Recuerdo que la 1º vez que vi esta película, me eclipsó totalmente. Me obsesioné con ella...'yo te la bailo a ti, tu me la bailas a mi'. Historia cruda, realista, amor contaminado de mil esencias. Amor sucio, gris negruzco en vez de rojo. Historia urbana, necesidad mutua. David y María. María y David. Y ellos y la calle, y la calle y ellos. Y la droga, y la prostitución, y la fauna urbana de las grandes ciudades. Dependencia mutua...aunque cuanto más tiempo transcurre, más pequeños se vuelven pues van menguando: sus ilusiones de vivir, sus esperanzas...
Nihilismo urbano y filosofía barata.

Hoy, por 2º vez en mi vida, he vuelto a ver esta película, y al igual que me pasa siempre que veo de nuevo alguna película de Médem, cobra en mí otro significado. Sus películas son como los cristales de roca, que cambian de color según el punto desde el que se observe, variando la luz que incide sobre ellos. No sé, esta película es como una especie de cuenta atrás, aunque realmente el tiempo es relativo y las nociones de pasado presente y futuro se mezclan, se confunden, y se pierden. Cine näif. Cine para niños grandes. Cuento para ser visto en intimidad. Azar y casualidad, todo responde a un orden lógico. Claro, que Lucía conociese a Lorenzo no fue casualidad y menos aún que la valenciana que hacía paellas maravillosas viviese donde todo empieza y todo acaba. Ah, y bueno, si todo se tuerce, siempre queda el agujero.
Agujero y faro. Sexo.

Me llevé una sorpresa (mala) con esta película; en realidad, la comencé a ver de manera desinteresada, sin ilusiones ni prejuicios de ningún tipo, simplemente tenía curiosidad por ver la obra de este ''emergente'' director.
Pues bien, la película no hay por donde pillarla. Es así. Una composición de estilos, todo muy pensado y vacío a la vez, tanto, que suena muy artificial.. la sensación de que, de alguna manera, la carcasa está, pero sólo eso; como la diferencia entre tocar una flauta de madera, pulida, gastada, preciosa, y una artificial, de plástico, de todo a cien o quizás de mercadillo. El río suena pero no lleva agua.

El actor principal es pésimo.. obviando la razón de que, por cuestiones de papel deba estar como ''deprimido y desencantado con el mundo'', no tiene chispa, no tiene nada.
Otra crítica ha acertado de pleno al hablar de esta película como que ''nace muerta''.

Película sensual y sensorial ante todo. Recuerda a un día soleado...me habla de no guardar rencor y disfrutar el presente. Mezcla perfecta de caricias, alegría y amor. Eso sí, mucho amor. Como si el ambiente fuese denso de lo mucho que pesa ese sentimiento. No hay nada más importante que el sentimiento de amor en sí, superior a un futuro incierto y hasta a la propia muerte. Monotonía alegre y sensual. Y alegría y escenas cómicas perfectamente introducidas en la historia..y hasta un cierto surrealismo que le queda perfecto. No habla de alegría de vivir, de...frustrarse por un pasado incompleto ni por un futuro difuso. Simplemente, la alegría del presente. Los pequeños detalles del día a día que condimentan nuestra vida. Y unos pechos redondos, sensuales, perfectos, generosos, maternales.
''Me voy para que no me olvides nunca'', esta frase encierra todo el miedo que la peluquera guardaba para ella. Y si...¿Se acaban cansando de lo idílico que es todo y caen en la trampa de la agónica monotonía? o y si...poco a poco...¿él la deja de querer..? El miedo a lo idílico, muchas veces, nos hace caer a los inseguros.

Qué mejor que emplear la propia banda sonora para dar título a esta película, pues las canciones que la componen son estupendas; ''Nightcall'', ''A real hero'' o ''Under your spell'' reflejan, en cierto modo de manera ''teenager'', los pensamientos, o por donde van las derivas de los personajes principales.
La trama, para no romper con esa estética ochentera, un poco a lo película de serie B por la violencia exagerada que contiene, casa, extrañisimamente, a la perfección, con el lirismo que se desprende de la bonita y desangelada historia de amor que surge entre los protagonistas, genialmente elegidos. Es como esas mezclas insospechadas, e inesperadas.. ¿Quién no juntó paté con colacao? Bueno, supongo que no es algo típico de hacer, pero desde luego que todos hemos improvisado culinariamente, ¿cómo sabrá esto con esto otro, siendo sabores antagónicos de por si?
Lo curioso,y lo más bonito, es cómo se entrelaza todo, de qué manera esa estética (que no vacía, sino redonda) haciendo referencia al tipo de pelis antes descrito, las supera para crear algo más intenso, más duradero.
Ryan Gosling, interpretando al ''Principito'' de nuestros tiempos.