz de hacer sonrojar al mismísimo Shakespeare desde su tumba.
Quizá no tenga el estilo mordaz de Txarly, capaz de hacer reír hasta los discípulos del Dalai-Lama.
Quizá no tenga la paciencia estadística de Miguel, capaz de rivalizar con la mentada Wikipedia.
Quizá no tenga la pluma creativa de Maldito Bastardo, capaz de crear autenticas obras maestras sobre el muro de lo indivisible e invisible.
Quizá no tenga el disco duro de Betomovies, capaz de aguantar miles de megabytes de sus críticas.
Quizá, quizá, quizá... tenga un poco de envidia, me hace sentir mas viejo, incluso el mas sabio puede parecer el mas idiota, y todos sabemos que estoy lejos de ser lo primero, y si enfermo, quien tomara mi lugar, quien se arrastrara entre las pieles de los lobos y corderos para pedir limosna, cuando mi cabeza solo se imagina rodando sobre el frio acero de los rieles donde deambula el tranvía por las mañanas, cuando aquella niña, ahora mujer, ha olvidado lo que es envejecer, y nos da la espalda, el pulso de la vida ahora nos resulta insoportable, y solo deseamos que todo termine antes de anochecer, entonces podemos irnos a casa y empezar de nuevo.
Quizá, quizá, quizá, por esta vez no les tenga envidia, por que se, si las cosas se ponen feas, siempre tendré a mi fiel compañero a mi lado, y es todo lo que necesito. Algunos les llaman chihuahuas, bóxers, pastor alemán, etc, etc, etc..., yo simplemente lo llamo, mi amigo.
Quizá no tenga el estilo mordaz de Txarly, capaz de hacer reír hasta los discípulos del Dalai-Lama.
Quizá no tenga la paciencia estadística de Miguel, capaz de rivalizar con la mentada Wikipedia.
Quizá no tenga la pluma creativa de Maldito Bastardo, capaz de crear autenticas obras maestras sobre el muro de lo indivisible e invisible.
Quizá no tenga el disco duro de Betomovies, capaz de aguantar miles de megabytes de sus críticas.
Quizá, quizá, quizá... tenga un poco de envidia, me hace sentir mas viejo, incluso el mas sabio puede parecer el mas idiota, y todos sabemos que estoy lejos de ser lo primero, y si enfermo, quien tomara mi lugar, quien se arrastrara entre las pieles de los lobos y corderos para pedir limosna, cuando mi cabeza solo se imagina rodando sobre el frio acero de los rieles donde deambula el tranvía por las mañanas, cuando aquella niña, ahora mujer, ha olvidado lo que es envejecer, y nos da la espalda, el pulso de la vida ahora nos resulta insoportable, y solo deseamos que todo termine antes de anochecer, entonces podemos irnos a casa y empezar de nuevo.
Quizá, quizá, quizá, por esta vez no les tenga envidia, por que se, si las cosas se ponen feas, siempre tendré a mi fiel compañero a mi lado, y es todo lo que necesito. Algunos les llaman chihuahuas, bóxers, pastor alemán, etc, etc, etc..., yo simplemente lo llamo, mi amigo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
He de confesar, que el primer visionado me pareció un tostón, por la simple razón, de que a la "mayoría" de los que me acompañaban, les pareció lo mismo, la segunda vez, no necesite de su inoperante capacidad de entender la cosa más sencilla y hermosa que nos puede ofrecer la vida, la vejez.
1 de junio de 2010
1 de junio de 2010
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Umberto Doménico Ferrari, un jubilado en la postguerra, que junto a otros salen a la calle a reclamar un aumento en la jubilación, cometieron un error, no esperaron la autorización oficial para protestar y fueron dispersados por la policía; luego de esconderse detrás de unas paredes uno de ellos dice: “cretinos”, pero no a los policías que los dispersaron sino a los que los incitaron a protestar en forma ilegal, evidentemente la gente de antes era distinta, cada una de estas joyas testimoniales del neorrealismo italiano lo confirma.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Umberto está sólo, no tiene hijos ni familia, solo tiene a Flicke, su can que lo sigue a quien cuida como un hijo.
Es increíble que de una historia tan sencilla y sombría De Sica saque una película de tan alta calidad.
Umberto piensa en cómo pagar su deuda y en cómo ahorrar el dinero que debe para que no lo echen de la pensión. El es honesto y quiere pagar, no quiere lástima ni limosnas.
