Vacaciones en Roma
7.9
35,035
Comedia. Romance
Durante una visita a Roma, Ana, la joven princesa de un pequeño país centroeuropeo, trata de eludir el protocolo y las obligaciones que implica, escapándose de palacio para visitar la ciudad de incógnito. Así conoce a Joe, un periodista americano que busca una exclusiva y finge desconocer la identidad de la princesa. La pareja vivirá unas jornadas inolvidables recorriendo la ciudad. (FILMAFFINITY)
3 de septiembre de 2007
3 de septiembre de 2007
154 de 167 usuarios han encontrado esta crítica útil
De todas las películas que podría elegir para hacer poner el 10, tengo que elegir esta; no es mi película favorita, ni la considero la mejor película de la historia. Pero tiene que ser esta.
Y eso que odio la enorme mayoria de comedias románticas; de hecho, odio las historias que cuentan. Sus personajes me parecen tan típicos, que consiguen que a la media hora de película desee que sus protagonistas tengan cualquier tipo de accidente mortal. Y los finales felices me hacen desear que un meterito caiga en la Tierra y todos muramos. Pero es que esta película no cuenta una historia, sino un cuento, un cuento de hadas. Wyler parte de una explícita crítica a la alta aristocracia, para luego contarnos el cuento de Cenicienta, pero a la inversa, lo cual le otorga si cabe un mayor encanto. Un cuento, solo un cuento, pero maravilloso.
Esta vez los personajes sí que enganchan; ¿cómo, que alguien me lo explique, no va a enganchar la mayor belleza que ha dado la naturaleza, Audrey Hepburn? Peck cumple con su parte, en un papel , que siendo sinceros, tal vez le habría venido mejor a algún otro. Enseguida se identifica uno con ellos, y desea ser él, el que vive esa historia. Yo a los 10 minutos ya estaba deseando ser el afortunado periodista que se encuentra, de sopetón, con Audrey, una princesa atacada por un brote de rebeldía, que abandona la opresiva atmósfera de su ambiente, para descubrir el mundo real, y las emociones que lo convierten en tal, sobre todo el amor.
Un affair desarrollado con soltura, sin los saltos bruscos que a veces podría achacarse a las comedias románticas antiguas, que va in crescendo a lo largo de toda la película, durante el cual se aprovecha para desvelar los encantos de la ciudad romana, haciendo uso de una fotografía fantástica, y dejando además por el camino una serie de situaciones que hacen esbozar sin quererlo una bonita sonrisa a cualquiera (el que quiera descojonarse, que opte por los hermanos Marx, o los Python).
Del final, que hablaré en el spoiler, solo diré que es lo que la convierte en una de las grandes, de las inmortales; cualquier otro, como en Casablanca, habría dado al traste con toda la película. El final de esta película me hizo estar pensando en ella un par de días sin quitármela de la cabeza.Ese si que lo contaría tal vez entre los 10 mejores de la historia del cine.
Véanla, y les aseguro que se divertirán, que sonreirán, y casi con toda seguridad, no podrán evitar llorar.
Audrey, preciosa, has sido la estrella más hipnótica de todos los tiempos. Ojala tuvieras ahora 23 años, porque te pediría que te cases conmigo.
Al fin y al cabo, solo sería un cuento.
Y eso que odio la enorme mayoria de comedias románticas; de hecho, odio las historias que cuentan. Sus personajes me parecen tan típicos, que consiguen que a la media hora de película desee que sus protagonistas tengan cualquier tipo de accidente mortal. Y los finales felices me hacen desear que un meterito caiga en la Tierra y todos muramos. Pero es que esta película no cuenta una historia, sino un cuento, un cuento de hadas. Wyler parte de una explícita crítica a la alta aristocracia, para luego contarnos el cuento de Cenicienta, pero a la inversa, lo cual le otorga si cabe un mayor encanto. Un cuento, solo un cuento, pero maravilloso.
Esta vez los personajes sí que enganchan; ¿cómo, que alguien me lo explique, no va a enganchar la mayor belleza que ha dado la naturaleza, Audrey Hepburn? Peck cumple con su parte, en un papel , que siendo sinceros, tal vez le habría venido mejor a algún otro. Enseguida se identifica uno con ellos, y desea ser él, el que vive esa historia. Yo a los 10 minutos ya estaba deseando ser el afortunado periodista que se encuentra, de sopetón, con Audrey, una princesa atacada por un brote de rebeldía, que abandona la opresiva atmósfera de su ambiente, para descubrir el mundo real, y las emociones que lo convierten en tal, sobre todo el amor.
