No se le puede quitar a esta producción de la Toho sus cosas buenas: está bien en el apartado de los efectos especiales con unas imágenes impresionantes de la destrucción que comete Godzilla sobre Tokio. Igualmente tiene una excelente fotografía a cargo de Kosuke Yamada y unos movimientos de gente en masa muy bien conseguidos.

Sin embargo, adolece de algunos problemas que son comunes al cine de oriente. El primero la sobre actuación. No es tan grave si uno ya está acostumbrado a ver películas de Japón, Corea o cualquier filme de Asia, pero si se es un neófito ante sus filmografías y su sentido desmesurado de la actuación, resultarán muchas cosas graciosas y algunos momentos climáticos de los personajes francamente ridículos y absurdos.

Pero donde falla completamente “Shin Gojira” es en su guión. Se decide muy tarde por contar la historia de Yagushi, un burócrata de nivel medio y en cambio le da una importancia desmesurada a sus torpes superiores del alto mando japonés dirigidos por un primer ministro inepto. El proceso de mando es tan chistoso, pasando de un burócrata a otro en la misma sala la información, que resulta inconcebible entender que en Japón manejen las élites de ese modo la vida diaria Todo este tejemaneje convierte la historia en algo aburrido sin carga dramática ni conflictos y parece más una comedia involuntaria que un relato de suspenso.

Un rollo patatero a mayor gloria de lo bien que gestionan las catástrofes el gobierno japonés y lo muy buenos amigos que son con los americanos.
El bicho naïf con ganas, como se dice por ahí, pero hay efectos especiales de destrucción de edificios realmente buenos.
¿Por qué los actores japoneses actúan como si salieran en un manga? Caras de sorpresa, tristeza, etc. ¿Dónde está el Kurasawa y otros?
La americana, de origen japonés claro, muy mona.