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Gentleman Jim

Drama. Comedia Biografía del campeón de boxeo James J. Corbett. Conocido como 'Gentleman Jim', Corbett se convirtió en el primer campeón del mundo de los pesos pesados en 1892, cuando derrotó a John L. Sullivan, tras la entrada en vigor de las llamadas reglas de Queensberry, que exigían la utilización de unos guantes hinchados para proteger los nudillos, un cuadrilátero con unas medidas determinadas y establecían la duración del combate... En Estados ... [+]
Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
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9
14 de septiembre de 2010
64 de 71 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay una tendencia en el cine en el que para contar algo, se recurre a lo fácil: dramatizarlo todo. La coartada es que el cine ha de reflejar la vida, y la visión mayoritaria de la vida actualmente es ésa: un drama. Una falacia sustentada en un error.

Esta película está basada en la autobiografía de James J. Corbett, un boxeador del siglo XIX. Seguramente los hechos contados en el filme están tergiversados, pero no son falsos. Los hechos, repito.

Bien, pues a grandes rasgos éste es el ambiente en el que creció Corbett: orígenes pobres, padre borrachuzo, peleas familiares y conflictos conyugales. Los ingredientes perfectos para hacer un dramón moderno de tomo y lomo. Porque en esa época no existía aún Auschwitz, porque si no el guionista actual gasea a Corbett como fin de fiesta, para mayor regocijo lacrimoso del espectador.

Sin embargo "Gentleman Jim", de la tragicomedia de la vida, obvia la visión dramática y narra lo mismo pero en versión festiva. ¿Somos pobres? Mejor, así nos colamos en las fiestas de los ricachones, y juerga. ¿El padre llega borracho? Juerga. ¿Los hermanos están todo el día atizándose? Juerga. ¿Los novios se putean? Juerga.

Hacer bien esto lo encuentro dificilísimo. Narrar con desenfado es un don. O lo haces muy bien o quedas en el más espantoso de los ridículos. No suele haber término medio.

La mayor objeción que suele haber a este tipo de películas es "que no reflejan la realidad". Pero, ¿desde cuándo el arte ha de reflejar la realidad? Bueno, aquí yerro yo, porque el cine sí ha de reflejar la realidad, pero la realidad del cine, no de la vida. La tentación del cinéfilo es no saber separarlos.

Realmente no es nada fácil hacer una película feliz. No señor, no es nada fácil.
8
17 de septiembre de 2009
39 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los films más logrados de los 7 realizados por Raoul Walsh y protagonizados por Errol Flynn. El guión, de Vincent Lawrence y Horace McCoy, adapta la autobiografía “The Roar of the Croad” (1925), de James J. Corbett (1866-1933). Se rueda en escenarios naturales de Santa Ana (CA), L.A. county Arboretum and Botanic Garden (Arcadia, CA) y en los platós de Warner Studios (Burbank, CA). Producido por Robert Buckner para la Warner, se estrena el 25-XI-1942 (EEUU).

La acción dramática tiene lugar en San Francisco, New Orleans y otras localidades de los EEUU, a lo largo del período 1887-1892. James “Jim” Corbett (Flynn), apodado “Gentleman Jim” por su porte elegante y distinguido, es un modesto cajero de una oficina bancaria de San Francisco. Pertenece a una humilde familia de inmigrantes irlandeses. Aficionado al boxeo cuando todavía era una actividad ilegal, participa en su dignificación y legalización como deporte gracias a la aplicación al mismo de las normas del marqués de Queensberry.

El film suma biopic, comedia, drama, romance, acción y deporte (boxeo). Estrenado en plena IIGM, en momentos de gran incertidumbre por la evolución incierta del conflicto y de un extraordinario esfuerzo de guerra, ofrece una historia de lucha, superación, triunfos y comicidad, que satisface las necesidades del público del momento. Obtiene un notable éxito de taquilla y crítica. Visto con ojos actuales, destaca por el vigor dramático, el dinamismo de la acción, el verismo de las escenas de boxeo y la modernidad del contenido.

Más que en otros films, Walsh impone un ritmo sostenido que corta ocasionalmente para marcar pausas que le permiten pasar de la tensión dramática a la distensión de la comedia, de la preocupación al humor franco. En este sentido resulta emblemática la escena de la visita del púgil John L. Sullivan (Bond) a la fiesta de celebración de la victoria de Jim. Supone un tránsito rápido y eficaz de la alegría festiva y superficial a unos momentos de gran emotividad.

Como sabe hacer Walsh con precisión y acierto, el relato se presenta impregnado de un oportuno y rico sentido de la farsa, que evidencia sus habilidades singulares de gran maestro del cine. En ocasiones transforma acciones formalmente dramáticas en lances de humor, como sucede en las repetidas y ruidosas peleas a puñetazos de los hermanos Corbett.

Construye con eficacia los caracteres principales y maneja con autoridad a los secundarios. El protagonista compendia y ejemplifica los principales rasgos de los héroes de Walsh: es ambicioso, idealista y generoso con la familia. No puede ocultar su individualismo y la conciencia de sus limitaciones personales, extremo que le lleva a comportarse de modo vanidoso y altivo. Siente afición por el riesgo, por lo que toma decisiones precipitadas en algunas ocasiones y temerarias en otras.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Confirma sus dotes de gran director de actrices. A la protagonista, Victoria Ware (Smith), le asigna un papel moderno, puesto al día y coherente con la opinión predominante entre el público femenino del momento. Victoria se mueve al mismo nivel y a la misma altura que Jim. Luce dignidad, prestancia e independencia en la misma medida que Jim. Las relaciones de ambos son a la vez de simpatía, atracción mutua y de discusión permanente por diferencias que los mantienen distanciados y próximos a la vez, sin claudicaciones ni renuncias por ninguna de las dos partes. Alexis Smith no sólo tiene a su cargo un papel fundamental, sino que además forma parte de la matriz de factores que constituyen el motor de la acción y de la progresión dramática.