Un affair desarrollado con soltura, sin los saltos bruscos que a veces podría achacarse a las comedias románticas antiguas, que va in crescendo a lo largo de toda la película, durante el cual se aprovecha para desvelar los encantos de la ciudad romana, haciendo uso de una fotografía fantástica, y dejando además por el camino una serie de situaciones que hacen esbozar sin quererlo una bonita sonrisa a cualquiera (el que quiera descojonarse, que opte por los hermanos Marx, o los Python).
Del final, que hablaré en el spoiler, solo diré que es lo que la convierte en una de las grandes, de las inmortales; cualquier otro, como en Casablanca, habría dado al traste con toda la película. El final de esta película me hizo estar pensando en ella un par de días sin quitármela de la cabeza.Ese si que lo contaría tal vez entre los 10 mejores de la historia del cine.
Véanla, y les aseguro que se divertirán, que sonreirán, y casi con toda seguridad, no podrán evitar llorar.
Audrey, preciosa, has sido la estrella más hipnótica de todos los tiempos. Ojala tuvieras ahora 23 años, porque te pediría que te cases conmigo.
Al fin y al cabo, solo sería un cuento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final, como digo, es sensacional; pero tengo que reconocer que es la ostia más grande que me han dado en el costado izquierdo desde que me dejo mi propia novia. Ese travelling, con Peck caminando de espaldas al pasillo, dirigiéndose a la resignación, es el momento que mayor angustia he pasado en mas de mil películas. Joder, ni Alien me lo hizo pasar tan mal. Peck camina, dando la espalda a la puerta por la que la reina Ana acaba de salir, avanzando por un pasillo desierto, custodiado por guardias protocolarios, y mientras, el espectador no puede dejar de desear, de anhelar, que Ana regrese, corriendo, rompiendo las reglas de su vida, haciendo caso de su corazón, y no de su cabeza, a los brazos de Peck. Al final del pasillo, una última mirada atrás de Peck, acompaña la vista del espectador.
Pero no, Ana no aparece. No podía ser. La cabeza, las reglas, ganan. Ana no sale, y Peck se va. Fin. Y yo que lo sentí tanto como si el que hubiera perdido a Audrey hubiera sido yo. Qué se le va a hacer.
Al fin y al cabo, solo era un cuento.
Pero no, Ana no aparece. No podía ser. La cabeza, las reglas, ganan. Ana no sale, y Peck se va. Fin. Y yo que lo sentí tanto como si el que hubiera perdido a Audrey hubiera sido yo. Qué se le va a hacer.
Al fin y al cabo, solo era un cuento.
23 de septiembre de 2006
23 de septiembre de 2006
85 de 100 usuarios han encontrado esta crítica útil
William Wyler facturó esta cinta en un año donde surgieron grandes clásicos del cine como "De aquí a la eternidad" de Fred Zinnermann, "El salario del miedo" de Henri-Georges Clouzot, "Colorado Jim" de Anthony Mann, "Los caballeros las prefieren rubias" de Billy Wilder y/ó "Las vacaciones del señor Hulot" de Jacques Tati entre otros títulos...
Lo que hizo diferente esta película del resto es la extraordinaria puesta en escena y el glamour de una cinta narrada de manera harto brillante por un maestro en estas lides como el cineasta de "Ben Hur"...
Basada en una historia de Dalton Trumbo adaptada a la gran pantalla por un compañero suyo en la denominada "caza de brujas", Ian McLellan Hunter y John Dighton, supuso la primera aparición en la gran pantalla americana de la glamourosa actriz de origen belga, Audrey Hepburn, ya que sí había aparecido en la tv americana un año antes y para la CBS y así mismo en una producción de Broadway de título "Gigi"...
Con una fotografía esplendorosa a cargo de Henri Alekan y Franz Planer y una excelente banda sonora de Georges Auric, Wyler nos introduce en esta maravillosa historia para lucimiento y esplendor de la ciudad más cautivadora del mundo, la ciudad eterna, los recuerdos eternos, donde el "Tempus fugit, carpe diem" de Horacio entra en conflicto con una filosofía de vida más relajada (dolce vita o dolce far niente) en un tiempo atrapado...
El rol de Peck estuvo ideado para Gary Grant, quien rechazó el papel alegando que era demasiado viejo como para hacer creer que una jovencita como Audrey Hepburn pudiera mostrarse interesado por él...
