Genial película que recuerda al lazarillo de Tormes argentino, que se tiene que buscar la vida engañando a propios y estraños.

A lo largo del film el espectador se convierte en un pardillo más que entra en la dinámica de la picaresca, creyéndose timador y acabando cazado.

Tanto Ricardo Darín como Gastón están fabulosos y tras el aspecto cómico de la peli se esconde la dura realidad política y social de un pais roto.

Algunas películas solamente deberían ser vistas una vez y a una edad. Recuerdo como me fascino ver a mis muñecos en la pantalla del cine. Corriendo de un universo paralelo a otro para recuperar no recuerdo que artilugio. Ese skeletor cañero que daba hasta miedo verlo. Y mi Heman campeón gritando aquello de "Por el poder de Graissgoll!" (o algo similar). Con 12 años sali flipando del cine.

Que diferencia de cuando hace dos o tres años vi en sesión matutina de TV el enesimo pase de esta peli. Boff! que traición a mis recuerdos! ahí es cuando uno se da cuenta de que la mente humana solo guarda los buenos momentos, aunque para ello se los tenga que inventar! No hay por donde pillarla, tiene mas fallos que Esperanza Aguirre en sesión ordinaria. Lo único destacable que con mis 12 años pasó completamente desapercibido es ver a Monica Geller con el pelo cardadísimo y super hortera (parece una vieja comparada con Friends).

Resumiendo: una pena, con lo feliz que era yo pensando que Heman era un peliculón...

Se la recomiendo a todos los amantes de Almodóvar. Y les insto a que respondan a esta crónica defendiendo la película si es que pueden. Lamentable y absurdo film por su contenido abstracto y por la interpretación lamentable de Rossy de Palma (musa de la belleza en “Raticulín”) y demás chicas Almodóvar.

Acabas hasta las mismísimas de las neuras del Almodóvar, de chicas Almodóvar, de situaciones “almodovarianas” y de tantos colores chillones y extravagantes en la pantalla.

Esta película debería estar catalogada en el grupo de infumables junto con la de Marta Sánchez y la de la Pantoja. Flaco favor a la industria del cine español.

Serie genial, en la que todos los niños de mi generación nos sentiamos identificados con Kevin de una u otra manera.

Solo recordarla me hace rejuvenecer a mi infancia.

Con esta tercera parte, Santiago Segura termina de explotar al personaje de Torrente. Predecible y con muy pocas innovaciones, la pelicula se salva por cuatro puntazos contados y porque el nivel de las nenas sube considerablemente.

El canijo de cruz y raya no se parece ni en el blanco de los ojos a Javier Camara.

Si no la hubiera hecho tampoco habría pasado nada.