"13 Reasons Why" no inventa nada que ya no se haya visto antes. Clichés tan típicos del típico instituto americano del cual más de uno debe estar harto de ver en cada serie, película, dibujos animados dedicados a la cultura teen. Sí, aquí encontramos a los atletas del instituto, las animadoras, la friki que se viste de gótica, los nerds del cuadro de honor, los que no encajan en ningún lado y revolotean en todos los ámbitos, los que trabajan en un cine como un "part-time job", el que hace su revista que todo el instituto lee y el rarito que saca fotos a todo lo que se mueve. Y los temas que trata como las fiestas llenas de alcohol y drogas, los amores de preparatoria, los desamores, el bullyng... también son cosas ya vistas.

"13 reasons Why" no inventa nada... Entonces, ¿por qué no puedes dejar de verla desde el minuto uno del primer capítulo, hasta el minuto 59 del último? ¿Por qué?
Porque en el medio está el suicidio de una joven cualquiera, que a través de una serie de cintas ya en desuso, nos va a invitar a escuchar su historia. Y es desde este punto donde vamos a ver la maestría de aquellos que llevaron adelante este proyecto para convertir una típica historia de instituto, en una de las mejores y más necesarias series para ver en este 2017. (2017 que recién empieza y que nos entrega esta verdadera revelación en medio de algunas decepciones.)

Pero, de vuelta, ¿por qué? ¿Por qué hay que verla? La respuesta es simple: "13 Reasons Why" funciona, cumple y no fracasa en donde el resto de series teen sí lo hace. En la piel de Clay Jensen y Hannah Baker, vamos a ir conociendo la cara más oscura de los típicos temas de instituto americano. Contados de forma cruda, visceral y real. Sin moralina de por medio. Una joven que harta de la constante humillación y sin encontrar las respuestas para ser feliz, decide terminar con su vida, no sin antes dejar un testimonio cruel y cargado de culpas para repartir, que nos va a tener atrapado durante los 13 capítulos que dura está primera y (sin especular) única temporada.

Actuaciones destacables de actores que no se quedan en el molde, personajes tridimensionales y reales que toman decisiones y sufren sus consecuencias, problemas serios tratados de forma seria, una fotografía intensa y colorida, conversaciones convincentes, flashbacks bien metidos y coherentes, la constante sensación de que hay algo que no te están terminando de contar y que fascina, dos perspectivas de una misma tragedia y como así como están los que buscan justicia, también están aquellos que no quieren hacerse cargo. Y que al final vas a querer que todos estos paguen por el sufrimiento de Hannah.

Una serie notable, adictiva e irresistible, sin dudas. Otra muestra de que a Netflix no le da miedo a competir codo a codo con las grandes compañías de Hollywood. Y demos gracias por eso.

Pero... bueno, mejor aquí la termino. No pierdan el tiempo, vayan a Netflix, busquen la serie y empiecen a verla. Conozcan a Hannah. Conozcan a Clay. Conozcan a Justin, Bryce, Jessica, Alex, Sheri, Tyler, Ryan, Courtney, Zach, Tony, Jeff, Skye. Conozcan a los padres de Hannah, al Sr. Porter, a los padres de Clay y demás. Y conozcan la otra cara de un típico instituto americano.

Quiero hablar con la verdad. Yo no era un amante del género del drama, romance, etc. Jamás hasta el día que la vi, me había imaginado a mí viendo un drama; encima en forma de anime. Porque yo siempre fui de la acción, la aventura, aquellos que te impactaban con sus transformaciones, sus técnicas especiales y que te hacían vibrar con sus efectos de sonido. Y sí había sangre, ¿qué más pedir, no? Sí, ese tipo de animes.
Hasta que por esas razones de la vida (que no caen por casualidad) un día, aburrido sin más, me encontré con la imagen de un anime que tenía como protagonista a una hermosa joven rubia tocando el violín. Y me llamó la atención. Tanto así que quise saber más. Y entré.

De repente, me encontré mirando algo a lo que no estaba acostumbrado. Me vi inmerso en un mundo colorido, alegre y vivaz que me lo presentan con esa primera escena tan simple, y a la vez, tan mágica que empieza con nuestra protagonista persiguiendo un agraciado gatito negro; y terminando con nuestra misma protagonista mirando al espectador directo a los ojos. Entonces te atrapa. Te hundes en esos ojos grandes típicos de los dibujos nipones y no te asustes si, involuntariamente, se te dibuja una sonrisa en el rostro.