...Ya dentro de Roma, y abordo de una vespa, vamos conociendo los innumerables y apoteósicos encantos de esta maravilla de ciudad, cuyo simple visionado ya merece el precio del biglietto...
...El colosseo, la plaza del Vaticano, la fontana de Trevi, la plaza de España, la plaza del Pueblo, la plaza del panteón en el campo de Marte..., las paredes que conceden un deseo, la famosa boca de la verdad (donde según cuenta el makin off de la cinta, Hepburn actuó de manera natural profiriendo aquel grito de susto, ante la broma que Peck le gastó haciendo ver que en realidad alguien le mordió...), o aquel maravilloso baile a orillas del Tíber debajo del puente de Sant´Angelo y frente al castillo del mismo nombre, antiguo bastión defensivo del Vaticano de los alrededores....
Cuentan también algunos, que la historia está inspirada en La Cenicienta y un desvarío de la misma...
Aunque rimbombante como así requiere la historia, la película es uno de los espectáculos cinematográficos más simples, sorprendentes, espectaculares y entretenidos que uno tenga la oportunidad de ver en la gran pantalla, y... en versión oroginal a poder ser....
V I T A L.
Lo que hizo diferente esta película del resto es la extraordinaria puesta en escena y el glamour de una cinta narrada de manera harto brillante por un maestro en estas lides como el cineasta de "Ben Hur"...
Basada en una historia de Dalton Trumbo adaptada a la gran pantalla por un compañero suyo en la denominada "caza de brujas", Ian McLellan Hunter y John Dighton, supuso la primera aparición en la gran pantalla americana de la glamourosa actriz de origen belga, Audrey Hepburn, ya que sí había aparecido en la tv americana un año antes y para la CBS y así mismo en una producción de Broadway de título "Gigi"...
Con una fotografía esplendorosa a cargo de Henri Alekan y Franz Planer y una excelente banda sonora de Georges Auric, Wyler nos introduce en esta maravillosa historia para lucimiento y esplendor de la ciudad más cautivadora del mundo, la ciudad eterna, los recuerdos eternos, donde el "Tempus fugit, carpe diem" de Horacio entra en conflicto con una filosofía de vida más relajada (dolce vita o dolce far niente) en un tiempo atrapado...
El rol de Peck estuvo ideado para Gary Grant, quien rechazó el papel alegando que era demasiado viejo como para hacer creer que una jovencita como Audrey Hepburn pudiera mostrarse interesado por él...
...Ya dentro de Roma, y abordo de una vespa, vamos conociendo los innumerables y apoteósicos encantos de esta maravilla de ciudad, cuyo simple visionado ya merece el precio del biglietto...
...El colosseo, la plaza del Vaticano, la fontana de Trevi, la plaza de España, la plaza del Pueblo, la plaza del panteón en el campo de Marte..., las paredes que conceden un deseo, la famosa boca de la verdad (donde según cuenta el makin off de la cinta, Hepburn actuó de manera natural profiriendo aquel grito de susto, ante la broma que Peck le gastó haciendo ver que en realidad alguien le mordió...), o aquel maravilloso baile a orillas del Tíber debajo del puente de Sant´Angelo y frente al castillo del mismo nombre, antiguo bastión defensivo del Vaticano de los alrededores....
Cuentan también algunos, que la historia está inspirada en La Cenicienta y un desvarío de la misma...
Aunque rimbombante como así requiere la historia, la película es uno de los espectáculos cinematográficos más simples, sorprendentes, espectaculares y entretenidos que uno tenga la oportunidad de ver en la gran pantalla, y... en versión oroginal a poder ser....
V I T A L.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Una de las princesas más prestigiosas del mundo de un país no identificado, la princesa Ann (Audrey Hepburn) está haciendo un tour de "buena voluntad" alrededor de algunos de los sitios más emblemáticos de Europa...
Después de pasar por Londres, Amsterdan y París, la princesa recala en Roma, donde se hospedará en la embajada de su país en roma...
Harta de una vida demasiado planificada, una noche se escapa de la embajada camuflada en una furgoneta de refrescos, yendo a parar a un banco de la Avenida de los Foros Imperiales de la ciudad eterna...
Joe Bradley (Gregory Peck), un cínico periodista de la American News Services, después de jugar una partida de cartas decide irse a casa...cuando por el camino, se encuentra a la princesa adormilada en el banco por efecto de los fuertes somníferos que le habían suministrado su séquito para que se tranquilizara...
