Braveheart
8.0
155,808
Aventuras. Drama
En el siglo XIV, los escoceses viven oprimidos por los gravosos tributos y las injustas leyes impuestas por los ingleses. William Wallace es un joven escocés que regresa a su tierra despues de muchos años de ausencia. Siendo un niño, toda su familia fue asesinada por los ingleses, razón por la cual se fue a vivir lejos con un tío suyo.
10 de marzo de 2007
10 de marzo de 2007
199 de 253 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es un clásico del cine y tan solo a la edad de 12 años, y es que son de esas películas que uno ve una vez y desea volver a verla pasado un tiempo, y es que sus casi 3 horas se hacen cortas y aun con deja con ganas de saber mas.
Una película que destaca en casi todos los aspectos, ya que tiene una historia argumental muy bien llevada, y es que esta película no solo se basa es describirnos un hecho histórico y un drama épico, sino que va mas allá y nos relata, la vida de William Wallace, y los múltiples sentimientos que acompaña a cualquier persona durante su vida, como son el amor, la muerte, la amistad, los miedos, los reveses de la vida, el esfuerzo, etc... Y además lo hace sin olvidar que es una película, y como tal, tiene que hacer que todos esos sentimientos y emociones lleguen al espectador, y no aburrirlo con filosofismos y metáforas, y es que Mel Gibson lo consigue en cada fotograma de la película.
También hay que destacar la fotografía John Toll, el maquillaje y el vestuario y a que Mel supo elegir muy bien su escenario, todo esto en conjunto, hace que el espectador sea transportado a otra época y a otro momento, y se sienta más parte de la película que un simple espectador en una butaca.
Además el guión de la película dentro de la complejidad que existe, Mel lo sabe llevar muy bien, sin dejar cabos sueltos, describiéndonos todo y no dejándose nada en el tintero, y además tantos personajes que hay en la película, a cada uno lo mantiene en su línea y no desviándose y olvidando las características principales de cada uno y dándole la importancia y relevancia que tienen, no solo en la película, sino en la historia.
Para mí, es la obra maestra de Mel Gibson y su mejor actuación, así que aquellos que no la hayan visto, no duden en verla, porque merece la pena y en ningún momento defraudara.
Una película que destaca en casi todos los aspectos, ya que tiene una historia argumental muy bien llevada, y es que esta película no solo se basa es describirnos un hecho histórico y un drama épico, sino que va mas allá y nos relata, la vida de William Wallace, y los múltiples sentimientos que acompaña a cualquier persona durante su vida, como son el amor, la muerte, la amistad, los miedos, los reveses de la vida, el esfuerzo, etc... Y además lo hace sin olvidar que es una película, y como tal, tiene que hacer que todos esos sentimientos y emociones lleguen al espectador, y no aburrirlo con filosofismos y metáforas, y es que Mel Gibson lo consigue en cada fotograma de la película.
También hay que destacar la fotografía John Toll, el maquillaje y el vestuario y a que Mel supo elegir muy bien su escenario, todo esto en conjunto, hace que el espectador sea transportado a otra época y a otro momento, y se sienta más parte de la película que un simple espectador en una butaca.
Además el guión de la película dentro de la complejidad que existe, Mel lo sabe llevar muy bien, sin dejar cabos sueltos, describiéndonos todo y no dejándose nada en el tintero, y además tantos personajes que hay en la película, a cada uno lo mantiene en su línea y no desviándose y olvidando las características principales de cada uno y dándole la importancia y relevancia que tienen, no solo en la película, sino en la historia.
Para mí, es la obra maestra de Mel Gibson y su mejor actuación, así que aquellos que no la hayan visto, no duden en verla, porque merece la pena y en ningún momento defraudara.
5 de julio de 2006
5 de julio de 2006
203 de 280 usuarios han encontrado esta crítica útil
He tardado, pero al final gracias a la emisión de la misma por Antena 3, he podido ver Braveheart. Y qué decir de esta Obra Maestra de Gibson, que me ha sorprendido gratamente más como director que como actor en si mismo. Y no es que su papel sea malo o su interpretación mediocre, nada más lejos de la realidad: el tío se sale. William es un personaje impresionante, ahora siempre que vea a Gibson recordaré al héroe de Escocia.
Los demás actores cumplen perfectamente en su totalidad, especialmente el elenco de segundarios tras el protagonista. La fotografía es una auténtica pasada, y la música... indescriptible. Tiene una de las mejores BSO que recuerdo haber escuchado nunca, superior incluso a Conan el Bárbaro, cuyo tema central ya ha pasado al mundo del cine.
