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España España · Granada
Críticas de Ledjo
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Críticas 6
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
6 de enero de 2007
14 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Babel" no entretine. "Babel" no mima al espectador. "Babel" refleja. "Babel" denuncia. Pero, sobre todo, "Babel" asombra y deslumbra con una terrible oscuridad, con un color mate, sin brillos, dibujando con el ocre de la vida una "torre", nuestro mundo, cada vez más compleja. El tándem Iñárritu-Arriaga vuelve a deleitarnos con una historia de vidas cruzadas, pero esta vez ampliando las miras; ahora el orbe es el teatro, volviendo a apelar al espectador y obligándole a decidir. La vida vuelve a aparecerse compleja, unos tienen suerte (USA-Japón) y otros caen en la mayor miseria (México-Túnez); dando el que quizás sea el retrato más devastador que el cine ha dado, hasta la fecha, de la globalización y sus efectos.

En cuanto al aspecto técnico, decir que el guión funciona de maravilla y está contado con un pulso y ritmo asombroso. La fotografía es un portento y la dirección espectacular; pero destaca sin lugar a dudas un montaje exquisito sin el cuál el concepto quedaría cojo, contraponiendo mundos tan lejanos y a la vez tan próximos de una forma a veces tan brutal como la injusticia que baña nuestro planeta. Pero no todo es denuncia social, este film llega a planteamientos puramente teóricos y filosóficos sobre la vida, el sentido de las cosas, las fuerzas que nos mueven, la "mano negra" que nos atrapa, nuestras pasiones, lo racional, lo humano, lo inhumano, la ética, la libertad, los intereses, y sobre todo la lucha de un hombre cada vez más sólo contra un mundo cada vez más despiadado.

En otro punto, hay que destacar las actuaciones, que pueden que no resalten tanto como la historia que narran ya que en el cine de este director no va en ellas el peso; eso si, Brad Pitt impagable pero en un papel que no le deja lucirse, Rinko Kikuchi memorable para ser novel, y Adriana Barraza destilando saber hacer.

En definitiva un film que llega al ojo, a la cabeza y al alma. Posiblemente menos original que sus predecesoras pero sin duda más compleja y ambiciosa. Demasiada información para un sólo visionado, pero demasiada congoja para un segundo. Llena de sentido y de fuerza, para reflejar una realidad que unos prefieren ignorar y otros quieren que se ignore. La de una desigualdad estructural, en la que un occidental mueve a todo el mundo, arrastrando con él a todo un océano de pequeñas hstorias, que en conjunto reflejan una estampa desoladora a la par que demasiado compleja para el cinéfilo de a pie. Disfrútenla si pueden, y siéntanse satisfechos si la perpeplejidad y el silencio es lo único que sacan el claro. Un regalo de reyes insuperable.

(A ver si esta vez Hollywood tiene valor para premiar a un film en contra del racismo como éste, pero sin el vacío de otras como "Crash". Puede que no, aquí las cosas quedan más claras que en aquella, los atropellos son más evidentes y la crítica más puzante. ¿Podrá la "Meca" del cine aguantar tantas verdades?)
Ledjo
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10
27 de agosto de 2006
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo o nada se podría decir sobre una película como ésta, en la que el tema no es claro y patente. Tampoco debe serlo, porque pone el dedo sobre la más profunda de las llagas de la humanidad: nosotros mismos. Temas como la personalidad, el amor, el sexo, la sensualidad, el lenguaje, la comunicación, (incluso el propio cine) quedan tratados pero sin imponer idea alguna, sólo sugiriendo y abriendo a la reflexión.

Ullman y Andersson protagonizan el que posiblemente sea el mayor duelo de la actuación femenina en el cine, en el que se da una antagonia formidable pero una dificultad muy semejante; dos de las más grandes interpretaciones que he visto.

Algunos de sus primeros planos son parte ya de la historia del cine. Bergman alcanza una de las cumbres del relato fílmico en esta película, en la que el valor de las palabras llega a ser insignficante con respecto a la grandiosidad de su estética, de su fotografía y de su aplastante dirección. Una obra maestra indiscutible.
Ledjo
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7
22 de agosto de 2006
40 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Blake Edwards se haría famoso por ser el director que más explotó la figura de Peter Seller como cómico, pero el camino de su éxito se inició con esta comedia romántica, que rompe muchos de los clichés (aunque no todos) del género que se venían obserbando en el cine estadounidense.