Tiene todas en contra a pesar que él se esfuerza, la casera (no merece agregarle un calificativo para no arruinar el comentario) no aceptaba lo que Umberto le daba. Era el 100% o nada.
La búsqueda de Flicke, su can ( que lo dejaron escapar a propósito cuando estuvo unos días en el hospital) es tan angustiante como la agonía misma de Umberto D. Todo era dinero y no alcanzaba, y por minutos lo salvó de un destino cruel, interceptándolo antes que lo llevaran a las cámaras de gas de la perrera. Ya el mismo título de la película nos dá la pauta que Umberto casi no existía socialmente. Su única conexión con la vida era su simpático y fiel Cane (Flicke). El golpe de gracia que pone ideas oscuras en la cabeza de Umberto, es llegar a la habitación que alquilaba y lo estaban echando “sin empujarlo” al demoler su habitación para construir un salón. Este método es algo así como “matar a alguien sin ensuciarse las manos, asesinato psíquico”.
La actuación de María, la mucama es excelente, aún cuando ya la angustia embarga a este hombre le aconseja con cuál de sus novios quedarse, ya que estaba embarazada pero no sabía quién era el padre.
Flicke juega un rol importante, casi tan importante como Bruno para Antonio en ladrones de bicicletas.
El final tan real como el comienzo. La vida y a afrontarla como se podía y con lo que había.
Vittorio de Sica dedicó esta película a su padre.
Es increíble que de una historia tan sencilla y sombría De Sica saque una película de tan alta calidad.
Umberto piensa en cómo pagar su deuda y en cómo ahorrar el dinero que debe para que no lo echen de la pensión. El es honesto y quiere pagar, no quiere lástima ni limosnas.
Tiene todas en contra a pesar que él se esfuerza, la casera (no merece agregarle un calificativo para no arruinar el comentario) no aceptaba lo que Umberto le daba. Era el 100% o nada.
La búsqueda de Flicke, su can ( que lo dejaron escapar a propósito cuando estuvo unos días en el hospital) es tan angustiante como la agonía misma de Umberto D. Todo era dinero y no alcanzaba, y por minutos lo salvó de un destino cruel, interceptándolo antes que lo llevaran a las cámaras de gas de la perrera. Ya el mismo título de la película nos dá la pauta que Umberto casi no existía socialmente. Su única conexión con la vida era su simpático y fiel Cane (Flicke). El golpe de gracia que pone ideas oscuras en la cabeza de Umberto, es llegar a la habitación que alquilaba y lo estaban echando “sin empujarlo” al demoler su habitación para construir un salón. Este método es algo así como “matar a alguien sin ensuciarse las manos, asesinato psíquico”.
La actuación de María, la mucama es excelente, aún cuando ya la angustia embarga a este hombre le aconseja con cuál de sus novios quedarse, ya que estaba embarazada pero no sabía quién era el padre.
Flicke juega un rol importante, casi tan importante como Bruno para Antonio en ladrones de bicicletas.
El final tan real como el comienzo. La vida y a afrontarla como se podía y con lo que había.
Vittorio de Sica dedicó esta película a su padre.
22 de enero de 2021
22 de enero de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si nuestra vida cabe en una maleta y el único consuelo es recibir un lametazo de nuestro perro es que hemos tocado fondo.
Los numerosos recuerdos no se pueden comer y las escasas monedas del bolsillo no alientan para un futuro seguro, la incertidumbre de cómo será día de mañana agudiza el dolor.
Vittorio de Sica describe la vida de un jubilado en la época de la pre guerra en Roma, cuando la necesidad aprieta el alojamiento en una casa de latrocinio puede llegar a ser suficiente.
Película para reflexionar sobre lo que el destino puede llegar a deparar a algunas personas en su tercera edad.
Los numerosos recuerdos no se pueden comer y las escasas monedas del bolsillo no alientan para un futuro seguro, la incertidumbre de cómo será día de mañana agudiza el dolor.
Vittorio de Sica describe la vida de un jubilado en la época de la pre guerra en Roma, cuando la necesidad aprieta el alojamiento en una casa de latrocinio puede llegar a ser suficiente.
Película para reflexionar sobre lo que el destino puede llegar a deparar a algunas personas en su tercera edad.
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