Y ese es el punto de partida para un viaje que pronto vas a entender que no es tan colorido como te lo pintan. Porque la realidad es que esto es drama. Y en el drama debe haber drama.
Cierto es que este anime no inventa nada que no se haya visto en otros del mismo género. Pero su originalidad no está en lo que muestra, sino en cómo lo hace. Porque te aseguro que este anime entendió como explotar desde las lágrimas cayendo de los ojos de los personajes al compás de un magnífico coro de violines, pasando por las sonrisas en los momentos más dulces, hasta esa ligera previsibilidad a mitad del anime, de la que en ningún momento intenta escapar y que posiblemente te termine adelantando lo que será el final. (Incluso me atrevo a decir, que ésta es de sus grandes virtudes)

Nada sobra; nada falta. Está bien así. Porque todo lo que se quiere contar, se cuenta. Porque sabe tocar los corazones, ya sea por su trama, por su música, o por la perfecta conexión entre éstas dos. Hay mejores dramas que éste? Y tal vez sí que los haya. Pero para mí no, porque "Your Lie in April" fue mi primera vez en este género. Y, personalmente, cayó en el momento justo cuando yo necesitaba algo así. Cuando yo necesitaba encontrarme por casualidad con esos sentimientos que a veces me rehusaba a buscar.

Entonces, ¿por qué un 8 y no un 10? Pues porque tienes sus errores y un ritmo, que tal vez no a todos termine por gustarle, con situaciones que llegan a repetirse y que pueda parecer que no haya verdadero progreso. Sin embargo, son detalles para los quisquillosos e irritables que se limitan a la superficie y no se hunden en las sensaciones y sentimientos que quedan. Por lo que tal vez, a esos no se las recomiende.
Pero, sí se las voy a recomendar a aquellas personas sensibles que quieren ver sus emociones fluir y también a aquellos que estén cansados de lo cotidiano y quieran experimentar otros géneros. Porque, por experiencia personal, no hay mejor anime para principiantes en el género de drama que Shingatsu wa Kimi no Uso.

Sí, quiero. Porque su nombre, aunque poco conocido en el ambiente, me demostró que puede ser sinónimo de muy buena calidad, incluso dentro de una cadena que (vamos a coincidir más de uno aquí) últimamente no se destaca por ello.

Y es también por esa razón que le agradezco a Disney Channel por darle una oportunidad a este hombre a que haya podido entregarnos una pieza de aventura tan original, divertida y que, sobre todo, no pone en tela de juicio ni se burla de la inteligencia del espectador. Porque "Gravity Falls" es de esas series infantiles, como ya no aparecen, cuyo mérito es que no tiene miedo de expresarse a sí misma. No tiene miedo de hacer inteligentes y muy graciosas referencias a la cultura popular, que va a llamar la atención tanto al joven más adulto como al niño más infantil, y tampoco teme hacer interesantes parodias ni desarrollar un astuto y agradable humor en base a una crítica a los diferentes ambientes que envuelven a la sociedad norteamericana.

Una serie animada que merece la pena ver. Con sus coloridos paisajes, sus personajes de lo más variopintos, que te llevarán a conocer desde un tío súper estafador, a un cerdo llamado Waffles, o una chica montañesa muy guapa que va a enamorar a uno de nuestro par de entrañables protagonistas, pasando por breves apariciones de una fascinante selección de personajes fantásticos como unicornios de ojos muy monos, pero que de tiernos tienen poco, hasta un triangulo de un sólo ojo, que es tan malo y tan divertido que jamás te dejará indiferente con sus apariciones y que hace a la esencia del programa.

En definitiva, una serie con una trama compleja y cautivadora, que cuando le tomes el gusto, realmente no vas a querer parar de verla. Vas a estar haciendo zapping y no vas a poder evitar detenerte allí dónde la encuentres. La verás repetidas veces y vas a seguir riéndote como la primera vez que la viste. Porque esa es la magia de Gravity Falls. Esa es la magia que nos presenta Alex Hirsch en cada uno de sus capítulos.

Sólo es cuestión de dejarte atrapar y acompañar a Dipper y Mabel Pines a este genial pueblito escondido en alguna parte de Oregón.

Un 10, señores. Y le pongo un 10 porque después de tres temporadas que me las acabé en 2 días, puedo decir que no solo cumple con las expectativas, sino que Rick and Morty es la f*** hostia (la palabra que más encaja a esta serie).