¿Las batallas? Impresionantes. Brutales, violentas, sádicas... realistas. Hay mucha crudeza, pero está tan bien tratada que se perdona. Y el guión, incluso mejor. No sólo por la famosa frase "Podrán quitarnos la vida. Pero nunca nos quitarán la libertad", sino en general, hay algunas situaciones tan impresionantes que al menos a mi ya no se me olvidarán nunca.
Realmente me arrepiento de no haberla visto antes, es sorprendente lo mucho que ha influido en cintas épicas posteriores, sin ir más lejos en "El Último Samurai", que se permite algunas licencias sospechosamente similares.
Quizá se le puedan sacar algunos fallos como el no tener más líneas para la historia de amor entre William y su esposa, o el final, que divide opiniones (a mi me parece perfecto, aunque me da lástima por cómo acaba todo). Sea como fuere, ved Braveheart. No sólo es la mejor película épica que, personalmente, he visto nunca. Sino que además es una Obra Maestra del cine de los 90. Impresionante.
Los demás actores cumplen perfectamente en su totalidad, especialmente el elenco de segundarios tras el protagonista. La fotografía es una auténtica pasada, y la música... indescriptible. Tiene una de las mejores BSO que recuerdo haber escuchado nunca, superior incluso a Conan el Bárbaro, cuyo tema central ya ha pasado al mundo del cine.
¿Las batallas? Impresionantes. Brutales, violentas, sádicas... realistas. Hay mucha crudeza, pero está tan bien tratada que se perdona. Y el guión, incluso mejor. No sólo por la famosa frase "Podrán quitarnos la vida. Pero nunca nos quitarán la libertad", sino en general, hay algunas situaciones tan impresionantes que al menos a mi ya no se me olvidarán nunca.
Realmente me arrepiento de no haberla visto antes, es sorprendente lo mucho que ha influido en cintas épicas posteriores, sin ir más lejos en "El Último Samurai", que se permite algunas licencias sospechosamente similares.
Quizá se le puedan sacar algunos fallos como el no tener más líneas para la historia de amor entre William y su esposa, o el final, que divide opiniones (a mi me parece perfecto, aunque me da lástima por cómo acaba todo). Sea como fuere, ved Braveheart. No sólo es la mejor película épica que, personalmente, he visto nunca. Sino que además es una Obra Maestra del cine de los 90. Impresionante.
20 de enero de 2007
20 de enero de 2007
84 de 108 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película "Braveheart" nos trae de nuevo a la memoria, lo mejor del cine épico de los dorados años de la industria americana. Se trata de un gran trabajo en todos los sentidos y la historia, está tratada con muy buen gusto y una gran elegancia.
Nada falta en esta cinta, pues tiene dosis de humor y de drama, momentos de romanticismo y de crueldad, etapas de acción y de tranquilidad; todo ello, regado con una gran dosis de aventura y heroísmo. Por si fuera poco, los diálogos son de una gran riqueza, los escenarios son preciosos y la banda sonora es memorable.
En definitiva, toda una obra de arte la que nos ofrece el gran Mel Gibson, el cual sin duda, está claro que tiene madera de héroe y que le va el papel como anillo al dedo.
En un mundo donde el honor empieza a perder la batalla a favor de otros valores menos románticos, no está de más que alguien nos recuerde que siempre fue, un pilar importante para el ser humano y su caminar por este mundo.
Así que aprendamos un poco de William Wallace.
Nada falta en esta cinta, pues tiene dosis de humor y de drama, momentos de romanticismo y de crueldad, etapas de acción y de tranquilidad; todo ello, regado con una gran dosis de aventura y heroísmo. Por si fuera poco, los diálogos son de una gran riqueza, los escenarios son preciosos y la banda sonora es memorable.
En definitiva, toda una obra de arte la que nos ofrece el gran Mel Gibson, el cual sin duda, está claro que tiene madera de héroe y que le va el papel como anillo al dedo.
En un mundo donde el honor empieza a perder la batalla a favor de otros valores menos románticos, no está de más que alguien nos recuerde que siempre fue, un pilar importante para el ser humano y su caminar por este mundo.
Así que aprendamos un poco de William Wallace.
4 de mayo de 2009
4 de mayo de 2009
81 de 104 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy un tipo del montón, de los que no soportan "El Diario de Patricia" pero tampoco "Redes" de Eduardo Punset. Soy uno de esos que, entre las películas que le marcaron, es capaz de mencionar "Braveheart".
