Esperaba con ganas una película como esta, debía hacerse justicia y aclarar ciertas cosas, acerca de un movimiento social y cultural que había sido ferozmente vilipendiado, relacionándolo con frecuencia, con la extrema derecha.
Movimiento o moda, que como casi todas, nació en torno a algo puro como fue un genero musical concreto, procedente de jamaica, en los peldaños más bajos de las fábricas del Reino Unido, de allí sacaron el uniforme, no son botas militares, son las de la fábrica, no había dinero para otras, y por supuesto, su función era la de proteger el pie de la posible caída de objetos pesados, no la de patear cabezas.
Marginados por otras bandas, punks, mods, los quinquis de la esquina, etc. creció para defenderse, típica asociación, tú me proteges a mi y yo a ti, que acaba corrompiendo y matando el movimiento en el momento en el que el skinhead no sabe que coño es el ska ni de donde ha salido el disfraz que lleva, su único pensamiento es salir con los amigotes a romperle la cara al siguiente, dejando así, solo nostalgia, y por supuesto, la música, siempre queda la música.

La película acierta en ese sentido, y aborda de forma clara lo que ocurrió, sobretodo en la escena del skin neonazi con el jamaicano, pero fue lo único que destacaría de toda la cinta, junto con Vicky McClure, que interpreta al único personaje del planeta tierra. Algunos agradecéis que no parezcan los típicos skinheads, abusando de sus tópicos, yo hubiera agradecido que parecieran típicas personas, personajes creíbles. Y no creo que solo sea un problema del doblaje, ya que la mayoría de las frases del guión, me parecen bastante malas.

PD. Si tu pasatiempo los fines de semana es salir a buscar bronca, da igual de que vayas disfrazado, no eres un skinhead, ni nazi, ni anarquista, ni comunista, ni punki, ni heavy, ni rocker, ni mod, ni rapero, ni blanco, ni negro, solo eres un gilipollas.

Con esta película ocurre lo mismo que con su protagonista, que crece y deja de ser divertida. Pero en definitiva es lo mismo que nos ocurre a todos.

Una primera parte muy buena, en la que la niña es pequeña y nos narran, con un buen resumen, la historia de Irán de finales de los setenta y los ochenta, la caída del Shah, la llegada de Jomeini, la guerra Irán-Irak, y los de siempre por el medio, jodiendo.
Pero la niña llega a la aborrescencia para convertirse en una joven un tanto resabida y pedante, momento en el que sus chanzas dejan de hacerme gracia y no me producen demasiado interés.

¿Como es posible que a semejante panda de idiotas, se les ocurran muchas de las genialidades que se les ocurren, con el único fin de producirse dolor?

Sí, supongo que en la pregunta esta le respuesta, porque son idiotas, y aunque no todo es real y usan sus trucos, pillar pillan pero bien.
Algunos de ellos ya recibían su dosis, como “extras” en escenas de acción, por unos pocos dólares, antes de crear la serie “Jackass” para la MTV que dio lugar a esta película, está bien, que esto no es una película, pues lo que sea, y más de 10 años después y gracias al éxito de la primera, ya tienen su trilogía y siguen todos vivos, yo tampoco lo entiendo, y además, se han levantada una buena pasta.
Igual estos tíos no son tan idiotas, igual los idiotas son los que se tragan una hora de Jackass sin saber lo que es Jackass y luego se indignan. O igual el idiota soy yo porque me parto con lo que hacen.

Un gran filosofo “Bart Simpson” en referencia a los dibujos animados, dijo “Los dibujos no tienen mensaje, solo son personajes graciosos que se dan golpes para divertir al personal” o algo así. Pues eso es Jackass, personajes dándose golpes, solo que de carne y hueso, nada de dibujos. Y entre golpe y golpe, van haciendo las mayores guarradas en el más puro sentido escatológico que os podáis imaginar, algunas de esas partes las odio. Se podría decir incluso que es un extraño hibrido entre las series “Humor amarillo” y “Ren y Stimpy”.

“El Nota”, por lo que puede apreciarse en esta cinta, era un tipo ejemplar, no fumaba porros, llevaba la camisa por dentro bien planchada y disfrutaba de su trabajo.
Conoce a una rubia, mejor no entrar en los detalles del encuentro, la conoce y punto. Y se enamora de ella porque la chavala esta como un queso. La tripulación y demás acompañantes de “El Nota”, en el barco en el que viajan, dejan bastante que desear, por lo que la chica decide corresponderle.

Podía haber sido un crucero maravilloso, amor a babor y estribor. Pero la cosa se complica, cuando llegan a la isla de la cartulina, en donde un mono gigante le levanta la piba con el viejo truco del abusón machote y con la inestimable colaboración de los hippies lugareños de la zona.
Sucesión de acontecimientos catastróficos en todos los sentidos, que no hacen otra cosa que empujar a nuestro amigo “El Nota” a convertirse en el tirado fumeta y pasota de “El gran Lebowski”. ¿Qué? ¿Qué no sabéis quien es “El Nota”? ¿Qué no habéis visto “El gran Lebowski”? pues esa sí que es una buena película y no este remake de “King Kong” que no hacía ninguna falta. Y en la que incluso hasta su director, Guillermin, al final, da los nombres de los responsables de la creación del mono gigante para exculparse de semejante aberración, y aun así, el simio no es lo peor que podréis ver aquí.

Probablemente si la hubiera visto en 1976, o poco después, no tendría una opinión tan destructiva, pero verla en el 2011 es lo que tiene. Algunos, los más espabilados, pensareis que debería ocurrir algo parecido con “King Kong” de 1933. Pues no, al menos para mi, la limitación en los medios, el monstruo y las maquetas, no cantan tanto como en esta, no se si será por el blanco y negro, o simplemente porque en la original, se busco contar una buena historia y limitar los trucos y los efectos lo más posible para darle credibilidad, en cambio, en la de 1976 se alardea en exceso de algunos efectos especiales de la época, que en su día puede que impresionaran, pero hoy, son un chiste.

Que sí, que ya se que muchos pensáis que no debe juzgarse esta película por sus intenciones, sino que debería valorarse por sus virtudes cinematográficas y que Marlon Brandon lo hace muy bien y bla bla bla, pero es imposible cuando desde su concepción está corrompida y su fin no es otro que justificar lo injustificable.

Me parece mal que Elia Kazan se intente excusar, pero equiparar a los compañeros a los que señaló en la famosa “Caza de Brujas” del “gran” McCarthy, con los mafiosos que acosan a los honrados trabajadores en su ”Ley del Silencio”, es repugnante. Las comparaciones nunca fueron tan odiosas.