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En la casa

Drama. Comedia. Intriga Un profesor de literatura francesa, desalentado y hastiado por las insulsas y torpes redacciones de sus nuevos alumnos, descubre entusiasmado que, por el contrario, el chico que se sienta al fondo de la clase, muestra en sus trabajos un agudo y sutil sentido de la observación. Este chico, que se siente extrañamente fascinado por la familia de uno de sus compañeros, escribirá, animado por el profesor, una especie de novela sobre esa ... [+]
Críticas 173
Críticas ordenadas por utilidad
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9
17 de diciembre de 2012
309 de 339 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que la película cuenta la historia de un perverso narcisista y la fuerza destructiva de la seducción aunque parece que a todo el mundo le parece que es una sátira social que critica la clase media
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No veo la sátira social por ninguna parte. Veo a un joven seductor con cualidades que le permiten llegar a personas como UN PROFESOR, o sea, que el joven es inteligente. NO solo tienen "talento" para escribir sino que también se le dan bien las matemáticas (esto refuerza la idea de que es inteligente).
Respecto a su talento para escribir, está claro que el interés por su obra está aderezado por su capacidad para penetrar en vidas ajenas más que por sus dotes literarias.
NO tiene escrúpulos y eso le permite dar cualquier paso que sea necesario para seducir.
Su objetivo principal parece, desde el primer momento, el profesor. Le va seduciendo a través del morbo. Logra que pase de ser un profesor de literatura a un delincuente (roba un examen) e incluso logra convertirlo en un acosador (claramente acosa a Rafa) convirtiéndole en cómplice y a su vez también en perverso. Lo va poseyendo y destruyendo a su antojo hasta la traca final: le ejecuta como persona y solo queda un despojo.
El joven no necesita al profesor como cómplice, lo necesita como admirador. El profesor termina tan rendido (conquistado), que a pesar de todo lo que le ha hecho el joven narcisista, continua hechizado (escena final).
Es la ausencia de escrúpulos lo que hace fuerte e inaccesible (incluso legalmente) al joven aunque su belleza ayuda a lograr sus objetivos de conquista. Para el las personas son meras cosas. Las utiliza como cosas y juega con ellas... con todas ellas. La duda es ¿podrían jugar así con cualquiera de nosotros??? Los perversos narcisistas abundan en nuestra sociedad. Como no he leído el libro en que se basa la película, no sé si el libro quiere transmitir exactamente esto, pero habiendo leído a Hirigoyen desde el primer momento solo vi la historia del perverso narcisista. Un ser capaz de destruir a otro ser humano quedando totalmente impune. Un ser que va dejando un reguero de víctimas o acaso Rafa no se convierte también en víctima (¿es verdaderamente homosexual o se debe todo al poder de seducción del perverso?)

Y sí, hay una crítica al arte "moderno" pero... acaso no es ese arte, tanto por el que lo compra como por el que lo vende, producto del narcisismo social.

Me ha gustado la película pero, o yo soy extraterrestre, o es tan sutil que todo el mundo se queda con las apariencias ¿? (¿nadie ve la perversión del joven??? ¿todos ven únicamente a aun cuentacuentos????
7
11 de noviembre de 2012
161 de 230 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película resulta fascinante y llena de sentido del humor en su primeros tramos, sorprende, interesa y todo está planteado de una manera creativa, muy original.
Los actores, sobre todo el protagonistas actúan de manera muy natural y convincente. Muy bien por este pequeño actor protagonista.

Pero después se enreda, decae y para mi gusto no sabe rematarla.

No logra darle un buen desenlace a lo que podía ser una película grandiosa y se queda solo en una buena película.

Podía haber sido pero no lo logra.
7
8 de noviembre de 2012
97 de 116 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un inicio que podría recordar a la divertidísima saga literaria protagonizada por ese frustrado novelista y profesor de literatura llamado Henry Wilt, En la casa nos sitúa en un instituto cualquiera repleto de típicos alumnos cuyas inquietudes se centran más en protagonizar escarceos sexuales con el sexo contrario o en ser protagonistas de hazañas deportivas que en tratar de discernir la magia oculta tras la prosa de James Joyce, Shakespeare o Cervantes. La empatía con el profesor Germain (interpretado magníficamente por Fabrice Luchini) es casi inmediata, su resignación ante la apatía que provoca sus frustrados intentos de embutir el amor por las letras a ese grupo de hormonados adolescentes es también la nuestra, como lo es la fascinación que siente ante la lectura de la redacción, cruel y ferozmente divertida, de uno de esos muchachos donde cuenta como pasó su fin de semana en el burgués domicilio de uno de sus compañeros de aula.

