El hoyo
2019 

6.4
41,811
Thriller. Ciencia ficción
El futuro, en una distopía. Dos personas por nivel. Un número desconocido de niveles. Una plataforma con comida para todos ellos. ¿Eres de los que piensan demasiado cuando están arriba? ¿O de los que no tienen agallas cuando están abajo? Si lo descubres demasiado tarde, no saldrás vivo del hoyo.
4 de octubre de 2024
4 de octubre de 2024
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que se explica en un minuto, pero alargada a hora y media...
Se plantea una distopía, en la que el protagonista tiene que ir descubriendo el funcionamiento de "El hoyo", pero es algo que nunca tuvo sentido (ni es realizable, no se analiza nada de manera simbólica).
Según avanza, se va a volviendo mucho más aburrida, hasta que ya no sabes ni por qué empezaste a verla.
Se plantea una distopía, en la que el protagonista tiene que ir descubriendo el funcionamiento de "El hoyo", pero es algo que nunca tuvo sentido (ni es realizable, no se analiza nada de manera simbólica).
Según avanza, se va a volviendo mucho más aburrida, hasta que ya no sabes ni por qué empezaste a verla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La asiática baja todos los niveles todos los meses, buscando al hijo... ¿Y no se le ocurre a nadie más coger "el ascensor" para ir arriba del todo? Otra cosa es como acaba justo en el piso que quiere, en lugar de arriba del todo (que a parte, a ver cómo frena la plataforma, porque a la velocidad que va, te lanzaría contra el techo del nivel 0 si frena en seco. ¿Y la asiática porque razón no ha visto nunca a su hija, si estaba ahí tranquilita en el último nivel? Que además, cómo se mantiene la niña sin comida? Porque flaquita no está...
Uno está en el el hoyo para conmutar una pena por un asesinato, otro para que le den un título... Los demás, ni te lo explican, pero lo que no tiene sentido es que vaya una trabajadora, y encima diga que no sabe nada.
Lo de comerse al compañero de nivel es muy socirrido en pantalla, pero en la realidad no creo que fuera tan habitual, y la gente simplemente moriría de hambre.
No se explica cómo cambian de un nivel a otro, ¿les duermen y luego los mueven? ¿Los niveles los limpian en el proceso? Porque siempre está todo limpísimo, menos lo que manchan ellos... No hay ni graffitis ni nada, que sería de esperar.
Que el compañero viejo consiga atar a un chico joven, con una sábana, y que el otro no se entere, y luego no pueda soltarse en una semana, es bastante imposible, casi tanto como haber estado en 8 niveles, y el más bajo hasta sido el 132 cuando había 333.
En general, el guión hace aguas por todos lados, no se le puede pedir más, "el mensaje es Ramsés II", pero como no lo encuentran, y se comieron la panna cotta, pues envían una niña asiática (que nadie va a pensar que se ha subido ella sola).
Uno está en el el hoyo para conmutar una pena por un asesinato, otro para que le den un título... Los demás, ni te lo explican, pero lo que no tiene sentido es que vaya una trabajadora, y encima diga que no sabe nada.
Lo de comerse al compañero de nivel es muy socirrido en pantalla, pero en la realidad no creo que fuera tan habitual, y la gente simplemente moriría de hambre.
No se explica cómo cambian de un nivel a otro, ¿les duermen y luego los mueven? ¿Los niveles los limpian en el proceso? Porque siempre está todo limpísimo, menos lo que manchan ellos... No hay ni graffitis ni nada, que sería de esperar.
Que el compañero viejo consiga atar a un chico joven, con una sábana, y que el otro no se entere, y luego no pueda soltarse en una semana, es bastante imposible, casi tanto como haber estado en 8 niveles, y el más bajo hasta sido el 132 cuando había 333.
En general, el guión hace aguas por todos lados, no se le puede pedir más, "el mensaje es Ramsés II", pero como no lo encuentran, y se comieron la panna cotta, pues envían una niña asiática (que nadie va a pensar que se ha subido ella sola).
