Esta película, al igual que a Alex, me ha condicionado a no poder despegar de la pantalla mis ojos desde que la veo en cualquier canal de televisión, ordenador o lo que sea. Es algo casi hipnótico: la primera nota de la primera melodía que suena mientras en la pantalla no se ve más que un cuadro naranja, las andanzas de un grupo de malhechores juveniles acompañado todo por la música del gran "Ludwing Van", la "reconversión", etc.

El caso es que, además de ser para mí uno de los mejores montajes fotográficos que pueda haber visto en una película (ese ambiente pseudofuturista-clásico-suburbano, simbología, arte, vestuarios, escenarios interiores) es una película cargada por todos lados de mensajes. Desde el alegato sobre la sociedad y el ser humano del vagabundo del principio, hasta la reorientación que "sufre" Alex, con todos los comentarios y tintes psicológicos y morales que trae consigo (que con seguridad ya habrán sido nombrados).

En fin, que para mí no hay absolutamente nada que desperdiciar de esta película, y sin querer meterme a hacer valoraciones psicológicas que alargen la crítica, digo que es una de mis películas favoritas, de esas que entran con dureza, pero que luego te das cuenta que hay muchísimo detrás, tanto como para llegar a pensar que nunca se llegará a exprimir del todo.

Así que aquí me presento, como un "orangután mecánico" (como se debería haber llamado la novela, y por consiguiente, la cinta), condicionado y embobado por un artista del cine llamado Stanley Kubrick, y con una obra maestra que, espero, perdure en la eternidad. (9,3[9]/10)

Los Siete Samuráis fue la primera película de mi (corta) vida que vi en blanco y negro. Detrás de ésta han ido muchas, probablemente decenas, pero creo que no la olvidaré por eso, entre otras cosas. Pese a verla por decisión propia me asaltaron las dudas previas: ¿voy a ver una película en blanco y negro?¿Voy a estar tres horas y media viendo algo sin color?

Y así fue, necio de mí, que me pasé toda la película con la boca abierta, maravillado con algo monocromático en estas épocas del HD. ¿Quién me lo iba a decir? La verdad que todo es maravilloso en esta cinta de Kurosawa: personajes increibles, cercanos y profundos; ambiente cultural y costumbrista sorprendentemente bien representado; geniales batallas, y mensaje de sabiduría pura, a modo de siete preceptos del samurái.

Merece Kurosawa las gracias de cada uno que ve su película y aprecia su obra, por lo menos de mi parte gracias por crear algo atemporal, que consiga que seres "modernos" y de la época tecnicolor como yo y la mayoría de mi generación consiga romper prejuicios para deleitarse con una cinta que no aburre, al contrario, y que consigue ponerte en la piel de un ciudadano japonés de la edad media. (8,8 [9]/10)

He de decir que esta película es indudablemente una de mis cinco favoritas. Salíendonos de aspectos técnicos, me golpeó bien adentro cuando la vi, y creo que jamás la olvidaré. Me enseñó sobre el peor error de la historia de la humanidad, y al igual que lo hizo conmigo, yo lo hago con la gente cercana desde que puedo, voy evangelizando American History X. Porque a veces, los films duros, o muy duros, son los que realmente se nos quedan, y nos transmiten más.

No hay nada que despreciar, todo está perfectamente ejemplificado. La vida de una familia de clase media-baja, la figura del manipulador, las figuras de los manipulados y el "mesías". En esta cinta mi cuerpo habla. Mi cuerpo se pasa los 120 minutos que dura con el corazón a 100, no importa que la haya visto una, dos o cinco veces. Y eso para mí es motivo de exelencia.

El personaje de Norton se concibe para mí como una de las mejores caracterizaciones que he visto. Derek te pone los pelos de punta, te los pone de punta de Skin Head y te los pone de punta cuando se ha "curado". Tal vez su mejor actuación. Aunque no soy el indicado para afirmarlo, yo digo que sí.

American History X debería ser asignatura obligatoria de la humanidad, porque de los errores se aprende, y porque el odio injustificado no lleva a ningún sitio, es el "lastre de la vida". (9/10)

Para mí eso ha sido la película, ironía pura. Ironía tan demoledora que incluso a veces he llegado a reírme a carcajadas de lo que estaba viendo. Una película impresionante, a la que le basta unos personajes carismáticos, un buen guión, un grandísimo mensaje y unos actores excelentes, que no es poco.

Y así aprendí a amar yo también un poco más a Kubrick, cada vez que veo una de sus películas. Porque es sutil, porque, en este caso, no necesita una superproducción para darlo todo de sí (tres escenarios, en toda la película), y porque es sencillo, es humano, representa las cosas como son, y como serán siempre.

Una película casi de sobresaliente, que por desgracia no ha trascendido tanto como debería haberlo hecho, aún así se lleva por mi parte una muy buena nota. Simplemente porque es atemporal, porque hay miles de frases que sacar de la película y tildarlas de "citas célebres". Simplemente porque merece perdurar en el tiempo, para hacernos ver cómo muchas veces nuestra vida se decide precariamente en una mesa de gobierno. (8,5[9]/10)

Asombrosa cinta, no hay lugar a dudas (o sí, por lo que veo). Vigalondo nos sorprende con un guión increiblemente adictivo, en el que el espectador pone intelectualmente parte de él y puede apreciar la película desde un punto de vista superior, advirtiendo lo que va a pasar (aproximadamente a partir de la media hora) pero con unas ganas incontrolables de verlo.

Hay muchas cosas que me sorprenden de la película, además del guión. Sobre todo, destaca el increible jugo que se le puede sacar al poco presupuesto que se tuvo, el aprovechar unas instalaciones que vinieron tan al pelo, y localizar la acción en un entorno relativamente cercano. Es la demostración de que para hacer buena ciencia-ficción no hace falta efectos especiales, ciencia-ficción natural, humana y científica.

La actuación en general se podría calificar de buena, bastante buena. Se les ve evolucionar, transmiten y nos hacen vivir esa situación, que comienza en un día cualquiera de una vida cualquiera. Pero hay una excepción: la pésima actuación de Vigalondo echa el film abajo, otro actor habría elevado Los Cronocrímenes a los cielos. Entiendo que pueda ser por el presupuesto, pero es una verdadera pena. Nacho, pese a haber creado un guión sublime, no es bueno actuando, demasiado grotesco, fingido, poco natural.

Aún así y con todo, se lleva una muy buena nota. Buenísima, para ser la primera y para tener tan poco apoyo. Una cosa es segura, Nacho va a ser uno de los grandes del cine si sigue por ese camino, y si va a volver a actuar, por lo menos que practique un poco la interpretación.(7,7[8]/10)