Han pasado años y a Braveheart se le ven las costuras, pero me sigue conmoviendo casi tanto como la primera vez que la vi. ¿Que no tiene el menor rigor histórico? Decidme una película ambientada antes del S.XVII que lo tenga. Comparádmela con "El Reino de los Cielos", y su herrero francés analfabeto que aprende esgrima en cinco minutos y se marcha a Palestina para darles lecciones de regadío a los árabes medievales. Comparádmela con El Gladiador, herido gravemente en Germania y que escapa en dos días hasta Mérida, atravesando un paisaje lunar. Comparádmela con (glups) el Señor de los Anillos, para qué hablar.
Han pasado años y a Braveheart se le ven las costuras, pero me sigue conmoviendo casi tanto como la primera vez que la vi. ¿Que no tiene el menor rigor histórico? Decidme una película ambientada antes del S.XVII que lo tenga. Comparádmela con "El Reino de los Cielos", y su herrero francés analfabeto que aprende esgrima en cinco minutos y se marcha a Palestina para darles lecciones de regadío a los árabes medievales. Comparádmela con El Gladiador, herido gravemente en Germania y que escapa en dos días hasta Mérida, atravesando un paisaje lunar. Comparádmela con (glups) el Señor de los Anillos, para qué hablar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Se puede decir lo que se quiera, pero no es una película hollywoodiense ni convencional. Para empezar termina mal, por ejemplo. Los personajes y los escenarios están llenos de barro y mugre (ahora todas las pelis históricas imitan este rasgo, pero creo que fue Braveheart la primera que reflejó, de verdad, la miseria de la Europa medieval). El guión trata de reflejar al mismo tiempo dos conflictos, la división nobles-plebeyos y la guerra entre escoceses e ingleses, lo cual supera el simplismo de la mayoría de las películas históricas.
En la película hay un personaje casi perfecto, Wallace, y un supervillano, Eduardo, pero fuera de éstos dominan los grises. La clave del filme está en Bruce, que se debate entre los dos extremos.
Creo que los ingleses salen muy bien parados. El rey les presenta a Wallace, su peor enemigo, listo para la tortura, y cuando el populacho de Londres advierte la nobleza del escocés, se apiadan de él y piden clemencia al verdugo. No cabe mayor elogio de un pueblo.
Sobre todo, la cinta se aleja muchísimo del estilo de narración más habitual en las pelis americanas. Hay detalles muy originales. La escena del carro, por ejemplo. El niño Wallace recibe los cuerpos de su padre y su hermano, muertos en la batalla. El crío ve llegar los bueyes desde lejos, cargando los cadáveres, y dándose media vuelta sigue con las tareas de la granja, negándose a aceptar la noticia. La cámara sigue al chiquillo (grandísimo actor, por cierto) mientras el carro sigue acercándose a lo lejos.
Es una escena bellísima y terrible.
Gibson ha hecho una película llena de rabia y de fuerza, y no comprendo al que pueda ver la arenga de Stirling sin enardecerse. Hay también un auténtico poema de amor, fluyendo por debajo de la política y las batallas. Murron está presente en todo momento, como la Dulcinea de Wallace. Y hay, además, un canto a la integridad, al valor del que escucha su corazón aunque estén a punto de destriparlo por ello.
Muy buena película. Y aunque yo no sea crítico y mis gustos sean del montón, creo que para ponerla al nivel de un "telefilme de sobremesa" hace falta ser bastante pedante. Para empezar, todavía después de quince años este "telefilme" sigue provocando imitadores. El último, "1613", superproducción rusa.
En la película hay un personaje casi perfecto, Wallace, y un supervillano, Eduardo, pero fuera de éstos dominan los grises. La clave del filme está en Bruce, que se debate entre los dos extremos.
Creo que los ingleses salen muy bien parados. El rey les presenta a Wallace, su peor enemigo, listo para la tortura, y cuando el populacho de Londres advierte la nobleza del escocés, se apiadan de él y piden clemencia al verdugo. No cabe mayor elogio de un pueblo.
Sobre todo, la cinta se aleja muchísimo del estilo de narración más habitual en las pelis americanas. Hay detalles muy originales. La escena del carro, por ejemplo. El niño Wallace recibe los cuerpos de su padre y su hermano, muertos en la batalla. El crío ve llegar los bueyes desde lejos, cargando los cadáveres, y dándose media vuelta sigue con las tareas de la granja, negándose a aceptar la noticia. La cámara sigue al chiquillo (grandísimo actor, por cierto) mientras el carro sigue acercándose a lo lejos.