25 de abril de 2025
25 de abril de 2025
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En realidad EL HOYO es de esa clase de películas que no te deja indiferente, pero me ha pasado otra cosa que rara vez me pasa, y es que no se si me ha gustado o no.
Por supuesto todos tenemos nuestro punto subjetivo sobre cualquier modalidad del arte sea música, teatro, un museo o una peli, pero hay ocasiones en que no es así, la premisa de este film es super atractiva, cuenta con un diseño y una fotografía muy buenas, y una de las cosas que más me ha gustado es la utilización de la música y los efectos de sonido, pero y aquí vienen los peros..
Esta distopía de ciencia ficción tampoco es que aporte nada nuevo o antes visto, y resumiendo mucho se trata de si unos comen y otros no, dependiendo de los estratos y las clases sociales, vaya si estás más arriba o abajo en la cadena alimenticia.
Tiene muy buenos momentos y unos actores estupendos, sobre todo el para mi desconocido "obvio" ZORION EGUILEOR, que directamente se come la pantalla, pero también por momentos en su casi único escenario, se vuelve repetitivo su mensaje.
Aceptable el film de GALDER GAZTELU-URRUTIA, y que quizás requiere de más visionados para sacarle el subtexto que encierra esta parábola, y en el que sacó una conclusión la comida siempre ha sido y es conflicto de disputas y enfados incluso en el ámbito familiar, yo recuerdo en casi todos los programas de telerrealidad, que las mayores broncas vienen dados por nuestro sustento, y es que será eso que en el fondo somos "animales" que luchamos por sobrevivir si hace falta devorando a nuestra presa más pequeña.
Por supuesto todos tenemos nuestro punto subjetivo sobre cualquier modalidad del arte sea música, teatro, un museo o una peli, pero hay ocasiones en que no es así, la premisa de este film es super atractiva, cuenta con un diseño y una fotografía muy buenas, y una de las cosas que más me ha gustado es la utilización de la música y los efectos de sonido, pero y aquí vienen los peros..
Esta distopía de ciencia ficción tampoco es que aporte nada nuevo o antes visto, y resumiendo mucho se trata de si unos comen y otros no, dependiendo de los estratos y las clases sociales, vaya si estás más arriba o abajo en la cadena alimenticia.
Tiene muy buenos momentos y unos actores estupendos, sobre todo el para mi desconocido "obvio" ZORION EGUILEOR, que directamente se come la pantalla, pero también por momentos en su casi único escenario, se vuelve repetitivo su mensaje.
Aceptable el film de GALDER GAZTELU-URRUTIA, y que quizás requiere de más visionados para sacarle el subtexto que encierra esta parábola, y en el que sacó una conclusión la comida siempre ha sido y es conflicto de disputas y enfados incluso en el ámbito familiar, yo recuerdo en casi todos los programas de telerrealidad, que las mayores broncas vienen dados por nuestro sustento, y es que será eso que en el fondo somos "animales" que luchamos por sobrevivir si hace falta devorando a nuestra presa más pequeña.
2 de enero de 2020
2 de enero de 2020
6 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
De vez en cuando nos encontramos con películas que son indudablemente pequeñas pero que tienen algo que contar, y aunque parezca algo obvio lo cierto es que no lo es en absoluto. El cine comercial actual está repleto de grandes superproducciones con unos presupuestos que se equiparan al PIB de más de un país. Y aunque este camino nos lleve al desastre todavía queda un tipo de cine, como es el caso de El Hoyo, que logra abrirse paso a golpe de buenas historias e inventiva para suplir la falta de medios.
Un hombre se despierta en una extraña sala cuadrada con un agujero en el centro. Su compañero de habitación le cuenta las claves del experimento: Debe comer cuando llega la plataforma cargada de comida por el agujero. Nada más. Pero las peculiares características del lugar convertirán la experiencia en un auténtico infierno.