Joe no la ha reconocido a pesar de que a la mañana siguiente tenía que ir a cubrir una rueda de prensa de la princesa en compañía de su fotógrafo y amigo Irving Radovich (Eddie Albert)...
Esa noche, la pasan en el pequeño apartamento de alquiler de Joe en Via Margutta nº51... a la mañana siguiente Joe, que se ha quedado dormido, acude a su trabajo apostando con su jefe (sabedor ya de que quien tiene en su casa es la verdadera princesa y no la anónima Anya Smith...) , el señor Hennesy (Hartley Power), 5 de los grandes a que era capaz de concertar una suculenta entrevista-scoop a la princesa...
Mientras en la embajada, el séquito real camuflará su ausencia aduciendo una enfermedad, mientras llaman a unos variopintos agentes secretos a su rescate...
Veinticuatro horas de paseos en vespa por Roma, bailes accidentados a orillas del tíber, mecheros que hacen de cámara de fotos..., Peck, Albert y Hepburn chapurreando el italiano (..."un momento"..."torno subito"...)...
...y una bonita historia de amor abierto a segundas partes, que por el momento y tras algún frustado intento han fracasado son los ingredientes de este maravilloso paseo por la ciudad más fascinante del mundo...
Después de pasar por Londres, Amsterdan y París, la princesa recala en Roma, donde se hospedará en la embajada de su país en roma...
Harta de una vida demasiado planificada, una noche se escapa de la embajada camuflada en una furgoneta de refrescos, yendo a parar a un banco de la Avenida de los Foros Imperiales de la ciudad eterna...
Joe Bradley (Gregory Peck), un cínico periodista de la American News Services, después de jugar una partida de cartas decide irse a casa...cuando por el camino, se encuentra a la princesa adormilada en el banco por efecto de los fuertes somníferos que le habían suministrado su séquito para que se tranquilizara...
Joe no la ha reconocido a pesar de que a la mañana siguiente tenía que ir a cubrir una rueda de prensa de la princesa en compañía de su fotógrafo y amigo Irving Radovich (Eddie Albert)...
Esa noche, la pasan en el pequeño apartamento de alquiler de Joe en Via Margutta nº51... a la mañana siguiente Joe, que se ha quedado dormido, acude a su trabajo apostando con su jefe (sabedor ya de que quien tiene en su casa es la verdadera princesa y no la anónima Anya Smith...) , el señor Hennesy (Hartley Power), 5 de los grandes a que era capaz de concertar una suculenta entrevista-scoop a la princesa...
Mientras en la embajada, el séquito real camuflará su ausencia aduciendo una enfermedad, mientras llaman a unos variopintos agentes secretos a su rescate...
Veinticuatro horas de paseos en vespa por Roma, bailes accidentados a orillas del tíber, mecheros que hacen de cámara de fotos..., Peck, Albert y Hepburn chapurreando el italiano (..."un momento"..."torno subito"...)...
...y una bonita historia de amor abierto a segundas partes, que por el momento y tras algún frustado intento han fracasado son los ingredientes de este maravilloso paseo por la ciudad más fascinante del mundo...
24 de marzo de 2010
24 de marzo de 2010
50 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Odio las comedias románticas. Las razón que me ha empujado a ver "Vacaciones en Roma" es la insistencia por parte de FA y las ganas de borrarla definitivamente con mi voto de las primeras posiciones de mi lista de recomendaciones. Lo que no esperaba era enamorarme de Audrey Hepburn, ella sola vale la película entera. Si ponemos el argumento en el siglo XXI con la pretty woman de turno y el fulano guaperas tras ella el resultado sería para vomitar. De hecho es lo que siempre me ha pasado cuando por una razón u otra, todas equívocas, me he puesto delante de una película que mezcla romanticismo y humor, para mí es un género muy prescindible. Pero hoy, pobre de mí, he sucumbido ante la belleza de Audrey, he claudicado en un gesto feliz y no me arrepentiré de confesar que William Wyler me ha hecho un gran favor con ese final (spoiler)
Todo da igual, la frivolidad y la ostentación aristocrática en una ciudad en plena posguerra, da igual porque aparece Audrey, por una vez me rindo; que en toda Roma vaya a fijarse en un periodista yanqui y el resto de italianos aparezcan como feos y poca cosa, da igual porque aparece Audrey; que escapen varias veces de una policía incompetente también da igual, ¿por qué?, está claro, en mis pupilas sólo aparece Audrey... Sin lugar a dudas la actriz más hermosa de la historia del cine.
