Mi gran noche
5.0
17,651
Comedia
A José lo envía la ETT a un pabellón industrial de las afueras de Madrid para trabajar en la grabación de una gala especial de Nochevieja. Cientos de figurantes como él llevan semana y media encerrados y desesperados mientras fingen celebrar con alegría la falsa venida del Año Nuevo. Alphonso, la estrella musical, es capaz de todo para asegurarse que su actuación tendrá la máxima audiencia. Adanne, su antagonista, joven cantante latino, ... [+]
27 de octubre de 2015
27 de octubre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde siempre he considerado la Nochevieja como una de las celebraciones más cutres y horteras de todo el año, por lo que no es de extrañar escaparme esos días, y alejarme de cualquier televisor que esté cerca. Pero esto antes no era así.
Hubo un tiempo en que millones de espectadores nos agolpábamos delante de la pantalla para ver las actuaciones de artistas patrios e internacionales, en aquellos interminables programas que acababan a altas horas de la madrugada.
En este punto se centra la nueva propuesta de Álex de la Iglesia. Una cinta delirante sobre la grabación de uno de estos macro espacios, desde la óptica de numerosos personajes y situaciones.
La estructura de sus películas casi nunca se ha visto alterada. Tras dos actos más o menos bien llevados, la mayor parte de ellas desembocan en una conclusión desenfrenada y atropellada, en la que el caos se adueña de todo y de todos.
Ahora es a la inversa, el desorden está desde el principio y en todas las escenas. Esto puede resultar peligroso, ya que el ir sin frenos, puede provocar a más de uno la indiferencia.
No todo funciona como debería funcionar, ni todos los gags provocan la hilaridad. Mantener el ritmo es muy difícil, aunque gracias a su gran plantel de actores, el conjunto se hace mucho más llevadero.
Es en este punto donde la película se sustenta con gran ímpetu. Todos ellos tienen un personaje adecuado a sus características. Destacan especialmente la ternura de Pepón Nieto, el gracejo de Blanca Suárez y un inquietante Carlos Areces.
Y qué decir de Raphael. La historia está construida alrededor del mito que representa, pero transformándola hacía el lado oscuro. No en vano en su primera imagen aparece convertido en un Lord Sith, resultando una extraña mezcla entre Palpatine y Marlon Brando.
Si me tengo que quedar con algo entre tanto ruido, me quedo con él y con las magníficas y enérgicas coreografías.
Hubo un tiempo en que millones de espectadores nos agolpábamos delante de la pantalla para ver las actuaciones de artistas patrios e internacionales, en aquellos interminables programas que acababan a altas horas de la madrugada.
En este punto se centra la nueva propuesta de Álex de la Iglesia. Una cinta delirante sobre la grabación de uno de estos macro espacios, desde la óptica de numerosos personajes y situaciones.
La estructura de sus películas casi nunca se ha visto alterada. Tras dos actos más o menos bien llevados, la mayor parte de ellas desembocan en una conclusión desenfrenada y atropellada, en la que el caos se adueña de todo y de todos.
Ahora es a la inversa, el desorden está desde el principio y en todas las escenas. Esto puede resultar peligroso, ya que el ir sin frenos, puede provocar a más de uno la indiferencia.
No todo funciona como debería funcionar, ni todos los gags provocan la hilaridad. Mantener el ritmo es muy difícil, aunque gracias a su gran plantel de actores, el conjunto se hace mucho más llevadero.
Es en este punto donde la película se sustenta con gran ímpetu. Todos ellos tienen un personaje adecuado a sus características. Destacan especialmente la ternura de Pepón Nieto, el gracejo de Blanca Suárez y un inquietante Carlos Areces.
Y qué decir de Raphael. La historia está construida alrededor del mito que representa, pero transformándola hacía el lado oscuro. No en vano en su primera imagen aparece convertido en un Lord Sith, resultando una extraña mezcla entre Palpatine y Marlon Brando.
Si me tengo que quedar con algo entre tanto ruido, me quedo con él y con las magníficas y enérgicas coreografías.
