Antes de nada, decir que he intentado ser objetivo en mi calificación, ya que el cuerpo me decía que la nota ni si quiera debería llegar al 4, pero no sería justo.

Y no sería justo porque es cierto que algunas actuaciones son excelentes, el desarrollo de personajes esta tratado con mimo, y junto a los diferentes escenarios donde se desarrollan los acontecimientos dotan a la serie de una calidad que es difícil de ignorar.

Pero no he podido evitar desconectar continuamente en esos largo y tediosos momentos donde las conversaciones entre dos personas o los monólogos individuales son, a pesar de intentar ser profundos e intensos, simples, aburridos, manidos... si desnudas la imagen y la buena actuación de los personajes, no queda nada. Son dilemas éticos básicos, que cualquier adulto ya ha aceptado hace tiempo.

Y es cierto, no todos son así, en ciertos momentos sí que los hay interesantes, pero son los menos.

Y es una pena porque la propuesta y el marco argumental donde desarrollan la historia es interesante, pero se queda en un segundo, tercer o incluso cuarto plano entre tanto desarrollo, y lo que queda es un compendio de autocompadecimientos, lamentaciones y aburrimiento soporífero, tanto como la banda sonora, que es una verdadera tortura eclesiástica.

La serie focaliza su desarrollo en dos historias, la principal se basa en el ingreso a prisión de una persona atormentada por su delito, interpretada por Sean Bean. La segunda nos cuenta las complicaciones que tiene que afrontar un funcionario de prisiones interpretada por Stephen Graham.

La serie se basta con sus 3 capítulos para meternos de lleno en ese diminuto mundo y ponernos en los zapatos de ambos protagonistas, envolviendo todo ello con un manto de realismo brutal, sin concesiones ni distracciones.
Nos pone en la piel de sus protagonistas a la hora de tomar decisiones extremadamente complejas y en las que no existe una opción inocua, sin consecuencias, de manera que el espectador comprende que cualquier decisión puede ser tan acertada como errónea.

Las interpretaciones son excepcionales, posiblemente de los mejores trabajos realizados por sus dos principales protagonistas, con un guión mundano pero excelente, poniendo en relieve los sentimientos ante las circunstancias de los personajes.

Lo mejor que nos ha dejado este 2021 por el momento en lo que a series (o mini series) se refiere.

La serie destila calidad por todos los costados, es innegable la crudeza que nos muestra sin excederse ni recrearse en ella. Personajes interesantes, trama con una base ligeramente más original de lo habitual en este tipo de narraciones, basada en una novela, a su vez basada en las rutas que hacían los esclavos para escapar de su miseria con esa pequeña pincelada de fantasía en el que el tren es real.

El problema para ser una serie que además de a la crítica también seduzca a la audiencia, es que el ritmo a veces es insoportable. La sensación de que en la gran mayoría de las cosas que te cuentan se toman un tiempo excesivo es constante.

Creo que el fallo viene en no haber sabido conciliar la calidad de sus tomas y profundidad de sus personajes con un ritmo adecuado excediéndose sobremanera en ello.

Demostración de todos los errores que se pueden cometer para llevar una serie al fracaso absoluto.
Debería estudiarse en todas las escuelas de cine actuales.

Empecemos por la idea. En un principio puede ser garantia de al menos una serie interesante, pues se basa en la historia de Rey Arturo, ¿quien no lo conoce?, cualquier amante de la edad media, epopeyas, etc, se sentirá atraido. Pero cuando la idea la modificas de tal manera que pierde su esencia el efecto es el contrario.

La introducción de temas sociales estan forzadisimos, metidos con calzador, a presión y sin sentido. Hoy en dia la lucha contra el racismo, desigualdad, genero, etc, son temas candentes, pero cuando coges todas esas reclamaciones sociales, y las mezclas con una historia que no tiene un transfondo para contarlo, lo bates y lo lanzas, el desastre esta garantizado.

En tercer lugar, un casting desastroso. No hay ni una sola interpretación aceptable, increible. Parecen los chicos de una fraternidad de EEUU haciendo un proyecto después de una borrachera. Lamentables.

Además de que los personajes estan exagerados, los malos son muy malos, los buenos son muy buenos. No hay ningún transfondo ni motivación. No hay causas, no hay efecto, no hay empatia, no hay nada. Solo ser por ser.

El presupuesto no llega para lo que quieren mostrar. Aquí, mas que nunca, se demuestra que menos podría ser más. Si no puedes dar de comer a tus invitados gambas de Palamos, no intentes colarnos como si lo fueran langostinos congelados del mercadona, haz una buena tortilla de patatas.

El último paso es anunciarlo todo a bombo y platillo, para que todos seamos testigos del desastre.

Por cierto, me hubiera gustado saber como se imaginaban ellos la epoca medieval, ya que todos estan tan tan aseados, y con ropas tan tan limpias y brillantes, que parece la alfombra roja de los oscar. Ni una sola gota de barro, tiene su mérito.

En definitiva, una serie para olvidar, en especial para sus productores y directores.

La premisa puede inducir a confundir la temática de la serie. Basándonos en lo que nos han mostrado en la primera temporada, la sinopsis más acertada podría ser algo así como “Una familia afincada en un pueblo de Estados Unidos vive ajena a la sociedad hasta que, por algún motivo, se ve obligada a huir cuando son descubiertos por agentes del gobierno”.

Y así es, la serie trata de como la familia se las arregla para escapar de unos y otros perseguidores por motivos diferentes. El misterio se reduce al por que tienen que huir y hacia donde, jugando con el espectador, en ocasiones de manera poco acertada.

Tampoco ayuda en demasía las actuaciones de sus protagonistas principales, interpretando guiones poco lúcidos, aunque he de otorgarle el intento de presentarnos a un protagonista principal algo más original y reducido en clichés de lo que cabría esperar en este tipo de tramas.
Dicho esto, la serie a mi parecer logra el aprobado, no todo es completamente previsible y sí que te dan algún momento que no esperas, pero sin excesos. La riegan con algunas localizaciones atractivas, y sobre todo una banda sonora variada, original y diferente que destaca por encima del conjunto. Lo que permite disfrutarla sin que llegue el aburrimiento. Tal vez sus siete capítulos ayuden en este menester, e incluso si hubieran sido 6, tampoco hubiera pasado nada.

En definitiva, no destacará del “montón”, al menos en su primera temporada, pero puede servir si no tienes mejores previsiones.