Película de ciencia ficción con toques de distopia, en el que nos cuenta, sin demasiados tapujos ni metáforas, la falta de humanidad de nuestra sociedad y la inexistencia de empatía para con el prójimo. Para ello El Hoyo se ayuda de situaciones en los que se pone al límite la resistencia física y mental de un individuo y las repercusiones que esto trae en su futuro. Pues la particularidad del piso en el que se encuentra el personaje es tan aleatorio como condenatoria mostrando, una vez más sin tapujos, la parte de nuestra sociedad que es simplemente carne de cañón sin saber muy bien el motivo. Aun así la historia, llegados a cierto punto, pierde pie en su argumento y se enzarza en una quimera en forma de un niño que se vuelve algo confuso si lo comparamos por donde iba la historia, y no lo arregla un abrupto final que deja más preguntas que respuestas. Pero no es más que una pequeña merma tras hora y media de reflexión y entretenimiento.
Debuta en la dirección de un largometraje Galder Gaztelu-Urrutia tras los cortometrajes La casa del Lago y 913, también produjo la recomendable El Ataúd de Cristal (Haritz Zubillaga, 2016). No son pocas las peripecias a las que se enfrenta con una producción previsiblemente tan pequeña, pero con todo ello logra un trabajo bastante redondo que cae como agua de mayo viendo la falta de trabajos españoles de ciencia ficción oscura. Destacar la creatividad del guion obra de David Desola y Pedro Rivero teniendo en cuenta su aturullado final. Y otra mención especial al director de fotografía Jon D. Domínguez que logra que una misma habitación parezca distinta a cada piso que se va moviendo. Protagoniza Ivan Massagué (El Año de la Plaga, Los Últimos Días) que no deja de ser la representación del espectador en la película, es el personaje menos excéntrico y aprendemos el funcionamiento a la vez que él. No siendo una película especialmente coral, personajes de importancia no hay que cinco, era importante un acertado casting y este ha sido el caso.
El Hoyo recuerda indudablemente a Cube, pero ambas van por caminos distintos. Película que se recomienda sin problema ninguno, que nos demuestra que otro tipo de cine es posible, alejado de efectismos y con un discurso propio. Parece que esta debería ser la norma pero desgraciadamente, se convierte en la resistencia.
https://www.terrorweekend.com/2019/10/el-hoyo-review.html
Un hombre se despierta en una extraña sala cuadrada con un agujero en el centro. Su compañero de habitación le cuenta las claves del experimento: Debe comer cuando llega la plataforma cargada de comida por el agujero. Nada más. Pero las peculiares características del lugar convertirán la experiencia en un auténtico infierno.
Película de ciencia ficción con toques de distopia, en el que nos cuenta, sin demasiados tapujos ni metáforas, la falta de humanidad de nuestra sociedad y la inexistencia de empatía para con el prójimo. Para ello El Hoyo se ayuda de situaciones en los que se pone al límite la resistencia física y mental de un individuo y las repercusiones que esto trae en su futuro. Pues la particularidad del piso en el que se encuentra el personaje es tan aleatorio como condenatoria mostrando, una vez más sin tapujos, la parte de nuestra sociedad que es simplemente carne de cañón sin saber muy bien el motivo. Aun así la historia, llegados a cierto punto, pierde pie en su argumento y se enzarza en una quimera en forma de un niño que se vuelve algo confuso si lo comparamos por donde iba la historia, y no lo arregla un abrupto final que deja más preguntas que respuestas. Pero no es más que una pequeña merma tras hora y media de reflexión y entretenimiento.
Debuta en la dirección de un largometraje Galder Gaztelu-Urrutia tras los cortometrajes La casa del Lago y 913, también produjo la recomendable El Ataúd de Cristal (Haritz Zubillaga, 2016). No son pocas las peripecias a las que se enfrenta con una producción previsiblemente tan pequeña, pero con todo ello logra un trabajo bastante redondo que cae como agua de mayo viendo la falta de trabajos españoles de ciencia ficción oscura. Destacar la creatividad del guion obra de David Desola y Pedro Rivero teniendo en cuenta su aturullado final. Y otra mención especial al director de fotografía Jon D. Domínguez que logra que una misma habitación parezca distinta a cada piso que se va moviendo. Protagoniza Ivan Massagué (El Año de la Plaga, Los Últimos Días) que no deja de ser la representación del espectador en la película, es el personaje menos excéntrico y aprendemos el funcionamiento a la vez que él. No siendo una película especialmente coral, personajes de importancia no hay que cinco, era importante un acertado casting y este ha sido el caso.