27 de octubre de 2015
27 de octubre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pieza menor dentro de la filmografía del visceral cineasta vasco, "Mi gran noche" tiene los suficientes elementos para no dudar de que tiene su sello y ese toque de perversión divertida que da a todo. Con su equipo, vuelve a adentrarse en ese mundo sórdido e irreal que son los especiales de Nochevieja, la televisión de José Luis Moreno o las programas tipo Operación Triunfo.
Si tituló una de sus películas con un título de una canción suya, aquí el homenaje a Raphael es ya completo por parte de un director que uno nunca sabe dónde coloca la frontera entre la parodia y el tributo. De hecho, el célebre cantante y asiduo de la TVE en galas navideñas se convierte en una presencia digna del lado oscuro de la fuerza en Star Wars.
Atrapados en una grabación interminable, diferentes miembros de figuración (un gran Pepón Nieto, la hermosa Blanca Suárez, etc.) se verán envueltos en una montaña rusa de emociones y diálogos que desembocan en un ritmo hiperbólico y repleto de irregularidades.
Su acierto radica en el casting y la duración del metraje, si bien falta algo que convierta la simpática gamberrada en algo más.
Visible con agrado, pero no ocupará un lugar destacado cuando se hagan reflexiones sobre la excelente filmografía de De la Iglesia.
Si tituló una de sus películas con un título de una canción suya, aquí el homenaje a Raphael es ya completo por parte de un director que uno nunca sabe dónde coloca la frontera entre la parodia y el tributo. De hecho, el célebre cantante y asiduo de la TVE en galas navideñas se convierte en una presencia digna del lado oscuro de la fuerza en Star Wars.
Atrapados en una grabación interminable, diferentes miembros de figuración (un gran Pepón Nieto, la hermosa Blanca Suárez, etc.) se verán envueltos en una montaña rusa de emociones y diálogos que desembocan en un ritmo hiperbólico y repleto de irregularidades.
Su acierto radica en el casting y la duración del metraje, si bien falta algo que convierta la simpática gamberrada en algo más.
Visible con agrado, pero no ocupará un lugar destacado cuando se hagan reflexiones sobre la excelente filmografía de De la Iglesia.
5 de noviembre de 2015
5 de noviembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es muy divertida y Alex de la Iglesia logra engranar las distintas tramas que la componen en una atmósfera visual que funciona a la perfección como la burbuja de demencia e histérica inanidad que puede ser la televisión. Una pesadilla parecidísima a la pesadilla que es una gala de fin de año, con sus coreografías chillonas, su alegría de bote, sus clichés y su histriónico deseo de felicidad universal, encarnada por un reparto coral que lo borda.
6 de noviembre de 2015
6 de noviembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al más puro estilo Álex de la Iglesia el espectador es testigo de las barbaridades que ocurren en la grabación de una de esas galas horteras y casposas de Nochevieja, donde viejas glorias y "yogurines" modernos interpretan playbacks de dudosa credibilidad con cuerpo de baile vestido con purpurina incluido.
La película gira entorno a cuatro figuras: el gran Alphonso (Raphael), el ídolo adolescente Adanne (Mario Casas), el productor de televisión corrupto (Santiago Segura) y los variopintos figurantes (Blanca Suárez, Pepón Nieto, Ana Polvorosa y Enrique Villén entre muchos otros).
En mi caso particular me quedé alucinada con cómo evolucionaban las situaciones y me desternillé de risa con el tan peculiar humor de Álex de la Iglesia. Una gala casposa, con gente cutre, intereses ocultos, maquillaje por doquier, psicópatas, dinero y mucho más, con un trasfondo social y real: la corrupción que tan presente está, por desgracia, en nuestro día a día. Es notable destacar esas dos realidades que muestra el film: el mundo de la televisión, ajeno a todo, encerrado en una nave, en un mundillo irreal y, en el otro lado de la balanza, la realidad, trabajadores reclamando sus derechos a un empresario sinvergüenza que amenazan con romper la tranquilidad del falso mundo en el que viven los participantes de la gala.
La película gira entorno a cuatro figuras: el gran Alphonso (Raphael), el ídolo adolescente Adanne (Mario Casas), el productor de televisión corrupto (Santiago Segura) y los variopintos figurantes (Blanca Suárez, Pepón Nieto, Ana Polvorosa y Enrique Villén entre muchos otros).
