Es inquietante la forma en la que Jack muere. Parece un accidente, pero unas rápidas secuencias nos dicen que los miedos de Ennis no eran infundados y se basaban en todo un hecho social: la homosexualidad se pagaba con la muerte en el lejano oeste.

Ahora, el sufrimiento cargado de amor de ambos es tan enternecedor que envuelve toda la película de una belleza sobrecogedora. Esas ansias de Jack por romper con todo, esa aparente dureza de Ennis que se resuelve en un llanto conmovedor. Hay escenas que calan sin remedio.

También me llamó la atención detalles como la manera en que Ennis trataba en la cama a su mujer: igual que hizo con Jack. Son pequeños pero sutiles detalles que te dan una dimensión del personaje muy verídica. O el gesto contenido de la mujer de Ennis una vez que descubre que su marido le es infiel con un hombre, y como ese gesto se convierte en actitud a medida que la película se va desarrollando.

Podría seguir y seguir porque la lista es larga, pero no vale la pena. Es mejor sentarse en el sillón o en la butaca y disfrutar de esta magnífica película.

Tomando como centro a un niño de unos 6 años, la directora logra mostrarnos la humanidad menos amable de que aquellos que le rodean. La voracidad depredadora de su abuela; el frío distanciamiento de una vecina que también es amiga; el jefe de su madre que no por cumplir con el tópico desentona ya que su mezquindad es tan natural como habitual; y por último, su madre, verdadero eje de su vida. Su madre que parece sentir más desprecio que amor, que no duda en regañarlo con suma dureza por casi todo y a la que parece preocupar más el qué dirán que los propios sentimientos de su hijo. Es capaz de cualquier cosa, por muy sórdida que sea, con tal de enderezar a un hijo por el que no está dispuesta a sufrir ningún tipo de vergüenza o malestar. "Mi hijo no" pareciera decir en todo momento cada vez que la cámara enfoca su rostro endurecido.

En medio de toda esta nube de maltrechas moralidades se encuentra ese niño cuya ternura lo guía en una desesperada búsqueda quizás de la aceptación y del cariño de su madre. Pelo liso, pelo liso pero, ¿por qué el pelo liso? "Sólo quería hacerme una foto de cantante para ti" le dice a su madre en un momento de alta tensión. ¿Pelo liso para parecerse a su madre y conseguir de ella lo que no ha logrado siendo sólo su hijo? Podría ser. Él está dispuesto a cuidarla toda la vida. ¿Otro intento de ganarse su cariño, de trabajar para conseguirlo? Al final la realidad con sus crueles límites se impone y su cabeza rasurada es la prueba irrefutable que el amor de su madre está fuera de su alcance. Humillado y mutilado está mudo mientras todos los niños cantan el himno venezolano como se lleva haciendo durante décadas.

Considero que el guion es magnífico. Ha logrado desarrollar una temática altamente controvertida de una manera clara y precisa pero sin afirmaciones directas que pudieran levantar ampollas que distrajesen inútilmente al espectador. A la par, el manejo del contexto, mostrándonos de una manera muy natural la cotidianidad venezolana, con sus deficiencias, su idiosincrasia, sus prejuicios ante la homosexualidad y la altísima alienación a la que las niñas se ven sometidas desde muy pequeñas que les lleva a desear ser misses por encima de cualquier cosa. Es una película muy recomendable.