El Hoyo recuerda indudablemente a Cube, pero ambas van por caminos distintos. Película que se recomienda sin problema ninguno, que nos demuestra que otro tipo de cine es posible, alejado de efectismos y con un discurso propio. Parece que esta debería ser la norma pero desgraciadamente, se convierte en la resistencia.
https://www.terrorweekend.com/2019/10/el-hoyo-review.html
20 de marzo de 2020
20 de marzo de 2020
6 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que se hablo de este proyecto, ya sea por las positivas críticas o por ser vencedora del festival de Sitges (lo que, por cierto, no es sinónimo de nada), tenía interés en embarcarme en esta extraña aventura sobre un misterioso hoyo y una serie de personajes que deben sobrevivir en él.
Gracias a Netflix (ya que acaba de formar parte de su extenso catálogo) he podido visionarla y comprobar en mis carnes si esta distopía es digna de tanto elogio o, por el contrario, es otro ejemplo de producto sobrevalorado en exceso. Pues en esta ocasión me decantaré por un término medio, ya que, si bien es cierto que no estamos ante ninguna obra maestra, si asistimos a una interesante y original propuesta sobre la eterna inmundicia del ser humano, desgraciadamente de rabiosa actualidad por las excesivas compras a causa de cierta terrible enfermedad.
El director debuta con este film, y aunque se aprecia el reducido presupuesto (la película sucede casi todo el metraje en el mismo espacio), se aprovecha el entorno con mucha inteligencia y hay instantes bastante logrados, con un uso descarnado de la violencia. La película no está para sutilezas, eso seguro. También se agradece la ajustada duración, aunque hay bajadas de ritmo importantes.
En cuanto al guion, cierto es que se bebe de otros productos anteriores y similares como el clásico de culto Cube (por poner un ejemplo claro), pero el film tiene su propio sello de identidad, ofreciendo una historia diferente y bastante necesaria, al poner de manifiesto una realidad como es la del egoísmo insano del ser humano, como ya he indicado, demasiado presente en estos días, donde la gente prefiere llenar sus despensas sin mesura ignorando las necesidades del prójimo. Y de eso mismo trata la película que nos ocupa, ofreciendo un mensaje fascinante.
La película tiene un arranque prometedor, aunque, lamentablemente, se desinfla un poco con la aparición de cierto personaje, recuperando el ritmo en un espectacular clímax que no dejará indiferente a nadie. Quizás el desenlace no sea del gusto de todos, pero no creo que arruine la experiencia, aunque aviso que la película es de esas que no da todas las respuestas y prefiere hacer reflexionar al espectador, para que saque sus propias conclusiones. Nada que objetar.
En cuanto al reparto, tenemos a un inmenso Ivan Massagué, en el que seguramente sea uno de sus mejores papeles, cargando con el peso de la película de forma impecable, gracias a un personaje que evoluciona a medida que avanza la cinta. Mención especial a los geniales secundarios de la cinta, a cada cual más hilarante.
En conclusión, estamos ante una obra única y diferente, que quizás tenga algunas decisiones cuestionables y que adolece de una bajada de ritmo en el ecuador del metraje, pero que supone una propuesta tan interesante como necesaria, al exponer las miserias de las que es capaz el ser humano, ya sea devorando toda la comida a su paso o cogiendo paquetes de papel higiénico en masa. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
Más críticas: ocioworld.net
Gracias a Netflix (ya que acaba de formar parte de su extenso catálogo) he podido visionarla y comprobar en mis carnes si esta distopía es digna de tanto elogio o, por el contrario, es otro ejemplo de producto sobrevalorado en exceso. Pues en esta ocasión me decantaré por un término medio, ya que, si bien es cierto que no estamos ante ninguna obra maestra, si asistimos a una interesante y original propuesta sobre la eterna inmundicia del ser humano, desgraciadamente de rabiosa actualidad por las excesivas compras a causa de cierta terrible enfermedad.