En mi caso particular me quedé alucinada con cómo evolucionaban las situaciones y me desternillé de risa con el tan peculiar humor de Álex de la Iglesia. Una gala casposa, con gente cutre, intereses ocultos, maquillaje por doquier, psicópatas, dinero y mucho más, con un trasfondo social y real: la corrupción que tan presente está, por desgracia, en nuestro día a día. Es notable destacar esas dos realidades que muestra el film: el mundo de la televisión, ajeno a todo, encerrado en una nave, en un mundillo irreal y, en el otro lado de la balanza, la realidad, trabajadores reclamando sus derechos a un empresario sinvergüenza que amenazan con romper la tranquilidad del falso mundo en el que viven los participantes de la gala.
6 de noviembre de 2015
6 de noviembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La idea es relax y diversión, y a poder, si Alex de la Iglesia atina con su humor y desparpajo, sonoras carcajadas de sonrisa amplia y abierta. ¿Lo conseguirá tan extremo, ocurrente y avispado director?, ¿presentará toda su osadía y desvergüenza, descaro y superrealismo?, ¿seguirá siendo fiel a si mismo? Veamos que tal...
“Escándalo, es un escándalo...”, de ingenio, locura y desmadre, tan absurda y disparatada que puede pasar lo que le de la gana a su comandante, caos y despropósito como estandarte y bandera de un guión acelerado y marchoso, chispeante y locuaz, avidez maestra de combinar una variedad rica de personajes, a cual más tronchante y pandereta, cuya rapidez labial y movimiento escénico dificulta captar toda la sagacidad y tontería verbal que expresan sin descanso, más una música atronadora y electrizante decorada con un estallido de color y un escaparate de baile que enriquecen lo que, ya de por si, es desternillante y sabroso.
Porque sí, funciona, cumple y es lo que esperas, su tráiler no engaña, las perspectivas se confirman y disfrutas de un circo loco cuya noria acelera el paso conforme pasan los minutos, cuya estratagema es no dejar pasar un segundo sin marear, alegrar y aturdir a la audiencia.
Nunca volverás a ver igual el especial de noche vieja, dicho aburrido programa que se repite año tras año, sin variación en su desganada oferta, cobra un nuevo matiz, perspectiva gustosa de alguien inteligente que supo ver en dicho clásico la oportunidad espléndida para recrear un argumento voraz y tremendo, revuelto nutritivo de toda clase de ingredientes donde sobresale la estrella principal, ese soberbio e imponente Rafael que luce como sólo él sabe hacer, apoyado magníficamente por una riqueza de secundarios imposible de nombrar por la calidad, ajuste y perfección de cada uno de ellos en su papel y lugar.
Siéntate y prepárate a pasar una velada genial, sin sentido, esperpéntica y desbordante en su expresión teatral, intercambio de diálogos punzantes cuyas sentencias liberan guasonas verdades sin salvavidas de santiguada educación social; es divertida, simpática y ratifica la risa y desahogo que buscas y necesitas, atropellada criatura que nada tiene que envidiar a familiares predecesores, pues como conjura finrmemente el inolvidable Rafael “quieres ser como enrique Iglesias, trepar y trepar hasta acabar con tu padre”, y si no lo consigue, le hace enorme sombra.
Este director bilbaíno desbarata su imaginación y deja salir toda su inventiva catastrófica para juntar elementos varios que se van perfilando por piezas buscando irremediablemente, como marca exclusiva de la casa, ese chiste coral, esos falsos figurantes, esa sonora recreación final de bomba atómica que todo lo barre y arrasa; gusta del exceso y no se priva, ama la barbarie y no se corta, sin límites ni freno abre la caja de pandora para escribir y rodar una cinta que elimina el aburrimiento, anima el cotarro y encanta a un alma entregada que aplaude y se enamora de tanto cachondeo, disparate, memez y desvarío que inunda a tropel la pantalla.
Repite formato, estilo y resultado, actores y delirio coloquial, perspicacia de malabarismo cuyo patrón pierde con intención su equilibrio para remate de vorágina conclusiva, nada como el sabor de casa para gozar de la velada.