Esa fascinación hace que la película de François Ozon se adentre en un nuevo territorio, en el de la Scheherezade de Las mil y una noches, el de Alfonso Van Worden de El manuscrito encontrado en Zaragoza, el de Geoffrey Chaucer de Los cuentos de Canterbury es decir, el irrefrenable interés que nos provocan las historias y sus protagonistas y saber como van a desarrollarse aquéllas: ¿será una comedia? ¿una tragedia? ¿una cruenta fábula de terror? Al igual que el Sultán se veía incapaz de cumplir la diaria promesa de decapitar a su joven desposada transportado por sus exóticas narraciones, asido en volandas por las alas de la fantasía, el profesor Germain (y nosotros con él) se ve arrastrado por el maelstrom de saber que pasará luego, como discurrirá la próxima aventura del joven Claude García en la casa de esa familia con el inconfundible olor de la clase media. Quizás en la película de Ozon este poder de fascinación se acrecienta al ser el propio profesor un novelista frustrado que verá en Claude una oportunidad de revolverse contra su destino, de parir no sabemos bien si un Pigmalión o un Doppelgänger y es que, abriendo un nuevo camino de todos por los que transita En la casa, aquí cada personaje tiene unas motivaciones diferentes.

Esta pluralidad de motivos para justificar los actos de los protagonistas cubre un amplio abanico; desde las mencionadas anteriormente para el profesor a las de Claude, en el que la creación literaria parece en muchos casos más un medio que un fin. En él la prosa es una vía de escape que le ayuda a fugarse de una realidad cotidiana poco agradable, una carretera de un solo sentido que le aleja de la mugre diaria y le acerca a la normalidad burguesa representada por la familia de su amigo Rapha. Su interés erótico por la madre de éste es más bien fruto de su obsesión proletaria que un impulso genuinamente sexual. Esta diferenciación clasista le permite a Ozon adentrarse en el terreno de la sátira social para burlarse abiertamente de las obsesiones pequeñoburguesas tan frecuentes en la historia de la cinematografía francesa: su desmedida aparición por aparentar, su frívolo y superficial acercamiento al arte, la búsqueda de escarceos sexuales como vía de escape a sus frustraciones vitales, etc. Todo este juego cruel, que alguien podría considerar excesivamente cínico, queda atemperado por un final (no vamos a revelar ningún detalle argumental, tranquilos) en el que en una nueva vuelta de tuerca nos retrotrae a la idea del ser testigos de las historias, aquéllas que nos narran las novelas, el teatro, el cine… es la válvula de escape que nos permite huir de nuestros propios fantasmas interiores.

En la casa es por tanto un fabuloso plato que puede degustarse en muchas de sus facetas y que es apto para diversos paladares: en el de los interesados por ver en pantalla un ensayo sobre las causas que originan y delimitan el proceso creativo, en el de aquéllos que disfrutan con la sátira social entendida como una falsa comedia o incluso también para ser vista como un thriller con sus momentos de intriga y tensión. Un apetitoso menú que Ozon, como buen chef, cocina a fuego lento, alejándolo de la rigidez teatral que podía esperarse dados sus orígenes y al que finalmente convierte en algo tan genuinamente cinematográfico como indudablemente gozoso, sin duda una de las películas del año.

Reseña escrita originalmente para http://cinemaadhoc.info
8
8 de noviembre de 2012
68 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
Scheherezade era una reina persa protagonista de la historia principal de la célebre recopilación de cuentos árabes Las mil y una noches. La fábula de Scheherezade nos cuenta la leyenda del sultán Schariar, un rey que al descubrir que su esposa le engañaba con un esclavo negro, decidió desposar a una virgen cada día para luego decapitarla a la mañana siguiente. Scheherezade, la hija del visir (ayudante del rey), se ofreció voluntariamente como esposa del sultán para, una vez llegada la noche, contarle un cuento. El relato mantuvo al rey entusiasmado toda la noche y, al llegar al alba, la muchacha se detuvo justo antes del final prometiéndole explicárselo a la noche siguiente. El sultán la perdonó esperando saber el final de aquella historia que le había tenido entusiasmado toda la noche. Al día siguiente, volvió a hacer lo mismo y, después de repetirse esa situación durante mil noches, el sultán se dio cuenta de que no sólo había sido entretenido sino que también había sido enseñado y educado sabiamente en moralidad y amabilidad por Scheherezade, quien, finalmente, se convirtió en su reina.

En la casa, la última película del cineasta francés François Ozon (que adapta la obra teatral de Juan Mayorga, “El chico de la última fila”), Germain es un profesor de lengua francesa que, tras comprobar el pésimo nivel de sus estudiantes y su desinterés por el aprendizaje, ha perdido la motivación por enseñar. Un día en el comedor de su casa, repartiendo suspensos cual sultán Schariar decapitando esposas, se cuela un escrito entre los trabajos de sus alumnos que le llama la atención por su calidad y agudeza. El escrito es de un estudiante llamado Claude que cuenta con sarcasmo y perspicacia el día a día de la familia de otro alumno de su clase llamado Rapha. El escrito se detiene justo cuando se pone más interesante, dejando a Germain con la intriga de cómo continuará la historia, por ello, decide contactar personalmente con Claude para ayudarle y aconsejarle y así poder desarrollar el enorme talento creativo que el chico atesora. En cada reunión extraescolar, Claude le entrega la continuación del anterior escrito deteniéndose justo en la parte más interesante del mismo, manteniendo, a Germain, cada vez más intrigado por saber el devenir de la historia, hasta llegar al punto en el que ambos se verán envueltos en una espiral de dependencia recíproca que desembocará en un mar de sucesos impredecibles.