Todo da igual, la frivolidad y la ostentación aristocrática en una ciudad en plena posguerra, da igual porque aparece Audrey, por una vez me rindo; que en toda Roma vaya a fijarse en un periodista yanqui y el resto de italianos aparezcan como feos y poca cosa, da igual porque aparece Audrey; que escapen varias veces de una policía incompetente también da igual, ¿por qué?, está claro, en mis pupilas sólo aparece Audrey... Sin lugar a dudas la actriz más hermosa de la historia del cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
... Y llega ese final típico para vomitar (he pensado) en el que los dos enamorados, con el imbécil de Gregory Pack como indiscutible afortunado, se cogen de la mano y serán felices hasta no poder más. Pues no. Me ha impresionado que el final no sea feliz, ella y él se miran por última vez, son dos vidas, dos mundos, que no tienen nada en común; así que él se queda solo en la sala de recepción y me ha conseguido entristecer también, de manera que además de no vomitar aplaudo y elevo la nota mucho más allá de lo que hubiera pensado.
25 de marzo de 2008
25 de marzo de 2008
42 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film realizado por William Wyler. El guión de Ian McLellan Hunter y John Dighton desarrolla un argumento de Dalton Trumbo. Se rueda en exteriores de Roma y en Cinecittà (Roma). Nominado a 10 Oscar, gana 3 (actriz, argumento y vestuario). Producido por W. Wyler para la Paramount, se estrena en "première" el 27-VIII-1953 (NYC).
La acción principal tiene lugar en Roma a lo largo de unas 24 horas. Ann (Hepburn) es una joven princesa de un país europeo en viaje oficial de buena voluntad por varias capitales europeas. Cansada del protocolo y con deseos de visitar la ciudad a su aire, abandona sigilosamente la Embajada de su país. Por las calles de Roma conoce a un joven periodista americano, Joe Bradley (Peck), que se hace pasar por comerciante de abonos. Ann es ingenua e inocente. Joe es oportunista e interesado hasta donde puede.
El film suma los géneros de drama, romance y comedia. Audrey Hepburn, tras 6 intervenciones en cintas europeas y después de trabajar en Broadway como actriz en la adaptación teatral de "Gigi", interpreta su primer papel protagonista para la gran pantalla. El papel parece cortado a su medida. A las órdenes de un realizador experto en la dirección de actrices ("La loba", "La señora Miniver", "La heredera"...), entrega una interpretación natural, creíble y simpática.
El argumento, de Dalton Trumbo, represaliado en la "caza de brujas", se atribuye en los créditos de 1953 a su compañero y amigo Ian M. Hunter. Años más tarde la Academia reconoce la autoría de Trumbo y "post mortem" registra a su nombre el Oscar que le correspondía. La huella de Trumbo se advierte, entre otras cosas, en la crítica a la aristocracia, a los trajes de gala, al exhibicionismo de joyas, a los bailes protocolarios, al servicio doméstico a cargo de condesas, etc.
La definición de caracteres es buena, la evolución de los mismos resulta convincente, los diálogos son brillantes y ocurrentes. Wyler deja constancia de su poderoso vigor narrativo. Crea una atmósfera de elegancia, encanto y simpatía, que cautiva la atención del espectador y seduce su complicidad. Añade trazos de humor ligero, blanco y festivo, que resuelve sumando palabra e imagen. Algunos planos han pasado a formar parte de la memoria del cine (paseo en Vespa, visita a la escalinata de Piazza di Spagna, sorpresa de la Bocca della Verità, etc.). Es memorable el largo plano de la salida de Joe del salón de audiencias, rodado en "travelling" inverso. La película rinde homenaje de admiración a Roma, sus monumentos, calles y gentes.
La música, de Georges Auric ("Moulin Rouge", J. Huston, 1952), ofrece una partitura descriptiva, romántica y ambiental, que subraya la magia del relato. La fotografía, de Franz Planer y Henri Alekan, despliega una narración que trasmite sentimientos de fascinación y encantamiento. Abundan los planos tomados desde abajo, los "travellings" emotivos y las imágenes cautivadoras (topolino), a las que añade escenas inquietantes (fotografía desde el coche).