El director debuta con este film, y aunque se aprecia el reducido presupuesto (la película sucede casi todo el metraje en el mismo espacio), se aprovecha el entorno con mucha inteligencia y hay instantes bastante logrados, con un uso descarnado de la violencia. La película no está para sutilezas, eso seguro. También se agradece la ajustada duración, aunque hay bajadas de ritmo importantes.
En cuanto al guion, cierto es que se bebe de otros productos anteriores y similares como el clásico de culto Cube (por poner un ejemplo claro), pero el film tiene su propio sello de identidad, ofreciendo una historia diferente y bastante necesaria, al poner de manifiesto una realidad como es la del egoísmo insano del ser humano, como ya he indicado, demasiado presente en estos días, donde la gente prefiere llenar sus despensas sin mesura ignorando las necesidades del prójimo. Y de eso mismo trata la película que nos ocupa, ofreciendo un mensaje fascinante.
La película tiene un arranque prometedor, aunque, lamentablemente, se desinfla un poco con la aparición de cierto personaje, recuperando el ritmo en un espectacular clímax que no dejará indiferente a nadie. Quizás el desenlace no sea del gusto de todos, pero no creo que arruine la experiencia, aunque aviso que la película es de esas que no da todas las respuestas y prefiere hacer reflexionar al espectador, para que saque sus propias conclusiones. Nada que objetar.
En cuanto al reparto, tenemos a un inmenso Ivan Massagué, en el que seguramente sea uno de sus mejores papeles, cargando con el peso de la película de forma impecable, gracias a un personaje que evoluciona a medida que avanza la cinta. Mención especial a los geniales secundarios de la cinta, a cada cual más hilarante.
En conclusión, estamos ante una obra única y diferente, que quizás tenga algunas decisiones cuestionables y que adolece de una bajada de ritmo en el ecuador del metraje, pero que supone una propuesta tan interesante como necesaria, al exponer las miserias de las que es capaz el ser humano, ya sea devorando toda la comida a su paso o cogiendo paquetes de papel higiénico en masa. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
Más críticas: ocioworld.net
26 de marzo de 2020
26 de marzo de 2020
6 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una historia bastante turbia con una forma macabra de explicarla buscando una reacción en el espectador.
Tiene sentido de inicio a fin, solo debes fijarte en los elementos que te muestra y sobre todo, en el mensaje.
Solo puedo decir que si piensas que tienes algo de corazón, mírala y reflexiona sobre que harías tú si te encontrarás en esa situación. Tengo mis dudas de que muchos de nosotros fuéramos capaces de soportar ahí dentro comiendo lo justo o, después de muchos días, sin acabar comiéndonos al que se encuentra a nuestro lado. Al final el ser humano es un animal y por mucho raciocinio que tengamos, la supervivencia está por delante.
Parece que no, pero esto pasa en nuestro día a día y es una dura crítica llevada al extremo para que así seamos conscientes de la situación en la que viven muchas personas. Hoy estamos en un nivel 48, ¿pero quién nos dice que alguna vez no estaremos en un 132? La vida da muchas vueltas, cómo las vueltas que da el protagonista cada vez que cambia de nivel y ve lo que realmente sucede según si se encuentra más arriba o más abajo.
Tiene sentido de inicio a fin, solo debes fijarte en los elementos que te muestra y sobre todo, en el mensaje.
Solo puedo decir que si piensas que tienes algo de corazón, mírala y reflexiona sobre que harías tú si te encontrarás en esa situación. Tengo mis dudas de que muchos de nosotros fuéramos capaces de soportar ahí dentro comiendo lo justo o, después de muchos días, sin acabar comiéndonos al que se encuentra a nuestro lado. Al final el ser humano es un animal y por mucho raciocinio que tengamos, la supervivencia está por delante.