Es una escena bellísima y terrible.
Gibson ha hecho una película llena de rabia y de fuerza, y no comprendo al que pueda ver la arenga de Stirling sin enardecerse. Hay también un auténtico poema de amor, fluyendo por debajo de la política y las batallas. Murron está presente en todo momento, como la Dulcinea de Wallace. Y hay, además, un canto a la integridad, al valor del que escucha su corazón aunque estén a punto de destriparlo por ello.
Muy buena película. Y aunque yo no sea crítico y mis gustos sean del montón, creo que para ponerla al nivel de un "telefilme de sobremesa" hace falta ser bastante pedante. Para empezar, todavía después de quince años este "telefilme" sigue provocando imitadores. El último, "1613", superproducción rusa.
26 de marzo de 2008
26 de marzo de 2008
72 de 92 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film que se propone dirigir y protagonizar Mel Gibson se basa en la historia real de un noble escocés, Ser William Wallace, que dirigió a su país contra la ocupación inglesa y contra el Rey Eduardo I de Inglaterra en las Guerras por la Independencia de Escocia. Fue un hombre de convicciones y principios que se valoran hasta el día de hoy, contraste con su compatriota, Robert the Bruce, de extracción noble.
En todo momento Gibson siente que no está actuando, que él es William Wallace, que se ha enamorado perdidamente y que las leyes y la ocupación francesa son un auténtico obstáculo.
La historia permanece siempre fiel, los momentos de humor son adecuados, destacando pequeñas dosis de humor negro, y la acción está asegurada.
El desarrollo del film continúa a ritmo trepidante, como un buen libro del cuál no puedes parar de leer, o una degustación que siempre te pide un poco más, unido a una expléndida fotografía , una puesta en escena maravillosa (muy destacables las escenas de batalla a campo abierto), y unas interpretaciones que rebosan fuerza(Gibson), ternura(Marceau), valor(McGoohan), consiguen un drama épico digno de comparación con grandes superproducciones antecesoras.
Su banda sonora, al ritmo de las gaitas más puramente escocesas, da a la obra el toque necesario para mantener al espectador, a pesar de las explícitas escenas de combate y de violencia, en plena armonía.
Por encima de sus nominaciones, de sus 5 Oscars, y de su éxito tanto en taquilla como en crítica, estamos ante una obra de veteranía, que conjuga una serie de valores tan importantes como la libertad, que supone un reencuentro con el cine épico, de la mano de un Mel Gibson que, a pesar de sus controvertidas acciones y su polémica cinematográfica, se muestra inconmensurable haciéndonos ver, como pocas veces se puede decir, que Hollywood no es sólo la factoría de los sueños, gran número de veces rotos, sino la factoría del bello arte cinematográfico.
En todo momento Gibson siente que no está actuando, que él es William Wallace, que se ha enamorado perdidamente y que las leyes y la ocupación francesa son un auténtico obstáculo.
La historia permanece siempre fiel, los momentos de humor son adecuados, destacando pequeñas dosis de humor negro, y la acción está asegurada.
El desarrollo del film continúa a ritmo trepidante, como un buen libro del cuál no puedes parar de leer, o una degustación que siempre te pide un poco más, unido a una expléndida fotografía , una puesta en escena maravillosa (muy destacables las escenas de batalla a campo abierto), y unas interpretaciones que rebosan fuerza(Gibson), ternura(Marceau), valor(McGoohan), consiguen un drama épico digno de comparación con grandes superproducciones antecesoras.
Su banda sonora, al ritmo de las gaitas más puramente escocesas, da a la obra el toque necesario para mantener al espectador, a pesar de las explícitas escenas de combate y de violencia, en plena armonía.
Por encima de sus nominaciones, de sus 5 Oscars, y de su éxito tanto en taquilla como en crítica, estamos ante una obra de veteranía, que conjuga una serie de valores tan importantes como la libertad, que supone un reencuentro con el cine épico, de la mano de un Mel Gibson que, a pesar de sus controvertidas acciones y su polémica cinematográfica, se muestra inconmensurable haciéndonos ver, como pocas veces se puede decir, que Hollywood no es sólo la factoría de los sueños, gran número de veces rotos, sino la factoría del bello arte cinematográfico.
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