La acción principal tiene lugar en Roma a lo largo de unas 24 horas. Ann (Hepburn) es una joven princesa de un país europeo en viaje oficial de buena voluntad por varias capitales europeas. Cansada del protocolo y con deseos de visitar la ciudad a su aire, abandona sigilosamente la Embajada de su país. Por las calles de Roma conoce a un joven periodista americano, Joe Bradley (Peck), que se hace pasar por comerciante de abonos. Ann es ingenua e inocente. Joe es oportunista e interesado hasta donde puede.
El film suma los géneros de drama, romance y comedia. Audrey Hepburn, tras 6 intervenciones en cintas europeas y después de trabajar en Broadway como actriz en la adaptación teatral de "Gigi", interpreta su primer papel protagonista para la gran pantalla. El papel parece cortado a su medida. A las órdenes de un realizador experto en la dirección de actrices ("La loba", "La señora Miniver", "La heredera"...), entrega una interpretación natural, creíble y simpática.
El argumento, de Dalton Trumbo, represaliado en la "caza de brujas", se atribuye en los créditos de 1953 a su compañero y amigo Ian M. Hunter. Años más tarde la Academia reconoce la autoría de Trumbo y "post mortem" registra a su nombre el Oscar que le correspondía. La huella de Trumbo se advierte, entre otras cosas, en la crítica a la aristocracia, a los trajes de gala, al exhibicionismo de joyas, a los bailes protocolarios, al servicio doméstico a cargo de condesas, etc.
La definición de caracteres es buena, la evolución de los mismos resulta convincente, los diálogos son brillantes y ocurrentes. Wyler deja constancia de su poderoso vigor narrativo. Crea una atmósfera de elegancia, encanto y simpatía, que cautiva la atención del espectador y seduce su complicidad. Añade trazos de humor ligero, blanco y festivo, que resuelve sumando palabra e imagen. Algunos planos han pasado a formar parte de la memoria del cine (paseo en Vespa, visita a la escalinata de Piazza di Spagna, sorpresa de la Bocca della Verità, etc.). Es memorable el largo plano de la salida de Joe del salón de audiencias, rodado en "travelling" inverso. La película rinde homenaje de admiración a Roma, sus monumentos, calles y gentes.
La música, de Georges Auric ("Moulin Rouge", J. Huston, 1952), ofrece una partitura descriptiva, romántica y ambiental, que subraya la magia del relato. La fotografía, de Franz Planer y Henri Alekan, despliega una narración que trasmite sentimientos de fascinación y encantamiento. Abundan los planos tomados desde abajo, los "travellings" emotivos y las imágenes cautivadoras (topolino), a las que añade escenas inquietantes (fotografía desde el coche).
2 de mayo de 2007
2 de mayo de 2007
30 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas veces podremos contemplar una química tan maravillosa entre una pareja protagonista como la que se contempla en VACACIONES EN ROMA, ya que estamos hablando de estrellas en toda la magnitud de la palabra destacando a la irrepetible (por mucho que nos vendan hoy en día a más supuestas sucesoras) Audrey Hepburn merecedora por esa cara de ángel de todos los premios del firmamento.
Es de destacar la labor de William Wyler a la hora de dirigir a sus interpretes y sobre todo a la hora de recrear Roma como si de un personaje más se tratara, pero lo que hace inolvidable esta maravillosa cinta es la vuelta de tuerca que se hace a los cuentos de hadas regalándonos uno de los finales más emotivos (y prácticamente sin diálogo) y románticos de los que un servidor a tenido el placer de contemplar.
Es de destacar la labor de William Wyler a la hora de dirigir a sus interpretes y sobre todo a la hora de recrear Roma como si de un personaje más se tratara, pero lo que hace inolvidable esta maravillosa cinta es la vuelta de tuerca que se hace a los cuentos de hadas regalándonos uno de los finales más emotivos (y prácticamente sin diálogo) y románticos de los que un servidor a tenido el placer de contemplar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
De hecho cuando vemos a Gregory Peck contemplando por última vez a la princesa de un modo tan respetuoso y romántico se produce un efecto mucho más emotivo que si al final hubieran acabado juntos, de hecho en este cuento de hadas el héroe no vivirá feliz con la princesa y todos lo sabemos, de ahí que cada momento que viven juntos por las calles de Roma se vivan de un modo tan intenso teniendo una conclusión lógica y maravillosa, los dos se han enamorado y no van a volver a verse, pero en la tradición de CASABLANCA siempre les quedará Roma... Del mismo modo que quedará esta película en la memoria del espectador.
Para románticos empedernidos.
Para románticos empedernidos.
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