Es ácida, inteligente y átipica. Toma lo mejor de todas las series más icónicas de la televisión y crea un producto único e innovador. Y por eso el 10. Porque es innovador con todo lo que tiene a mano y eso es la maestría y la imaginación de un hombre que no teme a la censura ni a lo que la gente más conservadora podría pensar. Y no le teme, porque no le importa.

Rick and Morty rompe barreras y límites, hace lo quiere y cómo lo quiere; sin embargo jamás pierde el sentido ni la lógica dentro de su propio universo. Crea relaciones únicas y perfectamente conseguidas, con personajes carismáticos y llenos de realidad. Allí encontrarás un grupo protagonista conformado por un matrimonio miserable, pero que se aguanta e increiblemente se quiere, y que no tiene problema en decirle a su hija mayor que no es ningún orgullo y que es la razón por la que se casaron. Hija que es el punto del medio, una especie de Meg de Padre de Familia, pero a lo Rick and Morty. Y un Morty que junto a su abuelo científico loco, Rick, conseguirán convertirse en una de las mejores parejas de los últimas tiempos. Todo en estos personajes es disfuncional, y así es como funciona, acompañados también en cada episodio por una amalgama de personajes secundarios que se roban cada minuto de pantalla en que aparecen.

Pero lo mejor que tiene, además de Rick, que es el personaje que se pone al hombro las mejores escenas y los mejores diálogos que verás en esta serie de animación para adultos, es el cariño con que la llevan a cabo sus creadores. Realmente me imagino a estos maestros sentados, en un estudio, riéndose a carcajada de cada cosa piensan y chocando copas cuando consiguen ponerle contexto a sus ideas.

Y los detalles. El mimo de estos creadores por los detalles es esencial para que Rick and Morty sea Rick and Morty en su mejor versión. No dejan cabos sueltos, ni hasta los más simples y que pueden pasar desapercibidos a vista del espectador desatento. Porque si estas atento, lo ves, lo recordas y te vas a reír por las incontables referencias que hacen. No solo de nuestra realidad sino de la suya propia. No te permiten dudar, no te dejan preguntarte: ¿y qué pasó? ¿Qué fue de...? No, porque lo vas a volver a ver y vas a exclamar alucinado: ¡¡sí, recuerdo eso!! ¡¡Ese personaje ya había aparecido en otro capítulo!! (Y ni hablar de las secuelas de sus propios capítulos, genial)


En definitiva, si habías sentido que toda la animación se iba al traste, perdida por lo cliché, lo típico y convencional hasta el cansancio, Rick and Morty es de esos engendros que salen de vez en cuando y que te harán recordar que todavía hay cierta esperanza para volver a los viejos tiempos, a esas eras doradas de los 80, 90, donde cada serie animada que aparecía era para crear culto en esas generaciones que las vivimos. No le tengan miedo a lo bizarro, a lo irracional, porque la van a pasar bien. Promesa de este humilde amante de las series.

Atrapa. No es una serie conocida, no revienta los top ni se acercará a las superproducciones, los actores son ignotos, y su ubicación es exótica a lo menos; pero la esencia la has visto mil veces, en mil series diferentes, en mil películas del género.

Entonces, ¿por qué aventurarse a verla si lo que expuse hace que parezca más de lo mismo?
Porque es atrapante, tiene una buena trama, buenas interpretaciones y es creíble en cada dialogo, en cada escena, en todas las situaciones que verás en pantalla. Quién te la recomiende, así sea Netflix o los seriéfilos de esta página, vela, porque no te vas a arrepentir.

Y yo te digo que la veas porque incluso en algún punto, me hizo acordar a los aires de misterio que impregnaban las mejores novelas policiales de Agatha Christie; en su esencia, el género policial en su mejor expresión. Aunque claro que no llega a tal nivel, reitero, lo hace bien llevando la trama y manteniendo siempre latente la intriga, tal como se espera de un thriller policial, con personajes reales que tienen sus propios problemas a parte, un pueblo pequeño donde lo más grave había sido la muerte de una joven con la que comienza la historia y donde los únicos tres policías que hay, no llevan armas y están acostumbrados a poner multas a coches mal aparcados.

Otro punto a favor también, es que son 10 capítulos en su primera temporada y tuvo el suficiente éxito como para obtener una segunda temporada con otros 10 capítulos más.