He querido empezar con este símil literario porque ¿es casualidad que, de entre las numerosas referencias culturales que tiene el filme, una de ellas sea a Scheherezade? Creo que no. En la casa es una especie de ingeniosa, morbosa y satírica actualización de la historia Las mil y una noches donde Ozon, en un ejercicio de virtuosismo narrativo (y de montaje), alterna realidad y ficción como si de un mago se tratase. Un juego de espejos muy “woodyallenesco” en el que las fronteras entre lo real y lo imaginario (que no fantástico) se confunden cada vez más a medida que nos acercamos al final de la película.
El personaje de Claude se convierte en la Scheherezade de Germain pero, a la vez, se convierte en la nuestra. En un estupendo juego metalingüístico, el devenir de su relato trasciende gradualmente del papel para cobrar vida en la pantalla y repercutir en la historia del filme, de tal manera que ambos se funden en uno sólo siendo, el propio Claude, el que juega simultáneamente con los personajes y el propio espectador.

Con tan ocurrente recurso narrativo, que demuestra lo poco exploradas que están algunas fórmulas de contar historias en el cine, Ozon navega entre el voyeurismo de Hitchcock y la turbia seducción del visitante de Teorema (1968) de Pasolini para manipularnos (en el sentido más positivo del término) y mantener nuestro interés centrado en la pantalla.

La película transita por una vía que empieza en la inocencia de un simple alumno ávido de aprendizaje, prosigue por la comedia inteligente que, luego, muta en drama sentimental y acaba en una suerte de maquiavélico final un tanto abrupto y atropellado y es que, al contrario de una de las frases que el personaje de Germain cita sobre los finales de las novelas, este final no te lo esperas, pero podría haber acabado de otra manera.

A lo largo de ese trayecto vemos el proceso de aprendizaje que experimenta tanto Germain como Claude, porque ambos aprenden el uno del otro en esa reflexión que Ozon hace sobre el proceso de creación y sobre la relación entre el autor y su público. Un proceso que tanto se puede aplicar a la literatura, al cine, al teatro o a cualquier medio o expresión que implique crear. La relación que se establece entre ambos protagonistas va más allá de profesor/alumno. En realidad, se trata de una dependencia artística entre dos personas en diferentes momentos vitales y separadas por varias generaciones pero que viven por y para la ficción, que canalizan sus deseos, sus miedos y sus inquietudes a través de la literatura y ahí los tenemos, al final, sentados en un banco el uno al lado del otro, cual sultán Schariar doblegado por su retorcida Scheherezade particular, imaginando historias para sentirse vivos.

En la casa viene avalada por la Concha de Oro del Festival de San Sebastián pero es una película que no necesita aval ninguno, ella sola tiene la calidad suficiente como para hacer las delicias tanto de los cinéfilos empedernidos como de aquél que le guste el cine y busque pasar un buen rato viendo un producto entretenido, divertido, emocionante y que apunta directamente al intelecto del espectador pero, también, a su corazón.


http://bigkahuna3.blogspot.com.es/
Adrián Peña
6
1 de diciembre de 2012
74 de 100 usuarios han encontrado esta crítica útil
Anoche fui a ver esta película y...no era para nada lo que me esperaba. Mi idea era la de ver una película sobre educación y me encontré, como sabréis, con un ejercicio de literatura rodado.

Con relaciones y personajes que me recordaron desde Lolita a El Perfume, por el lado positivo debo decir de esta película es que es original en su propuesta y marco de acción, a mi lo meta me encanta y que jugaran a lo largo de la película con pasar de una historia a una historia dentro de una historia a una... etcétera me gustó; la experimentación "in situ" con diferentes estilos literarios y las lecciones sobre creación literaria y, por otro lado, la naturalidad con la que tratan una historia algo "enfermiza" (aquí es donde me recuerda a El Perfume, un poco) todo por el arte, por la creación, me pareció un detalle digno de admiración, así como hacernos conscientes de los otros y de la curiosidad por entrar a "sus casas".

Por el lado negativo pienso que adolece de los mismos problemas que el relato de Claude, gran parte de la película consiste en lo que él escribe. Estas partes en mi opinión son muy flojas, plagadas de tópicos, burdas y en definitivo producto de un escritor adolescente que está aprendiendo. Esto es guay porque jugamos a mostrar cómo es empezar a escribir pero te tienen viendo, hacia el final sobre todo, un montón de escenas pobres que son secundarias a la, digamos, idea superior y principal de la película. Citando al personaje de Maurice, deberían dejar que el lector imagine y confiar en él, y no enseñar tanta casa (no ir a la cancha) cuando lo que aquí importa está dentro de las cabezas.

Mi sensación con esta película es que pese a todos los aspectos positivos (que son muchos y realmente significativos para mí) no puedo considerarla una buena película, hay una fuga en alguna parte de la instalación por la que sale mucha agua y no sé dónde está.
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