El film, pese a presentar la historia de modo sintético y esquemático, resulta convincente y satisfactorio. Constituye un ejemplo emblemático de la maestría del realizador, que se manifiesta sobre todo en tres puntos principales: la admirable mezcla de drama y farsa, la realista construcción de los caracteres y la acertada definición del papel de la mujer en la sociedad.

La banda sonora, de Heinz Roemheld (“La dama de Shanghai”, Welles, 1947), combina canciones populares irlandesas y norteamericanas, melodías bailables vienesas (polkas y el vals “Rosas del Sur”, de Johan Strauss) y canciones del momento, que ambientan el relato en su pertinente entorno cronológico y social. La fotografía, de Sid Hickox (“El sueño eterno”, Hawks, 1946), en B/N, se beneficia de una correcta ambientación de época y se ajusta a una estética realista y clasicista. Describe con el mismo acierto los ambientes elitistas de San Francisco y los escenarios sórdidos del mundo del boxeo ilegal, perseguido por la policía y sometido a redadas y detenciones.

Spoiler:

Jim mantiene una larga relación de amistad y enemistad, simpatía y antipatía, con Victoria Ware, hija del principal accionista del banco en el que presta servicios antes de dedicarse al boxeo. Su carrera como púgil se inicia casualmente y se prolonga durante 5 años de éxitos que le llevan a convertirse en el capeón absoluto de los pesos pesados (el primero de acuerdo con la normativa Queensberry). Sus triunfos se deben a la intuición y perspicacia de su manager, Billy Delaney (Frawley), al apoyo de la familia liderada por el padre Pat Corbett (Hale), al espíritu luchador y ambicioso del interesado y a la aplicación por su parte de nuevas técnicas de combate, como los golpes de izquierda, el juego de piernas, etc. El combate decisivo tiene lugar en New Orleans, donde gana, en 21 asaltos, el campeonato mundial, en pugna con John L. Sullivan. Retiene el título entre 1892 y 1897.
10
1 de octubre de 2006
35 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué arte Dios mío el del señor Walsh. Vale que el guión de Gentleman Jim sea realmente excelente, pero es que Raoul con la cámara escribe que da gusto. Maravilla del denominado cine clásico impregnada con la insuperable habilidad narrativa del gran Walsh. No suele estar en las listas de las "mejores" de la historia, hecho que nos da la razón a los que consideramos dichas listas como algo superfluo y banal. Es que lo peor de estas listas es que se eleva al estatus de "cumbres" a un cierto número de películas discriminando otras que, como esta, nada tienen que envidiar a las primeras, todo lo contrario. Supongo que estaré blasfemando si digo que Gentleman Jim es mejor película que Ciudadano Kane o Casablanca, pero por Dios que sí que lo es. Ya sé que al hacer esta afirmación me contradigo a mi mismo y a mi teoría de lo superfluo de los rankings, pero Gentleman Jim bien vale eso, y más. Porque de lo que se trata aquí es de poner las cosas en su sitio (y lo digo con toda la vanidad del mundo, que para eso soy una opinión) y reclamar el trono que Walsh se merece. El trono (compartido eso sí con los demás dioses) del olimpo cinematográfico. Ya está bien de que corran ríos de tinta sobre directores (muy buenos sí) inferiores a Raoul, directores como Welles, Wilder (Billy), Huston, Kubrick... Lo justo es justo y desde aquí (ante los millones de lectores diarios que lean esta crítica) exijo a todos los criticuchos que hagan justicia y que hagan correr ríos de tinta sobre Raoul Walsh y Gentleman Jim. Larga vida a Raoul Walsh, larga vida a Gentleman Jim.
K
10
21 de julio de 2005
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos hallamos ante una de las mejores películas sobre el mundo del boxeo jamás filmadas. A pesar de tratarse de un biopic (por lo general aburridos y de largo metraje) del pugil apodado gentleman jim, el ritmo de la pelicula no decae en ningún momento, conducido magistralmente por el maestro Raoul Walsh. Tanto el director, un auténtico todo terreno en diversos generos(cine negro, acción y aventuras, etc) como su protagonista principal, Errol Flynn , brillan con luz propia en este film que no ha envejecido en absoluto. Sin duda alguna, una de las mejores colaboraciones entre Flynn y Walsh tras el rodaje de la no menos magistral "Murieron con las botas puestas
9
13 de mayo de 2009
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y para desentumecerme un poco los sentidos después de tanto neorrealismo me zampé esta maravillosa comedia en torno al mundo del boxeo con el sello inconfundible de Raoul Walsh impreso en cada fotograma. Un Errol Flynn arrollador y encantador da vida a James Corbett, un púgil real de finales del siglo diecinueve que partió la pana en la época y trajo consigo, por lo que parece, el juego de piernas, inédito hasta entonces. La magnífica labor de Walsh, con su impresionante dinamismo habitual, hace que cada segundo de la película sea un verdadero disfrute de humor y entretenimiento. Como se suele decir, de las que ya no se hacen. Qué grande era Walsh, por el amor de Millán Salcedo.
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