Aquí la historia de amor aunque dulce y emotiva en su forma, dista mucho de la complacencia e inocencia de ejemplos anteriores; la historia de amor es de dos inadaptados que rapiñan de la compañía ajena su sustento, un escritor de poca monta y una chica de Texas que sobrevive con sus encantos en la Gran Manzana. Se configura desde este enfoque una comedia que ataca algunos de los patrones de comportamiento de la jet-set (como la falsa amistad, el oportunismo o la condescendencia) y sus costumbres, poniendo en tela de juicio moral de que todo tiene un precio.

Aun así la mayor carga del guión se centra en una historia de amor contada con una dulzura exquisita y llena de altibajos, que la hace realmente impredecible en algunos momentos, con escenas realmente memorables. Audrey Hepburn simplemente deslumbra con una actuación fantástica, acompañada con un George Peppard que no acompaña en todo el film yendo de menos a más; y con un Mickey Rooney ciertamnete obviable.

En definitiva, se trata de un film con cierta carga crítica que destaca principalmente por una dirección fascinante y algunos de las mejores planos grabados a la actriz más bella de la historia sazonados con una banda sonora memorable obra del genial Henry Mancini.
Ledjo
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8
20 de agosto de 2006
42 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca pensé que un director tan desconocido para mi como Robert Rossen pudiera sorprenderme con una película tan digna como ésta. El drama se hace cada vez más denso en una cinta que bebe de lo mejor del cine de Elia Kazan (concretamente me recuerda mucho a "La ley del silencio" en su estética), quedando una de las mejores estampas del cine social de finales de los cincuenta y principios de los sesenta; en el que el cine americano descubrió (gracias a la sangría llamada McCarthy) que el sueño de su país distaba mucho de ser lo que aparentaba. Sin duda muchas figuras salieron mal paradas de aquellos fatídicos días, pero los guiones, la temática y la visión del cine comenzaron a cambiar.

En este contexto se encuadra esta película. Sin duda una dirección muy conseguida unida a una gran fotografía hacen de su visionado una sesión memorable. Pero lo más fascinante resulta ser la actuación de un impagable Paul Newman en un absoluto estado de gracia que llena la pantalla con una solvencia total, sin necesidad de apoyos. Además se ve acompañado por un Scott profesional y dignísimo como siempre (una gloria muy poco reclamada a mi gusto). Las escenas de billar son magistrales, con algunos golpes inauditos, al menos para un profano como yo, y están grabadas con un finura exquisita.

Así queda una película amarga pero perfectamente contada que rezuma emoción en cada plano. El fracaso de un sueño ahogado en la exigencia de una moral estúpida, la de la competencia a todo coste. El drama del juego servido con estilo y buena factura.
No sabrán si irse directamente a la sala de billar más próxima o no volver a pisar una.
Ledjo
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9
20 de agosto de 2006
18 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una fantástica fotografía y una dirección milagrosa, son el escenario en el que se cuenta esta maravillosa historia de intriga, amor, seducción y celos. Sin duda una de las mejores películas de espionaje jamás hechas. Con un gusto casi fetichista por los detalles (nunca una llave y una taza dieron tanto juego...), Hitchcock nos lleva a una trama contada como sólo él podría, llena de momentos de auténtica tensión en los que la cámara quita el aliento.

Sin embargo, si por algo esta película merece la pena es por ver las dos grandes actuaciones que en ella se encierran. Hepburn y Grant están soberbios, desde los golpes bajos de Cary hasta las lágrimas de Ingrid (por cierto preciosa); además de un muy notable papel secundario de Rains. Puede que tenga algunos de los típicos defectos de las historias del cine clásico (como la inocencia y cierta linealidad y sencillez a la que el espectador actual no esta acostumbrado), pero su narrativa atrayente y vertiginosa los suple.

Semejante dirección y tal elenco de actuaciones no pueden merecer peor nota. Una pareja perfecta y un cocktail impactante que deja un sabor de boca que sólo el gran cine clásico consigue. Una obra maestra.
Ledjo
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