Silencio que el espectáculo va a empezar, estate atento para no perder ninguna burrada cómica de esta aturdida parodia que cuida con minuciosidad cada centrímetro de su celuloide, estima de orgullo por lo realizado que el espectador absorbe al instante para esplendor grato de su distracción, regocijo y pasatiempo.
Su magia y brujería siguen en alto, sabe lo que gusta y lo ofrece con sonoro acierto; o le adoras o aburres, no hay término medio.
Lo mejor, el contagio de su espíritu contento, dicharachero y borracho.
Lo peor, le falta solidez y consistencia al recuerdo de tan gran noche.
Nota general 6,5
lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
“Escándalo, es un escándalo...”, de ingenio, locura y desmadre, tan absurda y disparatada que puede pasar lo que le de la gana a su comandante, caos y despropósito como estandarte y bandera de un guión acelerado y marchoso, chispeante y locuaz, avidez maestra de combinar una variedad rica de personajes, a cual más tronchante y pandereta, cuya rapidez labial y movimiento escénico dificulta captar toda la sagacidad y tontería verbal que expresan sin descanso, más una música atronadora y electrizante decorada con un estallido de color y un escaparate de baile que enriquecen lo que, ya de por si, es desternillante y sabroso.
Porque sí, funciona, cumple y es lo que esperas, su tráiler no engaña, las perspectivas se confirman y disfrutas de un circo loco cuya noria acelera el paso conforme pasan los minutos, cuya estratagema es no dejar pasar un segundo sin marear, alegrar y aturdir a la audiencia.
Nunca volverás a ver igual el especial de noche vieja, dicho aburrido programa que se repite año tras año, sin variación en su desganada oferta, cobra un nuevo matiz, perspectiva gustosa de alguien inteligente que supo ver en dicho clásico la oportunidad espléndida para recrear un argumento voraz y tremendo, revuelto nutritivo de toda clase de ingredientes donde sobresale la estrella principal, ese soberbio e imponente Rafael que luce como sólo él sabe hacer, apoyado magníficamente por una riqueza de secundarios imposible de nombrar por la calidad, ajuste y perfección de cada uno de ellos en su papel y lugar.
Siéntate y prepárate a pasar una velada genial, sin sentido, esperpéntica y desbordante en su expresión teatral, intercambio de diálogos punzantes cuyas sentencias liberan guasonas verdades sin salvavidas de santiguada educación social; es divertida, simpática y ratifica la risa y desahogo que buscas y necesitas, atropellada criatura que nada tiene que envidiar a familiares predecesores, pues como conjura finrmemente el inolvidable Rafael “quieres ser como enrique Iglesias, trepar y trepar hasta acabar con tu padre”, y si no lo consigue, le hace enorme sombra.
Este director bilbaíno desbarata su imaginación y deja salir toda su inventiva catastrófica para juntar elementos varios que se van perfilando por piezas buscando irremediablemente, como marca exclusiva de la casa, ese chiste coral, esos falsos figurantes, esa sonora recreación final de bomba atómica que todo lo barre y arrasa; gusta del exceso y no se priva, ama la barbarie y no se corta, sin límites ni freno abre la caja de pandora para escribir y rodar una cinta que elimina el aburrimiento, anima el cotarro y encanta a un alma entregada que aplaude y se enamora de tanto cachondeo, disparate, memez y desvarío que inunda a tropel la pantalla.
Repite formato, estilo y resultado, actores y delirio coloquial, perspicacia de malabarismo cuyo patrón pierde con intención su equilibrio para remate de vorágina conclusiva, nada como el sabor de casa para gozar de la velada.
Silencio que el espectáculo va a empezar, estate atento para no perder ninguna burrada cómica de esta aturdida parodia que cuida con minuciosidad cada centrímetro de su celuloide, estima de orgullo por lo realizado que el espectador absorbe al instante para esplendor grato de su distracción, regocijo y pasatiempo.
Su magia y brujería siguen en alto, sabe lo que gusta y lo ofrece con sonoro acierto; o le adoras o aburres, no hay término medio.
Lo mejor, el contagio de su espíritu contento, dicharachero y borracho.
Lo peor, le falta solidez y consistencia al recuerdo de tan gran noche.
Nota general 6,5
lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here