Parece que no, pero esto pasa en nuestro día a día y es una dura crítica llevada al extremo para que así seamos conscientes de la situación en la que viven muchas personas. Hoy estamos en un nivel 48, ¿pero quién nos dice que alguna vez no estaremos en un 132? La vida da muchas vueltas, cómo las vueltas que da el protagonista cada vez que cambia de nivel y ve lo que realmente sucede según si se encuentra más arriba o más abajo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final es solo un cierre para mostrarnos el mensaje que pretende hacernos llegar durante todo el filme, porque independientemente del portador, el mensaje es todo lo que importa.
Cuando Goreng se baja de la plataforma y deja a la niña encima para que sea ella sola la que suba, es porque ha logrado el objetivo del hoyo: alguien capaz de bajar hasta abajo del todo para ayudar al más necesitado. En un principio todos pensábamos que el objetivo era lograr el reparto de comida entre todos los niveles, mostrando a los de arriba con la panna cotta que ha habido "solidaridad" entre ellos. Pero eso solo funciona el día en que Goreng y Baharat bajan por la plataforma, dialogando o imponiendo a la fuerza el reparto de comida; ya que si nos fijamos bien, al día siguiente la mesa llega al nivel 333 totalmente vacía.
Una vez la administradora le comenta a Goreng que si todos comieran su parte, la comida llegaría a los supuestos 200 niveles que hay, pero no es así. Ni son 200 niveles, ni la comida llega a partir del nivel 50. Por lo tanto, esto afirma que la mayoría de los de arriba no son conscientes a lo que muchos se someten, ni lo muy abajo que puede llegar a estar el ser humano, porque ni siquiera ellos han estado ni soportado un nivel 33, tal y cómo le sucede a ella.
Esta es la realidad. El hoyo no es ninguna ficción. De cada cientos, probablemente solo habrá uno, si es que lo hay, capaz de hacer lo que Goreng hace. Él nunca está seguro de la cantidad de niveles, pero siempre es consciente de que hay personas mucho más abajo que estarán sufriendo más que él. Por eso aprovecha la oportunidad cuando se encuentra en el acomodado nivel 6, porque es el momento en el que tiene el poder de hacerlo.
Cuando Goreng se baja de la plataforma y deja a la niña encima para que sea ella sola la que suba, es porque ha logrado el objetivo del hoyo: alguien capaz de bajar hasta abajo del todo para ayudar al más necesitado. En un principio todos pensábamos que el objetivo era lograr el reparto de comida entre todos los niveles, mostrando a los de arriba con la panna cotta que ha habido "solidaridad" entre ellos. Pero eso solo funciona el día en que Goreng y Baharat bajan por la plataforma, dialogando o imponiendo a la fuerza el reparto de comida; ya que si nos fijamos bien, al día siguiente la mesa llega al nivel 333 totalmente vacía.
Una vez la administradora le comenta a Goreng que si todos comieran su parte, la comida llegaría a los supuestos 200 niveles que hay, pero no es así. Ni son 200 niveles, ni la comida llega a partir del nivel 50. Por lo tanto, esto afirma que la mayoría de los de arriba no son conscientes a lo que muchos se someten, ni lo muy abajo que puede llegar a estar el ser humano, porque ni siquiera ellos han estado ni soportado un nivel 33, tal y cómo le sucede a ella.
Esta es la realidad. El hoyo no es ninguna ficción. De cada cientos, probablemente solo habrá uno, si es que lo hay, capaz de hacer lo que Goreng hace. Él nunca está seguro de la cantidad de niveles, pero siempre es consciente de que hay personas mucho más abajo que estarán sufriendo más que él. Por eso aprovecha la oportunidad cuando se encuentra en el acomodado nivel 6, porque es el momento en el que tiene el poder de hacerlo.
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