Cuando nos enteramos de que iban a estrenar una nueva película de Tim Burton la anotamos inmediatamente en nuestra lista de “pelis que no nos podemos perder”.
Y cuando vimos el trailer, con toas esas brujas, gigantes y demás personajes de cuento nos ilusionamos con la nueva historia fantástica que nos esperaba de la mano de este director singular.
Con cualquier otro hubiésemos estado alerta, temiéndonos o una infantilada sin más o, precisamente, un intento de imitar a Burton.
Pero con él es distinto porque sabemos que nadie como Burton para hacernos recordar la niñez a los adultos, y, a los niños, tratarlos como las personas inteligentes y sensibles que son.
Sin embargo me temo que, en este caso concreto, del trailer a la película entera no hay tanta distancia.
Big Fish es una sucesión de situaciones y personajes de cuento sin matización, densidad, progresión, enriquecimiento ni nada de eso. Y que conste que si esta historia me la hubiera contado mi papá cuando tenía 4 años de edad me hubiese parecido maravilloso, pero esto es un medio distinto; es cine.
Tal vez sea yo insensible, pero la historia del abuelo contando batallitas y el hijo que cree que miente, no me emociona, por muy emotiva que sea la música al final. Aunque sospecho que no es culpa mía, porque Charlie y la Fábrica de Chocolate redunda en los mismos fallos, solo que más evidentemente.
Eduardo Manostijeras, Pesadilla antes de Navidad y Ed Wood me encantan y me parecen únicas, pero quedan ya lejos en el tiempo. Más cerca están El Planeta de los Simios, esta Big Fish, Charlie..., Sweeney...
Tim Burton es genial, un artista con un universo propio muy rico, pero tal vez debería plantearse volver a sus orígenes y hacer cosas más pequeñas (ilustración) para renacer con más fuerza.

Viendo lo que duraban las películas de cine mudo, tan cojonudas como los cortos de Chaplin o La Parada de los Monstruos, me planteo el problema de la duración de los filmes.
Los 67 minutos que dura Freaks me parecieron la duración perfecta, pero ¿Cómo estrenar una película así hoy día?
Hay muchos otros ejemplos que demuestran lo enormemente encorsetado que está el cine comercial, al menos en lo que a su extensión se refiere. Y en este panorama actual la televisión puede ser una alternativa para productos diferentes.
The Wire lo demuestra; al contar un caso policial a lo largo de toda una temporada se permite una mayor extensión en el tratamiento, abarca más personajes y más matices. Y cada capítulo durará una hora, lo que permite una mayor intensidad dramática.
The Wire tiene la duración perfecta, que no intenta alargar con giros de suspense inverosímiles. Esta serie le hace a uno volver a tener esperanzas en la tele (la misma tele en la que Los Simpsons son arrastrados año tras año, pidiendo piedad y una muerte digna).

Que esta película se haya incluido en la lista de "infravaloradas" no lo entiendo.
En fin, no creo que nadie la haya infravalorado, porque hubiese tenido que usar términos tan groseros que lo hubieran denunciado. Si se la califica como basura se la está sobrevalorando.

Michael Haneke, con esta y con sus otras películas logra algo que puede parecer malo, pero que forma parte del mensaje: nos deja insatisfechos.
Y es que pensemos ¿Por qué se puede ir a ver Shaw III o cualquier basura parecida y salir del cine tan campante? Porque te han dado lo esperable. Pues bien, no esperes eso aquí, porque cumple con su intención de mostrar la violencia tan horrible como es. Y eso no debe dejarte satisfecho.
Te hace sentir la crueldad, la desesperación, la desnaturalización hasta el límite, en un pueblo agrícola y luterano del norte de Alemania, antes de la I Guerra Mundial.
El blanco y negro es un recurso expresivo utilizado con bellísima precisión. Toda la fotografía es de una limpieza que impresiona; Así, contrasta y resalta la oscuridad y desviación interior de los niños, de los hijos del pueblo.
El guión nos introduce sin remedio en esta historia sobre la raíz enferma, sobre el huevo que gestan toneladas de odio. Este guión se hace cada vez más interesante, y cuando todo empieza a encajar, se termina.
Con ello nos confronta y parece decirnos:” ¿De veras necesitas más? ¿No tienes suficiente violencia hacia el otro? ¿No te das cuenta de que no hay más que contar? ¿No ves que sería una mera anécdota? Es solo un caso, de entre muchos”. Esa semilla se gestó en muchos pueblos, en todos, y de ella no podía nacer otra cosa que la guerra. No preguntes como un niño:” ¿Y luego qué pasó?””Yo no lo sé” parece contestar el director, o “lo sé tanto como tú”.
Así que no te vayas pensando:” ¿Y para esto tanto?”Es como…Como en Funny Games: Como cuando el malo cabrón horrible saca un mando a distancia y echa para atrás la película”; ¿Pero qué coño…?” Es la expresión que se le viene a la mente a cualquiera. ¡Pero es que eso es lo que consigue hacerte pensar! Si la intención del director fuera solo hacerte sufrir, te cobraría 7€ por pegarte una patada en los güevos.
Es como los cuadros de los pintores en los que dejan ver las pinceladas, los brochazos, los goteos. Quieren que sepas que es un artificio. Y que lo veas un poco como el artista.
Haneke quiere que reflexiones. Que sepas que es mentira todo, excepto lo que sientes.

Esta película me hace recordar los tiempos dorados del video-club, en el que convivían VHS y Beta, los tiempos de los videos comunitarios.
Depredador, Rambo, El Guerrero Americano, Desaparecido en Combate, Rocky IV, Kickboxer, Difícil de Matar…Todas estas maravillosas películas se podían encontrar en estos establecimientos, y lo que es mejor, otras muchas pelis de guerra y karate venidas de EEUU o del lejano oriente que no se estrenaban en cine.
Arnold Schwarzenegger, Stallone, Chuck Norris, Steven Seagal…¡Eso son interpretaciones! Los cortos de miras solo se fijan en la cara, pero estos actorazos de método actúan con todo el cuerpo, con cada fibra y cada músculo de su cuerpo. Por eso van con camiseta de tirantes y el pelo largo, como bailarines.
Es cierto que las piernas no las mueven tanto, pero es que tienen que tenerlas bien hincadas en el fangoso suelo de Vietnam, o cualquier país de salvajes sin civilizar, si no quieren que les tire” patrás” el retroceso de una cacho ametralladora…
Una de esas ametralladoras que llevan trípode y solo pueden manejar entre 2 o 3 nazis…Hasta que de verdad vino esta casta de superhombres que ha reunido Stallone en la pantalla, que con un brazo levantan esa ametralladora y con la otra sostienen las balas.
Muchas gracias por esta película, y por todas las anteriores, porque encima estos actores son generosos: en el esfuerzo, que se ve a simple vista, pues siempre están sudando del enorme esfuerzo interpretativo que hacen, y también generosos con sus fans, ya que todos son muy prolíficos.